VERDADES A MEDIAS
Darcel tomó el expediente y se sentó en el sillón mientras lo leía. Una vez que terminó, lo cerró y lo lanzó a la mesita frente a él. Se recostó en el respaldo con la mirada fija en los documentos, la puerta de la habitación de Evelyn se abrió y Nataly salió. Él la observó, frunció el ceño y regresó su vista a otro lado. Sabía lo que se venía en esos momentos, estaba muy enojado y no tendría paciencia para soportar a Nataly.
—Quiero que te alejes de ella. Créeme que si no te he denunciado a la policía es porque no me deja, pero no voy a permitir que la sigas lastimando. Ya ha sufrido bastante como puedes ver. —Le señaló el expediente.
Él ni siquiera la miraba, tenía los ojos fijos en la nada. Nataly observó claramente su mandíbula tensarse.
—Conozco a los hombres como tú, son seres que no tienen alma, parásitos que consumen las de quienes los aman incondicionalmente, aun sabiendo la clase de porquería que son. Eres peor que un demonio.
—No soy un demonio, no tienes ni puta idea de lo que soy —dijo al momento que giró su cabeza hacia ella.
—Claro que sí, eres un psicópata narcisista.
—Sabes mucho sobre psicópatas.
Él se levantó, pasó sus manos atrás de su espalda baja y caminó hacia ella a paso lento con una elegancia de un aristócrata. Por detrás sus uñas comenzaron a crecer y sus manos a tomar un tono oscuro y azulado.
—Darcel, no te atrevas a tocarla —habló Evelyn, quien se encontraba parada en la entrada de su habitación. Él se giró y la observó y sus manos volvieron a la normalidad.
—Evelyn, ¿Cómo te sientes?
—Estoy bien, lamento mucho haberte asustado. Naty, necesito que me creas, entiendo tu molestia, y sí, sé que él es un idiota, un ser incapaz de amar, un narcisista como dices, pero él no fue quien me lastimó, créeme. Habrá cosas que no entiendas y necesito que confíes en mí. —Naty giró los ojos hacia Darcel y luego a Evelyn.
—Bien, no se hasta cuándo lo seguirás protegiendo. Será mejor que me vaya. Mañana vendré a verte. —Salió de la casa y Evelyn volvió a su cuarto.
—¿Estás bien? —preguntó Darcel y ella detuvo su paso.
—Déjame en paz.
Ella entró a su habitación sin decir más nada. Se cambió de ropa y salió. Caminó hacia la puerta mientras que él se encontraba en el sillón recostado en el respaldo leyendo un libro a la altura de su cara, lo bajó para mirarle y preguntó.
—¿A dónde vas? La iglesia está cerrada después de las once.
—No sabía que también estaba en el trato decirte cada paso que doy.
—No es que me importe, es porque eres muy ocurrente y te encanta hacer cada estupidez.
—Pues deberías de buscarte a una persona que no sea tan estúpida como yo.
—Sí, lo he considerado, es fastidioso andar detrás de ti y no es preocupación, es asegurarme que el trato siga en pie.
—No sabes cómo te odio.
—Bla, bla, bla. Te hice una pregunta ¿A dónde vas?
—Voy al bar de la otra noche. —Darcel bajó el libro y sonrió divertido.
—Oh, interesante, ¿traerás a otro bastardo y lo matarás para mí?
—No, esta vez nos iremos a un hotel, espero poder follar sin que nadie nos moleste. —Al instante su sonrisa divertida desapareció, cambió a un semblante serio y sombrío. Se enderezó y se inclinó hacia adelante sin despegarle la mirada. Ella abrió la puerta y salió de la casa.
Al llegar se acercó a la barra y pidió una cerveza. Decidida a salir de su realidad, comenzó a beber una tras otra. La información que le había dado su amiga la tenía muy mal, no importaba cuánto se esforzaba por olvidar, al final, su pasado siempre volvía. Después de un rato en el bar, dos hombres se le acercaron y comenzaron a charlar, e incluso le ofrecieron marihuana y ella sin dudarlo aceptó. El ambiente en aquel lugar era pesado, las drogas y las bebidas hacían efecto en las personas. Horas más tarde, ya mareada por el alcohol, decidió que era momento de irse. Se levantó de la mesa y salió del sitio.
Caminó por la calle tambaleándose, su sentido de la orientación estaba afectado y luchaba por mantenerse consciente. Un par de cuadras antes de llegar a su casa los dos jóvenes le alcanzaron en un auto, se detuvieron y le ofrecieron llevarla.
—Evelyn, ¿por qué te has ido? Ven, sube, te llevaremos nosotros. —Ella rió divertida y con el habla torpe y arrastrado, dijo:
—Les daré un consejo, aléjense de mí si no quieren morir. —Uno de los hombres se bajó del auto y se acercó a ella.
—Ven, vamos Evelyn, te llevaremos a donde desees.
—No me creen, ¿verdad? ¡Jajaja! Seré sincera porque me caen muy bien. Es mejor que no se acerquen a mí, estoy maldita. Hay un demonio que me persigue y quiere que mate. Es un pendejo, pero es muy peligroso. Así que es mejor que me dejen aquí. —Los hombres se rieron.
—Estás totalmente borracha, ya no sabes ni lo que dices.
—¡Jajaja! —Evelyn soltó una carcajada.
—Bueno, no me culpen si luego tengo que matarlos. —El hombre la tomó de las manos y la dirigió hacia el auto, pero antes de subirla, Darcel apareció y lo empujó y casi cae al suelo. Confundido, miró a Darcel y luego a Evelyn. Ella le sonrió, en un gesto que daba a entender un: (te lo dije) volvió a ver a Darcel y observó que su rostro era macabro. Tenía un semblante serio y sin expresión. Sus ojos eran sombríos con las pupilas dilatadas y las ojeras bien marcadas. Sus labios lucían un tono oscuro y su piel se veía más pálida de lo normal.
—Se los dije, estoy maldita. Este es el estúpido demonio que me persigue. —Darcel tomó a Evelyn y la cargó sobre su hombro como si fuera alguna especie de carga y ella no se resistió. Levantó el rostro para mirar a los hombres y con la mano les dijo adiós.
—Sabía qué harías una estupidez.
—Si te molesto tanto por qué no me dejas. Sabes, yo también estoy cansada. Talvez si me hubieras dejado morir todo sería mejor.
—Mejor cállate que me aburres con tu papelito de mártir. —Evelyn ignoró su comentario y empezó a cantar Black sea de Natasha Blumell.
—¡Come down to the black sea! ¡Swimming with me ah ooh, ooh! ¡Go down with me, fall with me....!
Al llegar a la casa la recostó en la cama, le quitó los zapatos y la cubrió con la sábana. Ella se dio la vuelta de lado y rápidamente se quedó dormida. A la mañana siguiente el timbre de la casa la despertó, se levantó y fue a abrir.
—Hola Evelyn, ¿Cómo estás?
—Estoy bien.
—Pues no te ves muy bien.
—Solo es la resaca.
—¿Bebiste alcohol?
—Sí, un poco, necesitaba relajarme. Iré a ducharme, espérame en la habitación. Una vez que se puso su uniforme para ir a trabajar, al salir del baño, Darcel la esperaba en el pasillo.
—Lo que hiciste ayer fue muy estúpido. Pudo haberte pasado algo. —Ella lo miró con molestia.
—No es necesario que finjas que te importa, no lo necesito. —Darcel la tomó del brazo y la jaló con violencia.
—Me estoy hartando de tu teatrito.
—¿Así?, pues lárgate. No te preocupes, cumpliré con el trato, buscaré a mi hija y mataré a quien la tiene, pero ya no será necesario que finjas preocuparte por mí. Te libero de esa molestia.
—No me gusta tu actitud, no pienso soportar tu impertinencia.
—No te preocupes, solo no me hables y yo no lo haré. No era necesario que anoche fueras por mí. ¿Por qué no mejor te vas a esos eventos degenerados que tanto te gustan? —Darcel sonrío malicioso.
Dio un paso hacia ella para cortar la distancia entre los dos, obligándola a quedar de espaldas contra la pared, lo empujó, pero él no se movió.
—¿Eso es? Tu molestia es porque no quise fornicar contigo.
Ella frunció el ceño e intentó darle una cachetada, pero él detuvo su mano mientras cortaba más la distancia entre los dos quedando atrapada entre la pared y su cuerpo, él ladeó ligeramente la cabeza inclinándose al punto que casi sus labios rozaban con los de ella.
—No, es porque mientes todo el tiempo. Eres odioso e insensible y te divierte burlarte de mí —habló con la voz temblorosa.
—No mientas Evelyn, sé que eso es lo que te molesta. Saber que cojo con otras mujeres y no contigo, ¿eso quieres Evelyn?
—¡No! —alzó la voz nerviosa.
—Cuando estoy cerca de ti así, puedo percibir como la adrenalina se dispara en tu cuerpo.
Él pasó su lengua por los labios de Evelyn. Al sentirlo lo empujó, Pero él se pegó aún más y la besó agresivamente atrapando su boca con la suya e introduciendo su lengua para después volver a lamer sus labios, bajar a su cuello y subir hasta su oído atrapando su lóbulo y soltarlo. Ella soltó un jadeo. Él observó como su rostro había tomado un color rojo. Se miraron por un par de segundos y él sonrió con su clásica sonrisa perversa. En un movimiento rápido ella lo golpeó en el rostro con el puño. Él la tomó del cuello y volvió a besarla agresivamente, por fin ella correspondió su beso de la misma forma agresiva, mordiendo sus labios con todas sus fuerzas. Al sentir la mordedura él apretó su cuello con más fuerza a la vez que presionaba su pelvis contra su vientre, Evelyn pudo sentir esa parte de él abultada y dura.
—¿Evelyn, está todo bien?
Los dos se detuvieron quedando con la respiración agitada. Él pegó su frente a la de ella para darse un momento y calmar el calor.
—Tu amiga es tan molesta, créeme que nunca me había contenido tanto en matar a alguien y lo hago solo por ti —susurró.
Ella lo observó y vio como un hilo de sangre había salido de su nariz hasta su boca por el golpe que le había dado, sus labios estaban rojos e hinchados por las mordeduras, él se los relamió y se acercó a su oído y le dijo aún más despacio.
—Me encanta ese aroma que desprende la humedad entre tus piernas.
Evelyn sintió como su mano entró por debajo de su falda hasta su parte íntima y sin detenerse, introdujo uno de sus dedos a su vagina, lo sacó rápidamente y lo chupó como si fuera algo realmente delicioso, haciendo un sonido de succión y un: (mmm) evidenciando aún más el disfrute de su sabor. Evelyn se quedó estática con la boca entreabierta, el rostro totalmente rojo y las piernas temblorosas. Él corazón le latia a gran velocidad y su respiración aún seguía agitada. Él se dio la vuelta pasando por un lado de Nataly. Ella dirigió su vista al sangrado de su nariz, mientras que él mantenía su mirada seria pero siniestra en la chica.
—¿Está todo bien? ¿Discutieron?, no te ves muy bien.
Evelyn tragó saliva y carraspeó.
—Sí, estoy bien.
—Amiga, él te tiene mal y no ves que te lastima. Sé que tal vez te moleste, pero no me cansaré de decírtelo.
—Basta Naty, entiendo que te preocupes por mí, pero él es importante para mí y no me hace daño. Sé que no es alguien bueno, la verdad es que yo tampoco lo soy. Así que necesito tu apoyo y no alejándolo de mí. Los quiero a los dos y me hacen falta para darme fuerza y encontrar a mi hija.
—Lo amas, ¿verdad? —Ella se quedó en silencio y miró hacia donde se había ido. Su semblante cambió a uno de aflicción, sus ojos se inundaron y las lágrimas salieron una tras otra. Su amiga se acercó y la abrazó.
—Soy una estúpida, siempre termino amando a las personas equivocadas.
—Tranquila, está bien. No podemos elegir a quién amamos, solo espero que no sea un mafioso o algo así. —Evelyn sonrió limpiándose las lágrimas—. Eres una chica fuerte, sé que cualquier cosa que suceda podrás enfrentarla.
—No lo soy, créeme. Sin él, ya estuviera muerta.
—Ok, no entiendo eso, pero lo que él haya hecho por ti, no significa que le debas algo y tengas que aguantar algún abuso.
—Lo sé.
—Bien, es mejor que me vaya o llegarás tarde al trabajo. Solo quería informarte sobre un evento privado donde se presentará un artista muy importante de música electrónica, y adivina a quién pertenece el lugar donde estará.
—¿A quién?
—A Dorian Fox. Lo que sospechábamos de él, es cierto, él es hijo de Joshua Fox.
—Bien, iremos a ese sitio. Estaré lista.
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Espero que les haya gustado el capítulo nuestra pareja tóxica se nos está poniendo más intensa, esos dos ya se traen ganitas 🤭 espero actualizar pronto
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