30. Estación de policía















Había tomado la decisión de ir el miércoles por la mañana a la biblioteca para investigar sobre lo que estaba pasando con el chico, iba a ir saliendo de la tienda de empeño pero recordé que estaban remodelando la biblioteca y la abrirían nuevamente el miércoles.

Al anochecer de la mañana siguiente escuché que abrían la puerta principal del golpe por lo que me asusté y decidí bajar rápidamente para ver qué sucedía. Agarré un sartén y llegué a la sala encontrándome con dos policías blancos apuntándole a Allison y a Raymond.

— Allison, Aphrodite, bajen eso. —pidió Raymond, mi hermana y yo intercambiamos miradas dudando si hacerlo o no. Allison asintió para después dejar caer el bate y el sartén.

— Raymond Chestnut, estás arrestado. —dice el policía que le apuntaba al chico para después darle un puñetazo en el estómago causando que se incorporara del dolor.

— ¿Qué demonios hace? —pregunté enfadada pero al intentar acercarme el otro policía ahora me apuntaba a mí.

— ¿Por qué cargos? —preguntó Allison.

— Agresión y violencia. —contestó mientras lo arrestaban.

— Oficial, eso es ridículo.

— ¿No recuerdas? Golpeó a un hombre en Odessa's. —respondió el oficial que ahora apuntaba a número tres.

Ahora me encontraba aun más confundida.

— No, esa fui yo.

— ¡Fue en defensa propia! —se excusó Raymond.

— No, por favor, basta —rogó Allison —. No pueden hacer esto. Escuché...—quedé sorprendida al escuchar las intenciones de Allison, desde lo que le hizo Vanya ella ya no usaba su poder.

— Retrocede o se irán con él.

— Allison, déjalo. —pidió Raymond.

— Escuché el rumor...

— Allison, cariño, está bien. Te amo —interrumpió Raymond. Ya le quitó lo bueno —. No se preocupen. Voy a estar bien.

— ¿Hay algún problema?

— No...oficial. Y largo de mi casa, ahora. —ordené. Una vez que él se retiró me acerqué corriendo a Allison.

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—Disculpe, oficial.

— ¿Si? —el oficial ni siquiera nos dirigía la mirada.

— Llevamos dos horas esperando. Me gustaría saber qué le pasó a mi cuñado. —el oficial terminó de sacarle la punta al lápiz, el cual parecía más importante que nosotras

—Nombre.

— Chestnut, Raymond Chestnut. —respondió Allison.

— Está aquí. Lo están procesando. —estaba por lanzarme encima de él pero Allison me detuvo.

— Sí, lo sabemos. Me gustaría hablar con él. —dijo Allison, tratando de mantener la calma.

— ¿Eres su abogada?

— No, soy su esposa.

— No puedo ayudarles. Tomen asiento.

—Debiste dejar que le diera su merecido. —reclamé sentándome a un lado.

—Si quieres terminar en un orfanato está bien. —rápidamente negué con la cabeza.

❪...❫

—¿Cuándo llegaremos? —pregunté emocionada mientras asomaba mi cabeza por la ventana mirando a todas partes.

—Acabamos de llegar. —respondió Allison al tiempo que se estacionaba frente a una gran mansión.

Allison me comentó que mientras conversaba con Raymond vió a un señor que tenía escrito en sus manos el famoso “Hello” “Goodbye” de Klaus y no dudó en preguntarle a lo que el señor le respondió sobre un profeta.

¿Quién más de nuestros hermanos es capaz de volverse un profeta? Exacto, Klaus.

No tardamos en encontrar su dirección y venir. Estaba emocionada de verlo y preguntarle de cómo estaba Ben. Tocamos el timbre pero al ver que nadie contestaba decidimos entrar, llegamos al patio trasero donde se encontraba una gigantesca piscina con Klaus flotando mientras bebía y fumaba un cigarrillo.

— ¡Klaus! —grité emocionada.

— ¡Eight! ¡Allison! —rápidamente él se levantó del flotador, no dudamos ni un segundo en tirarnos a la piscina y abrazarlo.

—Pasó tanto tiempo. —murmuró número tres.

—Las di por muerta. Creí que estaba solo.

—Lo sabemos. Nosotras también.

—Sientense. Tenemos que ponernos al día. —dice, nos sentamos en la orilla y él se acostaba una vez más en su flotador.

—¿Nos cuentas cómo terminaste en un lugar así? —pregunté riéndome.

—Ya saben, drogas, debutantes, mi santísima Trinidad. Pero sí, fue todo un viaje.

—Klaus, creaste un culto. —dije

—Esa palabra es muy negativa, hermanita. Prefiero llamarlo “comunidad espiritual alternativa”.

—No. No hay dudas de que empezaste un culto. —dijo Allison.

—Bueno, suficiente de mí. ¿Qué hay de ustedes? ¿Qué cuentan?

—Bueno, vivimos en el sur de Dallas, soy activista por los derechos civiles. Con mi esposo.

—Y yo aun voy al infierno alias la escuela. —los chicos rieron. Pero Klaus cayó en cuenta de algo.

—¿Tu esposo? —le preguntó a Allison quien asintió —. ¿Quién es el lunático?

Reímos.

—Su nombre es Raymond Chestnut. Ray.

—Espera, ¿está arrestado?

—Sí. ¿Cómo lo sabes? —pregunté.

—Compartimos celda. El mundo es un pañuelo.

—Organizábamos una sentada grande para hoy, y arrestaron a Ray por un cargo de mierda...y no logramos sacarlo.

—Hola. ¿Por qué no lo sacas con el rumor?

—No uso mis poderes desde...—se detiene al recordar aquel momento —. Por un año no pude hablar.

—Lo siento, Allison.

—No, está bien. Me gusta quién soy ahora que no lo uso. Me gané todo lo que tengo y se siente muy bien.

—Oye Klaus, ¿Ben está bien? —pregunté a lo que cuatro asintió y yo sonreí aliviada no lo he perdido del todo.










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