Capítulo 36 |Melancolía.

|Amar es apoyar al otro en las buenas y en las malas|

━━━━❰・🍚・❱━━━━

No me lo creo, no me lo creo, ¡no me lo creo! No puedo creer lo que pasó, es que es tan irreal. Ni siquiera sé de dónde saqué valor para confesarme en primer lugar, mucho menos como para haberla... besado.
En un principio me sentía preocupado, pensé que me iba a rechazar casi de inmediato, después de todo, siempre afirmó que no estaba interesada en tener una relación o siquiera enamorarse, pero... no lo hizo para mi gran sorpresa.
Ciertamente no sé qué somos, ninguno de los dos hemos vuelto a tocar el tema en esta semana y media, pero... si no quisiera que esto se desarrollara, si no sintiera algo por mí aunque sea mínimamente, ella ya le hubiera dado un alto desde el momento en que la besé, ¿no?

O al menos eso quiero pensar.

Este tiempo ha sido un poco extraño e incómodo, aunque ahora parece que todo está volviendo a la normalidad paulatinamente.
Lo que sí he notado es que Yuzuki se pone mucho más nerviosa cuando me acerco y le invado su privacidad como ella le dice; es tierna, sé que ella simplemente no está acostumbrada a ese trato y no sabe qué hacer o cómo reaccionar.
Y ahora estamos aquí, sentados fuera de un local que vende helados ya que terminé por invitarla después de clases.

La verdad ni siquiera sé si a esto se le pueda considerar una cita, pero con pasar tiempo a su lado me basta.

—¿Estás libre el domingo? —Pregunta ella mientras termina de darle la última mordida a su barquillo.

—Claro, ¿por qué? —Indago curioso, mirándola.

—Yo... tengo que hacer algo ese día —comienza a decir mientras juguetea nerviosa con la servilleta que trae en manos—, y quería ver si quisieras acompañarme —completa y me da una breve mirada acompañada con una leve sonrisa, como esperando que le diga que quiero acompañarla.

—Sabes que cuentas conmigo —confirmo enternecido por su actitud. Las ganas de acercarme a ella me invaden, pero me contengo. Se supone que... ¿estamos tratándonos? y le dije que no la iba a apresurar en nada—. ¿A qué hora quieres que vaya por ti?

—¿Eh? No es necesario, solo espérame en la plaza Satán a las diez de la mañana —pide y acomoda un poco su flequillo.

—De acuerdo —accedo un poco confuso. No es como si siempre que saliéramos fuera directamente a recogerla a su casa, pero nunca habíamos quedado en un lugar público. ¿Qué es lo que trama?—. Y... ¿cuál es el plan de ese día? —Pregunto con la pequeña esperanza de que me aclare mi duda.

—Lo sabrás el domingo —responde poniéndose de pie mientras toma su mochila, dándome a entender indirectamente que no me va a contar aunque le insista—. Creo que deberíamos irnos, ya está atardeciendo.

—Te acompaño —ofrezco y veo cómo su entrecejo se frunce, avisándome que me va a alegar el punto—. Y no acepto un no por respuesta —me apresuro a advertir.

—Eres un necio —susurra rodando los ojos, pero puedo notar su sonrisa que intenta disimular.

Tal vez.

▶▫▪♡▪▫◀

Gracias a que Goten apagó mi alarma, se me hizo bastante tarde. De momento no me hubiera preocupado si fuera un domingo cualquiera, pero hoy se supone que voy a salir con Yuzuki y que me iba a estar esperando a las diez de la mañana. Y ya voy retrasado por casi veinte minutos. Sé lo impaciente que es y tengo temor de que ya se haya ido.
Aunque... ciertamente esta es la primera vez que salimos de esta forma, la mayoría de veces es de manera espontánea e improvisada, no planeada y citándonos en un lugar público en específico.

Eso... es lo que hacen lo novios realmente.

No tardo demasiado en llegar a la ciudad, destranformándome rápidamente en un callejón para echarme a correr rumbo a la plaza, alegrándome cuando siento su ki allí, dándome a entender que ha estado esperándome en todo este tiempo.
Cuando llego y comienzo a buscarla con la mirada, noto que está sentada en una de las bancas que está en se encuentran por allí, vistiendo una sudadera blanca con rayas negras, un pantalón pesquero oscuro y sus acostumbrados botines. Parece ensimismada en su teléfono y no enojada realmente, por lo que procedo a acercarme a donde está, rezándole a Dendé internamente.

Realmente espero y no esté molesta, no quisiera arruinar algo como esto a pesar de no tener ni idea de lo que ella planea.

—P-perdón por tardarme, a Goten se le ocurrió apagar mi alarma y... —comienzo a decir nervioso cuando ya estoy frente te a ella, esperando que no me empiece a regañar o algo similar.

—No te preocupes, entiendo —me corta Yuzuki rápidamente y me da una leve sonrisa, quitándose los audífonos y guardándolos en su mochila negra—. Igual, me diste tiempo para que pasara a comprar unas cosas.

Por fin me siento tranquilo.

—Gracias —murmuro aliviado, sentándome a su lado cuando ella se coloca la mochila entre sus piernas, dándome un espacio, lo cual hace que vuelva a agradecerle—. Entonces..., ¿a dónde vamos a ir? —Indago para romper el silencio.

—Es... un poco retirado, por lo que debemos tomar el metro —responde con una sonrisa ladeada, jugueteando un poco con lo sobrante de su sudadera.

—¿No sería mejor ir volando? —Recomiendo, extrañado de que haya mencionado ese transporte. En todo el tiempo que nos hemos conocido, nunca hemos tomado siquiera un autobús.

—No, esta vez no —niega rápidamente, sorprendiéndome; jamás había hecho tal cosa, todo lo contrario: ella es la que siempre sugiere eso para no tardar tanto. Parece notar mi gesto—. Hoy quiero guardar respeto.

Las ganas de preguntar por qué me invaden, pero... prefiero no hacerlo. No sé por qué con total exactitud, pero siento que hay algo diferente en Yuzuki; desde el inicio me hubiera reprochado de que llegué unos minutos tarde, quizás habría dicho que fuéramos a comer antes de empezar o algo similar, pero esta vez su aura parece distinta, no parece tener los ánimos de siempre, parece... melancólica para ser sincero.

¿Le habrá pasado algo? Me está empezando a preocupar.

—De acuerdo, pero no tengo pase —susurro con cierta vergüenza. Nunca me vi necesitado de adquirir uno a pesar de ser un estudiante.

—No te preocupes, me imaginé algo así, por lo que vine preparada —dice mientras saca su celular, haciéndome recordar que en esta ciudad se maneja así.

—¿No quieres ir a tomar algo antes de empezar? —Pregunto con la esperanza de ver que su rostro se ilumine como siempre que se trata de comida.

Pero no sucede.

—No, pero gracias de igual manera —declina de manera monótona, se levanta y da la vuelta, ajustando su mochila. Si ya estaba preocupándome, con esto ha aumentado con creces ese sentir. ¿Negándose a la comida y siendo formal al mismo tiempo? No es posible, algo anda mal—. Creo que deberíamos partir, es un tramo largo y vamos a regresar cuando empiece a atardecer si no nos apuramos.

Asiento con la cabeza y termino siguiéndola en silencio. Lo único que se escucha son los susurros de la gente y coches; es domingo y en esta ciudad todos los días se mueven miles de personas después de todo. Poniendo como excusa de que puedo perderla de vista y que nunca he ido a esa área, termino por tomarla de la mano, sintiéndome más tranquilo cuando ella no pone objeción alguna.
No tardamos casi nada en llegar al subterráneo donde se encuentran los metros, así que terminamos entrando y esperando el transporte que nos llevará al lugar que aún no sé.

Por suerte, cuando pasa, logramos tener la suerte de tomar asientos.

—Es alrededor de una hora de camino —me avisa Yuzuki mientras saca algo de su mochila, no tardando en identificarlo como sus audífonos—, después vamos a tomar un autobús de aproximadamente media hora.

—Vaya que sí está un poco retirado —inquiero rascándome un poco la mejilla. Si hubiéramos ido volando, apuesto a que llegaríamos en menos de veinte minutos, pero respeto su decisión; aunque no termino de entenderla.

Por algo será que quiere hacerlo de esta forma, ¿no?

—Lo sé —dice tranquila y conecta los auriculares a su celular. Veo que empieza a usar este, supongo que buscando alguna canción o algo así.

Nos quedamos así unos minutos, yo solo observando un poco el panorama y Yuzuki solo escuchando música mirando un punto inexistente en el piso. Estoy consciente que en este tipo de lugares no se hace mucho ruido, es como un falta de respeto para los demás, pero es extraño estar tanto tipo en silencio cuando se trata de ella.

—¿Qué escuchas? —Me atrevo a indagar e Inoue despega la mirada del piso para verme por fin.

—Es... una banda de rock inglesa —contesta y toma uno de los auriculares, tendiéndomelo—. ¿Quieres escuchar?

—Claro —accedo. La verdad es que no soy fan de ninguna clase de música, de hecho, las pocas veces que la escucho es cuando mi mamá prende el radio y se pone a realizar quehacer o cocinar.

Ambos nos volvemos a quedar en silencio nuevamente, solo escuchando la música que ella me está compartiendo.
No sé cuánto tiempo pasa, pero de repente siento un peso de más en mi hombro, haciendo que gire a la dirección de ella, encontrándomela durmiendo y usándome de apoyo. Ya me estaba preguntando internamente cuánto iba a tardar en caer dormida; se notaba a leguas las ojeras que trae bajo sus ojos y el cansancio que poseía. Si en otra situación se tratase, hubiera supuesto que se desveló jugando videojuegos, pero sé que esa no es la razón.

Aunque tampoco sé cual es lo que está originando esta actitud en ella.

Sin más, me limito a quitarle el celular que tiene en su regazo, los audífonos y recargarla más en mí para que se sienta un poco más cómoda.
Después de una hora y unos cuantos minutos, por fin noto que estamos a punto de llegar a la parada que me indicó antes Yuzuki.

—Yuzu, hey, ya vamos a llegar —le susurro dándole unos leves empujones en su hombro. Ella no tarda en despertar un poco desorientada.

—¿Eh? Ah, sí —murmura tallándose los ojos, dándole un aspecto bastante lindo.

Cuando llegamos a nuestro destino, bajamos y caminamos un poco, llegando a otra parada para esperar un autobús. Y es otro rato más de espera y de camino.
Entre más avanza el transporte, más se ve que nos alejamos de la ciudad, dándome curiosidad a dónde nos dirigimos. Parece un pueblo.
Cuando llegamos al final —fuimos los únicos pasajeros que llegamos hasta esta ruta—, bajamos y Yuzuki me toma de la muñeca, jalándome para que la siga y me mantenga a su ritmo.
Titubeando un poco, termino por tomarla de la mano y ella no parece inmutarse, solo sigue caminando.
Y no detenemos frente a un local pequeño.

—Gohan —me nombra al tanto que saca una pequeña... ¿cubeta? de su mochila—, ve más adelante, allí hay una pequeña casa y dile al señor que vive allí si te puede dar agua —pide al tanto que me da el recipiente—. Yo voy a comprar unas cosas, no tardo en alcanzarte.

—Ehh, claro —susurro en respuesta.

Siguiendo sus indicaciones con nervios, comienzo a caminar y buscar esa dichosa casa, no tardando en hallarla al lado de unas escaleras bastantes largas que no me dejan ver desde mi altura qué hay arriba. ¿Será algún templo...?
Noto que una persona un tanto mayor está regando una plantas, haciéndome suponer que a él debo dirigirme.

—Emm, disculpe, quería saber dónde puedo encontrar agua... —indago con timidez ya que no lo conozco en lo absoluto, logrando que el señor se gire a mí y me de una sonrisa cordial.

—Claro, ¿vienes a visitar a algui...? —Pregunta, pero lo deje a medias ya que la voz de Yuzuki se hace presente, quien se dirige a donde estoy.

—Gohan, ¿ya pediste el agua?

—¡Oh, Yuzu, cuánto tiempo sin verte, pequeña! Mira cómo has crecido —la interrumpe el señor y se acerca a ella, dándole un corto abrazo que Yuzuki no rechaza, al contrario, le corresponde como si de alguien cercano a ella se tratara.

¿Qué...?

—Lo sé, señor Yamazaki  —comenta riendo un poco, por fin dando un gesto sincero en todo este rato. ¿De dónde se conocerán?—. Usted se ve igual que la última vez que lo vi.

—Me alagas, niña —dice sonriente mientras me pide la cubeta, logrando que se la de y él se acerque a una especie de fuente y la llena, regresando y dándome nuevamente—. Tus padres me avisaron que vendrías. Hoy es el día, ¿no?

—Lo sé, hoy es el tercer aniversario... —susurra y noto que pasa saliva, pero después niega levemente con la cabeza y alza la mirada—. Bueno, fue un gusto verlo, tengo que ir allá.

—Lo mismo digo, pequeña. Ya sabes, si necesitas algo más tu novio puede bajar a pedírmelo —dispone y de momento pienso que Yuzuki va a reprochar y decir que no soy su pareja como suele hacer, mas parece que ni siquiera le toma relevancia a eso, sorprendiéndome.

Jamás ha hecho algo así.

—Claro, gracias, señor Yamazaki  —agradece y después sacude su mano—. Nos vemos.

Él más adulto también se despide y sigue con su labor de regar las plantas. Yuzuki me indica que tenemos que subir las grandes escaleras, desconcertándome un poco ya que no entiendo para qué debemos ir para allá con la cubeta de agua y las otras cosas que trae ella en su mochila, pero la sigo de igual manera.
Ella llega primero al final y no tardo casi nada en alcanzarla, viendo el lugar a donde hemos llegado.

Y aquí lo entiendo todo: su actitud, las cosas que compró y por qué el señor y la señora de la tienda parecían conocerla.

Es... un cementerio...

━━━━❰・🍚・❱━━━━

-Lindassj1

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top