29. Adaptación













Ay no, otra vez esa misma sensación de estar drogada y de vomitar. Creí que ya me había acostumbrado.

Había soltado las manos de mis hermanos tiempo atrás y caía al espacio-tiempo como hoja suelta. También mis gritos cesaron al momento de soltar la mano de mis hermanos. Comencé a ver una luz a lo lejos llenándome de esperanza de reencontrarme con mis hermanos pero no fue así, caí sobre algo blando que a los segundos soltó un quejido.

Creo que tengo suerte de que algo amortigue mis caídas.

Alguien me dio unas palmadas en el cuerpo como tratando de decir que me quite de encima, giré mi cabeza llevándome la sorpresa de que caí sobre Allison.

—¡Allison! —chillé al momento de que me levantaba y ayudarla, la chica miraba a la anomalía que se cerró apenas la vi — . ¿Y los chicos?

Pregunté buscándolos con la mirada y analizando el lugar donde habíamos terminado, era un callejón sin salida y todo se encontraba oscuro; solamente éramos ella y yo.

Allison me agarró la mano para después tirarme de mí e indicarme que debíamos salir del lugar y así lo hicimos.

— ¿Dónde crees que nos encontremos? —ella alzó los hombros indicándome que tampoco lo sabía.

Entramos a un restaurante llamado Stadtler's en busca de ayuda pero lo único que conseguimos fue miradas de desprecio y un señor que señaló un cartel que decía "Solo blancos", yo soy blanca pero sus malas miradas era suficiente para saber que tampoco me querían, estaba por tirarles mil y un maldiciones pero Allison me sacó del lugar.

— ¿Qué? Déjame decirles su poco de cosas, no tienen ningún derecho en tratarnos así. —Allison volvió a negar para después señalar un cartel detrás mío a lo que me voltee y quedé sorprendida ante lo que decía —. ¡Un festival! Genial, hace tiempo que no voy a uno.

Allison negó una vez más para apoyar sus manos sobre mi cabeza y guiarla a otro cartel que decía el año en el que nos encontrábamos.

1961.

❪...❫

— Qué cursis son. Me darán diabetes. —hice una mueca de asco al ver a mi hermana y a mi cuñado diciéndose cursilerías.

— Oh vamos niña, en algún momento te enamorarás y dirás lo mismo. —sonrió el hombre.

Raymond es un agradable sujeto que ahora une su vida con la de Allison. Él nunca puso ningún problema con que viviera con ellos, él incluso dice que soy como un hermana menor para él.

— Tengo un regalo para ti —Raymond sacó un libro de su maletín y se lo extendió a Allison —. Es de pre-aniversario. Sé que te prometí las estrellas pero...

— La luna. —completó Allison sorprendida por el gesto.

— Sé que la miras todas las noches. Ahora podrás verla cuando quieras.

Creí que era momento de dejarlos solos por lo que salí de la casa y me dirigí a una tienda donde empeñaban y pulían objetos, tenía algo guardado ahí y era hora de retirarlo.

Al momento de entrar se escuchó una campanita que anunciaba mi llegada. Me acerqué al escritorio y dejé sobre él un recibido.

— Vengo a retirar un collar, por favor. —el señor asintió para después preguntarme algo. Era un señor distinto al que me atendió la última vez.

— ¿A nombre de quién?

— Aphrodite Hargreeves.

El señor se quedó sorprendido al escuchar mi nombre y soltó una risita mientras sacaba de una vitrina mi pedido.

— Te llamas tal y como mi hijo adoptivo llama a la chica de "sus sueños" —lo miré confundida a lo que él decidió explicarme —. Mi hijo dice que sueña con una chica muy parecida a ti y que su nombre era Aphrodite, gustaba de ella pero que desaparecio. Él intentó encontrarla pero murió.

Lo que él decía se parecía a mí historia con Gilbert, no creo que haya sido coincidencia. Puede que uno podría ser un accidente, dos es coincidencia...tres es un patrón.

— ¿Él recuerda su nombre de ese entonces?

— Creo que sí pero ya no lo recuerdo. Creo que comienza por Gil.

— ¿Gilbert? —el señor asintió.


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