• CAPÍTULO 20 •

Su pecho dolió y su estómago ardió en náuseas, que sentía ya no podría contener. Es que mientras apoyaba una de sus manos sobre su boca, cubriéndola para ahogar aquel llanto que le estaba rasgando el interior.

-Ya no me sirves- esa voz retumbó sobres sus sienes, punzando en aquella imagen que sabía jamás sacaría de su cabeza.

Mierda. Maldita mierda.

Lastimaba, horriblemente lo hacía. Más no había podido interceder, habiéndole observado casi indefenso, con su cuello marcado con una fina pero letal línea. El tibio líquido rojo escurriéndose por su garganta y manchando su boca.

No.

Había llegado tarde.

-¡¿Creíste que te dejaría como si nada?! ¿Como si la vida te estuviese dando una nueva oportunidad?- la risa de aquel hombre se había escuchado en todo el lugar, así como el goteo húmedo del agua que caía por las paredes - ¡La vida no da nuevas oportunidades Gongyoo ! Y si has cometido un error jamás perdona. Y tu cometiste demasiados ¿Qué pensabas? ¡¿Qué serías feliz?! - se acercó a su oído susurrando - No mereces serlo, tú menos que nadie. Tú querido amigo... el principal motor de todo esto.

Y él vio como le había arrojado al suelo, casi sin fuerza y estando seguro que el cuerpo del hombre ya se encontraba sin vida sobre el frío suelo.

No,no,no.

-¡Hoseok!- las manos le temblaban y tal vez el cuerpo entero lo hacía, saliendo de sus recuerdos y mirando al pelirubio frente él -¡Dios maldición! ¡¿que ha pasado?!- los ojos de Jimin le recorrían y apreciaban asustados, mirándole desde arriba al estar él sentado en la esquina de esa habitación -Amor ¿que te han hecho? por favor responde.

El alfa castaño juntó saliva en su boca, tragando para poder hablar, sintiendo como las manos cálidas del rubio le tomaban el rostro -L-lo ha m-matado Jimin, él...-las náuseas le invadieron de golpe, liberándose del agarre del joven alfa y girándose hacia un costado para vomitar todo aquello que había estado conteniendo.

Duele.

Sentía a el rubio estremecer, mientras le sostenía y sobaba su espalda. Su respiración agitándose producto de la repentina fuerza realizada.

¿Por qué?

-¿T-tu...tu que estás d-diciendo?-percibió como la voz de Jimin se quebraba y su piel se llenaba de escalofríos. Desagradandole aquel sabor agrio de su boca y resultandole repulsivo.

-Lo que has oído...él lo ha asesinado- dijo ya soltando aquello sin pensar demasiado y solo deseando sacarlo de él. Percibiendo como el rubio se tensaba a su lado.

-¿T-tú estás seguro d-de eso? - y es que sabía que aquello no solo le estaba despedazando a él. Tenía claro que para el chico podría resultar casi igual de doloroso.

Maldita sea.

-Lo he visto Jimin...y luego lo he confirmado-y es que una vez él se marchó, fue a donde se encontraba el hombre, ya con su mirada perdida y su pulso silenciado. Marcándose ahora sobre su uniforme, el que se encontraba manchado y cubierto de sangre.

Ni siquiera percatándose de aquello.

Dime ¿Por qué?

Distinguió como el chico le volvía a tomar firme entre sus manos, mirandole como si intentase encontrar miles de respuestas en él.

-¿Te ha herido? ¿él...él se ha dado cuenta que estabas ahí? Si te ha lastimado yo...

-No Jimin...o eso creo. Yo solo me he acercado a él y... no lo se, realmente no lo se.

El chico le miró asimilando su respuesta, para luego botar un doloroso sollozo.

-Ha sido él Jimin - Jung le dijo - ...quién ha enviado a matar al soldado que ha confesado todo meses atrás. Quién no ha logrado asesinar a Taehyung.

El silencio se formó entre ambos, pudiendo ver como los ojos de Jimin se encontraban rojos y húmedos por las lágrimas. Exteriorizando poco, la profunda tristeza que sentía en aquel momento.

-Y es muy probable que...

-No lo digas Hoseok, maldita sea n-no lo d-digas.

Sabía que aquella era una terrible verdad. Tan dolorosa que sentía no soportaría escuchar. No aún.

-Tranquilo amor. Lo siento cariño - Jung le dijo acariciandole el rostro. Teniendo muy claro como todo les rompía a los dos - Debemos hablar con Taehyung ahora mismo, él debe estar de una vez por todas al tanto de esto. Debe cuidar de Jungkook, él corre peligro y...

-No Taehyung...maldición no -las palabras de Jimin salieron casi por inercia.

-¿Qué sucede con él?- el alfa castaño se acomodó mejor, expectante ante la respuesta del chico.

-Él ha salido hoy por la mañana Hoseok.











No había sido fácil. Le había costado mucho tomar la decisión de dejar a su omega aunque sea por unos días.

Y es que Jungkook le había mirado angustiado cuando le había comentado aquello, sus ojitos volviéndose dos polcas azules buscando entender.

-"Taehyung debe viajar" - le indicó suave el alfa una tarde, en la que ambos descansaban sobre el nido en la habitación del castaño. El aroma de su bebé marcando como su territorio, todo el espacio de aquel lugar.

Jungkook se había levantado lo más rápido que pudo, con su panza ya de siete meses entorpeciendo sus movimientos.

-"¿Taehyung dejará Jungkook? ¿Dejará bebé"- el omega le señaló un poco nervioso y el rubio podía percibir su tristeza.

Por eso con ahínco el alfa negó con la cabeza y se acercó a él para hacerle saber que todo estaba bien - No amor. "Eso nunca. Taehyung jamás dejará Jungkook. Taehyung ama a Jungkook y bebé"- aquello tranquilizó al castaño, quién se mantuvo atento a lo que el alfa le decía, mientras sintió a su cachorro moverse inquieto en su vientre-"Pero Taehyung valiente. Taehyung debe cuidar todos. A Jungkook, a pequeña luna."

Es que sabía que debía hacerlo a pesar de ya no ser el monarca de Yeoreum, sentía que era su deber. Ya que su reino y su pueblo estaban en riesgo.

Su familia.

Reafirmando ese pensamiento, al escuchar días atrás aquella petición.

- Quiero que vayas tu Taehyung-su tío Insung le dijo claro- Pensaba en hablar con Jimin, pero bueno... -rió-...sabes que tu primo es bastante mas impulsivo que tu y creo que al haber sido preparado para gobernar, eres el más indicado en asuntos diplomáticos.

Y es que Yeoreum aún estaba en conflicto, habiendo Insung hecho lo posible para frenar aquel conflicto. Siendo citado a un ultimátum, una reunión de los cuatros reinos para encontrar un acuerdo antes de la guerra. O la sencilla declaración de esta.

Y Taehyung sabía que lo único que podía hacer, era hacer frente a aquella verdad que por años habían estado intentando ocultar. Un secreto a voces que los haría pasar del reino más poderoso, a al más vulnerable.

Y esto debía ser de inmediato, ya que retrasarlo sólo confundiría las cosas con los demás gobernantes.

-Lo se tío. Yo solo debo hablar con mi omega en caso de...

-Nada te pasara hijo- le interrumpió el viejo alfa- he enviado a mis mejores soldados para que te resguarden. Y por el chico no te preocupes, procuraré cuidar de él y tu cachorro hasta que regreses. Solo esmérate en que todo salga bien y que este tonto conflicto acabe.

El rubio se sintió tranquilo ante aquello, descansando un poco la incertidumbre que comenzaba a pesar sobre su espalda.

-Gracias tío, necesitaba escuchar eso-el hombre le sonrió mientras asentía- Jungkook ya se encuentra con su embarazo avanzado y no quiero que se sienta indefenso. Se que son solo unos días, pero él y yo hemos pasado es último tiempo juntos y el cachorro se ha acostumbrado a tenerme a su lado.

Casi pegado a él, pensó. Pero no tenía porque contarle que adoraba dormirse abrazado al vientre del omega, obligándole a dormir con su camisa abierta para poder respirar desde su piel, el dulzor que se había tiernamente suavizado por su estado.

El aroma a flores del castaño, fundido con algo muy similar a flores de algodón.

Insung se acercó a tocarle el hombro- Me alegro de verte así hijo mío, se ve que aquel chiquillo es muy noble y el adecuado para ti. Verás que cuando regreses, toda esta pesadilla habrá pasado y podrás disfrutar de tu cachorro sin preocuparte de algo más que eso.

Y él asintió. Creyendo que así fuese.

Y debía serlo. Necesitaba respaldarse de aquella idea para poder dejar a su omega por unos días y sin que su lobo le reclamase por su actuar.

Y su chico le había comprendido, entonces ¿por qué sentía que su corazón dolía y pareciese le clavaran espinas en él?

Alfa.

De pronto el aire se volvió poco y comenzó a faltarle, mientras las manos le temblaron y la piel le quemaba.

Jungkook.

-¡Detengan el carruaje!-gritó el alfa a la vez que intentaba pararse, sintiéndose agitado debido a la necesidad de ir con él. Su omega le estaba llamando y aquello le estaba matando. Sin embargo y pese a su llamado, este siguió su trayecto -¡He dicho que se detengan!- y todo se quedó quieto, un extraño silencio que Taehyung no asimilaba. Por lo que decidido se asomó a la puerta, abriéndola y bajando con precaución.

Encontrándose con los cuatro soldados que lo escoltaban, observándole fijamente.

-Debemos volver al palacio- les dijo el rubio, mas no obtuvo respuesta y solo apreció como los alfas se miraban entre ellos -¡He dicho que debemos volver maldita sea!

El mas alto de los alfas, avanzó hacia él y Taehyung enseguida pudo distinguir el aroma amenzante de éste - Creo que eso no será posible majestad - el rubio frunció su entrecejo y apretó sus puños.

-No he hecho una pregunta soldado, he dado una orden -el rubio instintivamente retrocedió unos pasos, su pulso acelerandose precipitado y sus colmillos comenzando a asomar.

Esto no estaba para nada bien.

Los cuatro alfas comenzaron a rodearle, con sus aromas volviéndose intensos para intimidarle y desafiarle -Lo siento su majestad-No - Perdone por esto.

Y les vio a los ojos, notando como estos brillaban luminosos por la presencia de sus lobos. Él mismo llamando al suyo sintiendo rasgarle la piel y cubriéndola de un frondoso pelaje blanco. Mutando ya que aquello era lo único que podría llevarle hasta donde su omega.

Y llegaría de cualquier forma hasta su omega. Sea como sea.











La brisa de aquella mañana estaba siendo perfecta, lo percibió a primer momento cuando le chocó el rostro al abrir la ventana de aquella habitación. Había estado esperando por días aquel momento, donde el frío no impidiese poder sacar la chica de casa.

Se giró sonriente, observándola reír mientras Sarang le peinaba el cabello, formandole una larga trenza que caía por uno de sus hombros.

Y se encontraba feliz, pues esa sería la primera vez en años que iría mas allá del jardín que siempre visitaba.

Y estaba emocionada. Reflejando su propia emoción en los ojos sonrientes del castaño, quien se movía inquieto por toda la habitación intentando sopesar su ansiedad.

-Este chico parece un ciclón - la voz de Sarang se oyó a su espalda - Se ve muy tranquilo pero de pronto bum, te sorprende y no se detiene.

La joven beta rió ante aquello, ya se había percatado de la personalidad arrebatada del castaño - Me gusta así - le respondió a la mujer, mientras la miraba y sonreía.

Sarang le dejó un beso en la frente y luego acomodó su ropa para mirar al omega -"Está lista"- observando como Jungkook casi corría para tomar la silla de la chica y conducirla hacia afuera -¡Ey tranquilo! ¡Jungkook! ¡Se pueden...! Ay, lo que sea-dijo finalmente, solo sonriendo al ver como el chico desaparecía de su visión y Seulgi reía por aquello.

Y es que ambos se encontraban felices por disfrutar de esa mañana, pues Jungkook había prometido hace días llevarle a un lugar especial, deseando presentarle a alguien.

Que Taehyung no sabía. Que sería su secreto.

Y aquello fue importante, haciéndole sentir apreciada y valorada por el chico, guardándolo bajo la promesa de un dedo meñique.

Lo prometo.

Pudo percatarse que ambos abandonaban el jardín y ella solo sentía la respiración del omega a sus espaldas. Sintiéndose preocupada por un instante del agotamiento en el chico, eliminando enseguida su pensamiento al escucharle también reír.

Los arboles botaban sus hojas en anaranjados colores. El otoño siempre le había parecido hermoso y tal vez considerándolo sus meses del año favoritos. Ya que los colores eran perfectos y el sol nunca era demasiado intenso para arrebatar esas tan preciosas tonalidades.

¿Eres feliz Seulgi?

Cerró sus ojos momentáneamente, recordando aquella pregunta que alguna vez su padre le había hecho y que no supo responder. Para luego aspirar aquel fresco aroma a libertad en ese bosque de manzanos de manchuria. Sabiendo muy bien en ese momento, cual sería su respuesta a aquella pregunta.

Soy feliz papá.

Y de golpe su cara se llenó de hojas, atrapandola por sorpresa, casi ahogandose de la impresión. Escuchando como el castaño reía por la travesura realizada.

Pequeño travieso.

Intentó hacerle cosquillas, pues esas nunca le fallaban. Mas el chico se alejó de ella, escapando de su ataque.

Juntando las palmas de sus manos, pidiendo compasión de parte de la chica.

Ella giró sus ojos hacia arriba, sin dejar de reir y negar con la cabeza. Viendo como el omega calmaba su risa y le señalaba una pequeña puerta que se escondía en la frondosidad de un arbusto.

"Espera aquí a Jungkook" pidió tácitamente, acercándose a ella y tomando sus manos entre las suyas, besándolas suavemente. "Gracias por confiar en Jungkook."

Ambos sonrieron ante la acción, para luego el castaño girarse y entrar en aquel lugar.

Deseaba tanto que la chica le conociera, sintiendo el mismo su ansiedad sobre el estómago, la cual formaba un agujero ante sus incontrolables nervios.

Suspiró, ingresando en aquel lugar donde las paredes de piedras solo se pintaban del verde del musgo. Tan oscuro y tan frío.

Demasiado frío.

Dirigiéndose enseguida al sitio donde el hombre siempre se hallaba, con sus pasos dubitativos al no percibir movimiento alguno donde precisamente observaba. Sintiendo una ráfaga de miedo que le heló todo el cuerpo, al apreciar la gran mancha de rojo sobre el suelo.

Aún húmeda, quizá aún tibia.

Su corazón comenzó a palpitar fuerte, incluso doliendo por el miedo incontrolable que estaba experimentando. Y con mayor fuerza, cuando su nariz percibió el aroma agrio de un alfa que claramente conocía a sus espaldas. El aliento de él soplando sobre su oído -Es bueno verte aquí omega.

Pasó saliva, pensando solo en alguien mientras lo hacía.

Necesitaba a su alfa, necesitaba a Taehyung.

Sobre todo cuando sintió como aquel hombre, le comenzaba a tocar la cadera con la punta de sus dedos.

No.

Percibiendo como este respiró agitado sobre su cuello, provocando que su vientre se tensara y sintiera náuseas - De alguna manera sabía que vendrías aquí sabes- y la mano de aquel alfa subió por el costado, delineando su cintura- Pues eres tan tonto como tu padre, tan iluso, tan ingenuo -quería vomitar- Pero maldita sea omega,... tal vez hasta más hermoso que tu madre - y sintió como éste le tomaba el estómago, siendo aquello suficiente para que se volteara y le empujara.

¡No!

Observando como el hombre se tambaleó, viéndolo reír en burla . Resultando insuficiente su fuerza frente a él.

Por favor.

Y quiso llorar. Estaba aterrado.

-Escúchame omega - el alfa le escupió sobre el rostro, sujetando una de sus muñecas y su cabello con la otra mano, haciéndole doler por la presión que ejercía -¿Acaso no puedes oírme? Claro... - la risa de él se esparció por todo el lugar, mas Jungkook no le oyó- ¡Es porqué estás enfermo! Eso es lo que tienen todos ustedes los omegas. Son débiles e inservibles. Una aberración para los cambia forma - y tembló, comenzando a sollozar mientras veía como aquel hombre se acercaba a su boca - Mas su aroma tan dulce no se compara con ninguno y...es tan exquisita la sensación de estar al interior de uno.

Y el alfa empujó su lengua dentro de su boca, intentando que él respondiese a aquel repulsivo beso. Mas sólo ganándose una fuerte mordida de parte de Jungkook. Liberándolo de golpe para llevar su mano hacia su boca.

-¡¡Maldita basura!!

Y Jungkook corrió, con su vientre doliendo demasiado por el temor que sentía.

Alfa.

Mas su cuerpo fue volteado de golpe y lanzado al suelo, percibiendo como el hombre tiraba de sus tobillos y se subía sobre él . Pegandole una fuerte cachetada sobre el rostro, la que le rompió el labio y le hizo sangrar. Apreciando frente a sus ojos el filo de una navaja, la que bajó peligrosa por su cuello.

Y todo se volvió silencio.

Incluso para él.

A pesar de ver como el hombre seguramente gritaba encima de su cuerpo - ¡¿Qué te has creído?! ¡¿Acaso te crees especial porqué Taehyung te ha preñado?! -el alfa rió - Ustedes sólo nos vuelven vulnerables....incluso sabiendo que ese imbécil era débil, jamás pensé que podría serlo aún mas - Jungkook comenzó a llorar ya no soportando toda la presión que sentía, sintiendo como su cachorro se movía intranquilo en su vientre- ¿Lo quieres a él no es así? ¿Acaso quieres que venga?- aquel cuchillo rasgó su camisa- Pero no te preocupes por él querido Jungkook...- él se acercó nuevamente a su boca- ...mi sobrino es tan idiota que ya ha de estar muerto.

No,no,no.

Jungkook intentaba empujar a Insung con todas sus fuerzas, pateando con sus piernas para zafarse de su agarre. Mas su resistencia siendo disminuida fácilmente por la del alfa.

-También me desharé de ti y tu condenado cachorro. Pero primero concédeme el favor- le dijo el alfa para luego rasgar su pantalón junto a su ropa interior, lo que le hizo arder la piel- Sabes, hace mucho que no estoy con un omega y estoy muy curioso por recordar lo que se siente.

Ven.

Sabía que no podría contra aquel alfa, que lo que deseaba lograr sería inevitable. Mas intentaba alargar el momento en que ocurriera. Pues no deseaba que él le tocara.

Sabía que aquello era malo.

Sabía que eso era incorrecto.

-Abre tus piernas omega- le dijo aquella voz, palabras inteligibles para él que el alfa pronunciaba mientras desataba su propio pantalón. Y el cuerpo de Jungkook reaccionaba reacio a recibir a alguien como él.

Que no era su alfa.

Mientras las lágrimas no dejaban de caerle por el rostro y su espalda dolía por el peso del hombre. Observando solo la oscuridad del cielo en esa fría habitación.

No había amor. Aun menos delicadeza.

No había nada.

Taehyung.

No era la persona que prestaba tanta gentileza en cada encuentro.

No me dejes.

Sintió como Insung le rasguñaba el borde de la cadera con sus uñas para desnudarle y así su lobo le marcase de alguna forma. Su cuerpo entero estremeciendo al oler la excitación del alfa asomar en el aire y percibiéndose demasiado frío y repugnante.

Perdóname.

Y Jungkook cerró sus ojos con sus labios temblando y apretandolos con fuerza, solo pensando en que su cachorro no sufriese aquello. Pidiendo por que se encontrara dormido y no sintiese dolor. Solo esperando a que todo ocurriese rápido, muy rápido.

Y preguntando solo si alguien allí podría oírle.

-¡No lo toques!

Y se confundió en demasía, cuando el peso del alfa le abandonó. Levantando de golpe su torso y aun tiritando y gimoteando, para poder entender que sucedía. Viendo como la chica aferraba sus dientes en la pierna del hombre, siendo evidente que se había arrastrado hasta llegar a él.

Seulgi.

- ¡Suéltame enferma de mierda!- gritó aquel alfa, mientras quitaba a Seulgi de su pierna- ¡Ni siquiera has sido capaz de mantener a ese alfa a tu lado! ¡¿Cómo pretendes derribarme a mi perra inútil?! - y Jungkook pudo ver como este enterraba aquel cuchillo en el estomago de la chica. Para luego arrojarla como si no le pesara nada.

Como si no valiera nada.

Un grito desgarrador saliendo de la boca de Jungkook, sintiendo su sangre hervir de impotencia y pesar. Como si su cuerpo deseara dar batalla y romper a aquel alfa con sus dientes hasta matarlo, doliendole las entrañas y los huesos al ver a Seulgi de esa manera. Y distinguiendo como su piel picaba ba pidiendo aquel cambio, mientras sus ojos se incendiaban de odio puro y sus manos y pies formaban garras sobre el suelo.

No dando oportunidad al alfa de girarse, para cuando ya su boca que se había alargado en un hocico de puntiagudos colmillos, se dirigía hacia el hombre y con el único objetivo de desmembrar su cuerpo.










Corría por entre aquel bosque, forzando a su propio organismo a hacerlo lo más veloz que le permitiese. Ardiéndole las heridas que se encontraban expuestas y no detenían su sangrado, manchando el blanco pelaje de su linaje. Su boca aún sintiendo el sabor a sangre de aquellos alfas.

Y las patas le habían fallado durante el camino, haciendo que tropezara y cayera más de alguna vez. Pues le resultaba incluso tortuoso moverse, ya que la lucha con aquellos alfas le había dejado maltratado y debilitado. Percibiéndolo en todo su cuerpo, donde magulladuras superficiales y lesiones más profundas le escocían hasta hacerlo delirar.

Omega.

Mas no podía permitirse detener. No cuando había sentido a Jungkook llamarle tan atemorizado, temiendo lo peor. Sospechando lo peor.

No quería creer, negándose a la posibilidad de que precisamente a él, quisiese lastimarle de esa manera.

Y sus ojos se humedecieron, mojándose en lágrimas que nublaron aún más su vista. Distinguiendo claramente, como desde su ojo derecho caía un hilo de sangre que le manchaba el hocico, no ignorando la nula visión que obtenía de él y muy seguro de haberlo perdido. Recordando como aquel alfa había fuertemente arañado en aquel lugar hasta hacerlo sangrar y gritar de dolor.

Lo siento.

De pronto su corazón comenzó a latir mas poderoso, al percibir el aroma de Jungkook inundando aquel sector del bosque.

Amargo, desagradablemente amargo. Proviniendo de la pequeña puerta que se encontraba frente a él.

Y aspiró fuerte, destrozándose enseguida y al momento de oír aquellos sollozos desde el interior, decidiendo angustiado internarse en su interior.

Preparándose para lo que sea.

Y sintiendo un miedo que jamás en su vida creía haber sentido.

Por favor.

Y tembló a medida que avanzaba, desconociendo con lo que se encontraría, pero percibiendo el olor putrefacto de aquel alfa que tan bien conocía, el que llenaba todo aquel lugar.

Y quiso matarlo.

Mas sabía que ya se había marchado. Cuando se encontró con aquel pálido chico desnudo y tiritando, mientras se aferraba a algo. Fijándose en lo magullado que se veía su cuerpo, su boca rota e hinchada y en su mejilla izquierda un pequeño corte que le marcaba su bonito rostro.

Iba a matarlo.

Se acercó a él, observando como el omega le había mirado habiendo parecido sentirlo. Liberando un sollozo angustiado, no dejando jamás de sostener aquel cuerpo entre sus brazos.

Y él aun en su forma de lobo, lamió sus heridas y su vientre, lloriqueando a medida que confirmaba que el chico estaba bien. Su cachorro empujando para hacerle saber aquello.

Amor mío.

Y entonces Jungkook movió su vista hacia abajo, solo ahí recién percatándose de la chica entre sus brazos. Quien observó tenía sus ojos cristalizados y pequeños hilos de sangre cayendo por una de las comisuras de su boca.

No.

Aquella persona que por años había sido su compañera. Su confidente.

Su amiga.

Y que apretaba los dedos de Jungkook tal vez intentando aferrarse a la vida. Que no la abandonase, que la quisiese con ella.

Mas no escuchándola y dejándola ir.

Y él aulló. Con tanto dolor y tanta frustración, que le resultó inevitable llenarse de cólera. Sabiendo de seguro que iba a asesinar a aquel alfa.

Sellando aquella promesa aunque su vida se fuese en ello.

Debía hacerlo por todos.

Debía hacerlo por ella.














¿Fuiste feliz Seulgi?

Si, fui feliz papá.

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