♡Seis
El pequeño cuerpo de Minnie descansaba luego de haber pasado una noche muy mala, jamás el rubiecito había sentido cosas como las que sintió como los escalofríos, el sudor por todo su cuerpo, era una sensación abrasante que le quemaba todo el cuerpo y en su interior algo le rasgaba fuerte como si un animal invisible se le hubiese metido dentro del pecho.
Podía escucharlo, le susurraba cosas que no lograba entender como "Alfas" y "pareja" e incluso podía sentir que aullaba.
Pero afortunadamente el sacerdote Alfa tenía supresores así que esos ayudaron mucho con el problema del chico.
Ahora dormida plácidamente en aquella camita de la pequeña habitación donde los únicos ocupantes de la casa parroquial vivían. Era una habitación modesta y bonita nada comparada a la antigua donde vivía. Esa no tenía una cama suavecita más bien era un catre viejo que su madre pudo comprarle de segunda cuando su cama vieja se arruinó por completo. Las ventanas no tenían vidrio así que con cartón trataba de evitar la ráfaga de aire por las noches y no tenía nada mas que solo una sucia y vieja caja donde guardaba las pocas prendas que poseía al igual que una bolsa igual de vieja donde guardaba sus únicos tesoros y los cuales extrañaba: Un carrito ya sin dos llantas, desgastado y viejo de tanto jugarlo, un libro de cuentos igual de viejo y una foto de él y su madre.
Quiza Minnie no volvería a ver esos tesoros pero al menos ahora el pequeño Minnie se sentía como en el paraíso. Podía comer tres vece al día, tomaba leche, le daban permiso de comer golosinas y sus favoritos sin duda eran las galletas recién hechas y el chocolate dulce. Amaba comer eso y sobre todo los aromas de ambas cosas y más cuando se combinaban. Aquello que no sabia que era se movía en su interior al pensar en esas dos golosinas, pero sentía que rrasguñaba con fuerza.
—Minnie el desayuno está listo.
Los toques en la puerta lo sacaron de sus pensamientos y se levantó perezosamente para abrir. Al menos podía darse el lujo de levantarse tardecito porque no le regañaban si dormía más de la cuenta como su padre que solía echarle agua fría si no se apresuraba y entonces después debía dormir en su catre mojado.
El beta estaba parado al otro lado con una gran sonrisa en su rostro.
—Hola Minnie ¿Dormiste bien?
—Minnie durmió muy bien Mingseon Hyung, ya no duele pancita. —Sonrió achicando sus ojitos.
—Eso me alegra, ven vamos a comer.
Juntos fueron a la cocina donde el aroma a Hotcakes inundó su nariz e hizo que su paladar vibrara. La leche ya estaba servida y había tocino en la mesa.
—Hola Minnie ¿Estás bien pequeño? —Preguntó el sacerdote mirando al rubio cuando éste entró en el comedor.
Si, Minnie bien. —Sonrió. Aquel hombre le causaba algo de risa.
—¿Estas feliz? —El sacerdote miraba a Minnie también con una gran sonrisa en sus labios.
Jimin asintió bebiendo un largo sorbo de su lechita.
—Si, pero a Minnie le da risa su vestido. —Señaló al hombre y volvió a reír con ganas contagiando a Mingseon.
El sacerdote río por lo bajo también.
—Ah ya veo te da risa mi atuendo Minnie pero no es un vestido es una sotana, acabo de dar la misa y no me lo quité pero espera. -—El Sacerdote se sacó la sotana blanca y quedó en ropa normal, una camisa negra y un pantalón oscuro.
—¿Ya no usa vestido? —Preguntó observando al sacerdote quién negó.
—Ahora no, la misa será hasta la noche, por cierto próximamente habrá una boda y me preguntaba si querrías darnos una mano, si vas a quedarte aquí necesitas aprender algunas cosas para que no te aburras.
Jimin asintió con energía, en su antigua casa debía ayudar por obligación pero aquí quería ayudar porque nacía de él.
—Bien te iremos enseñando que hacer.
—Si, Minnie aprende.
Con ánimo a tope el omega comenzó a comer de la deliciosa comida de Mingseon.
—Minnie se siente raro. —Dijo de pronto dejando de lado su vaso de leche.
El sacerdote y Mingseon arrugaron la frente preocupados.
—¿Qué sientes Minnie? ¿Te duele algo?
—No, Minnie convertirse en hombre lobo como la película. —Habló bajito como si aquello fuera algo ultra secreto.
Los dos hombres comenzaron a reír fuerte ante aquello y Jimin los miró serio cruzando sus brazos y formando un dulce puchero con sus labios.
—¡No reírse!
—No es eso Minnie lo que pasa es que te has presentado.
—Minnie ya se presentó, Minnie se llama Park Jimin y tiene 22 años.
Los dos volvieron a reír ante la ternura que derrochaba el rubiecito.
—No, tampoco es eso, presentarte como Omega pequeño, tu casta, si serás un fuerte e imponente Alfa o un precioso y bello omega o un tierno beta. En tu caso eres un bello omega y eso significa que muy pronto vas a encontrar a tu pareja.
Jimin arrugó la frente tratando de comprender todo lo que ellos decían.
—¿Minnie tiene pareja?
—Pues se supone, un día un Alfa te reclamará como su omega. Se van a querer mucho y lograrás reconocerlo por su aroma.
A Jimin se le encendió el foco en ese momento.
—Minnie tiene pareja, Chocolatito y Galletita. —Añadió.
Los dos hombres se quedaron callados pues no entendían a lo que el rubio se refería así que continuo el desayuno en completa calma.
Y así como si nada pasaron dos semanas más las cuales completaron el mes sin que la madre de Jimin volviera por él aunque eso no cambió que Jimin siguiera esperando en aquella banca cada vez que la misa acababa. A veces se quedaba dormido ahí y Mingseon debía cargarlo hasta su habitación.
Pero no todo era malo también aprendió cosas como ayudar al sacerdote en la misa y ordenar los floreros, regar el jardín, sacudir y pedir las limosnas.
Y lo más importante era que en todo ese tiempo Jimin había logrado captar el aroma de su Galletita pero era de lejos. Sin duda su Galletita andaba muy cerquita. Pero por más que se esforzaba no lograba sentir el aroma de su chocolatito.
—¡Minnie ven rápido!
Mingseon llamó desde el jardín a Jimin quien dejó lo que estaba haciendo y llegó corriendo.
—Mira encontré un nido de pajaritos, ¿Quieres ver?
—Shii Minnie ver pájaros.
—No Minnie son huevos. —Mostró Mingseon el nido que había caído y afortunadamente no se habían quebrado.
—¿Comer?
—No, los pondremos de nuevo arriba, pronto van a nacer y su mamá los va a estar buscando como loca.
Jimin arrugó el ceño.
—¿Pajarito nacer de huevo? ¿Minnie también nacer de un huevo?
Mingseon parecía estar en un dilema.
—Emm no Minnie... es diferente es, ah caray como te explico. Minnie nació... eh si ¿sabes que? Minnie nació de un huevo y un día también tendrás tus propios huevos.
—¿Minnie tendrá huevos?
—Algún día. —Mingseon se rascó la cabeza un poco anonadado. —Este nido va allá arriba pero espera detenlo aquí y traeré una escalera, su mamá debe extrañarlos.
Jimin se quedó un momento pensando, si su mamá extrañaba a los huevos y los huevos quiza extrañaban a su mami era mejor que no la hicieran esperar más porque esperar y esperar era muy feo y triste, así que sin pensarlo mucho se trepó al árbol con una sola mano, le fue dificultoso pero lo logró y así fue que puso de nuevo el nido con los tres huevos en la rama.
—Huevitos quedarse ahí, no bajar otra vez. —Les Susurró cerquita.
Entonces llegó el momento de bajar pero el gran error de Minnie fue que vio hacia abajo y se dio cuenta que había subido lejos. ¿Cómo hizo eso?
El miedo le invadió y su cuerpo tembló así que al tratar de poner un pie en la rama resbaló haciendo que Minnie cayera del árbol.
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