CAPÍTULO 3

Adorable Extranjero

El salón 2-5 estaba lleno del habitual bullicio matutino cuando Tn entró, aún con el pulso ligeramente acelerado por el encuentro en el edificio en construcción. Sus ojos, como siempre, se dirigieron automáticamente hacia Nam-ra, quien ya estaba en su asiento, perfectamente compuesta y con la mirada fija en sus notas.

Se deslizó en su asiento detrás de ella, inspirando sutilmente el aroma a vainilla que emanaba de su cabello perfectamente peinado. Nam-ra ni siquiera se inmutó, aunque Tn sabía que ella era consciente de su presencia.

Tn: Buenos días, presidenta, -susurró, inclinándose ligeramente hacia adelante. -¿Has considerado mi propuesta de estudiar juntos para el examen de literatura?

Nam-ra giró levemente la cabeza, sus ojos encontrándose con los de él por un breve momento. Tn sintió ese familiar vuelco en el estómago que siempre experimentaba cuando ella lo miraba. Sus ojos eran como pozos profundos de obsidiana, hermosos y completamente indescifrables.

Nam-ra: No necesito un compañero de estudio, -respondió ella, su voz suave pero firme, antes de volver a sus notas.

Tn: Pero yo sí, -insistió él, una sonrisa juguetona en sus labios.- Y quién mejor que la estudiante número uno de la clase para...

Nam-ra: Park Tn-ssi, -lo interrumpió ella, y aunque su tono era cortés, había un filo de hielo en él.- Eres el segundo mejor estudiante de la clase. Claramente no necesitas ayuda.

Antes de que Tn pudiera responder, la puerta se abrió y la profesora Park Sun-hwa entró al salón. Como siempre, su presencia comandó la atención inmediata de todos los estudiantes, especialmente la de los varones. Su falda lápiz y blusa ajustada resaltaban una figura que había protagonizado más de un sueño adolescente.

Sun-hwa: Buenos días, clase, -saludó, sus ojos recorriendo el salón hasta detenerse brevemente en Tn. Una pequeña sonrisa curvó sus labios antes de continuar.

Todos: Buenos días, profesora Park, -respondió la clase al unísono.

Sun-hwa comenzó a escribir en la pizarra, y Tn no pudo evitar notar cómo su cabello caía en ondas perfectas sobre su espalda. Era consciente de cómo varios de sus compañeros la miraban embobados, pero lo que no notaba era cómo la propia Sun-hwa buscaba sutilmente su mirada en el reflejo de la ventana.

Sun-hwa: Tn-ssi, -llamó ella, girándose con una sonrisa que reservaba solo para él, -¿podrías leer el pasaje que discutimos la clase anterior?

Tn se puso de pie, el libro ya abierto en la página correcta. Su voz, clara y segura, llenó el salón mientras leía, su pronunciación perfectamente modulada. Sun-hwa lo observaba con algo más que orgullo profesional en sus ojos, aunque se esforzaba por mantener una expresión neutral.

Para ella, Tn era la personificación del estudiante perfecto: inteligente, respetuoso, carismático. Su uniforme siempre impecable resaltaba su figura atlética, y la forma en que su cabello caía sobre su frente cuando se concentraba... Sun-hwa se encontró mordiendo suavemente su labio inferior, perdida en pensamientos que definitivamente no eran apropiados para una profesora.

Sun-hwa: Excelente como siempre, Tn-ssi, -dijo cuando él terminó, su voz ligeramente más suave de lo necesario.-Tu comprensión del texto es admirable.

Nam-ra, desde su asiento, levantó una ceja imperceptiblemente. Había notado la forma en que la profesora miraba a Tn, aunque el aludido parecía completamente ajeno a ello. Era irritante, pensó, cómo él podía ser tan perspicaz en algunas cosas y tan denso en otras.

Tn: Gracias, profesora, -respondió Tn con una sonrisa que hizo que el corazón de Sun-hwa saltara un latido. - Aunque el mérito es suyo por hacer las clases tan interesantes.

Sun-hwa se giró rápidamente hacia la pizarra, agradeciendo que nadie pudiera ver el rubor que se extendía por sus mejillas. Se recordó a sí misma que era una profesional, que Tn era su estudiante, que estos pensamientos eran completamente inapropiados. Pero cuando lo escuchó moverse en su asiento, no pudo evitar imaginar cómo se sentiría ser abrazada por esos brazos que había visto en educación física...

Sun-hwa: 'Concéntrate, Sun-hwa,' -se regañó mentalmente mientras comenzaba a explicar el siguiente tema.- 'Es tu estudiante. Tu brillante, atractivo, maduro estudiante que... ¡No! Concéntrate en la clase.'

Lo que ninguno de ellos sabía era que en pocas horas, las complejas dinámicas de atracción y rechazo entre ellos serían lo último en sus mentes. El caos que estaba por desatarse en Hyosan High School cambiaría para siempre la forma en que se veían unos a otros, y las barreras entre estudiante y profesora, entre presidenta de clase y admirador, se desmoronarían ante la necesidad básica de sobrevivir.

Nam-ra permanecía en su asiento mientras los demás estudiantes salían apresuradamente hacia el comedor. Como siempre, sacó su almuerzo perfectamente empacado, preparándose para comer sola en el salón como acostumbraba. El aroma de su comida gourmet llenaba el aire, pero por alguna razón, hoy no le parecía tan apetecible como de costumbre.

Tn: ¿Planeas quedarte aquí encerrada otra vez?

Nam-ra levantó la vista, encontrándose con la figura imponente de Tn apoyado casualmente contra su escritorio. Su corazón dio un vuelco, aunque su rostro mantuvo su máscara de indiferencia habitual.

Nam-ra: Es más tranquilo aquí.

Tn: ¿Tranquilo o solitario?

Nam-ra: Prefiero estar sola.

Tn: Mentirosa.

El comentario directo hizo que Nam-ra casi dejara caer sus palillos. Nadie se atrevía a hablarle así, pero viniendo de él, con ese acento extranjero que hacía que sus rodillas temblaran, sonaba como un desafío seductor.

Nam-ra: ¿Disculpa?

Tn: Nadie prefiere estar solo. Solo te has acostumbrado porque nadie se atreve a acercarse a la perfecta presidenta de la clase.

Nam-ra intentó mantener su expresión neutral, pero sentía el calor subiendo por sus mejillas. Su acento al pronunciar "perfecta" sonaba como una caricia.

Nam-ra: No necesito que sientas lástima por mí.

Tn: ¿Lástima?

Su risa resonó en el salón vacío, haciendo que el estómago de Nam-ra se llenara de mariposas.

Tn: Vamos a la cafetería. O mejor aún, conozco un lugar cerca. La comida no es tan elegante como la tuya, pero te garantizo que el sabor te sorprenderá.

Nam-ra: Tengo mi almuerzo aquí.

Tn: Que puede esperar hasta mañana. Vamos, Nam-ra. Un poco de aventura no te matará.

La forma en que pronunció su nombre, sin honoríficos, sin el peso de su posición, hizo que algo dentro de ella se derritiera.

Nam-ra: No puedo simplemente...

Tn: Claro que puedes. La pregunta es: ¿quieres?

Sus ojos se encontraron, y Nam-ra sintió ese familiar cosquilleo en su estómago. La manera en que la miraba, como si pudiera ver a través de todas sus defensas, la dejaba sin aliento.

Nam-ra: La cafetería estará llena.

Tn: ¿Y? No me digas que te intimida la gente.

Nam-ra: Por supuesto que no.

Tn: Entonces demuéstralo.

El desafío en su voz era imposible de ignorar. Nam-ra miró su almuerzo perfectamente preparado, luego a Tn, y finalmente a la puerta del salón.

Nam-ra: Cinco minutos.

Tn sonrió, esa sonrisa que hacía que las chicas suspiraran en los pasillos.

Tn: Te espero afuera.

Nam-ra comenzó a guardar su almuerzo con movimientos precisos, intentando ignorar cómo sus manos temblaban ligeramente. Su mente le gritaba que esto era una locura, que tenía una reputación que mantener, que no podía simplemente irse a almorzar con un chico.

Pero había algo en Tn que desafiaba toda lógica. Tal vez era su forma de hablar, directa y sin pretensiones. O quizás era cómo la miraba, como si fuera simplemente Nam-ra, no la presidenta de clase, no la heredera de un imperio corporativo.

Al salir del salón, lo encontró apoyado contra la pared, tan casual y seguro de sí mismo que hacía que su corazón latiera más rápido.

Tn: ¿Lista para vivir un poco?

Nam-ra: No hagas que me arrepienta.

Tn: Imposible. Te garantizo que este será el mejor almuerzo que hayas tenido.

Mientras caminaban por los pasillos, Nam-ra era consciente de las miradas que atraían. Los estudiantes susurraban entre sí, sorprendidos de ver a la inalcanzable presidenta de clase caminando junto al carismático estudiante extranjero.

Nam-ra: Todos nos están mirando.

Tn: Déjalos mirar. ¿Te molesta?

Nam-ra: No debería importarme.

Tn: Pero te importa.

Nam-ra: Todo lo que hago importa. Soy la...

Tn: Presidenta de clase, lo sé. Pero ahora mismo solo eres Nam-ra, una chica que va a almorzar.

La simplicidad de su declaración la dejó sin palabras. Era refrescante cómo él podía desarmar todas sus defensas con unas pocas palabras.

Llegaron a la cafetería, que efectivamente estaba llena. Nam-ra sintió el impulso de dar media vuelta, pero la mano de Tn en su espalda baja la guió suavemente hacia adelante.

Tn: Confía en mí.

Y sorprendentemente, Nam-ra se encontró haciéndolo. Mientras Tn la guiaba entre las mesas, notó cómo los estudiantes se apartaban ligeramente, no por miedo como hacían con ella, sino por un respeto natural hacia su presencia.

Nam-ra: ¿Cómo lo haces?

Tn: ¿Hacer qué?

Nam-ra: Que todos te respeten sin intimidarlos.

Tn: No intento hacer nada. Ese es tu problema, Nam-ra. Intentas demasiado.

Sus palabras la golpearon con una verdad que nunca había considerado. Toda su vida había sido una serie de expectativas y estándares que cumplir, de imágenes que mantener.

Tn consiguió dos almuerzos y la guió hacia una mesa algo apartada. Nam-ra notó que incluso la manera en que caminaba exudaba una confianza natural que hacía que su cuerpo re

On-jo se quedó congelada a medio bocado cuando vio a Tn entrar con Nam-ra. A su lado, I-sak seguía parloteando animadamente sobre su último drama favorito, pero On-jo ya no escuchaba, sus ojos fijos en la manera en que Nam-ra caminaba junto a Tn, más relajada de lo que jamás la había visto.

I-sak: ¿On-jo? ¿Me estás escuchando siquiera?

I-sak siguió la mirada de su amiga y sus ojos se abrieron con sorpresa.

On-jo: No es nada -murmuró, bajando la vista hacia su almuerzo, pero sus palillos solo revolvían la comida sin propósito- Solo me sorprende ver a Nam-ra aquí.

I-sak: Claro, Nam-ra... -sonrió con picardía- No tiene nada que ver con quien la acompaña, ¿verdad?

En otra mesa, Su-hyeok apretaba inconscientemente su lata de refresco mientras observaba a la pareja. Nam-ra, siempre tan distante y fría, parecía diferente junto a Tn. Había una suavidad en sus gestos que nunca antes había mostrado.

Cheong-san: La presidenta de clase con el chico nuevo -murmuró, sentado junto a Su-hyeok- Eso sí que es una sorpresa.

Su-hyeok permaneció en silencio, sus ojos siguiendo cada movimiento mientras Tn guiaba a Nam-ra entre las mesas con una naturalidad envidiable.

Tn: ¿Siempre comes esa comida gourmet? -señaló el elaborado almuerzo que Nam-ra había guardado.

Nam-ra: Es lo apropiado -respondió automáticamente, pero por primera vez, esas palabras sonaron vacías incluso para ella.

Tn: ¿Apropiado según quién? -la desafió, empujando hacia ella una bandeja con comida de la cafetería- Prueba esto.

Nam-ra miró el plato con escepticismo, demasiado consciente de las miradas que atraían. On-jo los observaba disimuladamente, su corazón latiendo dolorosamente cada vez que Nam-ra sonreía levemente ante algo que Tn decía.

Nam-ra: La gente está mirando.

Tn: Déjalos mirar -respondió con una sonrisa que hizo que el estómago de Nam-ra diera un vuelco- ¿Sabes? Es refrescante verte actuar como una chica normal por una vez.

Nam-ra: No soy normal.

Tn: No, eres extraordinaria -dijo con naturalidad, como si estuviera comentando el clima- Pero no por tu título o tu posición. Eres extraordinaria porque eres tú.

On-jo sintió una punzada en el pecho al ver el rubor que apareció en las mejillas de Nam-ra. Su-hyeok, desde su mesa, apretó los dientes inconscientemente al notar el mismo detalle.

Nam-ra: No intentes halagarme.

Tn: No lo hago -se inclinó ligeramente hacia ella- Solo digo lo que veo. Una chica brillante pretendiendo ser una máquina perfecta cuando en realidad es mucho más interesante siendo simplemente ella misma.

Tn: Comes como si cada bocado fuera una obligación -observó- ¿Cuándo fue la última vez que comiste algo solo porque te gustaba?

Nam-ra se quedó en silencio, sorprendida por la pregunta. No podía recordar la última vez que había comido algo sin pensar en calorías, nutrientes o apariencias.

Tn: Toma -ofreció un bocado de su propio plato- Sin pensar, sin analizar. Solo prueba.

On-jo apretó sus palillos con fuerza cuando vio a Nam-ra inclinarse y aceptar el bocado que Tn le ofrecía. I-sak apretó su mano bajo la mesa en señal de apoyo, mientras Su-hyeok fingía estar absorto en su teléfono.

Tn: ¿Ves? El mundo no se acaba por romper las reglas de vez en cuando.

Nam-ra sintió algo derretirse dentro de ella, una sensación nueva y aterradora. La presencia de Tn, su forma de hablar, de moverse... todo en él desafiaba sus nociones preconcebidas del mundo, y lo más perturbador era que una parte de ella lo estaba disfrutando.

I-sak: On-jo... -susurró, notando cómo su amiga apenas respiraba mientras observaba la escena.

On-jo: Estoy bien -respondió automáticamente, aunque sus ojos seguían fijos en la forma en que Nam-ra sonreía suavemente ante algo que Tn acababa de decir.

CONTINUARÁ.

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