🦋𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨🦋

Nam Joon entró a su habitación, debía salir esa noche por algo que valía mucho más que cualquier porquería que consiguió antes. Todo había salido tan bien que no podía creer la maldita suerte que había tenido. Aquel que llamaría hijo suyo y de Seok Jin, tan solo era cuestión de tiempo para que aquello se diera a conocer. Cuando llegó a su dormitorio la encontró vacía —¿Seok Jin? —preguntó al mirar su alrededor, pero rodó los ojos al saber dónde estaba el castaño. Abrió la puerta del armario mirando al menor dentro—. Cariño, sal de ahí —aquel estaba completamente dormido en el suelo—. Seok Jinnie, no está bien que te quedes en el armario, siempre te lo digo —lo cargó en sus brazos hasta acostarlo en la cama.

Odiaba que Seok Jin se metiera en el armario sin que nadie lo pidiera, no entendía porqué lo hacía, pero siempre pasaba, desde hace cinco años que viven juntos. El castaño abrió sus ojos encontrándose la fría mirada de su amo, hizo un leve quejido al sentir las manos del rubro pasar sobre su cuerpo.

—Cariño, te quedarás aquí encerrado hasta que regrese, sabes que nadie tiene permitido venir a verte, aquí tendrás todo lo que necesitas —murmuró dejando un camino de besos sobre el ab del menor—, No tardaré mucho, sé que siempre que me tardó te dueldomen del menor—. Debo ir, es importante, es sobre nuestro hijo —sus labios se encontraron y de manera tímida tomó los labios del mayor—. Te voy a traer algo a nuestro hijo —dijo sobre sus labios, el menor enrolló sus brazos sobre el cuello del amo—. Voy a extrañarte tanto, si te hace feliz esperarme en el armario hazlo, solo espérame amor.

Nam Joon cogió a su sumiso y lo subió sobre él mientras lo besaba, lo amaba como nada en el mundo, no podía imaginarse la vida sin el castaño, pero Seok Jin, sentía odio, porque él no era feliz en sus brazos solo vivía una mentira y lo hacía desde que él lo retuvo hace cinco años, tuvo que someterse a tener otro Jung Hee en su vida, pero al menos el rubio era diferente, no lo golpeaba, al menos no tanto.

—Vamos Jinnie, enséñale a tu amo lo que sabes hacer —su miembro comenzó a levantarse con los dulces movimientos del castaño, continuaba con más velocidad hasta que Nam Joon volvió a besarlo y fue ahí cuando se quedó perdido, dejó de moverse y se quedó como si estuviera en un tipo de trance—. No te detengas, no te lo ordené —el muchacho seguía mirando a Nam Joon, pero no era él, podía ver claramente al precioso azabache de ojos negros que besó en la mañana—. ¡Dije que sigas! —gritó al soltar un golpe sobre su pálido rostro rostro, el castaño reaccionó, su corazón latía fuerte, estaba mirando al mismo mal hombre que decía amarlo. Dejó caer un par de lágrimas en total silencio mientras continuaba con su acto—. No me hagas corregirte, sabes que odio hacerlo, tienes que obedecerme —el castaño hizo señas con sus dedos que Nam Joon no entendió, él nunca quiso aprender, pero "Vete al infierno" había dicho Seok Jin.

Tenían tiempo de haber subido al tren, Tae Hyung no podía sacarse de la cabeza lo sucedido esa mañana. ¿Qué quería ese hombre de él? No podía entenderlo, no había sido la primera vez que veía al sumiso, quizá hace años lo vio, y esto fue por un enfrentamiento que tuvo con alguien fuera de un club hace un tiempo en Busan, un lugar lo llevó a otro y ahí lo vio sin el rostro cubierto, solo lo vio meterse por un callejón y ya nunca más lo volvió a ver, pero para entonces no sabía quién era. De pronto un olor invadió sus fosas nasales e hizo su corazón acelerarse de inmediato.

—¿Oye hueles eso? —habló espantado—. Ese olor a arándano.

—Oye aquí no huele a nada de eso, Van.

«¿Me estoy volviendo loco?». Tae Hyung no podía distinguir la realidad, pero los olores no se recuerdan por si solos.

Continuaba comiendo, él tenía a Yoon Gi frente a la mesa y detrás de él a lo lejos estaba la puerta con las ventanillas del vagón, en eso que levantó su mirada vio a un hombre de cabellos castaños de ropas finas, pero fue de forma rápida ya que cuando miró de nuevo no había nada.

—Oye creo que estoy alucinando... estoy viendo al sumiso en todos lados, él llegó al sauna... me besó, después me dijo algo con sus manos y se fue —Yoon Gi se le quedó mirando bastante serio.

—Te dije que no lo nombres, está maldecido.

—Yoon, estoy hablando en serio.

—Y yo igual, lo que necesitas es dormir, estás alucinando —afirmó.

Al paso de los minutos, Yoon Gi se quedó dormido ya que Tae Hyung quiso tomar el turno de vigilar. Definitivamente no iba a dormir todavía, estaba acostado en el asiento del tren muy alerta por si alguien los atacaba, pero después de unos minutos escuchó un ligero cántico.

Se levantó tan pronto el sonido bailó en sus oídos y lo buscó con su mirada «Sí... él canta... ¿por qué no habla?». Salió con prisa del vagón dejando a su hermano atrás para seguir el sonido. Cada vez más cerca con cada pasó al viajar de vagón a vagón, hasta que se encontró con el silencio, quería verlo, era una necesidad insana tenerlo, besarlo otra vez.

El cántico quedó tras su oreja dejándolo helado entre el vagón desolado y la poca luz de la luna que entraban por las ventanillas —¿Qué haces aquí? —preguntó por fin al voltearse y mirar a ese precioso hombre sonreírle. No dejaba de mirarlo, estaban a tan solo centímetros, los impulsos de Tae Hyung ya no tenían lógica cuando se acercó y Seok Jin no se movió. Tocó su rostro sintiendo su textura suave, dándose cuenta que era real, lo miró cerrar los ojos y solo eso necesitó para acercar su rostro al del castaño para besarlo profundamente, Seok Jin separó el beso de inmediato cuando el agarre de Tae Hyung sobre su brazos se tensó—. ¿Qué me has hecho? —susurró sobre sus labios sintiendo el sabor del arándano, pero el castaño de largo cabello solo sonrió mientras que el pelinegro soltó su brazo.

—¿Tae Hyung, qué demonios haces aquí? —preguntó Yoon Gi desde la entrada del vagón mirando a su hermano entre la penumbra—. Se supone que estás vigilando.

—¿Dónde fue? —preguntó Tae Hyung al percatarse que Seok Jin se había ido, se distrajo con Yoon Gi que olvidó el transe en el que se hallaba.

—¿Dónde fue qué? —le preguntó al rascar sus ojos, estaba demasiado oscuro para ver algo.

—El sumiso, estaba aquí.

—Te dije que dejes de mencionarlo... Nos vas a meter en un lío. Ve duerme, voy a cuidar ahora.

Regresaron a su vagón, pero insistía que él estaba ahí, cada vez que lamía sus labios podía sentir su sabor dulce —¿Qué me está haciendo? —susurró al mantener sus ojos cerrados, le costaba mucho conciliar el sueño, solo podía pensar en él.

Seok Jin estaba recibiendo la brisa que llegaba del ambiente esa noche, se había quedado sentado encima del techo de uno de los vagones, mientras esperaba que los hermanos se fueran para regresar dentro, pero no podía dejar de sentirse contento por ver a su amado pelinegro, está vez nadie lo detendría para cortejarlo, había sido una suerte que el Nam Joon se marchó antes de que los hermanos impartieran su viaje.

Cuando amaneció ambos hermanos estaban listos para bajar del tren. La casa de Lee estaba cerca de la capital, atacarán en la noche para no levantar sospechas, ese es su siguiente objetivo.

Seok Jin los siguió a la distancia hasta que los vio entrar a un Motel. Esperó el tiempo justo para él también solicitar una habitación. Genuinamente se sorprendió cuando supo que la siguiente misión de su amado sería ejecutar a Lee Min Nam, entonces fue una suerte, porque resolvería deudas del pasado esa noche.

Cuando el sol se escondió, los hermanos se aproximaron a la casa de Lee, pero lo que se encontraron fue más que sospechoso, la vivienda estaba desolada. Entraron a una habitación donde se suponía era la más importante de la casa y lo que hallaron fue Lee Min Nam muerto en el suelo boca arriba y con el pecho descubierto. Tae Hyung se acercó a mirar dándose cuenta que en el pecho del tipo estaba marcado con sangre un símbolo que nunca había visto.

—Oye mira esto —Yoon Gi se acercó a mirar y tampoco reconocía ese símbolo—. Parece una mariposa, ¿no?

—¿Mariposa? Yo veo como si tomaron una cuchilla e hicieron muchos cortes a lazar.

—Forman una mariposa...

—Tienes mucha imaginación Van, de todas formas, se nos adelantaron... quizá al jefe no le guste saberlo.

Terminaron de robar algunas cosas importantes y se marcharon lo antes posible.

La madrugada era fría y Tae Hyung estaba en desvelo para cuidar las espaldas de su hermano. Intentó caminar por el cuarto para distraerse, pero no lo consiguió. Salió de la habitación dejando el seguro para dar un vistazo a las calles, pero mientras que bajaba las escaleras sintió la presencia de alguien venir detrás suyo, miró sobre su hombro y la mirada suave del sumiso se presentó.

—¿Nos estás siguiendo? —preguntó el pelinegro cuando el castaño bajó el siguiente escalón y lo miró a los ojos mientras asentía—. ¿Quieres algo de mí? —volvió a asentir mientras tomaba su mano y lo guiaba escalar abajo hasta su dormitorio. Tae Hyung entró en silencio e ingenuamente creyó que mostraría algo, no su cuerpo desnudo para su disposición—. ¿Si te toco moriré? —negó suavemente mientras cogía la mano del mayor para colocarla sobre su pálido cuerpo, Tae Hyung estaba embellecido mirándolo, pero Seok Jin no tenía mucho tiempo para esperar, cogió el rostro del mayor en sus manos antes de besarlo, fue entonces que el pelinegro reaccionó y tocó su cuerpo con deseo.

Sus prendas se dejaron caer mientras que caían a tropezones en la cama. Las reglas dejaron de importar porque el sumiso se sentía como suyo.

Nam Joon había puesto la mano sobre el vidrio mirando aquella obra de arte al que mantenían con cables dentro de una habitación protegida —A.K.A Seven, hijo —sonrió el rubio—. Es simplemente hermoso —miraba al muchacho amarrado por completo y con los ojos cerrados—. Hijo, he venido a verte —aquel abrió sus ojos violetas brillantes al escuchar la voz de su Dios.

—A.K.A Seven podrá estar listo en un par de meses más, señor RM. Una vez fuera se le extraerá la sangre para continuar con los estudios de la droga K —eso era perfecto para Nam Joon, había esperado por un A.K.A por demasiados años, un par de meses más podían ser cumplidos. La gloría estaba cerca. A.K.A Seven saldría a la luz en tan solo cuestión de tiempo.

Lee Min Nam sabía que lo iban a matar, acababa de vender al clan D-3 por un poco de información sobre lo que llamaban A.K.A. Estaba tan nervioso que no podía pensar con claridad, apenas estaba tomando todo para huir, en eso escuchó el cántico más hermoso de la vida, no entendía qué era, pero sintió mucho alivio.

Miró a todos lados sin ver nada, la voz se detuvo y de un pronto a otro escuchó su nombre, miró al lindo jovencito castaño sentado sobre el marco de la ventana de dos puertas —Viniste a protegerme... —le dijo creyendo que había llegado un ángel a salvarlo.

Muchos habitantes de por ahí no estaban al tanto de La voz de las Mariposas. Y Lee Min Nam no recordaba ese rostro, pero Seok Jin jamás lo olvidaría, porque hace tiempo cuando trabajaba para Jackson, aquel tipo lo quiso secuestrar, en ese entonces apenas podía tomar el arma sin que su pulso temblara, pero hoy, apretar el gatillo no hacía con los ojos cerrados.

¿Quién es Jung Hee?🤧

¿Qué es A.K.A Seven?🤧

¿Por qué Jin se mete al armario?🤧

Hay muchas preguntas jsjs

Muchas gracias por leer, por comentar y votar🍭💜

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