❛ 𝗶. ¿𝗐𝗁𝖺𝗍𝖾𝗏𝖾𝗋 𝗂 𝗐𝖺𝗇𝗍?
❛ 𓄼 CAPÍTULO UNO 𓄹 ៹
RUNE CORRÍA A TRAVÉS DEL PRADO, sosteniendo en puños la tela de su largo vestido y saltando los troncos caídos, girando a mirar a sus espaldas cada pocos segundos a la espera de ser atrapada. Aguardó, intentando escuchar algún ruido que avisara qué tan cerca se encontraban.
—¡Rune! —un chillido de sorpresa brotó de sus labios, sintiendo un par de brazos envolverse en su cintura despegando sus pies del suelo.
—¡Lijah! —reprocha, sin embargo no reprime la risa cuando el pelinegro da vueltas con ella aún en el aire, después de unos segundos dejándola suavemente contra el tronco del árbol—. Ganaste. ¿O me dirás que Nik te cedió la victoria?
—Jamás permitiría aquello, amor —se mofó cuando el rubio hizo una reverencia burlona, mostrando su presencia—. Pero le he abierto los ojos a mi hermano con respecto a encontrarte.
—Oh, ¿Y qué te ha dicho tu hermano? —sonrió dulcemente, acercándose un paso a Elijah.
—De ser ambos en encontrarte dividirías el premio.
Con inocencia miró al menor, después al mayor. —Saben que jamás podría negarles a ustedes la mínima cosa.
—En ese caso dupliquemos el premio, amor —sonrió, colocando sus manos tras la espalda—. Llega primero con mi hermana y ganas.
Asintió, emocionada. —¿Lo que yo desee? —ambos hermanos afirmaron.
—¿A la cuenta de tres? —Elijah se apartó, dando vía libre para correr—. Uno... Dos...
—EH, bella durmiente —una brusca sacudida la despertó de su ensoñación, sobresaltando su cuerpo al encontrarse con el rostro de Damon a punto de rozar su nariz. Se frotó los ojos, y se removió en el asiento trasero del auto, mirando a su alrededor—. Hemos llegado, saca tu mágico trasero de mi auto y salvemos a Elena.
Damon había abierto la puerta para ella y tendido su mano para ayudarle a bajar, sin sorprender de aquella actitud a su hermano, Stefan, conociendo el aprecio y el apego que tenía el mayor por la bruja.
—La casa debe estar tras esos árboles —habían viajado quinientos kilómetros lejos de Mystic Falls, después de averiguar sobre la desaparición de Elena en la noche de máscaras Lockwood—. Espera —detuvo a su hermano—, Rue y yo tenemos un poco más de experiencia que tú en estas cosas.
—Soy mayor que ella —frunce el ceño expulsando un tono ofendido.
—Vuelve a atacarme otra vez y te lanzaré a cinco kilómetros —Rune descifra los pensamientos de Stefan queriendo probar su punto, ya en un pasado habiendo saltado sobre Rune con su velocidad vampírica para probar sus poderes.
Stefan terminó en una zanja.
—¿Y cuál es tu punto? —pregunta, derrotado.
—Piénsalo, Stef —habló Rune por el pelinegro—. Quien tenga a Elena siguió a Katherine desde antes de mil ochocientos sesenta y cuatro.
—¿Y?
—Que deben tener quinientos años y son fuertes. ¿Seguro que quieres hacer esto?
—Tenemos una bruja Ødegård, Damon —la apuntó—, poseedora de magia caótica. Estoy bastante seguro.
Volvió a caminar, dejando a los pelinegros rezagados.
—¿Protejo tu trasero? —pregunta Rune sin desviar los ojos de Stefan, encogiéndose de hombros.
—Yup, como siempre.
PERMANECIÓ CON LA ESPALDA CONTRA LA PARED, al recibir un asentimiento por parte de Damon dio un leve y descuidado ladeo de cabeza rompiendo el cristal de una ventana a su esquina.
—Disculpen —escuchó la voz del desconocido, pero sin prestarle su completa atención cuando Damon reapareció con su velocidad vampírica junto a ella, una mano sobre los labios de una mujer de cabello corto—. A quien pueda interesar. Están cometiendo un grave error si piensan que pueden vencerme. No pueden. ¿Lo escucharon? Lo repito. Ustedes no pueden vencerme... Quiero a la chica a la cuenta de tres.
Rune frunció el ceño, asimilando la voz a una ya conocida, su corazón dando un brinco. —O cabezas rodarán. ¿Nos entendemos? Uno... Dos... —un escalofrío recorrió su columna, definitivamente conocía esa voz. Estuvo a punto de salir de su escondite y encarar al desconocido, siendo interrumpida por la salida de Elena.
—Iré contigo. Solo, por favor, no lastimes a mis amigos. Ellos solamente querían ayudarme.
Escuchó una explosión y después los quejidos y el grito del hombre, Stefan a los segundos aprovechó lo que él creyó una oportunidad de debilidad disparando balas de madera, y cuando se terminaron se abalanzó contra el trajeado derribándolo escaleras abajo.
Rune lo consideró como su señal, saliendo al recibidor con sus manos expulsando una bruma magenta, congelándose apenas él se volteó a ella.
Sus ojos se cristalizaron, incrédula, frunciendo el ceño en confusión mientras desvanecía sus poderes. —¿Elijah? —murmuró temerosa de una ilusión, de un engaño de su cabeza. Su labio inferior tembló cuando el pelinegro pareció reconocerla, desconcertado de su presencia, sin embargo un brillo esperanzador reflejado en sus ojos.
Lo reconoció desde dos años atrás, cuando la primera fantasía se filtró en sus sueños. Era una réplica exacta del hombre de cabellos negros y aspecto noble que aseguraba amarla. Conocerla a ella y hasta su más profundo anhelo. Incluso había respondido al nombre por el cual lo llamaba en su cabeza.
—¿Cómo es posible? —abrió los labios, sin conocer una respuesta, pero antes de poder seguir en su burbuja de fantasía, Damon apareció a su lado, embistiendo al mayor con un perchero de madera rota, enterrando el objeto contra el pecho de Elijah.
—¡Damon, espera! —el pelinegro no escuchó su grito, atravesando la puerta de entrada con el perchero mientras Elijah perdía su color, adquiriendo un tono grisáceo.
Pasmada, apartó al pelinegro con suavidad acercándose al cuerpo de Elijah, ignorando el intercambio de palabras y afecto entre Elena y Stefan.
—Rune, ¿Qué diablos? —espetó Damon viéndola acercarse al original muerto, sacando de un movimiento de muñeca el pedazo de madera y arrodillándose en el suelo con el cuerpo de Elijah envuelto entre sus brazos, acariciando su pálido rostro—. Rune, despierta, tu mejor amigo aún está vivo —chasqueó los dedos frente a sus ojos, sacándola de su estado de conmoción.
—Yo... —tartamudeó, afectada. Por fin lo había tenido frente a sus ojos para que únicamente acabara muerto—, yo lo conozco, Damon —yo lo amo, pensó, pero no se atrevió a decir esas palabras en alto.
—¿A qué te refieres? —Stefan la mira, acercándose junto a Elena—. ¿Quieres decir que te parece familiar?
—No–no lo sé —no le había contado a nadie aún sobre sus sueños, después de dos años de ellos ni siquiera sus padres tenían idea de lo que soñaba—. ¿Por qué hiciste eso?... —se puso de pie, sus piernas debilitándose en el acto por lo cual Damon la envolvió entre sus brazos, atrapándola.
—Rue, ¿Estás bien? —Elena se acercó, separándose de Stefan y colocando una mano en la mejilla de la azabache.
—Estará bien —habló Damon por ella—, aún le cuesta mantener control sobre su magia.
—¿El hechizo localizador?
—Y enviarle la nota —miró de reojo a Elena, contestando la pregunta de su hermano—. Será una Ødegård, pero sigue siendo una novata.
—Auch —balbuceó la azabache.
—Es lo que hay, RueRue —se encogió de hombros, mirando al original muerto y luego al resto—. Dejaremos el interrogatorio para luego, Rune debe volver —y acompañado de su velocidad sobrenatural desapareció junto a la bruja de la vista de la pareja.
¡Primer capítulo! Espero les haya gustado.
Y solo deseaba hacerles conocer 2 puntos
de esta historia.
Primero, tenía planeado. sacar un fanfic
de TVD desde hace mucho, pero el temor
de no llenar las expectativas en cuanto
a las personalidades de Klaus, Elijah y
Damon me contuvieron. Al menos dos
de ellos están llenos de sarcasmo, y no
es que yo sea una experta en la materia.
Así que daré mi mayor esfuerzo.
Y segundo, ¡No aceptaré odio en contra
de Elena! En este fic, la protagonista y
ella serán mejores amigas, así que por
supuesto querrán arriesgar sus vidas
por la otra.
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