IV. Amigos con derecho a roce

Disclaimer:
Bungō Stray Dogs|文豪ストレイドッグス
y sus personajes, son propiedad intelectual de Kafka Asagiri, ilustrado por Sango Harukawa.

Géneros:
| Comedia | Bromance | Fluff | AU |

Dedicatoria:
xxTrashCandyxx gracias por motivarme, amanecí con mucha inspiración hoy por tu mensaje.



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La cena fue maravillosa. Nunca en sus veintidós años y medio se había sentido tan cómodo compartiendo la mesa con un grupo de personas y que no fuera por negocios. La familia de Osamu era descriptible fácilmente con un par de palabras a su parecer; cálida y amorosa.

En cuestión de algunas horas había aprendido a no llevarle mucho la contraria al señor Mori y las cosas que dice, por su Alzheimer, pero también disfrutó mucho de sus historias del pasado y de aprender a jugar Patrañas con él. Sin mencionar, el procurar ni ver hacia abajo cerca suyo porque gustaba de despojarse de los pantalones antes de las comidas, seguramente, confundiendo el acto con el que se realiza con el saco. A Dazai aquello le abochornaba un montón pero a Chūya no pudo importarle menos.

Con el pequeño Shinji fue mucho más sencillo sostener un momento amistoso mientras le decía que mañana le permitiera cortarle en dos con su caja mágica, pues en serio se tomaba en serio su afición por ser un gran mago. Aunque casi se quema su saco cuando ofreció fuego para encender un cigarrillo imaginario y Dazai no dudo en lanzarlo a la arena hasta apagar el pequeño incendio. El niño reía con los cabellos negros llenos de arena y su sonrisa brillante, carente de un diente.

Cuando cayó la noche, le pilló junto a Yosano bebiendo un té de manzanilla para relajarse antes de ir a la cama. Antes de su llegada, estaban ojeando un foto álbum bastante viejo pero bien conservado, que tenía fotos de ambos cuando pequeños hasta eso de la adolescencia. Chūya se rio sonoramente al encontrarse una foto de un pequeño castaño usando suéter tal vez dos tallas más grandes, gorra con la vicera plana hacia un lado y gruesos collares de fantasía que hacían de bling bling y anillos del mismo estilo y material en sus dedos; todo, mientras tenía la cara manchada de algo que no sabría reconocer.



ー¿Pero qué...?

ーOh, esta es de cuando se creía Will Smith, tenía siete años. Vestía ropa parecida a la suya, hacía intentos por rapear y cuando estaba en su habitación, se pintaba la cara con betún para zapatos cafés. Estaba de moda esa canción, Switch. Era muy gracioso que intentara rapear en inglés, lo pronunciaba bien, pero se le atropeyaban las palabras. Los americanos cantan muy rápido esos géneros.

ーNo puede ser ーChūya contuvo otra carcajada. En ese momento, fue que Dazai entró a la sala.

ーShinji ya se durmió. ¿Qué tanto hacen cuchicheando como par de viejas chismosas? Espera, Akiko, no le estuviste mostrando fotos vergonzosas ¿verdad?

ーSabes que sí.



Los tres rieron por aquello, sin hacer tanto ruido por las horas. Chūya se llevó una mano al cuello, hizo giros quejándose en voz baja del dolor y continuó bebiendo su té. Dazai sonrió por aquel gesto y se despidió diciendo que ya iba a dormirse, así que se fue a su habitación, dejando solos a Nakahara y a la fémina de hebras oscuras.



ーEs interesante.

ー¿Qué cosa? ーpregunta el pelirrojo. Yosano sonríe.

ーNo sé si sabes, pero eres la primera persona que Dazai invita a la casa.

ー¿En serio? Creí que tal vez él...

ー¿Que había traído a algún novio o novia? No, nunca. Él se ve muy cómodo a tu lado, muy feliz. Hacía años que no le veo sonreír tanto con alguien. Hacen muy bonita pareja.

ーOh, no, es como él dijo, solo somos amigos ーAkiko se puso de pie, le regaló una sonrisa cálida y sincera, y antes de irse, dijo lo siguiente:

ーOsamu debe considerarte alguien muy especial para presentarte a su familia. Buenas noches, Chūya-kun.



De aquel modo se despidió. El énfasis en el "muy" dejó pensando al de ojos cobalto mientras caminaba rumbo a la habitación de huéspedes. Se duchó, colocó unos pantalones cortos y anchos para dormir y se metió en la cama. Unos ligeros toques en su puerta le alertaron de una visita inesperada, así que con un "adelante" permitió el ingreso del castaño envuelto en una bata gruesa y blanca, de baño.



ー¿Y qué haces tú aquí? ーla puerta se volvió a cerrar y Chūya volvió a su cama para meterse entre las cobijas.

ーTú me pediste que viniera.

ーYo nunca te dije algo como eso, bastardo.

ーLo hiciste, tronaste tu cuello, hace rato, en la sala. Es nuestra señal, ya sabes. Y vine listo, ¿ups? ーel castaño abrió su bata, bajo la cual solo llevaba ropa interior y algunas vendas limpias, recién colocadas.

ーNo te pedía venir, desperdicio de vendas. Trone mi cuello porque estoy cansado por el viaje y porque lo poco que dormí, dormí mal. Solo quiero descansar, no follar.

ーAh- entonces era eso... Bueno, igual ya estoy aquí ーy con esa afirmación, cerró la bata y se metió en la cama.

ーEy, ya te dije que no tengo ganas.

ー¿Que no puedo hacerle compañía a mi amigo un rato? Solo hasta que te duermas o me dé sueño, qué tal.

ーBueno, está bien. Pero si intentas algo, juro que te pateo las bolas.



Ambos rieron bajo, nadie debía saber que estaban juntos bajo aquellas cobijas cálidas que les cubrían del frío que acompañaba a la bruma marina. Platicaron de todo y nada, cosas banales y otras no tanto, como si los temas de conversación nunca se les acabaran. Incluso salió a relucir el hecho, de que Chūya era la primera persona que este llevaba a su casa a conocer a su familia y que era lo más cercano a una novia que su hermana pudo conocerle; y la cara de vergüenza de Dazai, al hablarle de aquella foto donde imitaba a un joven Will Smith.



ーQué va, no me acuerdo de nada de eso.

ーOh, ¿en serio? Que lástima ーcontestó Nakahara poniendo su reproduxtor en el celular, a sonar en un tono moderado la canción en cuestión, viendo a Dazai levantarse de la cama con un gesto burlesco en su cara.

ーSí, pff, qué voy a acordarme de I gotta question, I need to ask somebody
Why is it that when y'all see me at the party. Y'all be looking like, "Ooh, he a movie star. He ain't supposed to be out on the floor with everybody~" ーcanta, en un intento mejorado de su propia capacidad para imitar el canto acelerado del verdadero artista, en un inglés casi exacto. Ambos ríen por ello y Dazai se lanza de regreso a su lado. Es en ese momento, donde Chūya le abraza y se acerca a besarlo, colando sus manos bajo la bata ajena. La voz de Dazai canturrea por el gestoー. Creí que no tenías ganas~

ーNo tenía, tiempo pasado. Ahora sí tengo.





Es temprano, aún de madrugada, cuando Dazai despierta por el frío nocturno. Algo desorientado observa a su alrededor, recordando que está en la habitación que ahora utiliza Chūya, el cual está a su lado sumido en un profundo sueño, desnudo y con uno de sus brazos sobre su torso, en un medio abrazo. Al menos él si estaba bien arropado y no lo despertó el frío carente de piedad. Con cuidado se safa del abrazo, se desliza fuera de la cama y se vuelve a vestir. Observa el rostro dormido de Chuuya, con sus cabellos naranjas desordenados sobre su rostro y la almohada, pero perfecto a su parecer, tal cual está. Se acerca con intención de besar su frente, pero se retracta por temor a despertarlo, se endereza y con cuidado se escabulle de la habitación cerca de las cinco de la mañana.

En ese momento, Akiko está saliendo para ir al baño por necesidad fisiológica y se detiene, silenciosa, observando el escape de su hermano a hurtadillas desde la habitación del pelirrojo, para meterse de igual modo a la propia. Suspira, niega, y de momento, finge demencia.

Horas más tarde, después del desayuno y poco antes del almuerzo, Chūya está jugando con el pequeño Shinji en la sala. El menor lo invita a acostarse dentro de la caja de cartón armado y pintado, donde cabe perfectamente pues sus pies no sobresalen de la misma.

Maldice su corta existencia.

Su cabeza apenas sobresale y el pequeño le cubre parte del rostro con una tela azul pegada a la caja. Chūya rie bajo, pero tal vez sean nervios de pensar que el niño podría haber encontrado un serrucho real para cortarle literalmente en dos. En ese momento Shinji exclama en sorpresa.



ー¡Oh no, olvide mi serrucho mágico! Esperame aquí, ya vuelvo ーy con ello la criatura se marchó. Mientras tanto, sin notar la presencia ajena, los hermanos ingresan en la sala por petición de Yosano, toman asiento y sostienen una conversación que Chuuya no puede evitar escuchar.

ーOsamu, ¿qué demonios se te pasa por la cabeza?

ーAkiko, estás haciendo una tormenta en un vaso de agua.

ー¡No! ーexclama en voz baja, se oye indignada con la situaciónー. ¡Esa absurda idea del amigos con derecho a roce es simplemente absurda! Ustedes dos se van a acabar lastimando, ó enamorados en el mejor de los casos. Sé lo que te digo, lo veo en tu mirada, lo observas como si fuera algo frágil que temes destruir en un descuido, y yo sé que le gustas, sus ojos brillan cuando habla de ti, ¡Dazai, date cuenta!

ーTe equivocas ーsuspira el castaño, jalando sus cabellos en un acto desesperadoー. Chūya no es así, él no... No es realista. Es un idealista que vive soñando con una historia de ensueño. Y te aseguro que en sus sueños no encajo yo.



Dazai se levanta para retirarse, dando por hecho que aquello era su última palabra sobre el tema. Akiko lo sigue, aún replicando y regañándole. Así dejan a solas la sala donde el pelirrojo, emergiendo de la dichosa caja del mago, sale en silencio y se limpia las traviesas lágrimas que se le han escapado con las últimas palabras del castaño, aceptando a su vez, que las palabras de Yosano tenían mucha lógica ahora que las había escuchado.

Todos esos momentos juntos, aquel sentimiento de comodidad en su presencia, la confianza, las palabras de aliento; esa calidez que se instalaba en la parte baja de su vientre al verlo reír genuinamente. Se siente un estúpido por no notarlo antes. Camina en la dirección contraria al otro par y se mete en su habitación. Tiene unas maletas que armar.





ーOh, linda, ¿a dónde vas con esas maletas? ーpregunta el viejo Mori desde el comedor, donde su nieto intenta hacer un truco con cartas ocultas en su manga, mientras Yosano sirve la cena a su lado y Dazai está enfrente, también preguntándose, con la vista, por las maletas.

ーQue él es-

ーDéjalo ーle detiene Chūya, ya no le molesta que el progenitor ajeno lo confunda con una chica todo el tiempoー. Yo, eh, me llamaron de la oficina y tengo que volver urgentemente a Yokohama. Lo siento.

ー¿Volver? ーpregunta el castaño.

ーPero es once de febrero(*), ¿no puedes quedarte? ーinterviene Mori. Chūya endereza la espalda, se traga las lágrimas que quieren salir y las esconde tras una sonrisa.

ー¿Y si te cortamos a la mitad, y mandas la mitad de regreso y te quedas con nosotros? ーsoltó con inocencia Shinji, haciendo unos dulces ojitos de cachorro con sus orbes marrones que solo le reflejaban el recuerdo de Dazai.

ーNo, lo siento. Muchas gracias por recibirme en su casa, yo... Debo irme ahora.

ーDéjame llevarte ーreacciona Dazai, por un gesto disimulado de Yosano que el pelirrojo no notó.

ーNo es necesario ーcontesta apresurado, para disinularlo, continúaー, ya pedí un taxi, me espera afuera.



Y con ello, Chūya se dirige a la salida. Osamu tarda unos segundos en decidir qué hacer a continuación. Mira a su familia, que con miradas y asentimientos de cabeza le incitan a seguirlo. Su impulso también. Apresura sus pasos y alcanza al pelirrojo antes de que aborde el vehículo, cuándo el taxista ya le abre el maletero y empieza a meter la primera maleta.



ーChūya, espera ーle detiene, aprisiona su muñeca sin ejercer mucha presión en el agarre. El mencionado voltea en su dirección.

ー¿Qué quieres, momia?

ー¿Por qué haces esto? La verdad.

ーBien ーChūya hace un amague y se suelta de su agarreー. No quiero seguir aquí fingiendo que somos los mejores amigos.

ーPero lo somos.

ーNo, no lo somos, y tú lo sabes, sabes bien cómo me estoy sintiendo. Y estoy harto de que finjas demencia cada vez que alguien te habla del tema ーbufa frustrado, el taxista mete la última maleta y cierra el maletero, se mete al taxi y espera pacientemente, ajeno a la discusiónー. De todas formas, ¿quién querría estar con un idealista que vive soñando?

ーOh, rayos. ¿Escuchaste eso? Chuuchu, solo lo dije por ti.

ー¿Por mi? ¿Cómo eso es por mi?

ーTú sabes, dijiste que nada de sentimientos.

ーEres un maldito bastardo ーChūya ya no pudo contener más el aliento y las lágrimas al fin se desbordaron de su cauce. Dió media vuelta, abrió la puerta trasera del taxi y se subió sin cruzar más palabra. Indispuesto a que el castaño le viera tan afectado.



Dazai observó el vehículo alejarse, con el pecho sintiéndose apretado y la garganta escocerle horriblemente. No supo cómo describir el sentimiento, pero se negó rotundamente a ponerle nombre a la afección. Y también
se negó a dejar escapar el sollozo mudo que tuvo que tragarse.

Chūya quería mirar atrás por la ventana trasera, pero se detuvo y no se atrevió a hacerlo. Tenía miedo de voltear y ver que Dazai no estuviera ahí, viéndolo partir con el corazón en la mano, sin importarle ni un poco lo destrozado y adolorido que se sentía por dentro. Así mismo como se sintió al despertar esa mañana y no encontrar la melena café revuelta entre sus sábanas.

Con ese frío vacío a su lado en la cama.

Con ese frío vacío en el corazón.

Con temor de que, bajo su "ilusión" de verle ahí, viéndolo marchar con dolor, detendría el taxi para bajarse y volver a sus brazos corriendo para no soltarlo nunca jamás. De verdad era un idealista soñador.

Pero quizás, si hubiera tenido el mismo coraje con el que armó sus maletas y llamó al aeropuerto para adelantar su vuelo de regreso, para mirar atrás antes de que el taxi saliera completamente de vista, habría podido ver a Osamu ahí de pie, sosteniendo su propia desgracia sobre los hombros en un ruego mudo con sus ojos, de que volviera, de que se quedara con él...





*El 11 de febrero es la fecha en que se celebra la Fundación de Japón. Es un día nacional y de los únicos que se dan libres en el país.

*Los eventos de este capítulo hacen referencia al capítulo uno, cuando Tachihara le dice a Chūya el motivo por el que lo deja, y al capítulo tres, cuando ambos ponen reglas para llevar a cabo este convenio y Chūya pone como primera regla "nada de sentimientos", diciendo directamente que no debían enamorarse del otro.

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