𝟬𝟬𝟭┃𝗮𝗳𝘁𝗲𝗿 𝗮𝗹𝗹 𝘁𝗵𝗶𝘀 𝘁𝗶𝗺𝗲
❀❝𝙔𝙤𝙪 𝙨𝙖𝙞𝙙 𝙄'𝙢 𝙩𝙝𝙚 𝙡𝙤𝙫𝙚 𝙤𝙛 𝙮𝙤𝙪𝙧 𝙡𝙞𝙛𝙚
𝘼𝙗𝙤𝙪𝙩 𝙖 𝙢𝙞𝙡𝙡𝙞𝙤𝙣 𝙩𝙞𝙢𝙚𝙨❞❀
Dexen abrió los ojos lentamente, despertando de un sueño profundo que había dominado su descanso nocturno. La suave luz del amanecer se filtraba a través de las cortinas de su habitación en el Templo Jedi, pintando los muebles de madera con un tono dorado. Un suspiro escapó de sus labios mientras se estiraba, estirando los músculos rígidos después de una noche de sueño reparador.
El corazón de Dexen latía con emoción mientras se sentaba en la cama. Era su día libre, un raro respiro en la rutina agitada de su entrenamiento como Jedi. Se permitió un momento para disfrutar de la sensación de libertad que le brindaba la ausencia de deberes y responsabilidades.
Después de un breve momento de contemplación, Dexen se levantó de la cama y se dirigió al baño para una ducha refrescante. El agua tibia cayó sobre su piel, lavando la fatiga del sueño y despertando sus sentidos con su suave caricia. Se sumergió en la sensación rejuvenecedora, dejando que el flujo constante del agua la envolviera en una burbuja de tranquilidad y serenidad.
Una vez fuera de la ducha, Dexen se envolvió en una suave toalla y se vistió con su túnica Jedi. La tela familiar se ajustó a su cuerpo con familiaridad, recordándole su papel y propósito como protectora de la paz y la justicia en la galaxia. Con paso ligero, salió de su habitación y se dirigió al patio de entrenamiento.
El aire fresco de la mañana la saludó mientras cruzaba el umbral hacia el patio, llevando consigo el aroma dulce de las flores en floración. Los primeros rayos del sol se filtraban entre las hojas de los árboles, creando un juego de luces y sombras en el suelo de piedra. Dexen se detuvo en el centro del patio y cerró los ojos, permitiendo que la fuerza fluyera a través de ella.
Con un gesto suave, encendió su sable de luz y comenzó a practicar sus movimientos. Cada golpe y bloqueo era una extensión de su ser, una danza elegante y fluida que reflejaba su conexión con la fuerza. Se movió con gracia y precisión, cada movimiento calculado y ejecutado con cuidado.
Mientras practicaba con su sable de luz, notó la presencia de otro Jedi acercándose. Levantó la vista y vio a un joven Padawan de cabello rubio que se acercaba, concentrado en su propia práctica.
— Hola, ¿necesitas ayuda? —preguntó Dexen, ofreciendo una sonrisa amistosa.
El Padawan se detuvo y la miró con curiosidad.
— No, gracias. Estoy bien —respondió él, devolviendo la sonrisa.
Dexen asintió y continuó con su entrenamiento, pero algo en la mirada del Padawan le resultaba familiar. Sin embargo, después de tantos años, era difícil estar segura. Decidió no pensar demasiado en ello y se centró en sus ejercicios.
Después de un rato, Dexen decidió descansar y se sentó en un banco cercano. El Padawan se acercó y se sentó a su lado, limpiando el sudor de su frente con la manga de su túnica.
— Hace un buen día para entrenar, ¿verdad? —comentó Dexen, rompiendo el silencio.
El Padawan asintió, mirando al horizonte con una expresión pensativa.
— Sí, es agradable estar aquí después de tanto tiempo.
Dexen lo miró con curiosidad, preguntándose qué quería decir con eso. Antes de que pudiera preguntar, el Padawan se puso de pie y se despidió con un gesto de la mano.
— Bueno, tengo que volver a mis clases. Gracias por la oferta de ayuda.
Dexen asintió y lo observó alejarse, preguntándose quién era ese joven Jedi y por qué le resultaba tan familiar.
Después de un rato, decidió regresar al templo para prepararse para su cita con el Consejo Jedi. Mientras caminaba por los pasillos, se preguntaba qué les depararía el día y si alguna vez descubriría la verdad sobre la identidad del misterioso Padawan.
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Después de un rato, Dexen decidió regresar al templo para prepararse para su cita con el Consejo Jedi. Mientras caminaba por los pasillos, se preguntaba qué les depararía el día y si alguna vez descubriría la verdad sobre la identidad del misterioso Padawan.
Al llegar al salón del Consejo Jedi, Dexen fue recibida por el Maestro Mace Windu, quien la condujo al interior. El Consejo estaba reunido en semicírculo, con expresiones serias en sus rostros. Dexen se sintió un poco nerviosa ante su mirada penetrante, pero se obligó a mantener la compostura.
— Dexen, gracias por venir —dijo el Maestro Windu, indicándole que se sentara frente al Consejo.
Dexen asintió y se sentó, preguntándose qué estarían discutiendo. El Maestro Yoda tomó la palabra y comenzó a explicar la situación.
— Difícil este día será, joven Dexen. Una tarea importante te espera —dijo con solemnidad.
Dexen asintió, preparada para recibir cualquier desafío que el consejo pudiera presentarle.
— ¿Cuál es mi misión, Maestro Yoda? —preguntó, con una mezcla de curiosidad y determinación en su voz.
El Maestro Yoda intercambió una mirada significativa con sus colegas antes de responder.
— Proteger a la Senadora Amidala, debes. Una amenaza se cierne sobre ella, y tu habilidad y valentía se requieren para mantenerla a salvo —dijo, sus palabras resonando en la sala.
Dexen asintió solemnemente, comprendiendo la gravedad de la situación. La protección de la Senadora Amidala sería una tarea desafiante, pero estaba decidida a cumplir con su deber como Jedi.
— Te asignaremos dos compañeros para esta misión. El Maestro Obi-Wan Kenobi y su Padawan Anakin Skywalker te acompañarán.— el maestro Windu habló
Dexen se sorprendió al escuchar los nombres de sus compañeros de misión. No había visto a Obi-Wan ni a Anakin desde hace años, desde que habían dejado el planeta para seguir el entrenamiento del joven Padawan, lejos de ella.
— ¿Obi-Wan y Anakin? —exclamó Dexen, sintiéndose abrumada por la revelación.
El Maestro Windu asintió con solemnidad.
— Sí, son los más adecuados para esta tarea. Confiamos en que trabajarán bien juntos para proteger a la senadora.
Dexen asintió, sintiéndose un poco intimidada por la perspectiva de trabajar junto a sus antiguos compañeros.
Después de recibir instrucciones adicionales del Consejo, Dexen se levantó y salió del salón junto con el Maestro Windu. Se sintió aliviada de tener la oportunidad de hablar a solas con él antes de partir.
— Maestro Windu, ¿qué hay si fallo en esta mision? Ya sabe, por lo que pasó aquella vez.—preguntó Dexen, sintiéndose confundida por la situación.
El Maestro Windu la miró con seriedad antes de responder.
— Esa es una pregunta que solo tú puedes responder, Dexen. Se que tu relación con Anakin es complicada, pero confío en que podrán superar cualquier obstáculo que se interponga en su camino.
Dexen asintió, agradecida por las palabras de aliento del Maestro Windu. Se sentía un poco más segura ahora de enfrentar el desafío que se le presentaba.
— Gracias, Maestro Windu. Haré todo lo posible para cumplir con esta misión.
El Maestro Windu le sonrió con orgullo. Dexen se sintió renovada por su apoyo y se preparó para el viaje que tenía por delante.
Con determinación en el corazón, Dexen se dirigió hacia el hangar.
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Dexen llegó al hangar donde esperaba la nave que los llevaría a su destino. Observó con atención mientras el Maestro Windu se acercaba a una nave de tamaño mediano, seguido de cerca por Obi-Wan Kenobi y Anakin Skywalker.
Al ver a Anakin, Dexen sintió una oleada de sorpresa. Se detuvo en seco, parpadeando un par de veces para asegurarse de que no estaba alucinando.
—Anakin... —murmuró, sin poder evitar la sorpresa en su voz.
Anakin, por su parte, también mostró sorpresa al ver a Dexen. Sus ojos se abrieron un poco más de lo normal, como si no pudiera creer lo que veía.
—Dexen, ¿eres tú? —preguntó, aún incrédulo.
El Maestro Windu y Obi-Wan intercambiaron una mirada significativa, notando la tensión entre los dos jóvenes Jedi. Dexen recuperó la compostura y se acercó a Anakin.
—Sí, soy yo. ¿Cómo estás, Anakin? —respondió, tratando de ocultar su propia sorpresa.
Anakin se acercó a ella, con una sonrisa un poco forzada en el rostro.
—Bien, gracias. ¿Tú? No te había reconocido está mañana.—preguntó, tratando de disimular su propia confusión.
Dexen asintió, sin saber qué más decir. La tensión entre ellos era palpable, recordándoles el pasado que compartían pero que ninguno de los dos estaba dispuesto a mencionar en ese momento.
Dexen decidió cambiar de tema para aliviar la incomodidad.
—Maestro Windu, ¿podría hablar contigo a solas por un momento? —preguntó, buscando romper la tensión.
El Maestro Windu asintió con solemnidad y se apartó con Dexen hacia un rincón apartado del hangar. Dexen inhaló profundamente antes de hablar.
—Maestro, ¿qué más sabe sobre nuestra misión?
El Maestro Windu la miró con seriedad antes de responder.
—Dexen, la misión es de suma importancia y confiamos en que tú, Anakin y Obi-Wan sabrán cumplirla. Pero debemos proceder con cautela y seguir las instrucciones al pie de la letra.
Dexen se despidió del Maestro Windu con una reverencia y regresó hacia la nave, lista para comenzar su misión junto a Anakin y Obi-Wan.
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La nave despegó suavemente del hangar, dejando atrás el Templo Jedi y dirigiéndose hacia su nuevo destino. Dexen observaba por la ventana, perdida en sus pensamientos mientras reflexionaba sobre el encuentro que tuvo con sus antiguos compañeros.
Anakin, por su parte, se mantuvo en silencio, sentado en su asiento con la mirada fija en el espacio exterior.
Después de unos momentos de silencio incómodo, finalmente habló.
—Dexen, ¿cómo has estado todos estos años? —preguntó, desviando la mirada hacia ella.
Dexen se sorprendió al escuchar su voz, pero respondió con una sonrisa suave.
—He estado bien, Anakin. Entrenando duro y tratando de seguir el camino correcto—respondió, tratando de ocultar la emoción que sentía al verlo de nuevo.
Anakin asintió, pareciendo perdido en sus propios pensamientos por un momento antes de continuar.
—Me alegra verte de nuevo, Dexen. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos —dijo, su voz llena de nostalgia.
Dexen asintió, recordando los días de su juventud cuando ella y Anakin eran inseparables. A pesar de los años que habían pasado, todavía podía sentir la conexión entre ellos.
—Lo mismo digo, Anakin. Parece que fue ayer cuando estábamos entrenando juntos en el Templo Jedi —respondió Dexen, recordando los días con cariño.
La conversación fluyó entre ellos, mezclando recuerdos del pasado con la emoción del presente. A medida que la nave continuaba su viaje hacia su destino, Dexen y Anakin se encontraron compartiendo historias y risas, recordando los momentos que habían compartido juntos.
Obi-Wan se unió a la conversación, atrayendo la atención de ambos jóvenes.
—¿Qué es lo que tanto les divierte, jóvenes padawans? —preguntó Obi-Wan con una sonrisa, tomando asiento junto a ellos.
Dexen y Anakin intercambiaron una mirada cómplice antes de que Dexen respondiera.
—Estábamos recordando los viejos tiempos, Maestro Obi-Wan. Los días en que Anakin y yo entrenábamos juntos en el Templo —explicó Dexen, con una chispa de nostalgia en su voz.
Obi-Wan asintió con comprensión, recordando los días en que había entrenado a ambos jóvenes, antes del accidente.
—Ah, sí. Recuerdo esos días con claridad. Eran tiempos más simples, ¿verdad? —dijo Obi-Wan, con una sonrisa melancólica.
Anakin asintió, mirando a su maestro con aprecio.
—Sí, eran tiempos más simples. Pero estamos aquí ahora, en una nueva misión juntos. ¿No es emocionante? —comentó Anakin, tratando de inyectar un poco de optimismo en la conversación.
Dexen y Obi-Wan asintieron, compartiendo la emoción de Anakin por la misión que tenían por delante.
—Sí, es emocionante. Estoy ansiosa por ver lo que nos espera —dijo Dexen, con determinación en su voz.
Obi-Wan asintió, mirando a sus jóvenes compañeros con orgullo.
—Estoy seguro de que estarán a la altura del desafío. Confío en ustedes, jóvenes padawans —dijo Obi-Wan, con una sonrisa tranquilizadora.
La conversación continuó mientras la nave seguía su curso. Dexen, Anakin y Obi-Wan compartieron historias y risas, preparándose para lo que les deparaba el futuro.
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