♡Cartas que no puedo entregar♡

Vamos Michelle hazlo, no seas tan cobarde.

A quién quería engañar, era peor que una gallina.

¿Qué de que se trata todo esto?

Bueno, en ese momento hacía una semana desde el incidente del apagón. Seguro se preguntarán que es lo que pasó después de esa noche.

Les resumiré la historia.

...

Estaba jugando con uno de los rizos de mi cabello mientras Taehyung acomodaba algunas mantas y almohadas en su sofá.

—Bien, ya está todo listo, ve a dormir.

—¿Estás seguro?, yo puedo dormir en el sofá, no quiero incomodarte al dormir en tu... cama. —lo último lo susurré, y recé que la luz tenue de las velas que iluminaban el lugar no fuese suficiente para que se notara mi sonrojo.

—Está bien, no te preocupes. No tengo ningún inconveniente en dormir aquí.

Taehyung me miraba con curiosidad, y yo me sentí intimidada. Pese a que éramos vecinos desde hace años, nunca habíamos mantenido una conversación amistosa hasta ese instante. Siempre pasaba desapercibida en su presencia.

Estaba a punto de colapsar por la mirada que aquel chico me ofrecía. Di la vuelta y fui directo a la habitación de mi vecino. Mis piernas temblaban de los nervios que sentía, me senté en la cama y con un suspiro ligero puse mi cabeza sobre la almohada.

Estaba acostada en la cama de Taehyung, no podía ser más feliz.

Aspire aquel aroma a perfume masculino que tanto deliraba por oler.

Y a pesar de que eso fue sólo por mera coincidencia y tal vez la amabilidad de parte de mi vecino, yo estaba muy feliz con ello.

...

Después, simplemente me dormí y a la mañana siguiente ya no lo vi, había dejado una nota en la cual decía que tuvo que irse, ¡ah! Y también me pidió que cerrará la puerta al salir.

Aburrido, ¿No?

Por lo menos fue un buen comienzo.

Mi problema del día después de aquello era que estaba dispuesta a poner una carta donde declaraba mi amor por él en el buzón de su entrada.

Como era de esperarse, no tuve las agallas y terminé colocando la carta en la caja donde estaban mis otros fracasos de declaración.

Esa era mi última semana de vacaciones ya que el próximo lunes volvería a clases, me propuse esa vez haría caso a las palabras de mi madre y comenzaría a salir a pasear, o tal vez buscaría inspiración para mis nuevas creaciones de moda en mi último semestre.

Estudiaba diseño de moda en la Universidad de California.

Al terminar de aplicar crema en mi cabello, me puse una de las blusas que había diseñado meses atrás y de nuevo usé unos jeans junto a mis zapatillas nike, mismas que ya estaban dando las últimas señales de vida pues se estaban desgastando muy rápido, era casi una urgencia comprar un nuevo par, los anteriores a estos estaban igual o peor porque había dejado de usarlas hace un tiempo pues honestamente ¿Cuándo han visto a estudiantes de moda utilizando zapatos desgastados o fuera de moda? Al menos yo, nunca vi tal cosa.

Tomé mi cartera, mi teléfono y salí del edificio.

Estaba esperando el ascensor, cuando de pronto salió de este... la imagen de mis sueños, el tipo que yo quería fuera mi dueño.

El chico del apartamento 512.

Tragué saliva al ver que venía sudado, su camiseta se pegaba a su torso y yo no me atrevía a mirar más allá de su cuello.

— ¿Vas a entrar? —pregunto, mientras hacía su cabello para atrás.

—Ah... ¡Sí, sí! —ingresé al elevador y antes de que pudiera hacer algo más este se cerró.

Taehyung ni siquiera pudo salir del elevador, presione el botón de la planta baja, no funcionaba.

Maldito ascensor.

No era la primera vez que pasaba, debí de haber tomado las escaleras.

Al estar sumergida en mis pensamientos había olvidado por completo que estaba encerrada junto con Taehyung. Pero algo percató mi atención.

El muchacho parecía estar en otro lugar, sus manos tomaban con fuerza la barandilla de la metálica pared.

Dios, no me digas que...

—Soy claustrofóbico. —y antes de que pudiera decir algo, cayó al piso y tapó su cara fuertemente con sus manos.

¿Quién entra a un elevador siendo claustrofóbico?

—¿Estás bien?...

Maldita sea Michelle tienes que ayudarlo, está entrando en pánico.

Suspire con fuerza y me arrodille a su altura.

—Tranquilo, pronto saldremos de aquí, ya reporté la falla...Respira, vamos inhala y exhala...

—Yo, no puedo... re-respirar.

Y esa fue la primera vez en la que lo vi tan vulnerable.

Me armé de valor y tomé su cara entre mis manos.

—Tae...mírame, no mires a tu alrededor, sólo mírame a mí. Necesitamos poner tu atención en otra cosa.

El chico me observo con atención, al estar sudado, su cabello se pegaba a su frente. Tomé algunos de sus mechones mojados y los aparte.

Sorprendentemente él tomo mis manos y acaricio las yemas de mis dedos.

—Sarah... no, no me sueltes...

Quien quiera que sea, acaba de romper mi corazón.

Me llamo por el nombre de alguien más...

No Michelle, este no es el momento para llorar. Él te necesita.

—Nunca te dejaré Tae...

...

Habían pasado poco más de 2 horas, El pelinegro se había quedado dormido en mis piernas y yo seguía preguntándome quién era esa tal Sarah.

¿Será su novia?

Imposible, si él tuviera novia nunca me hubiera dejado dormir en su apartamento.

¡Tonta! Él solo fue amable contigo.

Si bueno, sabía que no debería hacerme ilusiones tan pronto. Sólo fueron pequeños gestos de bondad.

Yo hubiese hecho lo mismo en su lugar.

—¿En qué tanto piensas, Michelle?

Su voz esfumó todas las dudas existenciales que formulaba mi cerebro. Estaba despierto.

—En nad... Espera ¿cómo sabes mi nombre? —negué confundida, no recuerdo haberlo mencionado jamás.

—Hemos sido vecinos durante 3 años, además, tu madre siempre sale de tu apartamento quejándose de ti por ser perezosa. Es imposible que no lo sepa.

—Dios, que vergüenza... —tape mi cara mientras negaba por la imprudencia de mi madre.

Ahora creerá que soy una buena para nada.

—No lo pienses demasiado, mi madre en ocasiones también me llamaba flojo por muchas cosas insignificantes. —soltó una risita mientras se acoplaba a mi lado.

Juro por mi santa madre que es el sonido más tierno que mis oídos han escuchado.

—Ah, por cierto ¿Ya te sientes mejor?

—Sí, sólo no me lo recuerdes.

—Sobre eso... mencionaste un nombre, Sarah creo que escuche.

Su rostro se ruborizó y al mismo tiempo su semblante se tornó tenso.

—Oh... lo siento si te llame por otro nombre, estaba nervioso. —rasco su nuca en tanto miraba hacía el piso.

—No te preocupes, lo entiendo perfectamente.

Él me regaló una sonrisa.

Fue la primera vez que lo vi sonreír. Sonreír para mí.

Madre mía, ese hombre quería matarme de un infarto.

— ¿Cuánto tiempo más tenemos que esperar?

—Cuando te quedaste dormido los de mantenimiento aún no llegaban, se quedaron atascados en el tráfico, supongo que no tardan en llegar ahora.

—No sé cómo, pero me siento cómodo, aun estando en esta situación tan difícil.

—Creí que le tenías miedo. —él me miro.

Y por segunda vez en ese día, hizo mi corazón explotar de amor.

—Gracias a ti es que me siento más tranquilo, me siento cómodo a tu lado.

Sonreí como una tonta y después bajé mi vista avergonzada.

—¿Dije algo malo?

—No, es sólo que... no me gusta sonreír así.

—Y eso ¿por qué?

—En la escuela se burlaban de mí, justo ahora no se puede apreciar. Pero mis mejillas están repletas de pecas y al sonreír, se arrugan y, luzco extraña.

Reí ante aquello, recordando cuántos problemas de inseguridad tuve y algunos que aún sigo conservando gracias a las críticas de mis compañeros.

Entonces paso lo inesperado.

Taehyung tomo mi rostro entre sus manos y, con delicadeza pasó la yema de sus dedos por mis mejillas.

Estábamos tan cerca que podía sentir su respiración.

—No deberías de ocultar tus cualidades externas por miedo a los demás, creo que esos puntitos en tus mejillas son algo único y tú luces muy bonita con ellos.

Definitivamente...

El chico del apartamento 512 hizo a mi pobre corazón saltar.









Disfruten!

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