MALAS INTENCIONES
—¿Tú los mataste? —Darcel acercó su boca a su oído y le respondió en un susurro.
—Ella está loca. Mató a un vagabundo y golpeó hasta la muerte a Efraín. Después disparó el arma que terminó con la vida de Steven. —Nataly puso las manos en el pecho desnudo de él para hacer distancia—. Está fuera de control y no sé cómo pararla. Ha intentado suicidarse nuevamente. Temo que lo vuelva a hacer.
—Mientes —dijo nerviosa.
—¿Quieres saber algo aún más perturbador? En el pequeño garaje está su hermano menor, atado y amordazado. Aún no me ha dicho que quiere hacer con él.
—No te creo. —Darcel se alejó y le señaló con la mano dándole el paso para que fuera al garaje. Ella dirigió sus ojos hacía ahí, regresó la mirada, él, con un movimiento de cabeza la invitó a ir, pero la joven no se movió.
—Dime, Naty ¿ella siempre ha sido así de inestable? —Nataly asintió con la cabeza dudosa.
—La verdad es que yo la conozco hace un par de años, cuando llegó aquí con Benjamín. Ella tenía constantes ataques de ira, peleaban mucho. Al nacer su hija empeoró, parecía una loca. No permitía que Benjamín la tocara, ni a su bebé.
—Ah, eras muy cercana a él.
—Él necesitaba con quién desahogarse. —Mientras hablaban, Darcel tomó un mechón del cabello de Naty y jugaba con él—. El médico dijo que era por la depresión posparto y sus problemas psiquiátricos.
—¿Problemas psiquiátricos?
—Sí, sufría ataques de esquizofrenia. Decía que veía a un hombre con máscara de conejo que la perseguía. También tenía terribles pesadillas e insomnio. Benjamín estaba desesperado. Tomó la decisión a internarla, pero... —Darcel esperó que siguiera. Él puso su mano sobre su hombro en forma de apoyo.
—Dímelo naty. ¿Qué pasó?
—Evelyn se enteró.
—¿Cómo se dio cuenta qué haria eso?
—No lo sé. Después de eso no supe más hasta el incendio. —Darcel la tomó del mentón.
—¿Crees que eso debo de hacer yo?
—Creo que es lo mejor.
—Pero me quedaré solo. —Él comenzó a acariciar su labio inferior con su pulgar.
—Yo...
— Tú, ¿qué? Naty —susurró casi rozando su oído.
Ella abrió sus labios y él acercó su pulgar aún más, sin contenerse lo chupó de una forma seductora. Él la tomó del cuello, la empujó hacia abajo con su otra mano y ella obedeció sin poner resistencia. Con desesperación tomó el borde de su pantalón para intentar desabrocharlo y él sonrió con arrogancia. Mordió su labio, la agarró del cabello con agresividad y la hizo mirarlo.
—Sé que no me estás diciendo todo Naty. Dime, ¿Qué me ocultas? —Ella solo soltó un jadeo. El rostro de Darcel comenzó a cambiar junto con sus ojos. Aparecieron sus enormes alas extendiéndose y ella se quedó paralizada, sus ojos estaban bien abiertos y no podía formar palabra. Él la soltó del cabello y la volvió a tomar del cuello, lo apretó y de nuevo preguntó—. Dime ¿Qué estás omitiendo? —Evelyn salió por detrás de él por debajo de una de sus alas. Miró a Nataly con seriedad.
—Fuiste tu Naty. Tú me dijiste lo que él haría para provocar aún más conflicto entre los dos. —Nataly observó a Evelyn con terror en su rostro, comenzó a gritar asustada tratando de soltarse del agarre de Darcel, pero no lo logró. Él apretó su cuello y ladeó ligeramente la cabeza.
—¿Qué pasó ese día? —Él la soltó y cayó de trasero, se arrastró hacia atrás tratando de huir, pero él la tomó del cabello, ella solo gritaba aterrada.
—¡Cállate! —gritó y ella al momento se desmayó, los dos se miraron y él volvió a su forma humana.
—¡La has matado de un susto!
—No está muerta la perra. —Darcel caminó a la cocina y tomó una jarra con agua y se la echó encima, al momento despertó y los observó confundida—. Bienvenida de vuelta Natyta. No tengo mucha paciencia, así que responde lo que te pregunté. No te hagas la estúpida conmigo. —Naty solo volteaba a ver a Evelyn y luego a él sin poder formar palabra.
—Ya me hartó. —Él la tomó de los cabellos y la arrastró. Ella comenzó a gritar e intentó alcanzar a Evelyn, y ella solo miraba la escena sin ninguna expresión en su rostro. Él la llevó hasta el cuarto donde se encontraba Saúl. Abrió la puerta y la lanzó con fuerza—. Mientras no hables te quedarás haciéndole compañía a mi querido cuñado —dicho eso la cerró de golpe. Adentro todo quedó oscuro.
Casi al instante un olor a podredumbre y a excremento llamó su atención. No tardó mucho para que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad de ahí. Nataly comenzó a escuchar como si alguien se quejara, miró a su alrededor y lo que observó la volvió a poner histérica. Era Saúl aún estaba atado en la silla, las heridas por los golpes en su cara ya estaban llenas de gusanos, descarnada y escurría pus. Uno de sus ojos ya se veía opaco y muerto, de igual manera se veían las larvas de moscas que se asomaban, era devorado por los insectos. Al verla comenzó a hacer ruidos desesperados, pidiendo ayuda. Ella gritaba y golpeaba la puerta.
—¡¡EVELYN AYÚDAME!! ¡¡POR DIOS, SÁCAME DE AQUÍ!! ¡¡EVELYN!! ¡¡HABLARÉ!! ¡¡LO JURO!! —Él volvió a entrar. Evelyn se quedó afuera, cerró la puerta y Nataly se echó para atrás.
—Bien, te escucho.
—Ese día no supe que fue lo qué pasó, yo me tuve que ir porque Benjamín me lo pidió. Evelyn se puso como loca.
—¡¡¿POR QUÉ?!!
—No lo sé —Darcel la tomó de los cabellos, la levantó y la aventó encima de Saúl. Ella gritó e intentó correr, pero él la volvió a agarrar del pelo y la tiró al suelo, amarró sus manos y pies. Tomó la cinta para ponerle en la boca—. No, por favor, te lo diré.
—¿Por qué? —volvió a preguntar.
—Ella tenía problemas con las drogas y los medicamentos psiquiátricos. Ese día había ingerido una fuerte cantidad de anfetaminas y alcohol. Estaba totalmente drogada y creímos que estaba dormida, pero no fue así. Descubrió que Benjamín y yo teníamos una relación a sus espaldas. Tuvimos una discusión, él me pidió que me fuera porque ella parecía desquiciada. Después me enteré del incendio y no supe nada de él, hasta que me informaron que Evelyn estaba en el hospital. Cuando fui a preguntar me dijeron que ella tenía amnesia, que no recordaba nada de lo que había pasado, así que me arriesgué para saber algo de Benjamín. Es lo único que sé. Lo juro.
—Siempre supe que eras una perra mentirosa. —Tapó su boca con cinta y salió del lugar. Evelyn se encontraba afuera, había escuchado lo que dijo Nataly.
—Tenías razón.
—Te advertí que esa puta no era tu amiga —Él se acercó a ella y la envolvió en sus brazos.
—¿Qué haremos?
—Lo que tú decidas hacer.
—¿Saúl te dijo dónde está mi padre? —Él asintió con la cabeza
—Quiero verlo.
—¿Estás segura?
—No, pero tengo que enfrentarlo tarde o temprano. Necesito saber si él tiene algo que ver con la desaparición de mi hija. Además, sabe que Saúl vino a buscarme y no tardará en venir también.
—Bien, vayamos a darle una visita a ese viejo hijo de puta. —Unas horas después, los dos se dirigieron a la dirección que le había dado Saúl. Al llegar, Evelyn dudó en bajar del auto. Observó el enorme edificio departamental bastante lujoso.
—Ven, te llevaré, haré que él no pueda verte. Tal vez así averigües algo.
Salieron del auto y ella se colocó el gorro de la chamarra negra que traía. Se dirigieron al departamento. Al llegar a la puerta que marcaba el número indicado Darcel votó el seguro, la abrió despacio y tomó a Evelyn de la mano. Al tocarla sintió como una energía recorrió todo su cuerpo. Entraron ella se sentía temerosa y con dudas. Con lo primero que se toparon fue con una sala. Se acercaron a la mesa, había unos documentos y Evelyn los revisó, pero no encontraron nada que le diera una pista. Siguió y observó una foto en un estante, se acercó para verla. Era una imagen familiar donde su padre la tenía en brazos y su madre cargaba a Saúl.
—Ella era mi madre —dijo con la voz entrecortada, él solo la miró. La puerta se abrió y su padre entró. Evelyn se quedó en shock. Él hacía una llamada.
—No importa ya, mátala. La policía está investigando de nuevo y mi hijo no aparece.
—Tranquila, él no puede verte. —El hombre se sentó en uno de los sillones, se talló el rostro con frustración. Se volvió a levantar y fue a un estante donde había algunas botellas de vino y sirvió un poco en un vaso. En el reflejo del cristal observó la silueta de Evelyn que lo miraba. Se giró hacia dónde estaba y no vio nada.
—Tranquila, juguemos un poco con él. —dijo él con una sonrisa. Evelyn aún seguía parada mirándolo, no podía moverse ni siquiera decir palabra. El hombre volvió a ir al sillón con una copa en la mano, Darcel se acercó a él por detrás, hasta quedar cerca de su oído—. Es tiempo de que tus pecados sean castigados —susurró muy bajo.
El hombre se sobresaltó y miró a todos lados. Se levantó y se giró en su propio eje buscando algo que ni él sabía qué. La puerta del estante de vinos se abrió y el cristal reflejó a Evelyn, pero una de 5 años. Él observó hacia atrás en dirección de lo que reflejaba y no había nada. Él volvió a mirar el cristal y aún seguía ahí. Al darse cuenta ella que él podía verla se asustó y salió corriendo del departamento. Él observó como la puerta se abrió sin explicación alguna. Darcel suspiró y fue tras ella.
—¡Evelyn! —Él la tomó del brazo.
—¡Suéltame! —dijo intentando zafarse.
La soltó y entró al auto, Evelyn hizo lo mismo. arrancó de regreso a casa.
— ¡¿Por qué hiciste eso?! —preguntó molesta.
—¿Hacer qué?
—Que me viera.
—¿Por qué te asusta tanto?, tienes que cobrar tu venganza. Él fue quien te metió en todo eso.
—¡NO PUEDO ENFRENTARLO, NO LO VES! ¡Es mi padre! —Ella hundió sus dedos en su cabello como si quisiera jalar de ellos, se veía muy alterada.
—¡No seas estúpida! Él no es tu padre. Es un enfermo degenerado. No le debes nada. Al contrario. ¿Sabes que él es el que mueve todo el negoció de la pornografía para ese enfermos y el tráfico de los niños de CASYFAM y CORFEL?
—¡¡LO SE!! ¡¡QUIERO QUE MUERA!!! ¡Tengo miedo!
—Entonces yo lo mataré.
—No, yo lo haré. Pero no ahora, no estoy lista. —Él asintió con la cabeza.
En el camino, Evelyn observó a un hombre en medio de la carretera. Miró a Darcel y lo vio fruncir el ceño.
—Es una marioneta, ahí está su ángel
—¿Dónde?
—No puedes verlo si él no te lo permite. —Darcel comenzó acelerar.
—¡¿Qué haces?!
—Mi amor, no me voy a detener contigo en el auto. Ese hijo de perra quiere matarte solo para provocarme. Ponte el cinturón.
Darcel pisó el acelerador hasta el fondo y el auto corrió a toda velocidad. El hombre sacó una pistola y comenzó a disparar. Evelyn se agachó intentando cubrirse de las balas que golpeaban el cristal. Arrollaron al hombre y pegó en el auto, lanzándolo por encima del cofre y cayendo al suelo. El ángel se elevó moviendo sus alas grises. Evelyn se tapó la boca callando su grito de nervios, los dos miraron por el retrovisor y él observó como el ángel bajaba.
—¡Dios mío, lo mataste!
—¡Sí! ¡Qué se muera ese pendejo! ¡Le hice un favor! ¡Jajaja! —Darcel reía de una forma macabra. Evelyn se quedó en silencio mirándolo con horror, siempre le provocaba un escalofrío verlo reír así.
Al llegar a su casa y estacionar el auto, Evelyn entró aún nerviosa.
—Esto está mal, es la segunda vez que pasa, ¿Qué es lo que quieren?, ¿es por mí verdad? Dímelo por favor. —Darcel la tomó de los brazos y la miró a los ojos.
—Tenemos que terminar esto cuanto antes.
—Ya no tengo mucho tiempo.
—¿Qué?
—Vendrán por mí, necesito que tú termines tu venganza y encuentres a tu hija de una vez.
—Pero quiero que te quedes conmigo.
—Es inevitable. No te preocupes, te prometo que volveré a ti. Eso no lo dudes. Tengo que regresar. Si sigo contigo te pongo en peligro, así que necesitamos terminar con esto ya.
El timbre de la casa sonó y él abrió la puerta. Dos de los agentes policiales saludaron.
—Buenas tardes, señor Darcel Dimou qué sorpresa encontrarlo aquí. Buscamos a la señorita Evelyn.
—Aquí estoy —respondió Evelyn acercándose a la puerta
—Hola Evelyn, hemos encontrado a su esposo Benjamín.
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Hasta aquí el capítulo. Para los que tenían la teoría de que la hija de Evelyn no existía, pues mira que se equivocaron. Dejen sus comentarios o sus nuevas teorías. ¿Cómo creen que terminará este desastre? Los estaré leyendo. Los amo.
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