—— THE FIRST OF EACH LINEAGE ——
—Tenemos que hablar.— Dijo una voz femenina detrás de Astrid, haciendo que la aludida se diera la vuelta mientras sonría, viendo que tras ella se encontraba una chica poco menor que ella, de pelo castaño, tez bronceada y ojos de color chocolate.
—Estabas tardando en aparecer, Yelena.— Sonrió Astrid al ver a la primera vampira de su línea de sangre.
—No vengas con burlas, asumo que ya sabes lo que está pasando.— La pidió Yelena sabiendo el riesgo que todos estaban corriendo con la existencia de la profecía, algo así solo suponía que cualquiera podría morir, y eso a una criatura que estaba acostumbrada a la inmortalidad no la gustaba en absoluto.
—Asumes bien. Cuando hay una amenaza de muerte la voz corre bastante rápido, incluso en un mundo tan grande como este. Pero no tengo tiempo para hablar de supuestas amenazas de muerte, y de ser cierta la existencia de un arma que puede matar a un Original personalmente la destruire.— Sentenció Astrid mientras se disponía a marcharse, pero rápidamente Yelena la detuvo al darse cuenta de que la híbrida no estaba siendo consciente del riesgo que existía, todos ellos se estaban confiando al no creer que pudieran ser asesinado, pero ¿y si era mentira?
—Teniendo en cuenta lo que ya ha pasado, creo conveniente que seas precavida. Las guerras entre estirpes ya se cobraron la vida del primer vampiro de la línea de Leonidas, por lo que tienen una disputa interna intentando decidir quien viene a salvarle.— La informó haciendo que la expresión de la Original se endureciera al escuchar que la amenaza parecía ser más real de lo que creían, pero a pesar de ello no iba a caer en los juegos de rivalidad que había entre las estirpes.
—No necesitamos que nos salve nadie, podemos hacerlo nosotros solos Yelena.— Sentenció Astrid mostrando que no confiaba en quien, tiempo atrás, había sido como una mejor amiga. Por supuesto confiaba en ella, pero teniendo en cuenta a la profecía, incluso la familia podía ser la que les traicionara.
—No sois inmortales Astrid, también podéis morir. Finn, Kol, Eliana, murieron, tu amiga Hayley, una híbrida, también murió. Eso os convierte a todos los integrantes de la familia Original en criaturas vulnerables, sin excepción alguna.— Insistió haciendo que Astrid se quedará en silencio al darse cuenta de quien era más vulnerable, y esa era Hope. —A diferencia de lo que puedan querer Lucien o Tristan, estoy aquí para ayudar. Te jure lealtad hace mil años, no incumplió a mi palabra, bien lo sabes. Ellos siempre han sido egoístas.— La recordó haciendo que la rubia se quedará en silencio al no saber que hacer, por supuesto quería creer a Yelena y tenía razón, pero confiar en alguien podía llevarles, literalmente, a la tumba.
—¿Y tú sabes algo sobre esa arma?— Inquirió Astrid cruzándose de brazos, esperando que por lo menos Yelena tuviera algo de información, ya que ni Lucien ni Tristan parecían ser muy comunicativos.
—Se tanto como podéis saber vosotros, pero mi consejo es que te mantengas precavida, Lucien no es de confianza y Tristan tampoco, buscarán la forma de enredar todo para salir ellos beneficiados, y teniendo en cuenta que Lucien sabe sacar el lado más oscuro de Klaus, y Tristan con su palabrería puede convencer a Elijah...— Comentó haciendo que la Original supiera que tenía razón, ambos sabían como convencer y persuadir a sus dos creadores, y tampoco quería imaginarse lo que podía pasar si entre ambos conseguían que los dos hermanos iniciarán una pelea, principalmente por la tensión que había entre los dos.
—Ambos saben que los dos son peligrosos, asumo que incluso Lucien y Tristan saben que están en el punto de mira de sus creadores, bueno y Lucien en el mío. Así que, intuyo que andarán con pies en polvorosa, y te aconsejo que hagas lo mismo. Por mucho que seas para mi una amiga, por encima siempre está mi familia.— La advirtió esperando que Yelena siguiera siendo igual de inteligente como siempre había sido, y aprendiera hasta donde estaban sus límites, principalmente por todos los problemas que eso podría traerla si se atrevía a conspirar en su contra, de hecho no entendía como es que alguien era capaz de algo así cuando sabían que la familia Original no se tenía piedad y compasión incluso entre ellos.
—Lo se, lo se, y lo entiendo. Pero ellos no son así, tal vez sí Elijah, pero todos sabemos que Lucien es el que puede sacar el lado más oscuro de Klaus, y no conviene que se descontrole con los asesinatos.— Alegó sabiendo que si el híbrido hacia de las suyas, todos los asesinatos caerían sobre él, aunque estaba claro que no les había hecho Klaus, principalmente porque no era su forma de actuar.
—Lo sabes.— Murmuró aunque era algo evidente, ¿quien en Nueva Orleans no sabía de los extraños asesinatos?
—Cómo para no saberlo.— Respondió con obviedad. —Por suerte tuya he conseguido hacer fotos a uno de los cadáveres, "una amiga" se ha hecho con ellas.— Explicó mientras la enseñaba el teléfono, haciendo que Astrid las mirase con atención. —¿Qué es lo que opinas? ¿Te suena de algo esto?— Quiso saber intentando deducir la expresión de Astrid hacia las imágenes.
—Esto sin duda está hecho por un vampiro, y asumo que puedo saber quién es.— Admitió mientras la devolvía el teléfono, haciendo que Yelena la mirase con curiosidad. —Lucien.— Respondió con obviedad y certeza, no había duda de que debía de haber sido él.
—¿Cómo lo sabes?— Preguntó la vampira al ver que Astrid había dado con el responsable en cuestión de segundos.
—Antes de que se volviera vampiro e hiciera una serie de cosas que le hicieron ganarse mi más profundo desprecio, fue torturado. Y le hicieron esos mismos cortes.— Resumió queriendo evitar la mayor información posible, principalmente porque la historia que ellos compartían con Lucien no le interesaba a nadie, y tampoco era algo que Astrid quisiera recordar, porque la era completamente indiferente.
—¿Esta recreando lo que a él le hicieron?— Preguntó Yelena sorprendida por lo que estaba escuchando.
—No se porque lo hace, tampoco me conviene hacer acusaciones aunque este en lo cierto, Lucien parece que oculta muchos secretos y antes de cortarle en pedazos queremos sabe que oculta.— Explicó sabiendo que todos los Originales desconfiaban de él, bueno y de todo vampiro que viniera a ofrecer su ayuda, ya que cualquiera podía traicionarlos y apuñalarlos por la espalda, y para eso ya estaba Klaus y su juego de dagas.
—¿Enserio queréis saber cuál es su jugada?— Preguntó la morena sorprendida de que ellos estuvieran esperando a saber sí él era quien les quería matar.
—Fue mordido por un hombre lobo, y milagrosamente se ha curado.— Explicó Astrid, queriendo saber de dónde venía aquella milagrosa cura, ya que él no había conseguido en ningún momento su sangre o la de Klaus, así que ahí estaba la pregunta del millón ¿cómo se había curado? —¿Comprendes por donde voy?— Preguntó haciendo que Yelena comprendiera lo que quería decir.
—Sí.— Respondió al darse cuenta de lo que estaba queriendo insinuar. —¿Necesitas que haga algo?— Preguntó esperando que sobre ella no cayeran aquella clase de sospechas.
—De momento no, sigue intentando conseguir información.— La pidió sabiendo que si Yelena estaba de su parte, o si solamente quería deshacerse de Lucien y de Tristan, buscaría la forma de ayudarla. Así que en el peor de los casos se beneficiaría de esa lealtad.
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Inglaterra, 1028 d.C
—¿Qué sois?— Preguntó la joven asustada, al ver lo que Eliana le había hecho al pobre hombre.
—No te preocupes, no vamos a hacerte daño.— La tranquilizó Astrid observando el miedo en el rostro de la humana.
—Ese hombre se lo merecía.— Puntualizó Eliana mientras se limpiaba la sangre de la comisura de los labios.
—Sois demonios.— Garantizó Yelena mientras retrocedía asustada.
—Esa afirmación es nueva.— Rió Astrid mirando a su hermana. —Eliana, vuelve a casa y llévate a los caballos, yo la ayudaré.— La pidió a su hermana pequeña, haciendo que esta obedeciera para subirse en uno y marcharse.
—No te acerques a mí.— Dijo Yelena mientras retrocedía asustada, al mismo tiempo que ponía una expresión de dolor debido a la herida que tenía en su costado.
—La herida es demasiado profunda, podría oler tu sangre a kilómetros. Deja que te cure.— La pidió la rubia mientras se mordía la muñeca para darla de su sangre.
—¡Es sangre!— Exclamó la humana sorprendida y asustada.
—Confía en mí.— La pidió, haciendo que Yelena accediera para a continuación tomar la sangre que Astrid la ofrecía.
—Se ha curado...— Murmuró sorprendida mientras se levantaba del suelo. —¿Qué eres?— Quiso saber mirando a la Original.
—No soy un demonio, si eso crees. Soy un vampiro, un Original.— Explicó con tranquilidad.
—Las misteriosas muertes...— Murmuró dándose cuenta de que ellos debían de ser los responsables.
—Sí..., disculpa a mi familia, mi hermano lleva un par de años... incontrolable.— Admitió Astrid dándose cuenta de que con los años todos se habían dejado doblegar por aquel lado asesino que tenían.
—¿Hay más?— Preguntó al ver que Astrid había hecho referencia a una familia entera.
—Somos ocho.— Respondió sin tener en cuenta los vampiros que habían ido convirtiendo.
—¡¿Ocho?!— Exclamó incrédula.
—Algunos más violentos que otros, pero nos sabemos comportar. Decirme, ¿como os llamáis?— Quiso saber viendo que todavía no conocía el nombre de quien había salvado la vida.
—Yelena Shields.— Respondió con una sonrisa mientras extendía su brazo.
—Astrid Mikaelson.— Sonrió la Original mientras imitaba su gesto, y ambas se saludaban con un apretón de manos. —¿Qué era lo que quería ese hombre?— Preguntó con curiosidad.
—Mi hermano adoptivo le hizo enfadar y quería vengarse de él a través de mi.— Explicó Yelena mientras agachaba la cabeza.
—Los hombres, muchos de ellos, llegan a ser peores que un vampiro.— Garantizó Astrid la cual estaba sorprendida con la crueldad con la que los seres humanos podían llegar a tener con los suyos.
—Esa mujer...— Quiso saber haciendo referencia a Eliana.
—Mi hermana pequeña, que no te deje engañar su angelical rostro, mataría a cinco como ese desalmado en menos de un minuto.— La advirtió mientras reía.
—¿Tu no matas?— Preguntó al ver que Astrid parecía que se abstenia de hacer daño a los demás.
—Somos depredadores, pero incluso a veces un depredador aprende a no matar a su víctima. Para mí desgracia, mi familia no lo ha aprendido.— Suspiró sabiendo que llegaría el día en el que tendría que matar a alguien, y de alguna forma alejarse de aquello que la ataba a su vida como humana, pero a pesar de ello prolongaría aquello todo el tiempo que fuera necesario.
—Siempre pensé que erais leyendas, aquellas criaturas que acechan en los bosques haciendo desaparecer a gente que luego aparece muerta con dos marcas en el cuello.— Comentó mientras ambas seguían caminando.
—A algunos les divierte la caza.— Aseguró diciendo aquello un poco disgustada, ya que cada vez todos se alejaban de lo que habían sido, y cada vez veía más claro que aquello no iba a terminar nada bien, si es que alguna vez terminaba.
—No pareces una de ellos.— Alegó Yelena.
—No hace mucho fui humana, como tu, con sueños y esperanzas, ser esto simplemente cambió la realidad de algunas cosas, pero no pretendo que me cambie a mi.— Explicó Astrid con tranquilidad mientras mantenía la mirada en el frente.
—¿Fuisteis humanos? Entonces alguien os maldijo.— Garantizó creyendo que ellos habían sido maldecidos, y en cierto sentido así podían interpretarlo, pero aquellas no eran las intenciones de Esther cuando lo hizo.
—Más que una maldición... fue para protegernos o ese fue su alegato, pero si esto es una forma de protección temo decir que no es una buena forma.— Alegó Astrid sabiendo que aquello, de cierta manera, era su culpa. El hechizo había salido del grimorio de su madre, pero nunca, jamás, supo que existía un hechizo así.
—¿No te gusta?— Preguntó Yelena viendo que Astrid no parecía cómoda con su condición.
—Es diferente a lo que conocía.— Admitió. —Eres muy curiosa.— Puntualizó mientras sonreía, haciéndola recordar a cuando ella y sus hermanos eran mucho más jóvenes e ingenuos.
—Perdonarme, es solamente que me es confuso. Nunca pensé que seríais tan amables, justos y benevolentes.— Admitió sorprendida la morena.
—Eso depende del miembro de la familia a quien conozcas.— Comentó Astrid justamente cuando escuchaba un ruido. —¿Qué ha sido ese ruido?— Preguntó mirando a todas partes, justamente cuando una flecha se clavaba en el pecho de Astrid, mientras detenía otras dos flechas que iban en su dirección, provocando que Yelena soltara un grito de terror.
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—¿Te encuentras bien?— Preguntó Astrid al ver que Yelena estaba comenzado a despertarse.
—Me duele la cabeza, y tengo mucho hambre...— Se quejó la morena mientras se llevaba la mano a la sien, a la par que miraba a todas partes, percatandose de que estaban encerradas. —¿Qué ha pasado?— Preguntó confundida.
—Cuando un humano muere con sangre de vampiro en su sistema entra en una fase llamada transición, si tomas sangre serás vampiro sino lo haces mañana a estas horas más o menos estarás muerta.— Respondió Astrid mientras agachaba la cabeza al darse cuenta de que ahora ya podía decir que tenía una estirpe.
—¡¿Estoy muerta?!— Exclamó Yelena sorprendida por lo que su creadora acababa de insinuar.
—Lo siento, nos pillaron por sorpresa, y mucho no puedo hacer si me han clavado una flecha en el corazón. Aunque como me les eche a la cara..., pero no vivirán mucho.— Alegó mientras se ponía de pies y caminaba hacia la puerta.
—¿A donde vas?— Preguntó Yelena confundida y muy hambrienta.
—Estaba esperando a que despertarás para salir de este calabozo. No soy ningún monstruo y menos aún alguien que se deja detener tan rápidamente para dios sabe que.— Respondió mientras empezaba a mover la puerta violentamente.
—Astrid.— La llamo Yelena haciendo que esta se diera la vuelta para mirarla. —¿Alguna vez... has convertido a alguien?— Preguntó con algo de curiosidad.
—Eres la primera.— Respondió en un susurró sin saber si debía o no de avergonzarse por ello. —La mitad de la familia lo ha hecho, hace un par de años. Los demás... bueno, no creemos que todos sean dignos de la sangre de un vampiro, tampoco a cualquiera le confiamos este secreto.— Explicó justamente cuando abría la puerta pero rápidamente se detuvo, sabía que debía de enseñarla y advertirla de todo lo que suponía ser un vampiro.
—¿Y como vamos a escapar?— Preguntó sabiendo que no sería nada sencillo.
—Debes de saber que en cuanto percibas el olor de la sangre, será un impulso incontrolable el querer saciar el apetito.— La advirtió recordando lo fuerte que era ese deseo, y lo mucho que luchaba para verle saciado por completo.
—No importa, mi hermano me necesita.— Respondió Yelena con firmeza.
—Bien, pues te iré explicando sobre la marcha.— Sonrió mientras salía fuera del calabozo, haciendo que ambas vieran a un hombre que era dos veces como ellas y era tan alto como un árbol.
—¿A donde creéis que vais?— Preguntó mientras se acercaba de forma amenazadora hacia ambas.
—Primera lección, la coacción. Si no toman verbena es posible hipnotizar a los demás.— La explicó mientras se movía rápidamente y se ponía delante del hombre. —Dejaras que sacie su hambre con tu vena carótida.— Le ordenó, haciendo que el hombre se detuviera mientras Yelena se acercaba a él mostrando el hambre que tenía. —Bon appètit.— Sonrió haciendo que Yelena se abalanzara sobre él para empezar a succionar el liquido de color carmesí que recorría las venas del hombre.
—¿Qué es la verbena?— Preguntó la vampira mientras dejaba caer al suelo el cuerpo, para ambas seguir con su camino.
—Una flor, quienes la toman son inmunes a la coacción y a nosotros los vampiros nos quema.— Respondió mientras caminaba con tranquilidad. —Segunda lección, sentidos desarrollados, un vampiro tiene un oído y una vista más agudos que una criatura normal, a su vez poseemos una gran agilidad, fuerza y velocidad.— Prosiguió la Original con su explicación mientras caminaba por el laberinto de mazmorras en las que las habían metido.
—¿Y debilidades?— Quiso saber Yelena con curiosidad.
—El sol, es una de ellas. A vosotros, los vampiros normales os quema y os mata.— Aclaró haciendo que la morena la mirase sorprendida, ya que sino salía de día la gente se acabaría dando cuenta de su nueva naturaleza.
—¿Y como haré para que no sospechen de mi?— Quiso saber.
—Tengo una amiga bruja, te hará un anillo de día. Te permitirá caminar bajo la luz del sol como si nada.— La tranquilizó mientras la mostraba el suyo. —Otro factor, las estacas de madera, una en el corazón y... adiós.— La advirtió sabiendo que esa era la arma preferida por aquellos que descubrían a los vampiros y se empeñaban en querer cazarlos. —También podemos morir si nos arrancan el corazón o la cabeza, pero aún no hay criatura tan fuerte que pueda hacerlo.— Alegó sabiendo que la única que estaba por encima de un vampiro normal era un Original, pero no era normal que ellos mataran a los suyos, aunque todo podía pasar. —Y hablando de criaturas, hay una que es nuestra peor enemiga, los hombres lobo. Una mordida sería letal.— La advirtió esperando que fuera consciente de que aunque tuviera tantas habilidades también había su opuesto.
—¿No hay cura?— Preguntó refiriéndose a los hombres lobo, aunque también podía interpretarse para el vampirismo.
—No, no la hay.— Respondió Astrid con pesadez.
—Os tengo.— Dijo un hombre agarrando a Astrid del brazo, pero rápidamente esta la hizo un gesto a Yelena para que se detuviera.
—Nos escoltaras hasta la salida y matarás a todo aquel que quiera detenernos.— Le ordenó, haciendo que el hombre la soltara para a continuación encaminar la marcha hasta la salida.
—Es impresionante.— Murmuró la morena sorprendida. —Es decir, el no ensuciarte las manos...— Empezó a decir nerviosa.
—He huido mucho como para saber que la muerte sería una salida sencilla para aquellos que matan a quienes más quieren.— Explicó Astrid sabiendo que aquel hombre sufriría al ser obligado a hacer daño a los suyos.
—Lo haces por venganza.— Alegó viendo que en sus palabras había matices de desprecio.
—Soy un Original, si debo de elegir entre ellos y yo, me elijo a mi. Siempre.— Respondió con obviedad, aquella era la ley del más fuerte y ella era de las criaturas más poderosas que existían. —Además, no soy un salvaje y no conviene que sepan que existimos. Hay quienes nos cazarian y a saber qué harían con nosotros.— Alegó con obviedad.
—Asumo que debo de ser discreta.— Asumió Yelena con certeza justamente cuando ambas se tenían al ver que alguien había matado al soldado.
—Nik.— Sonrió Astrid aliviada mientras le abrazaba ignorando el cuerpo del hombre.
—¿Estas bien?— Preguntó preocupado mientras la miraba, viendo la mancha de sangre que había en el vestido.
—Sí.— Le tranquilizó. —Pero..., ella es Yelena y se ha vuelto un vampiro.— Explicó mientras se hacía a un lado para que la viera.
—Asumo que por ti, ¿no?— Preguntó Klaus sin prestar mucha atención a Yelena, la cual había retrocedió ante la violencia que había presenciado.
—Así es.— Murmuró sabiendo que aquello era el comienzo de muchos vampiros que vendrían de su línea de sangre.
★★★
Finalmente Yelena ha entrado en escena.
El personaje de Yelena, a pesar de ser secundario, será uno de los más importantes en la historia. Y es por eso, que su presentación se me ha hecho tan especial.
Con respecto al primer vampiro que creo Leonidas, en un principio si pensé que lo añadiría, de hecho creo que hasta elegí un actor, pero al final preferí no hacerlo porque creía que había demasiados personajes. Aún así, aparecerá en forma de flashbacks y habrá referencias, así que no os preocupéis que sabréis más de él.
La escena del principio..., bueno siempre dejé caer en la historia que Astrid es de aquellas personas que confian en los demás a priori, o por lo menos es lo que pretendo, así que quería mostrar un momento de desconfianza ante una persona muy importante para ella como lo es Yelena, ya que la ayudo bastante en esos 500 años (también sabréis de ello)
Con los flashbacks, que decir de ellos.
Ame hace la mini escena con Eliana, la echo muchísimo de menos, así que pensé que introduciéndola de esa manera era bonito. El hecho de que Yelena fuera convertida sin que Astrid no la matará creo que refleja a la perfección el como es mi protagonista, y además la escena de la mazmorra (evidentemente querían exponer a los demonios), creo que vuelve a mostrar la gran diferencia que siempre me empeño en destacar entre ella y Klaus.
Y bueno, el hecho de que Klaus aparezca al final... Necesitaba hacerlo y nadie podía detenerme.
¿Qué os ha parecido el capítulo?
¿Qué pensáis de Yelena?
Os leo ♥️
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