𝐜𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐭𝐡𝐫𝐞𝐞: 𝐭𝐚𝐥𝐤𝐬 𝐚𝐧𝐝 𝐭𝐫𝐢𝐩𝐬
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talks and trips
titans 1x02
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MIDDLEBURG HEIGHTS,
OHIO
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DICK, JAYLENE Y RACHEL ENTRARON A LA PRIMER CAFETERÍA que encontraron abierta y rápidamente tomaron asiento en una de las mesas. Los adultos ordenaron una taza de café y la mesera se acercó a servírselos.
—¿Quieres chocolate o algo? —preguntó el castaño mirando a la chica sin saber qué decir realmente.
—Solo café. Negro. —respondió sin despegar su vista de la ventana.
—Seguro tienen malvaviscos. —siguió el detective.
—Ella no tiene cinco años, Dick. —rodó los ojos— Déjala que se tome su café.
—No soy una niña. —afirmó.
—Bien. Lo mismo para la dama. —le hablo a la camarera que los estaba atendiendo.
—Muy bien. —le sirvió su café y se retiró.
—Mi mamá no quería que yo tomara café. —soltó de la nada. La peli negra la miro con una ligera capa de compasión. Rachel tomo el azúcar y vertió una gran cantidad en su taza.
Grayson soltó una risa:— Te gusta lo dulce, ¿no?
Lo miro un segundo para después ignorar su pregunta y comenzar a batir el contenido de su taza con una cuchara. Los adultos se miraron y la meta-humana asintió. Era hora de sacar el tema que habían evitado todo el camino.
—Rachel. —observó a la empresaria bebiendo un sorbo del café.
—¿Te ha pasado algo antes como lo qué pasó anoche?
—No. No de esa forma. —negó— No quise matar a ese tipo. —dijo levemente alterada por qué le creyeran. Sobretodo quería que la mujer lo hiciera y no entendía el por qué. Quizá era el hecho de que habían pasado por un evento similar.
—¿Cómo lo mataste? —desvió la mirada incómoda y le dio otro sorbo a su bebida, miró su reflejo atentamente como esperando algún movimiento y eso lo noto Larsson.
—Descuida, que aquí estás a salvo. —tomó su mano para brindarle apoyo pero eso las llevó a ambas a un recuerdo de la peli negra.
Habían dos adolescentes riendo y entonces el chico tomó de la cintura a la chica que negó con su cabeza y miró a todos lados buscando a alguien. El chico —quien Rachel reconoció como Dick— tomó del rostro a Jaylene y la besó tiernamente en los labios. Larsson sonrió embobada y lo tomó de la mano obligándolo a correr junto a ella y salir de la enorme mansión con dirección a unos árboles que servían para ocultarlos a ambos de los adultos que los cuidaban.
—¡Dick! No puedes hacer eso cuando estamos en casa. —reclamó aunque era obvio que no estaba molesta en absoluto— Podría vernos.
—¿Y? No me importa. —encogió sus hombros— Llevamos saliendo tres meses y doce días.
—No sabía que llevabas la cuenta. —murmuró sorprendida y pasó sus manos por el cuello del chico. Quien diría que Grayson tenía sus momentos cursis— Aun así. No quiero que él se entere porque armaría un escándalo y te patearía el trasero.
—Eso no pasaría. Puedo defenderme. —le acarició las mejillas.
—Te quiero, D. Pero no lo vencerías, no cuando me incluye el problema. —cuando noto que abría la boca para argumentar algo, lo beso, logrando que guardara silencio.
—Verás a algunos amigos nuestros. Son seguros. —las trajo a la realidad y ambas se alejaron.
—Nos darán un lugar para ocultarnos un tiempo. —dijo bebiendo su café, tratando de despejar su mente del recuerdo sobre ella y Dick. Sacudió su cabeza cuando la idea de estar entre los brazos del castaño se instaló en su mente.
—Recapacitar y resolver qué hacer. —continuó— Estas asustada, lo entiendo. —comentó al notar cómo la menor desviaba su mirada de ellos.
—Pero a veces, no hay tiempo para eso. —le repitió la peli negra las palabras que una vez le dijo su padre. Dick la miro unos segundos como analizando sus pensamientos y luego se giró hacia enfrente.
—Oye. Nadie va a atraparte, ¿sí? Lo prometo.
—Confía en nosotros. —una sonrisa imperceptible apareció en el rostro de la mujer.
—Igual, ¿a qué otro lado puedo ir? —ambos adultos suspiraron abatidos.
Sí, era cierto que ayudar a una muchachita para que estuviera a salvo de quien sabe quien porque la estaban persiguiendo no estaba de cerca en la mente de ninguno. Pero necesitaba ayuda. Larsson entendía por completo ese sentimiento y estaba dispuesta a proteger a Rachel, porque ella había vivido algo similar y porque realmente quería ayudarla.
Las horas pasaron y la noche había caído cuando los ex justicieros decidieron que lo mejor era descansar en un motel al menos unas cuantas horas. Rachel observo la fachada del lugar con desconfianza.
—No es algo muy elegante. —inició Dick.
—Pero solo serán unas horas. —completo Jaylene tomando el poco equipaje que llevaban ella y la menor.
—Adelántense. Tengo una llamada que hacer. —informó.
La mayor lo observó con desconfianza para finalmente encogerse de hombros. No debía importarle con quien hablara su ex.
Las dos chicas se dirigieron a la habitación que el castaño había rentado, que por suerte tenía dos camas. Jaylene no se incomodo aunque sabía que terminaría compartiendo cama con Dick, pues no querían alterar a la menor aún más. Además, ya habían dormido juntos tiempo atrás, no había necesidad de volver las cosas incómodas. O eso quería creer.
Roth encendió el televisor y noto que estaban dando Game Of Thrones, por lo que tomó una bolsa de Doritos y se quedó mirando la serie completamente ajena a lo que ocurría a su alrededor.
La portadora de la identidad de Polaris se sentó en la otra cama y se dedicó a responder los mensajes de Alfred, asegurándose de recalcarle que se encontraba en perfectas condiciones y que no había motivos para alarmarse de que se tomara un descanso de la compañía.
A los pocos minutos, Grayson entro a la habitación con su maletín en mano. Se quitó la corbata y observo en silencio a su ex novia. Tal vez no lo admitiría en ese momento pero sí que la había extrañado. No habrán compartió grandes conversaciones en ese lapso de tiempo en el que se habían reencontrado pero con el solo hecho de mirarla, le traía grandes recuerdos. Buenos y malos. Ellos necesitaban hablar seriamente sobre lo que había ocurrido y pronto.
—Una foto te duraría más, D. —comentó la mujer desviando la vista de su celular. El chico negó levemente con una sonrisa.
—Lo sé. —ahora fue el turno de la mujer de observarlo en silencio, la tensión sexual comenzaba a hacerse presente— ¿Quieren pizza?
—Está bien. —respondió la menor sin despegar su vista del televisor.
—¿Algún aderezó? —enarcó su ceja al no obtener una respuesta— No dejen que nadie entre. ¿Es Game of Thrones? ¿Debería verlo?—le pregunto a Larsson.
—Tu y yo mirábamos peores cosas a su edad. —le respondió.
—No le pongas piña a la pizza. —pidió la menor.
—Lo mataría si lo hiciera.
—Claro que no. —contestó obvio y salió del lugar para buscar la comida.
—Rachel. —se asomó— Tengo que hacer una llamada, es importante. ¿Te molestaría quedarte sola unos minutos? No tardaré. —asintió. Larsson salió de la habitación y marcó el número de Alfred Pennyworth.
—Hola, Alfred.
—Ama Wayne.
—Sabes que prefiero cuando me hablas solo por mi nombre, Alfred. —sonrió alejándose levemente de la habitación que habían alquilado.
—Lo siento.
—No te disculpes. Solo llamaba para preguntar cómo está él.
—Está bien, dentro de lo que cabe. La extraña, señorita, aunque el amo no lo diga en voz alta.
—Sabes que no puedo regresar. —suspiró— Estoy en medio de algo.
—Y aunque no fuera así, tampoco vendría. —supuso.
—Me conoces, Alfred. Ambos dijimos cosas muy fuertes la última vez que nos vimos.
—Debería reconsiderar el venir a casa un día de estos, señorita. Estoy seguro que ambos lo necesitan.
—Quizá. —accedió— Debo irme, luego me pondré en contacto, A.
—Está bien. —colgó la llamada.
Se quedó afuera sopesando lo que le había dicho Pennyworth. Unas pocas palabras de ese hombre y te dejaba con el pensamiento por las nubes.
Mientras tanto adentro de la habitación Rachel se dirigió al maletín más grande que había dejado Dick e intentó abrirlo, al no obtener resultados se dirigió al maletín más pequeño que si pudo abrir. Al notar que era una computadora, tecleó su nombre y aparecieron varias noticias sobre el asesinato de su madre.
Después tecleó el nombre de Dick y la noticia sobre el accidente de sus padres apareció, así como la noticia de Bruce Wayne acogiéndolo. Finalmente tecleó el nombre de Jaylene Larsson y obtuvo la noticia de su secuestro, y posteriormente otra que decía: Batman rescata a la hija del millonario filántropo Bruce Wayne.
La chica confundida busco ahora el nombre de Jaylene Wayne y obtuvo más resultados que antes. Estaba la noticia del secuestro así como unas más banales, como ella tomando el puesto de sub directora ejecutiva de Wayne Enterprises o ella, su padre y Dick en galas benéficas. Encontró el video del accidente de la pareja Grayson y no pudo evitar sentir pena por el joven Dick que miraba la escena asustado.
Rachel entonces entendió varias cosas de sus sueños.
Porque aunque hubiera pasado meses soñando con los ex compañeros, nunca había tenido un sueño o recuerdo de la peli negra que le dijera que era hija de Bruce.
Antes de poder seguir buscando más cosas, del maletín comenzaron a salir unas hojas. Rachel las leyó y se noto que era el informe sobre la muerte del tipo que la había secuestrado, así como una foto del cádaver de este mismo. La observo y luego la imagen se distorsionó, haciendo alusión a que el hombre saldría de la foto.
—¡No!
—¡Déjame salir! —espetó el reflejo de la joven.
La peli negra escuchó el grito que profirió la menor por lo que no dudó en regresar a la habitación.
—¿Rachel? Solo soy yo. —entró y observó la búsqueda de la computadora. Frunció el ceño al escuchar el Padre Nuestro ser recitado— ¿Rachel? —entró al baño y encendió la luz.
—¡No! No me toques, no quiero que salga. ¡No!— insistió llorando. Jaylene la ignoro y la abrazó.
—Estás bien. No te pasará nada malo. Estás segura. No te preocupes. —repetía la mayor en un intento de calmarla.
—¿Jaylene?
—En el baño. —el chico entró y miró en silencio a su ex compañera. Necesita ayuda artículo sin emitir ningún sonido.
Luego de tranquilizar a Rachel, los tres procedieron a descansar un par de horas para después regresar al auto y proseguir con su viaje.
—Según los archivos, el hombre que te atacó quizá era parte de un culto del juicio final.
—Odio a esos idiotas. —murmuró la peli negra— Creen que su destino es evitar el fin del mundo y solo consiguen hacerlo peor. Puras estúpideces.
—¿Eso significa algo para ti? —la miro por el retrovisor.
—Bueno... Cuando era una niña, no me enojaba ni me asustaba mucho. —respondió— Porque pasaban cosas malas.
—¿Qué tipo de cosas malas? —cuestionó la primogénita de Bruce Wayne.
—Creo que ahora yo también soy huérfana. —cambió el tema— Ese multimillonario, Bruce Wayne, ¿te crió?
—Sí. —susurro.
—Es tu padre, ¿cierto? —se dirigió a la chica.
—Al menos no desperdicias tu tiempo. —sonrió tensa— Sí, Bruce es mi padre. No hablamos mucho, actualmente.
—¿Eso los convierte en hermanos?
—No. Ni legalmente ni nos consideramos así.
—Hubiera sido incómodo si nos consideráramos hermanos. —bromeó el castaño.
—¿Qué hay de tu mamá? —Jaylene endureció sus facciones.
—Espero que tres metros bajo tierra. —Dick tomó su mano para demostrarle su apoyo. Él conocía la historia de la progenitora de su ex novia y no era ni de cerca agradable.
—Debió ser genial. —comentó para aligerar el ambiente.
—Era complicado. —soltó sin desviar la mirada del camino.
—Papá no es la persona más fácil de tratar. —afirmó.
—¿Alguna vez desaparece?
—¿Qué?
—El sentimiento de que te abandonaron.
—Sí. —soltó sin pensarlo— Bueno, no. No del todo. A veces hay alguien que te ayuda a hacerlo más llevadero. —la ex pareja se observó un segundo hasta que la peli negra desvió su mirada con una sonrisa— Aprendes a vivir con el. Hasta que poco a poco el dolor es mínimo.
—Ustedes también van a dejarme, ¿no? —bajo la mirada.
—Por supuesto que no. —se giró en su asiento— Pero te advierto que soy alguien difícil para convivir.
—No. No voy a dejarte. —confirmo el detective.
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No se ni que hice pero jajaj esto salió. Disfrútenlo mucho.
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