| 𝐄𝐱𝐭𝐫𝐚 | Final alternativo

Las clases por fin llegaron a su fin, la facultad había terminado su primer año de carrera, mis notas fueron exitosas, mi actitud en todo momento fue casi perfecta... Diría que había sido una alumna ejemplar. Pero, ¿de qué me sirve todo esto si no podré tenerla a ella junto a mí en los próximos años?

Los de mi clase tenían pensado celebrar una pequeña fiesta por haber pasado el "primer nivel", es decir, el primer año. Sinceramente, no tenía muchas ganas de ir sobre todo por haberme enterado sobre la noticia de Feyrin: iba a dejar esta universidad para irse con sus padres a estudiar a Canadá. Ellos llegaron a conseguir un buen puesto de trabajo, así que aprovecharon para comentarle a Feyrin sobre hacer el intercambio al finalizar el curso.

Lo que tuvimos ella y yo fue un sentimiento muy intenso, pero en un período muy corto de tiempo. Pareciese que lo de aquella vez fue tan sólo un capricho de los suyos, o incluso que tan sólo quería tener sexo conmigo para después marcharse de mi vida como si nada. ¿Era este su objetivo desde el principio?

─¡Ey, Suklair! ─escuché una voz femenina. Sabía quién era, como para no saberlo.

─¿Feyrin? ─levanté la cabeza de mi pupitre para verla. Hoy estaba más radiante de lo habitual.

─¿Te apetece ir a la fiesta? Seguro que nos lo pasaremos genial y será un bonito recuerdo. ─me propuso con una sonrisa en sus labios.

Dudé al respecto, pues sí que es cierto que sería un recuerdo memorable pero a qué precio si no tendría a la persona que quiero a mi lado.
Vacilé un buen rato con los ojos cerrados y en ese momento me dio un beso en los labios. Me dejó helada, pues no me esperaba que lo hiciese delante de toda la clase.

─¡¿Pero qué haces?! ─me cubrí la boca con cambas manos.

─Oh, venga ya. ¿Acaso no puedo expresar mi amor por ti delante de todo el mundo? ─abre sus brazos y da una vuelta.

─Prefiero que sea en privado. No se tiene que enterar la gente lo que tenemos entre tú y yo...

Con esta pequeña charla entre manos, consiguió convencerme para poder ir a esa dichosa fiesta. Y no sólo eso, luego de la fiesta se quedaría en mi casa a pasar la noche.
A decir verdad, una parte de mí, me alegraba el poder ir con ella: ambiente juvenil, música a todo volumen, ella y yo entre la multitud. De tan sólo pensarlo mis mejillas quedaban encendidas. ¿Cómo irá vestida? Pensé. ¿Se arreglará mucho o irá en plan "cotidiano"? ¿Llevará tacones?

Por su parte no volvió a mencionar nada realcionado con lo de sus padres y Canadá, cosa que fue un alivio pero en cierto modo también me inquietaba. ¿Qué no me inquietaba de ella? Ella se dio cuenta enseguida mientras salíamos de clases.

─Te noto muy callada, Suki...

─Ah, no es nada. Es sólo que estoy pensando qué ponerme para la fiesta. Ya sabes, cosas de chicas.

─Ponte lo que quieras, siempre estarás guapa. ─pasa su brazo por encima de mis hombros.

─¡Ay, Feyrin! ─bufé.

Añoraba estos pequeños roces entre las dos. No quería que el día llegase. Quería que nuestro momento durase para siempre, ¿qué necesidad hay de separarnos? Sueno tan egoísta, cualquiera que me estuviese leyendo el pensamiento diría que soy una mala persona. Que no tiene empatía por nadie y que sólo pienso en mí misma.
Yo quería ser su nueva novia.

Las horas pasaron y ella seguía igual de sonriente que siempre, parecía que nada le incomodaba y que se concentraba en quedarse en el presente compartiendo su tiempo conmigo. Es tan amable, tan dulce, la primera persona que me ha hecho ver más allá de los colores primarios. Quisiera descubrir más gamas de colores junto a ella.

─Suklair, ¿en qué piensas? Pareces perdida. ─paró en seco justo delante.

─Ya te lo he dicho, es complicado escoger un buen conjunto para impresionar a tu crush. ─dije con una pequeña sonrisa forzada.

─Mientes que da pena. ─se cruza de brazos.

─¡Ey, no estoy mintiendo!

─¿Es por lo de mi traslado a Canadá? ─levantó una ceja mientras me miraba fijamente a los ojos.

─¡No...! No es eso, claro que no...

Suspiró y me dio un fuerte abrazo. No pude contener las lágrimas, pues el peso era demasiado para mí. Soy una chica tan sensible, delicada como una flor.

Feyrin insistió en que fuésemos primero a su casa a recoger su mochila, con todo preparado, para luego irnos a la mía. La idea no fue mala, pues fuimos en su moto. Mis experiencias con las motos no fueron siempre buenas, pero cuando se trata de ella... Es como si quisiera ir a toda velocidad para escapar de este mundo.
La tarde por fin cayó y era el momento de elegir nuestros mejores atuendos para dislumbrar, íbamos a ser el alma de la fiesta. O capaz quede sólo en nuestra imaginación.

─¿Tú qué tienes en mente? ─preguntó Feyrin mientras se quitaba la camisa.

─Pues... Un vestido con tacones y luego en la mochila unas bailarinas por si me canso. ─miraba en mi armario.

─¡¿Vas a ir tan arreglada?! Joder y yo que tan sólo me traje una camisa y unos vaqueros.

─Te puedo prestar algo, pero no sé si será de tu talla... Tienes mucha espalda. ─rio con cierta timidez.

Se levantó de la cama, cogió su móvil, puso una canción en el Spotify y empezó a analizar la ropa conmigo. Quería escoger el conjunto perfecto para mí, pero no se lo iba a dejar tan fácil.

Con la tontería nos llevó tiempo y esfuerzo, más que nada porque entre medias hicimos un largo descanso. Sí, terminamos haciendo el famoso "rapidín", sucesos que ocurren entre parejas potenciales y que es inevitable negarse si la otra persona te derrite por completo. Sin entrar en muchos detalles, fue bien.
Terminamos de prepararnos, nos sacamos un par de fotitos juntas y nos fuimos en su moto. Grave error.

─¡MI PELO! ─el casco apretaba tanto que se había cargado mi peinado.

─¡Jajaja! Mujer, tampoco es para tanto. ¡Estás bellísima! ─se lleva una mano al estómago de tanto reír─. Es más, podrías ir con el casco de la moto a la fiesta.

─¡No ayudas, Fey!

A quién quiero engañar, me reí a carcajadas por la situación. Mi peinado había desaparecido y al final terminé llevándolo suelto y un poco despeinado, pero lo simple al final siempre termina siendo bonito. Por algo se le llama "clásico".
Llegamos a la fiesta que era un pequeño club nocturno. A primera vista parecía prometedor.

─Oye, si alguien te molesta o algo tú... Ocúpate de esa persona y luego voy yo a rematarle. ─me guiña el ojo.

─¡Jajaja! Tranquila, Fey. Son nuestros compañeros de clase, no habrá nadie que no conozcamos. ─le hice "pat pat" en su cabeza.

Nada más abrir las puertas nos dieron la bienvenida, tanto que hasta se llevaron a Feyrin para que jugara a La Ronda de chupitos. Por mi parte no estuve muy de acuerdo, pero era ella y merecía pasarlo bien. Aunque estaría al tanto para que no le pase nada malo.

─Hola, Suklair. ─dijo otra voz femenina.

─Vaya, Khloe. Eres tú ─dije con un tono de pocos amigos─. ¿Querías algo?

─Sólo vine a pediros disculpas a ti y a Feyrin... ─agachó un poco la cabeza.

─Demuéstralo con acciones y no con simples palabras. Aunque, bueno, estamos en una ocasión especial así que... Por mi parte estás semi-perdonada.

─Gracias, Suklair. ─esbozó una sonrisa sincera y cálida.

Mantuvimos una pequeña charla entre conocidas y, sorprendentemente, me empezó a agradar su compañía. Parecía una persona nueva, otra Khloe. Pero no fue hasta un tramo de la conversación en donde se tornó un poco oscuro e incómodo.

─Bueno, supongo que ya sabrás lo de Feyrin, ¿no? ─dijo para posteriormente beber de su copa.

─¿Decirme el qué? ─pregunté extrañada.

─Lo de Canadá...

─Ah, sí. Ya me lo dijo y lo hablamos.

─¡Me alegro! Entonces estarás más que contenta con la decisión que ha tomado. ─levantó su copa y brindó conmigo.

No entendía muy bien su alegría, ¿alegrarme porque mi novia se va a otro continente? Lo cual implica horas y horas de vuelo, y llevar una relación a distancia que puede terminar en nada. No, pues no estaba contenta con la decisión. ¿Por qué Khloe iba a estarlo? ¿Se alegra que nos separemos?

─Khloe, ¿puedo saber por qué estás tan alegre de que Fey y yo lo dejemos? ─esta vez mi tono era de estar molesta.

─¿Eh, qué dices? No me alegro porque os vayáis a separar. Todo lo contrario. ─me da un toquecito en el hombro.

─¿Qué? ─me quedé completamente confundida.

Empecé a buscar desesperadamente a Feyrin, pero no la encontraba. Tuve que dejar a Khloe colgada, pero supuse que ella lo iba a entender.
Me choqué con varios compañeros, pero ellos simplemente me saludaban y me preguntaban que si ya estaba borracha. Evidentemente no, sólo quería encontrar a mi chica para que me pudiese dar explicaciones sobre lo que me había comentado Khloe.

─¡FEYRIN! ─grité su nombre intentando superar el volumen de la música.

─¡¿SUKLAIR?! ─escuché devuelta su voz.

Y ahí estaba. Corrí hacia sus brazos, pero no me detuve en medio de la pista. Salimos corriendo del club para coger aire y para que me diese unas merecidas explicaciones.

─¡¿Qué pasa?! ─pregunta alterada mientras se seca el sudor de la frente.

─¿Qué le has contado a Khloe que no me hayas contado a mí? ─pregunté entre jadeos.

─¿A qué te refieres?

─¡Ya sabes a lo que me refiero!

Espeté al borde de las lágrimas, otra vez. Realmente estaba empezando a creer que era sensible y delicada como una flor.
Ella me miró a los ojos y enseguida supo lo que era.

─Suklair...

Caminó hasta a mí, cogió mi rostro con sus dos manos y juntó su frente con la mía. En un susurro pude escuchar su confesión: había cancelado su vuelo a Canadá, se iba a quedar una temporada más para poder meditarlo mejor y tomar la decisión correcta. Eso quería decir que el sufrimiento había cesado, que se quedaría a mi lado, que volveríamos a ser ella y yo contra el mundo. Era de esperar que me preocupara por la opinión de sus padres, pero la apoyaron en todo momento. Hasta me dijo que se iba a quedar con la casa y que se buscaría la vida para pagar los recibos del agua y luz. Mi niña ya se ha convertido en toda una mujer adulta.

─¿Lo dices en serio, Feyrin? ─dije entre lágrimas de la felicidad.

─Lo digo en serio, Suklair. ─contestó besando mi frente.

Le devolví el beso, pero en los labios. Un beso con pasión, deseo, amor y sobre todo, con anhelo. Este día jamás lo iba a olvidar. Y para nuestra suerte los voladores empezaron a sonar y a mostrar sus colores, muchos colores. Explosiones por aquí, explosiones por allá.

Hasta el momento no sabía ni se me había pasado por la cabeza en ningún momento lo que es y se siente amar y ser amada, pero esta chica de aquí, esta motera, esta morena, ella me lo ha demostrado de la forma más extraña y única del mundo.

─¿Otra vez estás pensando? ─pregunta cerca de mi oído.

─Sí, pero esta vez en la de aventuras que nos quedan por recorrer y vivir. ─me acurruco en su cuello.

Sentí sus brazos rodear mi cintura y su barbilla apoyada en mi hombro.

¿Sabes? Me alegra que hayan sido buenas noticias. Saber que ella se quedará y que podré pasar otro año más a su lado.
Pero, es una extraña sensación, es como si estuviese viviendo otro... No, serán imaginaciones mía. Estaré cansada de tanta fiesta. No veo la hora de poder llegar a casa e irnos a dormir.

Aun teniendo esta sensación, no me quejo en absoluto. Quería mi final feliz y al fin lo he conseguido, ¿qué más puedo pedir al respecto?

─Oye, Fey. En la próxima vida... No, en la próxima constelación nos volveremos a reencontrar. Te lo prometo.

─¿De veras? Es decir, que no me darás opciones de escapar de ti. ─se echó a reír.

─Exacto, ¡jajaja! ─reí con ella.

Feyrin siendo Feyrin. Ay, cómo la quiero. Y qué dolor de pies... Creo que mejor me cambio los tacones por las bailarinas, no quiero tener dolor de espalda mañana.

─Voy a cambiarme los zapatos, espérame, por favor. ─me senté en los bancos de fuera del club.

─Venga, te ayudo ─se agachó para ponérmelos como si fuese una princesa─. ¡Oh, es de su talla! Eso quiere decir que me tendré que casar con usted.

─Y yo digo... ¡Sí quiero! ─canté más que emocionada.

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¡Hola de nuevo, wattpaders! Soy yo 𝚈.𝙱.𝙷. (¥u, Moon, como me conozcan). Aquí les traigo un final alternativo a petición de unos poquitos lectores leales y también porque me apetecía darles un final feliz a mis personajes. Así que, muchísimas gracias por haberos quedado hasta el final y ya nos veremos en las próximas mini aventuras. ❤️

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