♡Aprendiendo♡
Cuatro días después de aquello, me encontraba con los chicos. Todo estaba yendo de mal en peor, esos días habían sido muy tensos por lo que las discusiones entre Tadeo, Uriel y René eran más frecuentes.
—¡Te he dicho que no! capaz sólo quieres robar mi diseño. —espetó Tadeo con evidente molestia.
—Yo sólo he preguntado que como iba, ¡Estas loco!
—Basta los dos, ya me tienen harto con estas discusiones. —se unió Uriel.
—Tú no te metas tonto, ¿Acaso tú también quieres robarme ideas? ¡Pues no, par de ladrones!
Estábamos a nada de nuestra presentación en el desfile de moda tan mencionado en MS, y todo ese asunto estaba volviendo locos a mis compañeros.
— ¡Paren los tres! —exclamó Oscar y el trio que antes estaba discutiendo lo miro mal—. Esto es el colmo, nadie va a robar las ideas de nadie ¡Somos un equipo, maldita sea! Soy consciente de que están nerviosos incluso yo lo estoy, pero esto no es una competencia, tienen que entender que estamos juntos en esto.
—¿Te das cuenta de lo que dices? esto no era una competencia, pero aun así se está tomando como si de verdad lo fuera porque nadie en este lugar quiere quedar fuera. ¿Entiendes eso, Oscar? —le responde Tadeo.
Una idea pasa por mi cabeza en ese momento, y me convenzo a mí misma de decirlo.
—Nadie va a quedar fuera de esto si todos aportamos.
Los presentes me miran y yo me siento intimidada por sus miradas.
—¿Cómo piensas hacer eso? Nos han dicho que es algo individual.
—Tenemos exactamente una semana y dos días para hacerlo, tomando en cuenta que por esfuerzo propio cada uno de nosotros termina un traje en alrededor de 3 días, tenemos el tiempo medido para incluir un conjunto más. Uno hecho por todos, que cada uno pueda ponerle su toque y así incluirla.
—¡Es una excelente idea! —me exalte al escuchar su voz.
—Pero señorita HaeRa usted dijo qué...
—Se exactamente lo que dije joven Tadeo, pero ustedes son un equipo y confió plenamente en que si hacen un atuendo ustedes juntos sería espectacular. Y yo lo apruebo.
Sonreí agradecida hacia la mujer, HaeRa me miro de reojo y sonrió alegremente.
—Confió en ustedes chicos —dijo y después salió de la habitación.
Mire a Oscar y después a los otros tres chicos que mantenían sus cabezas abajo.
—Chicos... Lo siento por mi comportamiento no era mi intención decirles esas cosas. —murmuró Tadeo.
—Yo también lo siento por intentar imitar tu trabajo... esa camiseta de leopardo con esos zapatos fucsia de verdad se veían muy bien. —confesó ahora René.
—¿Estamos bien? —Uriel extendió sus brazos y los otros dos se acercaron quedando en un sincero abrazo.
—Este... ¿De qué me perdí? —Renata entro a la habitación, en sus manos llevaba envases de lo que deduzco es café.
Todos soltamos una carcajada y por primera vez en el día, suspire aliviada de que ahora todos estábamos bien.
...
Unas horas más tarde me encontraba comprando unas cuantas cosas que necesitaba para los bocetos de los trajes que estaba pensando hacer.
—¿Sería todo? —la chica que me atendió hablo en coreano.
—Lo siento ¿Podrías decírmelo en inglés? No entiendo coreano...—mire apenada a la chica y está me respondió.
— Son 40 mil ₩ por favor.
Mis ojos casi se salen de mis cuencas, revise el precio de la libreta y de aquellos lápices.
No pasaba de los 20 mil ₩...
—Disculpe señorita, ¿estos objetos tienen mal el precio de la etiqueta? —pregunte y ella negó.
—No, ese es su precio original. —respondió con naturalidad.
—¿Entonces por qué me está cobrando el doble? —estaba comenzando a ser irritante.
—Porque usted es extranjera, el precio original sólo se lo damos a los habitantes nacionales ¿Va a comprar las cosas o no? —su mirada me recorrió de arriba hacia abajo, examinando cada centímetro de mí.
Empuñe mis manos y suspire tratando de guardar todas las profanadas que mi cabeza estaba formulando para aquella desagradable mujer.
Estaba a punto de contestar, pero alguien se me adelanto.
—Eso no es lo que yo vi hace rato que atendió al hombre extranjero que compro un paquete de plumas de 15 mil wons. —gire mi cabeza unos grados.
El chico alto y de cabellera castaña miro expectante a la vendedora. Y yo me quedé sin saber que hacer, no entendí nada de lo había dicho.
—No sé de qué está hablando. —al parecer le había molestado lo que sea que le haya dicho por que lo miro de mala gana.
—Además de ridícula ¿Ahora se hace la tonta?, Bien si a ella le está cobrando el doble por ser extranjera, entonces yo lo pago.
—Joven esto no es de su incumbencia.
—Déjese de ridiculeces y sólo tome el dinero.
Él le extendió lo que parecía ser una tarjeta, la mujer respiro frustrada y paso está por el monitor de cobro.
—Vámonos Michelle, está gente sólo son oportunistas rufianes.
El chico tomo la libreta, los lápices y comenzó a caminar fuera de la tienda, yo por supuesto lo seguí.
—¿Qué fue todo eso? —comente estando ya unas cuadras lejos de aquel establecimiento.
—Sólo le dije lo que necesitaba que le dijera, Ah por cierto ¿Te acuerdas de mí?
—Si no mal recuerdo... Tu nombre es Jin ¿Verdad?
—Mundialmente guapo Jin para ti. —sonreí y acepté las cosas que me estaba ofreciendo—. Me disculpo por ella, si bien es cierto que a los extranjeros les cobran más por el simple hecho de ser foráneos, lo que ella estaba haciendo era una enorme corrupción.
—No me lo esperaba para nada, gracias por tu ayuda. Pásame tu número de cuenta para depositarte lo que pagaste por favor.
—Nada de eso, a cambio de mi amabilidad quiero otra cosa.
Levante una de mis cejas y lo mire curiosa.
—Claro, ¿Qué es lo que deseas?
—No vas a sobrevivir en Corea si no sabes por lo menos un poco del idioma, necesitas saber defenderte, al ser de fuera y no llevar a nadie contigo es mucho más probable que quieran verte la cara. Deja que un colega y yo te enseñemos un poco.
—Eso está genial, tenía pensado tomar unas clases, pero nada mejor que tú y tu amigo puedan ayudarme. Prometo que aprenderé rápido.
— ¿Estas ocupada ahora mismo? —yo negué—. Bueno entonces hoy será tu primera clase.
—Me parece perfecto.
3 horas más tarde.
—Hangul es muy fácil de aprender Michelle ¡Concéntrate! —me regaño Jin mientras yo releía las hojas que tenía en mis manos.
—Basta Jin hyung, a este paso jamás avanzaremos deja de decirle cómo quieres que lo haga. —dijo Namjoon y yo asentí.
—Dije que aprendía rápido, puedo hacerlo, sólo necesito estudiarlo un poco más. —dije rascando mi cabeza.
—Lo siento Mich, no era intencional reprenderte así. Seré más paciente lo prometo.
Asentí y volví a centrarme en los escritos.
Esa tarde aprendí dos cosas.
Uno: Nunca hagas enojar a Seokjin.
Y dos: Aprender el coreano es más difícil de lo que hacen parecer.
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