━━━━━━ 𖥻 ii. the hat distracted me.
✧ 𓈒 ⠀𝆬 ، 𝑖𝑖. 𝙲𝙷𝙰𝙿𝚃𝙴𝚁 𝄒 ᗁ !
⠀ 𖦹 𓄹 ִ ۫ 𝖾𝗅 𝗌𝗈𝗆𝖻𝗋𝖾𝗋𝗈 𝗆𝖾 𝖽𝗂𝗌𝗍𝗋𝖺𝗃𝗈 ˚ ✦⠀⠀ֹ
LA ESTACIÓN KING CROSS RECIBÍA GUSTOSA A LOS VIEJOS Y NUEVOS ESTUDIANTES en su andén nueve y tres cuartos.
Una familia de pelirrojos y otra llena de pelinegros cruzaban para llegar al tren que llevaría a sus hijos directo a Hogwarts.
Los Rosier habían cruzado ya y la pequeña Amalthea miraba emocionada aquella maquinaría rojo escarlata expulsando humo, lista para arrancar.
— Hola — dijo una voz por detrás de ella.
— ¿Cómo estás? — respondió la niña con una sonrisa de oreja a oreja al reconocer a su amigo.
— Nervioso ¿Qué tal tú?
— También lo estoy ¿Dónde están tus padres? — cuestionó mirando detrás del niño buscando rastro de los recién nombrados.
— Encontrando a los tuyos. Mira, ahí vienen— respondió señalando a los cuatro adultos que se acercaban a ellos.
Ambas familias se reunieron dejando de lado a sus primogénitos. Los niños sin rastro de sorpresa se limitaron a escuchar la charla de sus padres.
Los dos hombres reían mientras sus respectivas mujeres hablaban discretamente señalando hacía un lugar y riéndose de la misma forma pero con un tono de burla.
Amalthea miró hacía donde las dos damas señalaban y descubrió las cabelleras rojizas que había reconocido como la familia en el Caldero Chorreante.
— Bien niños — habló el marido Rosier — será mejor que comiencen a abordar el tren. Theodore asegúrate de que Amalthea esté bien.
Los adultos se despidieron de sus hijos, deseándoles suerte y ordenando que enviaran una lechuza en cuanto pudieran para notificar en que casa habían sido seleccionados.
Al subir al tren alguien tocó mi hombro y cuando me di la vuelta vi que era el chico de la última vez en el Caldero Chorreante.
— ¡Hey, hola! — saludé con entusiasmo al rubio.
— Amalthea Rosier — dijo a modo de saludo.
— Draco Malfoy, no pensé que nos encontraríamos tan pronto.
— Tenemos lugar suficiente en nuestro vagón ¿Quieres venir? — invitó.
— ¡Claro! Deje a mi amigo Theodore buscando un lugar, supongo lo conoces. Iré a buscarlo y regreso.
— Mientras más mejor — respondió.
Draco entró en un compartimiento y yo fui a buscar a Theo. Busqué entre los demás vagones, pero no lo encontré ¿Cómo era posible que lo perdiera si subimos juntos?
"A la próxima le pongo un cascabel" pensé y reí para mí misma.
Distraída por mi pensamiento choque hombros con alguien.
— Lo siento — me disculpé.
Miré al chico con el que había chocado y me di cuenta que era uno de los gemelos pelirrojos que había visto el día anterior y recientemente en la entrada. Al parecer aquel día parecía de reencuentros.
El chico me sonrió como si yo fuera un conocido que le alegraba ver.
— Hola — dije tontamente en respuesta a su sonrisa.
"Niña boba"
— Hola — respondió aun sonriendo— ¿Estás perdida? ¿Quieres ayuda?
— No, muchas gracias.
El silencio se apoderó del lugar y pronto mi incomodidad pudo más que mi necesidad de cerrar la boca.
— Mi nombre es Amalthea Rosier, mucho gusto— me presenté para no hacer un silencio largo.
"Claro boba, sigue escupiendo palabras que nadie pidió"
— Fred Weasley — dijo tendiendo su mano para estrecharlas.
Al escuchar su apellido mi corazón se detuvo: Un traidor a la sangre.
Nada bueno me esperaba estando ahí parada junto a él.
"¿Te suena la historia de una chica sangre limpia que se hizo amiga de un traidor a la sangre y sus padres la desheredaron?"
Nos miramos mientras nuestras manos seguían unidas. Los silbatos del tren empezaron a chillar y pronto el tren empezó a moverse alejándose por fin de King's Cross, y por un momento mi cuerpo se olvidó de cómo responder.
Debía apartarme pronto de ahí, lo sabía.
"Estás perdida, Amalthea Rosier"
—Weasley — dije quitando mi mano por inercia antes de que me interrumpieran con exclamaciones.
— ¡Thea! ¿Qué crees que estás haciendo? — dijo una voz por detrás de Fred.
La educación en casa me había enseñado todo, desde modales hasta política en el mundo mágico. También me habían explicado todo sobre Los Sagrados 28, entre ellos Los Weasley, los considerados "Traidores a la sangre" y me dijeron que nunca les dirigiera ni una sola palabra.
— ¿Y bien? — cuestionó Theodore cuando llegó.
— Fui a buscarte para irnos con Draco, pero luego me topé con este asqueroso Traidor a la Sangre, ugh hice mal en acercarme a él, un Weasley hecho y derecho.
— ¡Oh! ¿Era eso? — dijo Draco barriendo al pelirrojo con la mirada.
— Sí, solo eso. No tiene importancia alguna — respondí con seguridad.
— Me alegró. No se puede esperar menos de alguien como tú.
— Gracias Draco — miré a Theo — ¿Nos vamos?
— Claro — contestó el castaño esta vez.
El rubio dio una última mirada de asco a Fred y se dispuso a caminar. Theo me tomó de la mano para irnos.
No debía importarme, yo era superior y no debía de importarme, era justo el trato que debería de darle. Pero algo se sentía mal y odiaba el hecho de que una parte de mi pensara que estaba haciendo algo malo.
Cuando llegamos al cubículo me senté y me dispuse a mirar por la ventana intentando distraer mi mente.
En todo el trayecto Draco no había parado de hablar del ya famoso Harry Potter y como se haría amigo de él en el primer instante, así que agradecí cuando el tren se detuvo. Bajé junto con Theo, Draco y una niña llamada Pansy. Luego nos dirigimos con un hombre realmente alto y barbudo que nos subió a unos botes.
— No voy a remar — dijo la chica a mi lado cruzándose de brazos.
— No es necesario, los botes van solos — respondí señalando los botes de enfrente y como no era necesario que alguien remara para avanzar.
Cuando al fin llegamos al castillo nos recibió la bruja Minerva McGonagall y nos dio indicaciones de lo que deberíamos hacer a continuación, pero no pude entender mucho ya que Draco se molestó porque el chico Potter no acepto su mano o algo así y estuvo quejándose justo en mi oído.
— Althea — susurró Theo dándome un codazo.
— ¿Qué quieres?
— Estoy seguro de que no pudiste poner completa atención a lo que acaban de decirnos así que te explico: En este momento vamos hacía el Gran Comedor para la selección y luego será el gran banquete.
Asentí a modo de respuesta y ambos seguimos caminando en silencio.
Llegamos al Gran Comedor y la bruja de antes nos dijo que cuando se anunciara nuestro nombre tendríamos que ir hacía ella para ponernos el Sombrero Seleccionador. Estaba muerta del miedo.
Al pasar un buen número de niños llamaron a dos niñas, ambas Gryffindor.
Luego cuando la bruja dijo mi nombre, fui hacía el banco para sentarme y un segundo después sentí como me ponían el viejo Sombrero Seleccionador en la cabeza.
— Mmmm ¿Dónde te pondré? — dijo una voz que parecía estar dentro de mis pensamientos — Te vez fuerte, honorable y orgullosa, pero ¿Dónde te pondré? Veo que Slytherin es tu deseo y eres una gran candidata para ir... Eres ambiciosa y perfecta para este gran botín ¡Pero aguarda! ¿Tenemos algo más? El corazón de un Gryffindor portas ya, y veo que ahí podrás grandes lazos entablar.
"Por Merlín decídete... Por favor Slytherin ¡Te lo ruego!" pensé.
—¿Segura? — dijo este a la vez — Bien ¡Slytherin será sin duda!
Todos en la mesa de Slytherin aplaudieron mientras yo me iba a sentar entre Theo y Draco.
— ¡Hey! ¿Por qué te tardaste tanto? — dijo Theo en cuanto llegué a su lado.
— El Sombrero se distrajo.
— Ah, era eso, por un momento pensé que tú le rogabas al Sombrero que te pusiera en Slytherin mientras él te quería poner en Gryffindor. — bromeó.
—¡JA! Qué tontería, yo sé dónde es que pertenezco. — respondí más para convencerme a mí que como respuesta.
Miré a la mesa de los leones pensando que por un cabello pude estar ahí sentada.
"Espero que aquí sea donde pertenezco"
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