♡Tres

Con el celular en la oreja tratando de escuchar bien lo que le pedían caminaba por los pasillos del supermercado.

     —¿Algo más Agust? No me hagas volver de nuevo el supermercado está lleno. —Habló tomando lo que su hermano le pedía.

     —Mmm no, nada más y date prisa Suran ya no tarda en venir y tu cena especial para ella no estará lista.

Yoongi suspiró cansado, había sido un día largo en la oficina y aun tenia una cena con Suran. Más que feliz estaba cansado, él no solía dar muestras de afecto ni si quiera a su prometida y ella había discutido con él alegando que no le prestaba la suficiente atención y que le faltaban los detalles. Por eso Agust lo convenció de invitarla a la casa a cenar. Yoongi no quería ni estaba de acuerdo además en poco tiempo se casaban y podrían comer juntos todo el tiempo ¿Qué era de especial una cena?

Caminó por el pasillo llevando en la mano la botella de vino y la pasta que le pidió Agust cuando de pronto un ligero antojo le invadió su ser. Quería cerezas. ¿Min Yoongi quería comer cerezas?

Odiaba lo dulce y eso que uno de sus aromas era dulzón, pero el repentino antojo no se iba y era extraño porque era la primera vez que le pasaba algo así. Caminó rápido hasta llegar al área de las cosas frescas y tomó una caja de cerezas y como ya eran casi las siete de la noche se dio prisa para pagar e irse, no quería ver la cara de perro bravo de Agust ni arruinar la "sorpresa" para Suran.

Caminó a la caja para  pagar todo.

     —¿Eso es todo Joven?

     —Eh si eso es t...

Una punzada en su pecho lo Interrumpió, era un jalón como si un hilo invisible lo estuviese jalando hacia atrás  y de pronto lo sintió: Su lobo comenzaba a ponerse inquieto.

     —¿Joven?

Yoongi volvió a la realidad tratando de calmar a su lobo interior.

     —Si es todo.

El cajero cobró y le entregó sus cosas en la bolsa y Yoongi salió más que caminando de ahí para llegar a tiempo aunque su lobo no quería irse. Al salir del supermercado y subir al auto su lobo aullaba enfadado y rasguñaba molesto.

Humano tonto...

     —Cállate.

No quería pensar, él no era tonto como su lobo decía era solo que tenía pánico porque ya tenía una vida perfectamente planeada, una exitosa empresa de bienes y raíces al lado de su hermano gemelo, una bonita y muy exigente prometida además...

Sí... ese había sido su Omega destinado Agust y él ya habían hablado sobre eso y habían quedado en algo. Ninguno de los dos trataría de encontrarlo porque eso significaba compartirlo.

Así es... sólo pasaba una vez de cada muchas y esa vez le tocaba a ellos, los Alfas gemelos no suelen compartir Omegas o a veces están destinados a Omegas también gemelos o gemelas, y muy muy raras veces los Alfas gemelos estaban destinados a un solo Omega y ese era el caso de los hermanos Min.

Ellos lo supieron desde que se presentaron ambos como  Alfas, siempre supieron que estaban destinados a un solo Omega y eso claro que por supuesto que  no lo iban a hacer. Eran dos Alfas territoriales y de casta pura... nunca jamás en la vida podrían convivir juntos compartiendo a su Omega, era hasta ridículo.  Sería una gerra de territorio y posesión a cada momento y ellos antes que Alfas eran hermanos y se querían demasiado como para que un Omeguita por más destinado que sea venga y los separe.

Estacionó con más brusquedad de la normal en el garaje y bajó las cosas, la botella de vino, la pasta y la caja de cerezas y subió corriendo hasta la cocina donde un rubio Agust caminaba de aquí para allá moviendo cosas y cortando vegetales.

     —Uu por fin se digna el hombre a llegar ¿Dónde estabas? ¿Estabas con esa verdad? —Agust se había colocado las manos en la caderas mientras alzaba un dedo en dirección a su hermano. —Llevas de retraso dos malditos minutos con tres segundos. 

Yoongi rodó los ojos divertido.

     —¿Qué...? Te estoy entrenando para cuando ya vivas el feliz matrimonio y te pasen tarjeta de marcaje cuando llegues a casa.

     —Cállate Gus, me duele la cabeza y no quiero ni estoy de humor para escuchar reclamos ni tonterías.

Agust aplaudió efusivamente.

     —¡Excelente, bravo! Muy bien, te sale espectacular el papel de esposo amargado.

Yoongi le lanzó una mirada a su hermano y una ceja alzada. ¿En verdad era amargado?

Miró las cerezas en aquella cajita transparente y suspiro cansinamente.  ¿Debia decirle a Agust que sintió a su Omega?  Mejor no... todo estaba bien y él y su hermano no necesitaban a nadie, cada quien había prometido  buscar a un omega a quien quisiéran y por el cual  sintieran atracción.

     —¿Cerezas?

Mierda...

     —Si, es que yo... —Yoongi se rasco la nuca tratando de encontrar la mentira perfecta.

     —¿Desde cuando comes cosas dulces?

Yoongi sólo encogió sus hombros.

     —¿Te ayudo?

     —No, le diré a Nana que termine y tu ve a cambiarte.

La cena con Suran trascurrió de lo más normal para él aunque Suran estaba encantada y toda la cosa pero para él seguía siendo una  típica e insulsa cena.

     —¿Segura amor que no quieres que te lleve?

Tenía sus manos en la cintura de Suran y acariciaba lentamente.

     —Si amor Segura, estas cansado e hiciste todo esto por mi ve a dormir te amo te veré mañana. 

Suran unió sus labios a los de Yoongi en un beso suave y con ritmo, Suran era hermosa la mujer perfecta, era culta, estudiada, inteligente. Todo lo que Yoongi buscaba en una Omega pero entonces ¿Por qué demonios no dejaba de pensar en el olor a cereza que desprendió aquel Omega en el supermercado?

Porque a pesar de haberlo sentido solo un microsegundo Yoongi estaba seguro de que ese era el olor de su Destinado. 

Cuando Suran se fue entró abatido en su habitación y de ahí no salio hasta que Agust casi derriba la puerta.

     —Hey Yoon soy tu hermano, soy tú prácticamente lo cual me parece vergonzoso ¿Qué ocurre? Te conozco.

Yoongi levantó sólo un poco su cabeza despegandola de su almohada para ver a Agust bajo el  dintel de la puerta.

     —Creo que sentí a Nuesta Omega  Destinada.

Agust se tensó un momento, eso jamás creyó que iba a pasar porque habían tantas Omegas que no creyó que fueran a encontrar al suyo.

     —O destinado. —Corrigió caminando hasta la cama y sentándose a su lado.

     —¿Qué?

     —Que quizá pueda ser Destinado no sabes si es Omega hombre o mujer.

Yoongi pareció meditarlo pero finalmente asintió en acuerdo.

     —¿Estaba en el supermercado?

Yoongi volvió a sentir sin ánimos de hablar.

     —Ya hemos hablado de esto hermano, y llegamos a una conclusión sana de que cada uno buscará a un omega distinto... compartir a un omega será algo difícil. 

     —Lo sé por eso huí de ahí, no lo quiero conocer... no quiero arruinar esto Gus.

Su hermano Rubio lo abrazó dándole apoyo.

     —Ya Yoon, que lo hayas sentido en el supermercado no quiere decir que te lo vas a topar en cada lugar.

Eso era verdad,  quizá ni si quiera  vivía en la cuidad y no volvería jamás a sentirlo y él se estaba angustiando por nada.

     —Tienes razón, esto no fue nada, voy a casarme con Suran y todo estará bien. 

     —Así se habla hermanito.  —Agust le dió unas palmaditas en el hombro antes de salir.

    —Huele a cerezas. —Escuchó a Yoongi decir a lo lejos.

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