♡Cuatro
—¡Minnie!
Mingseon buscaba al pequeño beta por todos lados hasta encontrarlo en aquella misma banca de madera en la que esperaba desde hacía ya casi dos semanas.
—Aquí Seon Hyung, Minnie sigue esperando.
El guardián se acercó hasta él y le dio suaves golpecitos en la cabeza en muestra de apoyo.
—Minnie ¿Haz pensado en que quizá tu mami no va a regresar?
Los ojos del rubio rápidamente se llenaron de lágrimas, y Mingseon se arrepintió de lo que había dicho.
—¿Mami ya no quiere a Minnie? —Lloró soltando gruesas lágrimas.
—No Minnie no dije eso, es solo que... ¡Olvídalo! Mejor vamos adentro a comer golosinas... ¿Quieres?
Jimin negó haciéndose una bolita.
Mingseon rendido se levantó, eso era cosa diaria, Minnie simplemente esperaba ahí y lloraba, se levantó de la banca y se encaminó hacia adentro pues el sacerdote tenía una cita esa tarde.
Justo a tiempo cuando el timbre de la oficina parroquial sonó.
Salió entonces corriendo para abrir a los invitados.
—Buenas tardes. —Saludó con cortesía.
—Buenas tardes, teníamos cita con el sacerdote.
Mingseon les abrió el paso y luego los guió hasta la oficina.
—Esperen un momento ya le aviso al sacerdote que están aquí.
—Gracias. —Habló la chica.
—¿Tenían que traerme? Se casan ustedes no yo. —Le recordó Agust a su hermano mientras esperaban al sacerdote.
—Ay Ya Agust, es que nos quedaba de camino venir de una vez a ver la fecha de la ceremonia y tú venías de colado. —Le dijo su cuñada Suran.
Rodó los ojos mirando al rededor, había un jardín enorme y muy bien cuidado y más allá estaba la iglesia.
Caminó por el jardín esperando al sacerdote mientras más allá Yoongi y Suran reían tontamente.
En un momento sintió un mareo, y una corriente eléctrica recorrer su espina dorsal, hizo una mueca de dolor cuando sintió la punzada en su vientre. ¡Era imposible! Su celo aún no debía llegar.
—El sacerdote los espera adentro. —Mingseon avisó a la pareja.
—Gracias.
Yoongi y Suran se adentraron hasta la oficina y él se quedó ahí parado tratando de calmar lo que acababa de sentir.
—¿Está bien Joven? ¿Necesita ayuda?
Mingseon notó la inquietud de Agust y se había acercado a preguntar, lucía algo pálido a pesar de ser ya de tez blanca.
—N-no, estoy bien...gracias
—Está bien. —Mingseon se dió la vuelta pero Agust lo detuvo.
—¡Espere! ¿Señor... hay un omega por aquí?
Agust lo Preguntó, porque no sentía el aroma de Mingseon que era un beta, y el sacerdote era un Alfa sin duda pero sentía el suave aroma a cerezas.
—No Joven aquí solo hay dos betas y un Alfa
Agust arrugó la frente, era imposible su condición de Alfa casta pura le permitía tener un olfato perfecto no podía estar equivocado.
—¿Le molesta si doy una vuelta por aquí?
—Por supuesto que no Joven, tómese el tiempo.
Agust asintió en agradecimiento y comenzó a caminar por todo el lugar hasta donde el sutil aroma lo llamaba.
¿Pero que estaba haciendo? No debía ir en busca del Omega... eso era algo pactado entre los hermanos.
Pero su lobo aullaba desesperado en su interior llevándolo hasta donde estaba el omega.
Entró a la iglesia, varias bancas de madera fina estaban dispuestas en el lugar pero no había nada más.
Caminó enmedio de las bancas, su olfato le decía que ahí estaba.
Más allá había una cabina totalmente de madera, era un cubículo de confesionario donde generalmente los sacerdotes entran y del otro lado hay una maya de madera que no permite verse los rostros mientras dices tus pecados al sacerdote.
¿Era posible que su omega destinado sea un sacerdote? ¿O por lo menos un Seminarista próximo a ordenarse como sacerdote? Si así era eso sería un gran alivio.
Pero aún así su lobo no dejaba de llorar y rascar en su interior.
Entró lentamente con el corazón acelerado y la ráfaga de aroma a cereza inundó su nariz, quizá era algo muy dulce pero a su lobo le encantó y a él también. No iba a negarlo.
—¿Hola? —Se atrevió a hablar, consciente de que eso no tenía que hacerlo.
Del otro lado no respondió nadie, pero se alarmó cuando unos suaves murmullos llegaron hasta él y su lobo se inquietó aún más.
—¿Estas bien? Estas... llorando. —Dijo bajito.
Los murmullos del otro lado fueros más evidentes.
—¿Galletita?
¿Galletita? ¿Qué diablos?
—¿Cómo te llamas? —Agust estaba totalmente consciente de que eso debería de evitarlo, no tenia que saber quien era su omega destinado pero el destino lo llamaba y su instinto de lobo también.
—M-minnie...
¡Minnie! Eso sonaba muy dulce y bonito.
—¡Minnie! Que bonito nombre. —¿Por qué su corazón latía asi de rápido?
Guardó silencio solo para darse cuenta de que su Omega ya no lloraba... "Su Omega" Momento... ¿Por qué lloraba Su Omega?
Trató de espabilar su mente, no podía llamarlo así porque para él no era su Omega aunque su lobo Gritaba lo contrario.
—¿Galletita? ¿E-estas ahí?
¿Galletita? Ah si, de seguro el Omega reconocía su Aroma.
—Emm Si, aquí estoy Minnie.
—¿Y chocolatito? ¿Chocolatito no está contigo ahora?
¿Chocolatito?
¿Cómo sabía? Aquel Omega sabía que eran dos Alfas sus destinados.
—No, ahora no esta conmigo... Dime... ¿Estas bien? ¿Por qué lloras?
El silencio y un sollozo del otro lado le hizo saber que aquel omega sufría y su instinto protector despertó de su letargo.
"Abrazalo humano tonto"
No podía y no debía hacer aquello.
"Sólo hazlo, nuestro Omega sufre"
—¿Minnie...?
—Mami ya no quiere a Minnie, Minnie abandonado.
"Mami" "Abandonado"
¿Por qué esa palabra le dolió?
—¿Cuántos años tienes Minnie?
Silencio...
—Minnie es un niño grande.. Mami dice que Minnie no es
fenómeno como dice Papá.
Con cada palabra a Agust le iba entrando más la curiosidad, sin duda sonaba una voz muy linda y aterciopelada casi angelical pero no era la de un niño pequeño. Pero si hablaba como un niño pequeño.
La curiosidad le ganó así que salió del cubículo dispuesto a ver al chico de adentro pero Mingseon llegó agitado hasta él.
—ahh aquí está, su hermano gemelo lo está buscando.
—¿Chocolatito?
Mingseon volteó a ver hacia donde la voz de Minnie sonaba.
—Minnie estas aquí, ¿conociste a un amigo? —Preguntó mirando a Agust.
—¿Cuantos años tiene?
Mingseon miró a Agust y luego en dirección a Minnie.
—Realmente no lo sabemos, hace dos semanas que está aquí porque su madre lo abandonó parece un chico de 20 años pero es una masita, creemos que tiene algún retraso o algo así. Pero es inofensivo y muy cariñoso y al parecer ha sufrido muchísimo donde vivía.
A Agust de alguna manera le dolió saber que al omega le habían abandonado.
—¡Ahhh!
Ambos hombres se alarmaron al escuchar aquel quejido de dolor de parte de Minnie quien seguía escondido.
Mingseon entró al cubículo y Agust se colocó detrás desde donde alcanzó a ver una cabellera dorada como el sol al atardecer.
—¿Que te pasa Minnie? ¿Te duele algo?
El rubio solo se quejaba de dolor.
—A Minnie le duele la pancita. —Se quejó.
—¡Dios, Minnie estas ardiendo en fiebre! ¿Será posible?
—¿Posible que? —Preguntó Agust mirando como Mingseon trataba de levantar al jovencito.
—Bueno él vino aquí sin aroma el Sacerdote dijo que era un beta...
—Es un omega. —Añadió Agust.
De pronto se dio cuenta de la situación.
—¡Se está presentado como Omega y creo que es su primer celo! debo llevarlo adentro, la misa comenzará en poco y aquí vienen muchos alfas.
Agust comenzó a sentir a la perfección los aromas del pequeño omega Algodón de azúcar y cerezas tal y como había dicho Yoongi. De inmediato todo su ser comenzó a actuar y su lobo gruñía por querer estar con su pareja.
Las feromonas de Minnie eran muy potentes que por un momento Agust se sintió mareado. Tenía que irse de ahí cuanto antes.
—¡Hey tú no te quedes ahí parado, ayúdame!
Agust no supo que hacer sus pies estaban como pegados al suelo y no fue hasta que vio al beta cargar dificultosamente al pequeño omega que reaccionó como su instinto demandaba.
—Permitame. —Arrebató al rubio de los brazos de Mingseon y lo cargo como a un bebé, y tuvo que cerrar los ojos con fuerza para no descontrolarse y es que la cosita que tenia en sus brazos era un ángel caído del cielo. Tenía unos cachetitos abultaditos y apretables y sus labios...
Agust tuvo que recostarse en la pared para tragar con dificultad y cerraba fuerte los ojos.
—Sígueme por aquí. —Indicó el beta y guió a Agust hasta adentro en la casa parroquial.
Sentía como el pequeño omega se aferraba a él y olfateaba entre sus ropas y su cuello.
—Galletita... ga-galletita... —Balbuceaba con sus mejillas rojas y brillantes por la fiebre.
Mingseon lo guió hasta una habitación y ahí en una cama Agust acomodó lentamente aquel frágil cuerpo que temblaba de pies a cabeza sin parar pero cuando se quiso separar de él Jimin no lo soltó, sólo lo atrajo más hacia él.
—Minnie quiere Galletita.
—Tú eres un Alfa cierto, debes irte ya.
Agust trató de soltarse de Minnie pero él simplemente no quería.
Y Agust tampoco quería y su lobo menos. Las feromonas que Minnie soltaba eran muy fuertes y debía controlar sus impulsos. Gruñó un poco cuando Minnie de nuevo enterró su nariz en su cuello pero con el autocontról suficiente logró separarse.
—¡Galletita! ¡Chocolatito!
Agust salió corriendo de ahí, tratando de ignorar los lloriqueos de aquel Omeguita y también debía ir por Yoongi. Estar con Minnie había adelantado su celo y podía pasar lo mismo con Yoongi si sentía las feromonas de Minnie.
Corrió hasta el jardín agitado y encontró a Yoongi con Suran hablando, lo tomó del cuello del traje y lo arrastró con él.
—¿Agust... que mier...
—Debemos irnos.
Yoongi no entendía que pasaba pero entonces...
—¡Hueles a...
¡Cerezas y Algodón de azúcar! Su lobo se impacientó cuando sintió las feromonas del Omega inundar el ambiente.
Agust lo empujó en el auto y ni si quiera esperó a que Suran subiera, solo arrancó el auto hasta llegar a casa sin decir palabra alguna a pesar de las acrribillantes preguntas de Yoongi.
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