♡Sesenta y tres

El lugar era bastante oscuro y frío además de sucio y bastante descuidado, era una bodega en desuso del  que los Alfas eran dueños pero ahora esa usado para otras cosas como por ejemplo, retener a una arpía.

IU estaba arrinconada en la pared con las manos y los pies atados y un trapo sucio en la boca lo cual no le permitía gritar, llevaba ahí tres días sin beber nada, ni comer pues nadie se había preocupado en ir a verla si quiera.

La herida que Agust le había causado en la cara con el cristal quebrado ya se estaba poniendo negra, tenía ojeras, el cabello enmarañado y descuidado y su ropa sucia de su propia sangre. 

Sus ojos rojos e hinchados de tanto llorar pidiendo auxilio sabiendo claramente que nadie iba a llegar por ella.

¿Cuándo iban a dejarla libre? ¿Dónde estaban Agust y Yoongi?

Unos ruidos extraños la pusieron alerta así que agudizó sus sentidos y trató de arrinconarse más con la intención de pasar desapercibida en el lugar.  De pronto la bodega se iluminó un poco con una sola luz en el centro y cerró los ojos, después   de haber pasado tres días en total oscuridad y ver el resplandor de pronto había sido un cambio brusco.

Luego divisó  las siluetas de dos personas altas y fornidas, sabía que eran ellos así que cerró los ojos con más fuerza como si con ello evitaría que le hicieran algo. La noche que la llevaron a ese lugar el Alfa no tuvo compasión de ella y después de haberle dicho que no saldría viva del lugar la tiró al suelo con mucha fuerza dándose duro contra el piso en la cabeza.

Agust era un Alfa muy temperamental y se arrepentía de haberse metido con ellos, ninguno de los dos aparentaba ser así pero ella había descubierto la parte mala de aquellos dos seres. Pero no tenía idea de qué no había visto ni la mitad de lo que los Alfas podían hacer por haber tocado a su Omega.

Una mano fuerte perteneciente a Yoongi la tomó por el cabello y la levantó hasta que su rostro quedó casi elevado a su altura. La mirada del Alfa pelinegro era casi o tan aterradora como la de Agust al marcharse cuando la dejó ahí. El Alfa arrancó el trapo que le impedía hablar.

     —¿Te atreviste a vender a mi Omega como esclavo?

La pregunta salió con furia de los labios de Yoongi que la omega tembló de pies a cabeza. Aún así no se atrevía a admitir sus atrocidades.

     —N-no yo n-nunca haría eso. —Respondió con voz temblorosa.

     —¡MIENTES!

El grito de Yoongi la hizo sobresaltarse demasiado, miró a Agust a su lado pidiendo por ayuda pero estaba claro que no la iba a encontrar en el otro Alfa.

      —¿Ibas a vender a nuestro Omega? —Volvió a preguntar. 

Ella quedó en silencio pues no habían palabras que se atrevieran a salir de su boca.

     —Contesta, ¿Ibas a venderlo?

La voz de mando de Min Yoongi resonó por todo el lugar y ella agachó la cabeza sumisa mientras asentía.

      —Si, Lo hice... estaba esperando el pago, una cantidad bastante grande.  —Admitió finalmente obligada por el Alfa y su dominación.

Una bofetada fuerte resonó en aquel lugar.

Yoongi y Agust  jamás osaban ponerle una mano encima a una mujer ya sea Alfa u Omega, su madre los había criado sabiendo respetar a las mujeres, su forma de pensar su libertad de expresión y hasta su independencia pero una cosa era si la mujer también sabia respetar a los demás y por lo visto Iu no sabía de ello y había sacado a relucir la esencia territorial y ruda de los Alfas.

Iu jadeó al ser golpeada con aquella palma violentamente y después Yoongi volvió a tomarla por por cabello.

Agust también se acercó y cerró sus dedos en las mejillas de Iu, no gentilmente como solía hacerlo con su Omega más bien sus uñas se enterraban en la piel sacando sangre.

Ella se quejaba adolorida pero eso no le importaba a los alfas.

     —Bien, creo que Minnie no sufrió tanto encerrado como tú ahora mismo pero es porque nosotros no tenemos compasión de ti... —Susurró Agust con una voz demasiado gruesa y rasposa que casi nunca se le podía escuchar.

     —¡P-por favor d-dejenme ir...y n-no diré nada! ¡Nadie sabrá nada de lo que pasó! ¡por favor!

Los Alfas se miraron entre sí dibujando una sonrisa algo siniestra.

     —¿No diras nada, dices? —Habló Yoongi con voz profunda.

El Alfa temblaba pero era de pura furia.

      —¿NO DIRAS NADA?

Otra bofetada en la mejilla contraria.

Iu tembló llevando su mano a su mejilla recién golpeada.

     —L-lo lamento. —Su labio inferior temblaba y sus ojos dejaban caer gruesas lágrimas que para nada ablandarían a esos Alfas enfurecidos. —M-me iré lejos, lo prometo... jamás volveré a acercarme a ninguno de los tres.

     —¡Oh claro que te iras lejos, unos de esos comparadores Turcos pagarán mucho dinero por ti en el medio oriente.  Namjoon está por llegar con los compradores. —Yoongi la miraba con desprecio mientras le explicaba.

     —¡No por favor!

     —¿No era eso lo que ibas a hacer con nuestro Omega? Tú iras en su lugar. Aunque lamento decirte que no querían pagar mucho por ti, tuvimos que negociar mucho más, porque tu no vales nada. —Está vez fue Agust quién habló.

     —L-la policía me estará buscando!

     —La policía es nuestra aliada así que sólo movemos un par de papeles y firmas y será como si nunca exististe... Es tu fin IU.

El teléfono celular de Yoongi comenzó a sonar así que no tardó en responder esa llamada.

     —¿Ya están aquí?

     —Si Yoongi.

El Alfa cortó la llamada y se alejó de su hermano y de la Omega para ir al encuentro de Namjoon y el grupo de hombres Turcos que se llevaría a Iu.

     —Gus por favor d-dejame ir te lo Suplico. ¡Perdóname!

La mujer rogaba por piedad a aquel Alfa que sólo podía verla con desprecio en sus ojos.

     —No me llames así maldita,  Nunca voy  a perdonarte que por tu culpa casi muere mi omega, nunca  voy a perdonarte lo culpable y miserable que me hiciste sentir, jamás voy a perdonarte si quiera el haber puesto un dedo sobre Minnie y mira que estoy arrepentido y llore lágrimas de sangre por no haberte echado lejos  aquella vez que le pusiste una mano encima. Mi gran error maldita bruja fue confiar en ti, en creer que eras una buena persona pero de ti lo único bueno es que te iras lejos y vas a sufrir, vas a rogar, vas a llorar recordando lo mala que fuiste con personas que no te hicieron daño alguno.

La voz del Alfa sonaba casi en un Susurro no era necesario que alzara la voz para hacer temblar a la omega frente a él, no, tan solo su voz seca y golpeada y sus ojos chispeantes y profundos dilatados bastaban para lograr hacer que ella quisiera cavar su propia tumba.

  La puerta se abrió otra vez y una fila de hombres desconocidos entró al recinto y detrás de ellos cerrando la comitiva iban Yoongi y Namjoon.

La omega abrió sus ojos al máximo de terror al ver a aquellos Alfas mirarla con altanería y desprecio. Sintió asco.

     —¡Agust Mátame, mejor mátame! No quiero ir con ellos.

Yoongi volvió a acercarse y la volvió a agarrar del cabello para obligarla a verlo.

     —Dime algo maldita, ¿Si hubiese sido Minnie quien rogaba por su vida de esta manera te habrías detenido?

Ella calló.

     —¡Responde maldita sea!

Ahora había sido Agust quién la obligó a hablar usando su voz de mando.

     —No. —Contestó la omega con sus ojos llenos de lágrimas y la cabeza gacha.

     —Ahí lo tienes entonces. —Yoongi la soltó bruscamente.

Iu cayó de rodillas al suelo suplicando a los Alfas su perdón, y Namjoon miraba  a sus amigos algo asustado pero no dijo nada, sabía que esa mujer se lo merecía.

     —Matarte sería tenerte piedad Iu, y no queremos eso no no... queremos que vivas un infierno, que vivas arrepintiendote cada día de tu puta vida lo que has hecho, te fuiste a meter con los Alfas y el omega equivocado.

Agust se puso en el centro y señaló a la mujer a aquellos alfas quienes asintieron y la tomaron de los brazos para hacerla ponerse de pie.

     —Fatma, Henife y Harife son Tres Alfas hermanos... gemelos como tu querías ¿Lo ves? Solo que ellos no son en nada como nosotros.  Ellos son muy conocidos en Turquía por ser los proxenetas más malvados del medio oriente.  Son salvajes, hacen aberraciones con sus adquisiciones y creo que uno de ellos es caníbal ¿No es verdad?

Uno de ellos asintió con una sonrisa malévola.

     —si tienes suerte sobrevivirás más de un año y si no pues ya que. 

Los hombres sonrieron mientras le volvían a poner el trapo en la boca y  la arrastraban hacia afuera mientras ella se retorcía y trataba de gritar.

     —Ya saquenla de aquí me esta dando migraña. —Se quejó Yoongi.

     —Y yo tengo hambre... ¿Llevamos comida y helado para nuestro bebé?

Yoongi asintió.

Namjoon tenía en sus manos tres maletines con bastante dinero en dólares.

     —Ah, dile a ese tal JiHyun que lo esperamos en la casa. Aún necesitamos tratar un asunto con él antes de que le des el dinero.

Namjoon asintió y luego se  fueron de ese lugar. Tenían un omega mimoso en casa al que pronto le llegaría su celo y debían reforzar sus marcas otra vez. 


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