♡Cuarenta y tres

Como iban muy temprano, Agust y Yoongi decidieron que podían pasar a desayunar en algún lugar,  el Zoológico quedaba en Ahsimang y era el zoológico central de Seúl pero para la zona rural donde vivían los Min quedaba algo lejos.

Así que bajaron en un restaurante familiar muy bonito, Seúl BBQ que estaba rodeada de muchos árboles y  naturaleza.

     —¿Minnie quieres Yogurt con fruta? —El pelinegro esperaba la respuesta de su omega. —¿Minnie?

Minnie no estaba por ningún lado, Yoongi se asomó a la puerta donde Agust estaba entrando.

     —¿Y Minnie donde está?

Agust arrugó el ceño.

     —¡Pero si venia detrás de ti!

Ambos alfas se pusieron alerta, ¿Cómo habían perdido de vista a Minnie en un segundo?

En el estacionamiento no había rastro de él.

Los alfas por medio del lazo trataron se sentir si estaba en peligro pero Minnie no estaba asustado o con miedo ni temor, más bien era un sentimiento de nostalgia. ¿Minnie nostálgico?

     —Debe estar adentro. —Agust señaló y ambos volvieron a entrar.

Pasando su mirada por todos lados lograron divisar una cabellera rubia a lo lejos cerca del área de los juegos. Minnie estaba parado mirando para el área trasera,  su mirada estaba fija en un pequeño y su madre, tenía una sonrisa en sus labios mientras miraba a la mujer al parecer una Alfa jugando en el columpio con su hijo.

Los alfas llegaron a su lado colocandose cada uno a un lado del rubio, respetando su espacio y sus pensamientos, seguro sus recuerdos invadían en este momento su mente.

     —¿Quieres jugar ahí Minnie? —Preguntó Agust colocando una mano en su espalda y acariciando suavemente dándole confort al omega mientras señalaba el columpio que estaba del otro lado.

Minnie negó sin despegar los ojos de la madre e hijo. Quizá Minnie jamás tuvo tiempo así con su madre, pero entendía perfectamente el por qué y ahora que estaba con sus Alfas no renegaba nada que le haya pasado antes pues sabía que la vida le había regresado el premio doble por haber sido un niño valiente y haber aguantado hasta que encontró el amor de una familia real desde Mingseon y el sacerdote Kim hasta sus Alfitas Agust y Yoongi, Nana y hasta Tae.

     —No... Minnie niño grande ahora.  —Aclaró.

Los alfas se dieron sendas miradas cargadas de orgullo antes de asentir, podía ya no ser un niño pequeño pero la diversión  no tenía por qué irse ¿cierto?

Agust lo tomó de una mano haciéndolo caminar detrás de él mientras lo dirigía hasta el juego del Balancín.

     —¿Minnie quieres ver quien es más pesado? —Preguntó animandolo a subir en un extremo. 

El omega asintió subiendo de un extremo y Agust del otro y en cuanto subieron los pies el balancín quedó totalmente al paralelo.

Los tres rieron pues ahora nadie podía bajar. Era divertido, era como poner en una balanza todo y darse cuenta que todo estaba totalmente calculado a la medida perfecta ni un poco más o un poco menos, no hacia falta algún  ingrediente y tampoco habían ingredientes de más en aquella extraña mezcla. De ella salía la receta más exquisita de la vida la cual venía a darle el toque especial, el platillo principal.

Lo mismo paso cuando Yoongi probó, el balancín quedó totalmente equilibrado, como todo en ellos.

Minnie reía moviendo sus piecitos en el aire divertido, era la primera vez que sabía uno. Luego Agust ayudó a bajar al omega haciendo que el otro Alfa se quejara.

     —Minnie  no es divertido jugar al balancín sin ti. —Riño pero no enfadado. Tratando de crearle a Minnie nuevos recuerdos que en el futuro extrañara con nostalgia también pero logrando  que en su corazón se mantuvieran cálidos y alegres. No doloroso ni tristes, Minnie merecía recuerdos buenos tan buenos con él y su noble corazón.

     —Alfitas hacer reír mucho a Minnie, y Minnie amar mucho eso  —Sonrió acercándose a sus Alfas para abrazarlos a ambos a la vez.

Después de un rico desayuno y emprender de nuevo el viaje llegaron al Zoológico, lo bueno de llegar temprano era que no había aglomeración de personas y se podía disfrutar mucho más del recorrido.  Los primeros en llegar podían alquilar bicicletas para hacer el recorrido sobre ruedas.

     —Minnie no sabe usar esas, jamás tuvo una. —Comentó viendo como los dos alfas se subían a una cada uno. 

     —No te preocupes de eso bebé, tu iras con nosotros no es necesario que lleves una.

     —Después te enseñaremos a usar una cariñito así que por hoy disfruta. —Añadió el pelinegro.

Minnie obedeció y se subió en la parte de atrás agarrado de la espalda de Agust y comenzaron el recorrido.  El omega exclamaba con emoción cada vez que veía un animal diferente.  Se tomó foto dándole de comer a la jirafa y al elefante.

Jugó con los monitos capuchinos y grito de emoción al ver a los pandas y los koalas.

     —Ese parece a Alfita. —Señaló al lobo gris que dormida rodeado de su manada.

Era verdad, se parecía al Lobo de Yoongi.

     —Oh vaya Algodóncito tienes razón. —Exclamó Agust.  —Se parece hasta en lo pulgoso.

Yoongi gruñó, sacándole el dedo de enmedio sin que Minnie viera.

     —Bien bebé, es hora de ir conmigo así que sube, dejemos perdido A Agust,  su familia de Orangutanes debe extrañarlo mucho.

Ahora era el turno de Agust de gruñir.

     —Somos hermanos baboso, si soy un orangután tú también.

     —A ti te adoptaron. —Se defendió Yoongi pedaleando con Minnie atrás.

     —Nos parecemos no podemos ser adoptados. ¿Verdad Minnie que somos iguales?

El omega frunció el ceño y negó.

     —Mmm Chocolatito es holgazán, Galletita es divertido, Chocolatito es celoso con Minnie, Galletita es dulce, Chocolatito besar más fuerte a Minnie y hacer sonrojar y Galletita encanta decir cosas bonitas.  Pero Minnie ama a los dos por igual. 

Yoongi sonrió, Minnie había aprendido bien a conocer los caractéres de los dos. A Yoongi lo dominaba la  posesividad, amaba intensamente a Minnie con locura y le encantaba sentirlo solo tuyo. Agust adoraba apreciar la belleza de su omega, decirle a cada momento que lo amaba intensamente. Eran tan opuestos y diferentes pero extrañamente muy similares porque los dos daban la vida por su omega. 

Después de ese gran recorrido y de calmar a Minnie ya que habían entrado al mariposario y salió casi traumado; ¿que iban a saber los alfas que Minnie le tenía pánico a las Mariposas? Había corrido y corrido como loco tratando de alejarlas y para hacerlo olvidar el mal rato le compraron un globo amarillo que no soltó hasta que llego a su casa.

Le puso nombre al globo también.

Cuando entró en su habitación y encendió la luz se llevó una enorme sorpresa.

     —¡Chocolatito  Galletita venir a ver a Pez!

Los dos Alfas corrieron asustados hasta la habitación del omega y también abrieros sus ojos con asombro.

     —¿De dónde trajo pez a más pececitos? —Preguntó Minnie.

     —Creo que era una pescada. —Sonrió Agust acercándose a ver los montones de pececitos dorados que ahora habían en la pecera.

     —Creo que necesitarás una pecera más grande bebé, y se dice pececita Gus. —Corrigió.

Minnie Chilló de la emoción,  ahora tenía más mascotas de pez, debía pensar los nuevos nombres que tenían que ponerles.

     —¿Dónde está Pez papá? —Preguntó cuando los Alfas le explicaron que Pez había tenido hijitos.

     —Seguro era un pez irresponsable que al enterarse de que sería padre de  muchos hijos se fue lejos. —Dijo Agust examinando la pecera.

     —¿Alfitas no irse cuando Minnie tenga cachorros? —Preguntó mirando a sus Alfas.

Yoongi sonrió acariciando los cabellos del omega. Eso jamás pasaría, Ellos tenían muy claro que querían tener a sus cachorros y ser unos padres orgullosos, si eran una familia numerosa sería mejor.

     —No precioso,  te amamos y amaremos a nuestros cachorros que nos des.

Minnie sonrió, seguro sus futuros cachorros serian igual de lindos que sus Alfas.

   

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