Capítulo II
Me levanté sin ánimos, no me tiene de buen humor tener que ir a una cita con una persona que ni siquiera sabe de mi existencia. Pero todo sea para que el señor Klein deje de insistir con esta idea absurda y por fin me libre de la deuda del departamento.
Desayuné sin problema alguno, me quedé en casa toda la mañana viendo caricaturas, algo que nunca he dejado de hacer.
En la tarde comencé a limpiar mi departamento, ya que me encanta muchísimo el orden.
Luego, preparé una comida sencilla para mí.
Después, empecé a buscar un conjunto sencillo para la famosa "Cita" que tengo en algunas horas.
—Bueno, todo sea para que nunca vuelva a ver al señor Klein—Dije completamente resignada
Salí de darme una ducha y comencé a arreglarme con mi clásica ropa, me puse poco maquillaje, ya que no me gusta en muchísima cantidad y mis clásicos tenis converse.
—Pues la verdad, no te miras tan mal niña— Me dije a mí misma viéndome desde el espejo de mi habitación
"Es la primera vez que tengo una cita"
—Señor Bigotes discúlpame, pero hoy tendré una cita con alguién más, espero que no te pongas celoso— Agarré de la cama a mi gato y lo alcé mientras le hablaba, algo que siempre he acostumbrado con él desde hace 2 años
—Bueno Señor Bigotes, dame buena suerte para esta noche porque estoy segura de que la necesitaré— Mi gatito me araño levemente la mano y yo lo solté algo adolorida
—¡Hijo de Lucifer!— Me salí del cuarto algo enojada— Pero como soy buena persona te dejaré tu sobrecito de comida gato maldoso— Vacié el alimento dentro del recipiente de mi mascota
Señor Bigotes simplemente camino unos metros y maulló levemente.
Mientras mi mascota comía me dispuse a ir al baño y buscar mi kit botiquín de primeros auxilios para curar mi herida.
Luego de hacerlo, me di unos últimos retoques para luego salir.
El taxi me dejó en el restaurante
"¿Delmonico's? ¿A quién se le ocurrió este nombre tan extraño para este restaurante?"
—Buenas noches señorita, ¿Tiene alguna mesa reservada?— Un gentil señor me saludaba
—Claro que si, mi nombre es Winona Ryder
—Déjeme verificar si su nombre aparece en la lista— El gentil señor que por una pequeña placa en su pecho pude saber su nombre: Chuck, buscaba con atención mi nombre
—Sólo se encuentra registrada una Winona Horowitz, ¿Es usted?
"¡Maldito señor klein! ¡Ya le he dicho que no me gusta que utilice ese apellido!"
—Si, soy yo— Dije tratando de no sonar frustrada
—Bueno... adelante— El señor Chuck me indicó la entrada al lugar
Era muy hermoso y elegante, un lugar que jamás me imaginé pisar.
Me senté en la mesa nueve, ya que esta era la mesa reservada para mi y para "mi cita"
—Mucho gusto, mi nombre es Martín, yo le atenderé durante toda esta noche, ¿Gusta algo de beber?— Un joven un poco menor que yo me pregunto.
—Si, me encantaría un poco de sidra de uva sin alcohol por favor
—En un momento se lo traigo señorita
— El joven se dirigió a la cocina
Empecé a observar con mayor atención el restaurante, la elegancia es lo que más me impresiona de este lugar.
—Ehh... Disculpe señorita Horowitz— Mi concentración se fue gracias a aquel joven— Si gusta pedir algo del menú me puede consultar— Me dijo para luego llenar mi copa con la bebida
—Muchísimas gracias, pero por el momento no deseo ordenar nada—
Dije mirando la copa— Pero te consultaré cuando quiera algo del menú— Terminé de decir aquello último y Martín asintió levemente alejándose de la mesa
Miré de reojo mi reloj de mano y este marcaba las 9:20 pm.
Bueno, 20 minutos de retraso no me sorprenden, quizás "mi cita" venga en taxi como yo y por eso su tardanza. No estoy enojada por este pequeño retraso.
—Señorita Horowitz son las 12:00 am. estamos por cerrar el restaurant— Martín me dijo y yo lo miré algo confundida
—Discúlpame, estaba algo distraída— Traté de evadir por unos momentos mi estado de ánimo
—Bueno...con las tres botellas de sidra, más la pizza vegetariana mediana y la ensalada de verduras que usted consumió, debe pagar Mmm... —cuando mencionó eso me comencé a aterrar, si traje dinero suficiente, pero tengo miedo de que pase de mi presupuesto— 200 dólares— Mi rostro cambió de una leve sonrisa a una cara de espanto
"¿200 dólares? ¡Dios!"
Comencé a rebuscar en mi monedero y a duras penas pude juntar el dinero
—Mmm... Ten— Le di el dinero algo asustada
—Bueno, fue un gusto atenderla—Martín me agradeció y a mi no me quedó de otra más que salir del restaurant
—¡Hola señorita Horowitz!, ¿Qué tal la cita con mi amigo Adam?— Me dijo el señor Klein sonriendo ampliamente
"¡Esa maldita sonrisa en su rostro quisiera hacerla desaparecer con un jodido puñetazo!"
—¿¡Acaso se está burlando de mi!?—El enojo estaba comenzando a aparecer en mi cuerpo
—No se de que me hablas, yo le dije a Adam que viniera aquí a las 9:00 pm
—¡Pues dígale a su amigo que para la próxima anote la dirección y que llegue temprano dónde se le pida presencia!
—Yo no tenía idea de qu...
—¿Sabe algo?, estoy feliz de su amigo no haya llegado a la dichosa cita. ¿sabe por qué?— Lo interrumpí
—¿Por qué?
—¡Gracias a la gran acción de su amigo considero que él no está interesado en mi y eso me ayuda a hacerle entender a usted que no me debe de estar chantajeando con este tipo de cosas!— solté todo lo que traía guardado
El señor Klein me miró de una manera seria.
—Discúlpame Winona
—¿Qué?
—Si, yo no debí obligarte a hacer algo que tú no querías— Me miró con un toque de arrepentimiento— Pero, ¿sabes algo?
—Digame, ¿Qué debo saber?—
pregunté algo dudosa
—Adam realmente es un imbécil por dejar ir una gran oportunidad contigo, sé que eres una buena persona y supuse que quizás él tendría interés en ti luego de que hablé constantes veces sobre ti —Suspiró— Pero veo que no. Winona la deuda está liquidada, no te volveré a molestar con esto y espero que puedas descansar bien después del mal rato que te hizo pasar el estúpido de mi amigo, te deseo suerte y éxito en el camino de la vida— El señor Klein se despidio de mi con un movimiento de mano
Yo empecé a caminar algo pensativa.
Estoy feliz de por fin librarme de la deuda, pero me preocupa lo que le ocurra a Adam realmente, suena absurdo, pero es cierto. Mis pensamientos desaparecieron cuando gotas de lluvia comenzaron a caer por la oscura noche de New York.
—¡Dios!, ¿¡Por qué estás siendo así conmigo!?— Comencé a gritar al cielo
No tenía dinero disponible para un taxi y todo gracias a ese restaurante tan "caramente elegante", no me queda de otra que tener que caminar para llegar a mi casa.
—¡Detesto que esto me suceda a mi!— Unas pequeñas lágrimas de frustración salieron de mis ojos, pero las gotas de lluvia hacían un contraste perfecto con ellas
Decidí dejar de pensar en ese duro momento y me dediqué a observar a otro lugar. De la nada vi a un niño a punto de cruzar la calle, pero también percibí que una camioneta venía a gran velocidad justo por donde el niño estaba por pasar
"¡Mierda Winona corre!"
Corrí todo lo que mis pies pudieron y logré llegar con el niño antes de que la camioneta lo atropellara, haciendo que mi propio cuerpo se encontrara con el suyo y lo impulsé junto conmigo haciendo que ambos calleramos al pavimento del otro carril.
¡Le acabo de salvar la vida a un niño!
—¡Oh, Diablos!— Escuché el grito del niño
—¡Oh dios! ¿Te he lastimado?— Quité mi cuerpo del suyo, pero pude ver que estaba casi intacto (excepto por un leve golpe en la frente), me quedé confundida—¿Por qué exclamaste así?— Le pregunté tratando de no alzar la voz
—¡La botella de whisky se ha roto, John me matará!
"¿Qué demonios?"
¿Un hombre mandando a un niño a comprar alcohol a medianoche?
¡Es hombre muerto!
—No te preocupes cariño, ahora lo que importa es que tú estés bien— Dije acariciando su cabello y él bajo la mirada para luego comenzar a llorar bajito —No tengas miedo pequeño— Levanté su mirada y él había dejado de llorar un poco
—Yo iré contigo a tu casa y le explicaré la verdad a ese tal "John"— el niño me sonrió levemente —¿Cómo te llamas?— Decidí preguntarle esto ya que para mi es importante saber dónde voy llevar al pequeño
—Daniel Aykroyd, pero dime Dan
—Mi nombre es Winona Horowitz, pero tú puedes decirme Winnie cariño— Puse mi mano y él me dio los cinco, sonreí levemente ante la acción del pequeño Dan.
Cómo vi que la calle estaba sola y la lluvia ya había cesado desde que Dan y yo nos librarnos de la muerte por culpa de ese inconsciente, decidí reaccionar.
—Dan querido, ¿me podrías decir por dónde está tu hogar?
—Claro Winnie— El pequeño empezó a caminar por las calles frías y oscuras de New York y yo lo seguía con atención.
No me importa si me enfermo, quiero saber las verdaderas condiciones en las que vive Dan y reclamarle a ese irresponsable de mierda por no saber cuidar del pequeño.
—Es aquí— Dan me dijo señalando una pequeña casa
Está morada realmente está demasiado alejada de mi hogar, pero no tan lejana del restaurante (una ventaja)
—Vamos Dan, yo tengo que hablar seriamente con la persona que te cuida— Dan entró como si nada a la casa y yo fui la que cerró la puerta principal con cuidado y entré silenciosamente.
"No me gusta entrar a casas ajenas de esta forma, pero todo sea para saber con que clase de persona vive Dan"
Observé con algo de curiosidad algunas fotografías de la sala, pero en todas aparecía Dan. Lo cuál no es nada malo desde mi punto de vista.
—¡Mira Winnie!, ¡el azúcar mágica de John!— Dan señalo el lugar y yo miré con atención la mesa de la cocina
Observé, toque y olí atentamente ese polvo ¡Esta no es azúcar mágica!, ¡es cocaína!
—Si Dan, ¡pero déjala ahí, no la toques que no es para niños!— Hice que se alejara de la mesa
"¡Dan se irá conmigo mañana mismo!"
—Quiero bañarme Winnie— Mire al pequeño Dan empapado y fue cuándo me di cuenta de que realmente el niño necesitaba bañarse o de verdad se enfermaría de una gripa brutal
—¿Dónde se encuentra la ducha para que puedas bañarte?— Dan señalo una puerta e hizo que corriera hacía ella
Cuando llegué a la puerta pude ver tres letras pegadas, formando el nombre "Dan" en ella.
—Anda Winnie, entra sin miedo— cerré la puerta del cuarto con cuidado de no hacer mucho ruido y vi como Dan comenzó a buscar ropa dentro de sus cajones. Miré con mayor atención su habitación, sus paredes estaban levemente tupidas de pequeños pósters de colección de Spider-Man y realzaba con el color rojo y azul de las paredes.
—Dan, ¿Estás ahí?— Me preocupe al ver que Dan no se encontraba dónde estaba minutos atrás, pero recordé que se metería a bañar y me puse detrás de la puerta —¿estás en el baño?
—Si Winnie, en un momento salgo— Escuché la vocecita del pequeño y me enternecí un poco
—Descuida, yo aquí te espero—
Dije tratando de no presionarlo
Después de algunos minutos, Dan salió de la ducha y me sonrió levemente.
Le ayudé a secar y desenredar su corta cabellera.
—Quiero dormir Winnie, ¿me podrías contar mi cuento favorito?— Dan se acercó con un cuento de pocas páginas pero que a mi me llamó la atención: Pinocho.
Lo recosté sobre su cama y yo me senté en una silla. Comencé a leer las primeras dos páginas del libro y miré como el pequeño me sonreía levemente, pero fue después de la cuarta página que miré a Dan completamente dormido y lo arropé mucho mejor.
—Yo cuidaré de ti pequeño— Susurré esas palabras en su oído, mientras tocaba levemente su cabello
Después como vi que había una bata algo larga en la habitación de Dan, se me ocurrió la estupenda idea de bañarme para no resfriarme.
La ropa húmeda de Dan y mía la dejé en el suelo del baño.
Recién había salido de darme una merecida y tranquilizante ducha. Acomodé la bata de baño en mi cuerpo, me adentré de nueva cuenta a la habitación del niño y comencé a desenredar mi cabello, pero me di cuenta de que algo se me había caído en el momento en el que Dan me trajo corriendo hacía su habitación.
¡Mi reloj! ¡Se ha quedado fuera de la habitación!
"Si alguién mira mi reloj estoy muerta"
Con sumo cuidado abrí con lentitud la puerta de la habitación de Dan y me di cuenta de que el pasillo estaba casi a oscuras (ya que la luz de la luna entraba por las ventanas)
visualicé mi reloj y me dispuse a tomarlo del suelo, cuándo sentí que mi bata cayó al suelo, una mano fuerte me tomaba por la cintura, otra mano sobre mis senos, unos labios sobre mi cuello, aquel hombre ocasionó que me paralizara de miedo.
"¡Dios Winona, has algo para que ese depravado deje de tocarte de esa manera!"
Como mi parte de arriba estaba completamente aprisionada y mis pies se encontraban libres. Le di una patada en la entrepierna a ese depravado sexual, escuché un grito de dolor por parte de mi atacante, tomé la bata y me la puse para después mirar el interruptor del foco del pasillo y lo encendí.
—¡Escuchame pedazo de imbécil!, ¡Mañana mismo te denun...
Vi el rostro de mi atacante en el momento en el que él dirigió su mirada a la mía, quedé en shock total
"¡Dios! ¡Esta debe ser un pesadilla!"
Nuevo capítulo
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