03

El lunes, Sunoo llegó a su turno luego del almuerzo, encontrándose la motocicleta de Jay estacionada en los espacios de las bicicletas, e inconscientemente zapateó el piso algo frustrado, ¿Acaso le quería atormentar con su belleza todos los dias?

Entró por la puerta trasera del local y colgó sus pertenencias en la pequeña salita de empleados del lugar, junto a las de Giselle y Heeseung, uno de los dos chefs del local y uno de sus grandes amigos. Amarrándose el bonito mandil a la cintura y acomodando su camisa blanca dentro de su pantalón, salió de allí y se fue a buscar directamente a la barra una libreta por si llegaban clientes.

En eso, se encontró a Jay nuevamente, sentado en la barra muy solitario y con un menú en la mano, los cuales estaban a un costado de él. Al sentirle llegar, el castaño levantó la vista, sonriendo sutilmente al ver a Sunoo algo atolondrado por allí cerca, marcando su llegada y comenzando a preparar y organizar todo su rincón de cafés, té e infusiones.

──¿Esta cafetería es vegana?── Le preguntó Jongseong de la nada, distraido y sin apartar la vista del menú ──No me había dado cuenta.

Sunoo le miró extrañado, ¿Acaso no sabía específicamente en qué trabajaba su novia? Y luego rodó los ojos, descubriendo que Jongseong era una persona muy desconcentrada y poco observadora, ya que literalmente, debajo del cartel de local a las afueras, se especificaba que era una cafetería vegana.

──Eh... si, hay un cartel afuera que lo dice── Sunoo apuntó hacia afuera, y Jay le observó algo alarmado y con una sonrisa torpe.

Nuevamente volvieron a estar en silencio, y Sunoo se preguntó qué hacía tanto Giselle en la cocina, si su turno ya había terminado

──¿Eres vegano?── escuchó la voz de Jay preguntarle, y volvió a levantar la vista de sus herramientas para preparar los bebestibles.

──Soy vegetariano desde hace tres años── sonrió sutilmente.

──¿Acaso es requisito no comer carne para trabajar aquí?── preguntó, nuevamente el pelinegro, arqueando una ceja.

Sunoo solo veía la hora en la que Giselle saliera de la cocina y se fuera. Jamás había tenido una conversación tan larga con Jay y sus manos ya estaban sudando, sus dedos picaban por ser mordidos y aquella voz le ponía tan mal que queria llorar.

Si, era todo un sensible.

Haciendo su mayor esfuerzo, frunció el ceño y negó con la cabeza, tragando saliva al conectar miradas con Jongseong, ──Claro que no, ¿Por qué preguntas?

──Porque Giselle tambien lo és.

Sunoo se atoró con su propia saliva y quiso reir ante lo mencionado por Jay, ¿Desde cuando Giselle era vegetariana? Sunoo siempre la veía comer y tragar carne como si fuese a acabarse en algún momento, había veces en las que le hablaba porque estaba antojada de costillas de cerdo o pollo a la plancha sazonado con barbacoa -cosa que le daban ganas de querer vomitar al no soportar si quiera el olor de la carne-

Jay le miró preocupado e intentó estirarse por encima de la barra para sobarle la espalda y sacarle de su ataque de tos. Pero el solo sentir los calientes falanges de Jay en su piel, mandó una corriente eléctrica que le hizo separarse del tacto nervioso, asustándo al pelinegro y haciéndole retroceder.

Cuando ya pudo respirar mejor y la gente que comía ya no le veia como si estuviese a punto de morir, se dirigió de nuevo a Jongseong con los ojos llenos de lágrimas y la nariz roja.

──G-Giselle no es vege-vegetariana── habló con dificultad, tosiendo bajito en el proceso y viendo el ceño fruncido de Jay.

──Si, lo és── le contradijo, y Sunoo negó con la cabeza.

──Su comida favorita son las costillas de cerdo, y siempre que nos toca horario de almuerzo, ella trae carne── le dijo quitandose la humedad de los ojos, ──Giselle es lo menos vegetariana que hay.

Jongseong relajó un poco su ceño, ──¿En serio?

──¿Por qué te mentiría? No sé de donde sacaste que ella era vegetariana── justo después de eso, Giselle salió con una sonrisa de la cocina y se dirigió a darle un fogoso beso en la mejilla a Jay, quién se apartó algo sorprendido y escrutándola con la mirada.

Sunoo solo pudo tragar saliva, apartándo la mirada de allí y dedicándose a hacer la tapioca restante para los bubble tea. Hizo oidos sordos a la conversación de Jay y Giselle, la castaña al parecer quería ir al cine, pero el castaño no estaba tan entusiasmado de ir.

Sunoo suspiró, mirando de reojo como Jay se apoyaba de costado en la barra y quedaba una clara imagen de su bonita nariz de perfil. Cómo desearía tener una cita con él, poder sentarse a su lado a ver cualquier clase de película, comer palomitas y apoyar su cabeza en ese ancho hombro.

Como desearía estar en el lugar de Giselle cuando les vió irse hacia el cine.

Miercoles, Sunoo había terminado su turno junto con Heeseung, quien estaba haciendo su práctica de gastronomía en su cafetería, y planeaban una pequeña salida al centro comercial. Por lo que cuando marcó su retirada tan pronto su turno terminó, fue enseguida a la sala de empleados, mirando su teléfono y viendo el mensaje de Heeseung quien le esperaba afuera.

Lo que no se esperó encontrar, fue a Giselle colocándose el mandil para entrar al turno. La saludó con una sonrisa que no fue devuelta -lo cual lo extrañó bastante, ya que la castaña generalmente le saludaba con una radiante sonrisa- pero no le tomó demasiada importancia. Más inmerso en quitarse el mandil y la camisa para colocarse algo más casual y recoger su bolso.

──Oye, Sunoo── el rubio menor lanzó un chillido al escuchar a la mayor detrás de él, por lo que se dió la vuelta, encarándola con una expresión asustada en el rostro que se intensificó aún más, Giselle le miraba con un rostro de superioridad y enojo que le hicieron encogerse un poquito en su lugar── Te agradecería mucho que cuando Jay te diga algo sobre mi, no abras tu boca y le digas mis secretos, esto es algo entre él y yo ── Giselle le enterró uno de sus dedos en el pecho, sacándole un quejido antes de que se marchara dentro del local.

El bajito pestañeó un poco ante lo sucedido. Giselle nunca antes lo había tratado con tanta hostilidad, ¿Todo esto era porque le había dicho a Jay que ella en realidad no era vegetariana?

Asi que... mintiéndole sobre tus gustos a tu novio.

Tomó su bolso con la mirada perdida y algo molesto, ¿Por qué hacía eso? Él jamás le mentiría sobre sus gustos a Jay, el castaño le tendría que aceptar tal como era, porque no estaba dispuesto a cambiar aunque estuviese demasiado colado por él.

──Dios, para de compararte con ella...── se regañó a si mismo, abriendo la puerta trasera del local y chocando al intentar cruzarla con alguien bastante más alto y fuerte que él, casi perdiendo el equilibrio si no fuese porque le sujetaron de los hombros.

──¡Sunoo!

Saliendo de su estupefacción, su cara enrojeció al sentirse extremadamente cerca del rostro de Jongseong. Con quien casualmente se habia chocado y casi partido el culo. Literalmente podía sentir la respiración del pelinegro sobre sus mejillas calientes y casi se pone a temblar como un chihuahua ante el nerviosismo que le embargó.

──Oh... hola── sonrió apenas, conteniendo sus emociones tal como si fuese un frasquito pequeño con pirotecnia a punto de estallar.

Jongseong le miró por unos eternos dos segundos más, hasta que le sonrió de aquella forma que achinaba sus ojos y se veían como dos medias lunas, que logró que Sunoo enrojeciera aún más y soltara un suspiro, sin percatarse de su mirada soñadora y expectante que recorría el rostro contrario.

Dios, ese hombre de verdad era tan guapo, Sunoo simplemente se perdía en esa piel, en esos labios, en esos ojos. Era la primera vez que veia a Jay tan contento, y podía decir que su sonrisa inundaba de calor y felicidad su día entero.

Salió de su ensoñación de enamorado al escuchar el claxon del auto de Heeseung en la calle principal. Jay, extrañado, se giró hacia la derecha en dirección hacia el auto, logrando concentrar a Sunoo al no ver aquellos ojos oscuros.

──¡Oh! Lo siento, me tengo que ir── sonrió torpemente, sujetando su bolso y comenzando a caminar lo más apresurado, intentando alejarse del tipo que le traía en las nubes las últimas dos semanas.

Pero no pudo ni avanzar la mitad del trayecto, cuando sintió su manga ser tomada y siendo detenido por el fuerte agarre de la caliente y pesada mano de Jay. El rubio le miró con algo de temor, pero sin duda lo que el pelinegro le dijo, le dejó con la cara como un jitomate y con un terremoto en el estómago.

──¿Me puedes pasar tu Kakao Talk?

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