I. Que se joda el amor
Disclaimer:
Bungō Stray Dogs|文豪ストレイドッグス
y sus personajes, son propiedad intelectual de Kafka Asagiri, ilustrado por Sango Harukawa.
Géneros:
| Comedia | Bromance | Fluff | AU |
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Las luces nocturnas de los comercios dan un ambiente animado a las noches japonesas. Un joven alto corre entre la gente con un teléfono en mano sonando, aborda un taxi, da la dirección a un teatro local y contesta la llamada. Al otro lado de la línea una voz protesta molesta.
A su vez, frente a un teatro de la localidad, un joven de baja estatura con ropas casuales y sombrero, le recrimina su tardanza a su cita, con el celular pegado a su oído.
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ーEstás muy atrasado, ¿ya vas a llegar? ーexclama el pelirrojo, sus dedos de la mano izquierda presionan el puente de su nariz.
ー¡Ya voy llegando! ¿Qué traes puesto? Así te encuentro más rápido ーpregunta el castaño, aún a sabiendas de su distancia actual con el teatro.
ーEstoy usando LO ÚNICO que vas a ver afuera del puto teatro, ya todos entraron.
ー¡Y te queda fantástico! Ya casi te veo.
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Dazai paga la tarifa al taxista, desmonta con un desordenado ramo de flores que perdió su forma por su manera de correr antes y se acerca a su pareja.
Chūya suspira cuando al fin lo divisa, se acerca a él y le abraza.
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ーAl fin llegas, Tachihara. Cielos, te tardaste un montón. Vamos, antes que nos perdamos toda la película.
ーEspera, ¿podemos hablar antes, Chūya?
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En el otro extremo del país, Dazai se acerca para darle el ramo de flores, a medio llegar, a su novio.
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ー¡Hola, Sushi~! Lamento el retraso, ¿entramos?
ーEh, Dazai-san, ¿podemos hablar antes?
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ーCreo que deberíamos dejarlo un tiempo ーpronuncia Tachihara, desviando su mirada.
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ーMira, no eres tú, soy yo ーdice Atsushi, con sus enormes ojos bicolor brillando en dirección a Dazai.
ー¡Claro que es por mi! ーexclama este.
ーNo, Dazai-san, es por mi. Has dejado de gustarme.
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ー¡Dijiste que era tu alma gemela! ーexclama un indignado Chūya con una mano en su pecho.
ー¿Sí? ¿Cuándo dije eso? ーTachihara sonríe con nervios.
ー¡Esa vez, mientras lo hacíamos!
ーEso no cuenta ーChūya se enfada y arroja el café que el contrario mantenía entre sus manos.
ーMira, no estoy molesto, pero podrías decirme ¿por qué? ーChūya fuerza una sonrisa, esconde sus manos hechas puño dentro de su abrigo verde musgo.
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ーSolo me gustaría saber ーafirma Dazai con un tono serio aunque sonríe.
ーEres muy desapegado emocionalmente. Y tus vendas me incomodan.
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ーEs que eres muy violento, grosero y quieres vivir un cuento de hadas, pero das miedo ーTachihara se encoge en su lugar un poco, Chūya se mantiene lo más tranquilo posibleー. Pero hey, ¿podemos ser amigos?
ーSí, claaaro. Pudrete, imbécil.
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ー¿Podemos ser amigos, Dazai-san?
ーClaro, no hay problema ーmurmura Dazai, Atsushi juega con sus dedos, mira hacía atrás donde está el teatro en el que se realiza un conciertoー. Bueno, yo si voy a entrar, gracias ¡nos vemos, Dazai-san! ーAtsushi se va corriendo y brincando mientra suelta grititos por el concierto que en serio desea ver, dejando atrás a un Dazai molesto.
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Papeles esparcidos sobre un conjunto de escritorios, el aire acondicionado a todo dar y un grupo de técnicos a su cargo, escuchaban atentamente las ideas y órdenes de su organizador y dueño de la página, quien entre bromas acomodaba el orden gráfico de los nuevos lanzamientos de la página de internet. Su teléfono vibra en su bolsillo y este se disculpa un momento, antes de tomar la llamada. Sus ojos cafés brillan ante la emoción y sus largos dedos se encajan en su cabello castaño, echándolos hacia atrás mientras sonríe.
Días después, con maletas en mano y una oportunidad laboral sugestiva, Dazai emprende su camino al aeropuerto de Aomori para viajar a Tokio, sin nada que perder y todo por ganar.
A menos de una hora de vuelo desde Aomori, en el aeropuerto Internacional de Tokio, un pelirrojo bien ensacado en un traje azul con rayas se apresura entre la gente, sabe que está con la hora encima, se acerca a la zona de arribe, donde más personas se encuentran con pequeñas pancartas recibiendo a alguien que acaba de llegar. Se acerca a una de las que ya recibieron a quien esperaba y le pregunta si va a utilizar su pancarta, se la regalan y este busca con qué escribir en la misma. Trae prisas, así que saca del maletín que le cuelga en diagonal, con cero vergüenza, un lápiz delineador negro. Escribe en letras grandes, bonitas y redondeadas el nombre de Osamu Dazai y alza la pancarta al terminar. La brisa le traiciona y se lleva el pedazo de papel hasta la banda transportadora de las maletas. Sube a está con cuidado a buscar la pancarta y en el proceso interrumpe a las personas que intentan tomar sus maletas, terminando por ayudarle a cada una mientras intenta alcanzar el papel. Los metro ochenta y un centímetros de Dazai se aproximan a la banda transportadora y su brazo se estira hacia el papel, justo a la vez que Chuuya al fin lo alcanza.
ーEsto es mío~ ーproclama cantarín, mientras Chūya frunce el ceño y niega.
ーNo, no es así, lo necesito.
ーMe refiero a que la hoja escrita con maquillaje tiene mi nombre, ¿tú eres mi nuevo promotor?
ー¿Eres Dazai Osamu? ーel pelirrojo por fin baja, sacude su traje, se endereza y ofrece su mano al hombre finamente entrajado de negro, aunque su saco lo porta en uno de sus brazos y en el contrario, su maleta. Dazai la suelta y estrecha su manoー. Soy Chūya Nakahara, mucho gusto.
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En el centro de Yokohama, el enorme edificio sede de ADA, la agencia de diseño digital y publicidad que deseaba contratar a Dazai, se alzaba poderosa en un ambiente movido de empresarios yendo y viniendo.
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ーBueno, es aquí. Buena suerte, campeón ーChūya le muestra a Dazai la entrada, le desea suerte y lo ve encaminarse al interior. Éste, antes de ingresar le regresa un vaso de té que Chūya le ha comprado en el camino como una cortesía.
ーGracias y, gracias por el té, estuvo bueno ーironiza con una sonrisa inocente que Nakahara pasa desapercibida, antes de entrar. El vaso está por encima de la mitad y Chūya se toma el atrevimiento de probarlo antes de tirarlo, pues él degustaba un café latte. Ni bien lo prueba, escupe el contenido de su boca, mojando por poco a una joven que salía del mismo edificio, toma de su café y lo bebe completo para quitarse el mal sabor de boca, con una mueca bien marcada en su rostro.
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Horas más tarde, cuando la noche ya se asoma y oscurece la ciudad, dejando a los anuncios luminosos el trabajo de opacar la bóveda nocturna del cielo, un poco agotado Dazai abandona el edificio del ADA con una media sonrisa apacible. Chūya se levanta de una banca de la pequeña plaza frente a la entrada, misma que conecta varios rascacielos además del ADA.
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ー¿Me esperaste, Chibi? ーOsamu se afloja la corbata con un gesto de sorpresa.
ーPues claro, ese es mi traba-... ¿Cómo me llamaste? ーla sonrisa se le borra en un instante. Dazai sonríe y lo ve con ojos enormes, desbordando una falsa inocencia. Chūya lo deja pasar, creyendo que es idea suya y ha oído malー. No importa, mejor vamos por algo de comer, ¿gustas?
ーSi esa propuesta incluye cangrejos y sake, encantado.
ーMejor vino y tenemos un trato. Además, revisa tu celular ーDazai sonríe y acepta, siguiendo a su pelirrojo acompañante. Saca su celular y encuentra un mensaje reenviado por Chūya, donde se señala que la empresa le ha contratado.
ー¿Tan rápido? ーChūya asiente sonriente, pero claro, Dazai ya preveía eso. Para no desencantar el momento con su pequeño acompañante, decide verse emocionado y le otorga una amplia sonrisa al pelirrojo.
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Terminan en un restaurante cercano, beben algunas copas de un vino que Chūya ha invitado, nada mal pero más caro que el sake que Dazai traía en mente. Pero no se queja, mejor toma otra pata de cangrejo y se la lleva a la boca, mientras ambos sostienen una amena plática sobre su mayor enemigo hasta ahora; el amor.
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ーY entonces el muy idiota mal nacido me dijo: eso no cuenta. ¿Puedes creerlo?
ーTe tengo una mejor: no eres tú, soy yo. ¿Qué no saben que esa frase es tan cliché y malgastada? Cielos ーDazai toma otra pata de cangrejo y absorbe el contenido con mal gesto por su propio comentario. Chūya se reclina en el asiento y sorbe de la copa de vino tintoー. Según mi ex, soy "emocionalmente desapegado".
ーPues al menos no te tacharon de grosero idealista, soñador con una historia de ensueño. Que se joda.
ーPero sí eres grosero ーChūya frunce el ceño y opta por no replicar, odia que el castaño tenga razón. El sonido del celular de éste cambia el rumbo de su mal humorー. Oh no. Es Atsushi, mi ex.
ー¿Aún te habla?
ーMe dijo: ¿podemos seguir siendo amigos? Y yo no pude decirle que no.ᅠ
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La llamada deja de timbrar luego de algunos segundos más y Dazai suspira aliviado. Todo alivio se va al caño cuando vuelve a timbrar, con la foto de Atsushi sonriendo en la pantalla y el nombre Mi Sushi aún sin cambiar. Rueda sus ojos con fastidio y Chūya sonríe gatunamente, con una brillante idea.
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ーComo odio cuando sugieren eso. No eran amigos antes de la relación, ¿por qué serlo después? ーDazai asiente dándole la razón, ambos ven el celular timbrar por la tercera llamada, Chūya se ofrece a contestarー. ¿Puedo?
ーAdelante.
ーHola, Osamu no puede contestar en este momento ーChūya endulza su voz, contiene las ganas de carcajearse de su actuación, la cual Dazai observa divertido, en especial por cómo a pronunciado su nombre. Al otro lado de la línea se escucha un «¿Qué?» seguido de un par de reclamos que para el castaño son inentendibles, pero puede saber que son prácticamente gritos, pidiendo que le comuniquen con él y exigiendo saber quién hablaー. Y dice que no estará disponible hasta... ¿Nunca, quizás? Es que tiene problemas para apegarse emocionalmente. Au revoir~
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Ambos ríen sonoramente, ignorando si alguien los ve raro o no, pues todo el mundo anda concentrado en sus propias cosas. Una puerta siendo cerrada y dejada en el pasado. Una amistad nueva que acaba de nacer en las concurridas calles de Tokio.
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Su primer día de trabajo inicia con su nuevo jefe presentándole al equipo que estará bajo su cargo. El serio Kunikida Doppo se acomoda sus anteojos y cede la palabra al castaño antes de retirarse a su propia oficina en el piso superior, habiendo instruido todo lo necesario a Dazai desde su entrevista el día anterior y dando solo un pequeño repaso en ese momento. Dazai habla con sus nuevos subordinados animadamente, su primera instrucción como coordinador de diseño gráfico principal es "nada de puertas" Y para enfatizarlo desmonta las visagras de su puerta y la quita, dejando su oficina libre para quien desee consultarle cualquier cosa. Todos regresan a sus puestos de trabajo entre comentarios positivos sobre el nuevo coordinador, pero un joven alto, de cabello marrón rojizo, barba descuidada y ojos grises, se acercó a este con mucha calma en su sonrisa, animoso a hacerle más cálida la bienvenida.
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ーBienvenido, Dazai-kun. Espero que disfrutes de tu primer día, ¿qué dices si después del trabajo salimos y vamos por algunos tragos y unas chicas? ーdecir que no se había sorprendido por la sencillez con la que le invitaba y le quitaba toda pizca indecente al asunto, sería mentirse descaradamente. Dazai mantuvo una sonrisa como a quien no lo mata nada y se dignó a responder.
ーOh no, paso, soy gay. Y puedes decirme solo Dazai.
ー¿En serio? Bueno, no tengo problemas con eso, más mujeres para mi. Por cierto, soy Oda Sakunosuke. También puedes omitir los honoríficos.
ーMucho gusto, Odasaku ーDazai hizo un gesto de despedida para adentrarse a su oficina.
ーPero ey, si cambias de opinión, puedes decírmelo ーel castaño negó efusivamente ante el guiño divertido del ojigris.
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Este alzó los brazos en signo de rendición, pero divertido, como manejando una simple broma. La pequeña oficina tenía un diseño naturista y compacto, así que para él, el tamaño era perfecto. Ni bien se acomodó para empezar sus labores, la inesperada visita que se posó frente suyo le tomó por sorpresa.
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ーHey, hey, tocaría la puerta pero... No tienes una ーChūya se acomodó el maletín esta vez en un costado, colgando de su hombro derecho y saludó al castaño con algo de confianza, con un guiño mientras alejaba dos dedos de su frente, como un distorsionado saludo militar.
ーNo, tranquilo, yo la quité. ¿Y qué haces aquí?
ーBueno, ayer no pudimos celebrar de verdad porque hoy tenías tu primer día de trabajo. Peeero, como mañana ya es fin de semana y estás libre según tu secretaria... ーel pequeño pelirrojo movía sus enguantadas manos de un lado a otro mientras hablaba, distrayendo un poco el foco de atención de Dazai en sus palabras, pero no lo suficiente como para no estar escuchando. Aunque ahora se preguntaba si siempre llevaba esos guantes negros a todos ladosー, así que pensé que podríamos continuar la celebración en mi departamento viendo un partido más tarde. Tengo unas cervezas, sake y vino, puedes aportar los snacks y te presto mi sofá para que te quedes si te emborrachas. ¿Qué opinas? Y no lo mal interpretes porque juro que te golpearé.
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Dazai abrió la boca pensando hacer una broma al respecto y la volvió a cerrar tras la advertencia. No quería llamar demasiado la atención en su primer día. Por otro lado, la propuesta no sonaba nada mal, ¿quién se niega a alcohol gratis y un partido de tenis en su sano juicio?
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ーEstá bien, tenemos un trato.
ーVale, pasaré por ti a las siete, no tardes en bajar. No quiero ganarme una multa de transito.
ー¿Lo dice el que llega atrasado al aeropuerto, de tal modo que tiene que reciclar una pancarta y usar maquillaje para escribir el nombre de a quien espera? Seguro -Chuuya bufó, pero no hizo protesta, más bien se río y se dio media vuelta para marcharseー. Espera, ¿conduces?
ーPor supuesto, ¿crees que soy fanático de ir de aquí para allá en el metro? Además los taxis son difíciles de conseguir en esta ciudad. Nos vemos, debo dejar al genio trabajar.
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El resto de la jornada se le escurrió como agua entre los dedos; los chicos de allí eran todos dinámicos, abiertos a escuchar sus directrices y a cumplirlas para que todo saliera según sus planes. Casi ahoga un gritillo cuando nota que son las siete y cinco. Se puede imaginar el metro ¿cincuenta y cinco, sesenta? Del pelirrojo, zapateando el inocente suelo, de pie al lado de algún vehículo tipo chery, esos diminutos que están de moda desde el año pasado.
Qué grande es su sorpresa al bajar y encontrarlo sobre una motocicleta, un precioso modelo ninja en color rojo cereza. Trae consigo dos cascos negros con vicera, de estilo deportivo, y Osamu reconsidera la idea de llegar a su nuevo departamento de hotel y hacerse un cóctel de pastillas para dormir. Definitivamente, si iba a morir esa noche, prefería que fuera con una tranquila sobredosis de narcóticos, que con quemaduras de brasa por caerse de esa moto. Sin embargo, contra todo pronóstico, se encuentra a sí mismo colocándose el casco y subiendo tras el pelirrojo, sosteniéndose de su cintura como este le ha indicado ーliteralmente, le ha dicho «sostente sin miedo, no quiero que te caigas y esparzas tus tripas por la carretera»ー. Tan pronto el motor ruge, hace un candado con sus brazos en la cintura ajena y chilla cuando arranca hecho una "furia sobre ruedas".
Jura mentalmente jamás volver a subirse a ese peligro con ruedas.
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El modesto departamento de Nakahara era de todo menos modesto. Su elegancia estaba impregnada en cada rincón desde la entrada con sus pantuflas color rojo y las azules de visitas, hasta la espaciosa sala de estar con su esplendido plasma antes de llegar a la cocina. El refrigerador estaba al alcance; el desayunador de granito, lleno de las botabas que se detuvieron a comprar en el camino y las cervezas estaban bien frías. Era el maldito paraíso para ver el partido.
El más bajo se coloca algo más cómodo, unos pantaloncillos cortos celestes y un suéter sin mangas blanco. A Dazai le prestó unos chandales grises que el castaño esperaba no fueran de su ex porque aunque le quedaban por encima del tobillo, estaban cómodos y olían al detergente que desprendía la muda de ropa que se colocó el pelirrojo. Se quitó la camisa celeste rayada y se quedó con un amplio suéter negro que Chūya le consiguió de sus ropas; casi le queda corto. Permaneció con sus medias y se unió a la diversión frente al televisor.
Su anfitrión le pasa una cerveza, notando el montón de vendajes que sobresale de sus mangas; mientras empieza el partido, mismo al cual no prestaron la debida atención en sus primeros minutos, por estarse quejando del estúpido amor y sus torpes hilos rojos, maldiciendo al destino que se burlaba de ellos, a su parecer.
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ーMierda, extraño el sexo ーpronuncia el oji azul terminando la tercera cerveza, Dazai asiente apoyando el comentarioー. Es como, no sé, respirar hondo y relajarse mientras bebes un Petrus del 45.
ーLas relaciones no deberían estar ligadas a los sentimientos, son problemáticos. Es tan estúpido que tenga que traer complicaciones.
ーY emociones que te vuelven tonto. Que te digan un "te amo" vacío solo para abrirte de piernas.
ーDebería tratarse del sexo. Sin culpabilidad. Dos personas teniendo un encuentro casual, sin problemas, sin celos.
ーNada de reclamarse ni llegar tarde a sus citas, solo un encuentro para coger, tan sencillo como un apretón de manos y cada quien a lo suyo.
ーUn acto físico, como jugar al tenis.
ーExacto. Que se joda el amor.
ーQue se joda ーOsamu ingiere la última gota de la botella. Es un buen bebedor aunque duda que su acompañante lo sea.
ー¿Otra cerveza?
ーSeguro.
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Chūya se dispone a levantar las botellas vacías y llevarlas a la cocina. Mientras Nakahara se encorba para recoger las que están sobre la mesa ratona, Dazai no puede evitar quedarse viendo su bien pronunciado trasero, que si bien no se asoma por lo bordes del amplio pantaloncillo, con agachar un poco la cabeza le ha bastado para ver un poco más allá. Se endereza al mismo tiempo que él y disimula ver el juego de tenis en la pantalla, cual si no hubiera estado lujuriando la retaguardia ajena hace solo dos segundos. En ese momento, mientras el pelirrojo saca dos nuevas botellas de la heladera, una brillante idea cruza por su mente de genio suicida. Lo peor que puede pasar es que Chūya lo corra de su hogar.
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ー¡Chūya! ¡Juguemos al tenis!
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