CAPITULO TRES
QUINTO JUGADOR

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Septiembre, 2021

    UNA SEMANA después de empezar la escuela, Maddy ya había sentido la presión que pesaba sobre ella y sus compañeros de último año. Conseguir créditos, buenas notas y participar en actividades extraescolares les quitaba mucho tiempo. Por no hablar de la cantidad de veces que sus profesores no dejaban de decirles que pronto tendrían que tomar decisiones definitivas sobre las universidades o institutos a los que querrían ir en el futuro, y elegir sabiamente.

   Como si ninguno de los alumnos no hubiera pensado básicamente en ello desde el primer día que pisaron la preparatoria. Algunos habían tenido la suerte de saber ya lo que querían en la vida. Algunos tenían su futuro grabado en piedra debido a sus padres, y otros simplemente no sabían lo que querían hacer en la vida.

   Maddy, en concreto, pertenecía al tercer grupo de personas. No estaba segura de lo que quería hacer en la vida. Había jugado con demasiadas ideas y formado parte de un buen número de clubes. Ninguna de ellas había llegado a encajar, ya que su interés por la mayoría de esas actividades desaparecía casi tan rápido como aparecía.

   Las únicas cosas que siempre le habían interesado eran los juegos, la lectura y la escritura. Más leer que otra cosa.

   Lo que la había llevado a decidir que probablemente iba a estudiar inglés, y por lo tanto se iba a especializar en inglés. No era original, literalmente, de ninguna manera, pero era la opción más fácil. Después de todo, siempre podría cambiar de especialidad o encontrar una forma de utilizar sus habilidades.

   Cuando era más joven también había probado con la programación, para ver si podía aprovechar su pasión por los juegos, pero no le había ido muy bien. Más que nada porque había abandonado la idea, descubriendo que programar no era fácil y que no podía hacerlo a la primera. Lo mismo le había pasado con muchas otras actividades.

   Por lo tanto, inglés había sido importante, y esencialmente, siempre lo fue.

   Via había mencionado un montón de veces que honestamente le gustaría probar crear contenido, puesto que ya hacía un montón de cosas relacionadas con crear. Sus actividades extracurriculares incluían la filmación, la fotografía y el diseño gráfico. Y era jugadora. Tenía sentido que sugiriera convertirse en YouTuber, streamer de Twitch o algo así. ¿A quién no le gustaría convertirse en el próximo Dream o Technoblade?

   A Beck y a Foosh también les había gustado la idea. Foosh incluso había sugerido que podrían formar un grupo y llamarse los 'Foolish Gamers', ya que llevaban haciéndolo desde que empezaron a jugar. Era su nombre de usuario en la mayoría de los juegos.

   Pero a Maddy no le había entusiasmado la idea. Claro que no le importaba grabar vídeos y crear contenido con sus amigos, pero no le gustaba la idea de exponerse en Internet. Que millones de personas la juzgaran por cada pequeña cosa que hiciera. Incluso las cosas más idiotas podrían hacer que la cancelaran, y ella simplemente odiaba ese aspecto de ser una creadora de contenidos conocida.

   A día de hoy, tenía un miedo crónico a Twitter debido a la cantidad de drama que ocurría en la línea de tiempo casi todos los días. Era impresionante, pero también aterrador y absolutamente loco.

   Maddy prefería la seguridad de su burbuja y de las cosas que ya conocía. Odiaba el cambio. Lo había odiado desde que ella y la madre de Beck se divorciaron de su padre y luego se convirtió en la peor madre de la historia, hasta el punto de llevar a su padre a mudarse casi al otro extremo del país.

   Era gracioso, realmente. Algo que Maddy nunca había entendido del todo. ¿Cómo demonios no recordaba el cumpleaños de sus hijos cuando literalmente los había parido? De hecho, ¿cómo había podido olvidar toda su jodida existencia casi consistentemente, cuando eran niños? Simplemente no tenía sentido... pero lo había conseguido.

   En conclusión, Maddy había pasado la mayor parte de su infancia decepcionada de su madre. Ella había sido la razón por la que Maddy, Beck y su padre se habían mudado a Ohio. Ella había sido la razón por la que Maddy había perdido a todos sus amigos anteriores. Y ella había sido la razón por la que Maddy luchaba por hacer nuevos amigos. Su madre era la razón por la que prefería quedarse en la seguridad de las cosas que conocía en lugar de salir y probar cosas nuevas.

   Tal vez fuera ridículo culpar de todo a su madre, pero el daño emocional ya estaba hecho y Maddy tenía que sufrir las consecuencias. A veces deseaba no haberlo hecho, a veces deseaba poder olvidarse de todo como hacía Beck, pero no podía.

   Tal vez algún día.

   Por ahora, sólo podía elegir las opciones más seguras para ella y permanecer en su zona de confort. Es decir, estudiar inglés e ir a la Universidad Estatal de Ohio, lo que también significaba no tener que vivir en los dormitorios. Podría quedarse en casa.

   A veces, las aventuras no eran para todo el mundo.

   Caminando dentro de la escuela después de la hora del almuerzo con Via, Maddy se detuvo a mirar a un gran grupo de estudiantes que miraban el tablero de anuncios en el pasillo. Ninguna de las dos había sido capaz de abrirse paso entre la multitud para ver lo que había en el tablón, pero Beck y Foosh habían aparecido poco después de las dos chicas.

   Habían compartido sonrisas de conocimiento antes de que los dos chicos se abrieran paso entre la multitud. La mayoría de la gente de alrededor les había abierto paso de todos modos, pero Beck y Foosh aún habían tenido que forcejear en parte. Y aunque ninguno de los dos había dicho nada, Maddy y Via los habían seguido.

   Los cuatro amigos que apenas se relacionaban en la escuela se pararon juntos ante el tablero de anuncios, examinando los carteles que había en él. La mayoría ya los habían visto. Muchos de ellos simplemente informaban de pruebas o castings, clubes que buscaban nuevos miembros... hasta que sus ojos se posaron en el que había atraído la atención de todo el mundo.

   Un torneo intercolegial de Valorant organizado en su escuela. Un equipo de cinco personas.

   Maddy miró a Via, que se quedó boquiabierta mirando el cartel. Las dos chicas intercambiaron miradas antes de mirar a Beck y Foosh. Ambos parecían perplejos, pero sus expresiones eran pensativas, lo que significaba que estaban considerando inscribirse.

   Beck le dio un ligero codazo a Maddy, casi imperceptible. Ella lo miró con el rabillo del ojo, un leve movimiento de cabeza en respuesta a que estaba escuchando.

—¿Quieren hacerlo?—,preguntó.

   Via se encogió de hombros, también escuchando, aunque la conversación había sido tranquila. Maddy y Via se las habían arreglado para volar bajo el radar de casi todos los estudiantes de su preparatoria, y no planeaban cambiar eso asociándose con sus estereotipados amigos deportistas de preparatoria... ¿o tal vez ya no importaba ya que era su último año?

    —Estoy de acuerdo—,dijo Foosh, su mirada fue de Beck a Maddy y Via.

    —No lo sé—.Maddy apretó los labios y se mordió el interior de la mejilla. Decir que sí significaría anunciar que estaba en el mismo equipo que Beck Adair y Noah Brown, los dos chicos más populares de la escuela.

    —Eres mi hermana, no será raro—,comentó Beck, casi como si pudiera leerle la mente. La miró, examinando la expresión ansiosa de su rostro.—Cuando la gente se entere de lo buenas que son Via y tú, tendrá sentido de todos modos. Y no le darán mucha importancia—.

    —Cierto—,Via estuvo de acuerdo con Beck.—Quiero decir, te las has arreglado para mantenerte básicamente en el anonimato a pesar del hecho de que eres la gemela de Beck y de que las dos literalmente comparten apellido—.

    —Es tu último año de todos modos. Te habrás ido en unos meses, y no tendrás que mirar atrás de todos modos—,añadió Foosh a la conversación, con una sonrisa de apoyo en los labios.

   Maddy le devolvió la sonrisa, y luego a su hermano.—Claro, sí, claro, podemos hacerlo—,dijo, con la incertidumbre a flor de piel, asintiendo con la cabeza.

    —Pero tenemos un pequeño problema—,dijo Via, frunciendo los labios.

    —Necesitamos un quintojugador—.