: : :*ೃ࿔୭ 𝐃𝐢́𝐚 𝟐: 𝐅𝐮𝐞𝐠𝐨 | 𝐄𝐬𝐜𝐫𝐢𝐭𝐨 ミ
Nota: Hice lo mejor que pude con mi investigación sobre la gente no vidente, de antemano me disculpo por si hay información errónea en el escrito.
» Ōra.
Narrador Omnisciente:
Enojado.
Bakugo estaba muy enojado.
—Muchas gracias por darme esta oportunidad —agradeció aquella chica de ojos color verde, sintiéndose muy feliz de que le permitieran ser parte de la banda musical.
El rubio ceniza la miró con un tic en el ojo y casi estuvo a punto de romper las baquetas de su batería ante tal noticia.
Sus labios se apretaron más y un gran gruñido se escapó de sus labios, llamando la atención de los allí presentes. Hizo caso omiso a eso y se levantó para irse hacia la puerta, cerrándola a su paso de una manera muy fuerte.
Definitivamente, ese no había sido su día.
A los quince años, Katsuki había entrado a una academia de artes por obligación de su madre. Al principio la idea no le agradó en lo absoluto, pero, con el tiempo, se dio cuenta de que los instrumentos comenzaban a gustarle, siendo ese un buen medio para poder dejar fluir su ira y estrés por la secundaria y sus constantes entrenamientos.
A los estudiantes que se centraban en el arte musical, se les tenía permitido elegir un instrumento para poder especializarse en ello, siendo el suyo la batería.
Le gustaba sentir las baquetas entre las yemas de sus dedos y dar esos movimientos tan ágiles y llenos de adrenalina, expresando con aquel fuerte sonido todo lo que sentía dentro de sí mismo.
Pasó un tiempo en aquella academia y se enteró de que cada tanto solía haber una convocatoria en dicho lugar, en el cual, todos los estudiantes se presentaban junto a sus instrumentos para poder mostrar su talento frente a los demás, siendo elegidos unos pocos para poder participar en la banda musical que representaría a dicha academia.
Cuando se enteró de esa noticia, Katsuki se puso ansioso y comenzó a practicar con la batería que le habían comprado sus padres. Si bien él ya era sumamente bueno con el manejo de dicho instrumento, quería ser el mejor, para poder demostrarles a todos esos extras que hasta en eso sería el número uno.
Se esforzó mucho en realizar su presentación y quedó muy satisfecho con su resultado personal, estando completamente seguro de que lo escogerían a pesar de tener apenas dieciséis años.
Pero no fue así.
En su lugar, habían elegido a una de sus compañeras de curso.
La cual, era ciega.
Y eso era algo que le molestaba muchísimo. ¿Cómo una persona con dicha discapacidad podía haberle ganado? ¡Eso era inaudito!
¿Pero saben qué era lo peor de todo eso? ¡A él le había gustado su presentación!
______, a pesar de no poder ver como las demás personas lo hacían, sabía tocar el piano con una delicadeza sumamente especial. Él vio los movimientos de sus dedos sobre aquellas teclas blanquecinas y se deleitó con aquella dulce melodía, sin mencionar aquella voz tan pura que lo había dejado sin aliento alguno.
Observó sus labios rosados moverse a medida que comenzaba a cantar una pequeña canción y no pudo quedar más que maravillado ante tan suave y angelical voz, lo cual lo desconcertó porque nunca se había sentido así ante alguien.
Sacudió su cabeza para alejar esos absurdos pensamientos de su mente, maldiciéndola y sintiendo envidia porque a ella sí la habían aceptado como una de las mejores.
—Tsk, maldita extra —gruñó disgustado, decidiendo hacer lo mejor posible para superarla.
La vida lo odiaba, estaba comenzando a sospechar eso con todas sus fuerzas. Conforme pasaban las semanas y los meses en dicha academia de artes musicales, los ejercicios y actividades aumentaban su grado de dificultad.
Una vez que ya habían pasado un año especializándose en un tipo de instrumento, se les permitió la opción de elegir otro en el siguiente curso, y el cual Bakugo escogió, fue la guitarra eléctrica.
Sin embargo, él no había sido el único en tomar un instrumento de cuerda.
—Tsk, esto debe ser una jodida broma —dijo fastidiado, mirando a aquella chica de cabellos oscuros como la noche.
El intercambio de palabras en aquel salón se hizo cada vez más alto y el molesto chirriar de las sillas contra el suelo le hicieron fruncir el ceño, observando cómo todos sus compañeros comenzaban a buscar pareja, siendo esa una de las condiciones para una de sus actividades finales.
Los jóvenes allí presentes se agruparon en grupos de a dos personas con sus respectivos amigos y personas con las cuales se llevaban bien, preparados para poder trabajar juntos lo que restaba de ese año.
Más aun así, ninguno de ellos se acercó a aquella chica con discapacidad visual, la cual se quedó sola en su asiento correspondiente.
Bakugo soltó un chasquido y, al saber que no tenía otra opción, tomó sus cosas y se encaminó hacia el asiento de ______, por lo que depositó de un tirón su mochila junto a sus cuadernos de manera un poco brusca.
Si bien la fémina sintió cómo una persona se aproximaba cerca suyo, se sorprendió al sentir ese ruido tan repentino, preguntándose quién estaría allí.
Activó su quirk por impulso y entre aquella penumbra oscura pudo ser capaz de ver distintos tipos de manchas a su alrededor, los cuales eran de colores distintos sin que ella lo supiera. Ella podía sentir el calor corporal que emanaba de los cuerpos de sus compañeros, podía observar distintos tipos de manchas o llamas a la altura de sus pechos, siendo esa una particularidad bastante útil para su estado.
Se podría decir que sintió una mancha en el asiento de su lado y giró su cabeza hacia allí, sorprendiendo levemente al rubio ceniza al darle la impresión de que estaba viéndolo fijamente.
—Hola... Mi nombre es ______ —se presentó la chica, extendiendo levemente su mano en el aire en forma de saludo, esperando que la otra persona la tomase.
Sin embargo, lo único que obtuvo fue una mirada desinteresada sin que ella lo supiese.
Se quedó con la mano extendida unos segundos más pero luego la bajó lentamente, volteando su rostro hacia adelante para no incomodar a aquella persona.
Un suspiro salió de sus labios y nuevamente sintió aquella incomodidad en su pecho al ser ignorada o rechazada por alguien más. Si bien estaba acostumbrada a que las personas la apartaran solo por no ser como ellos, no podía negar que aquello no le afectaba sentimentalmente.
Le costaba mucho adaptarse a esa sociedad que lo único que había hecho era juzgarla por no poder ver, más aun así, no tenía elección y lo único que le tocaba era tratar de encajar entre ellos.
—Katsuki Bakugo —escuchó una voz áspera de repente, la cual la intimidó un poco de cierta manera—. El héroe número uno, recuérdalo —afirmó con altanería y orgullo.
La fémina sintió curiosidad ante las palabras de aquel chico, pero de todas maneras una diminuta sonrisa cruzó por sus labios, asintiendo a lo que él le decía.
Ese año sí que sería interesante.
En un inicio, aquel rubio malhumorado y aspirante a héroe pensó que aquella chica sería una carga para él. No podía ver como él lo hacía, notaba que a pesar de traer su bastón blanco consigo, el mismo solía chocar con las personas y a cada rato se disculpaba por su condición, como si el haber nacido así fuese si culpa.
Era alejada y un poco distante de los demás. A pesar de saber mucho sobre sus instrumentos musicales y tener una gran habilidad para ello, parecía ser una chica solitaria, pues nadie se le acercaba o parecía pedirle alguna ayuda con sus trabajos.
Y pronto entendió muy bien el porqué.
—¿Qué mierda es esto? —preguntó Katsuki de mala gana, agarrando una de sus partituras.
Les habían asignado una actividad juntos sobre unos acordes y él quiso darle un vistazo a las notas que ella tenía, pero su sorpresa y desconcierto se hizo presente al ver unas hojas con unos puntos raros sobre ellos.
—Es el sistema de escritura Braille —dijo cuando el joven le pasó aquella hoja—. Es así como leemos nosotros los ciegos.
La fémina buscó la mano del chico y este se dejó guiar a regañadientes, sintiendo la calidez de sus manos junto a aquella extraña textura en el papel.
—Cada patrón representa una nota musical distinta... Uhm, creo que tendremos algunos cuantos problemas para comunicarnos, perdona —murmuró soltando sus grandes manos, sabiendo que por culpa suya, Katsuki tendría más problemas en trabajar con ella.
—Ya deja de disculparte por todo —gruñó en respuesta, sacándole de las manos aquellos escritos que claramente no conocía—. Es fastidioso.
______ bajó la cabeza ante ello y sintió un malestar en su pecho cuando se lo dijo, puesto que nunca le habían dicho algo así.
—Lo siento... —un débil susurro escapó de sus labios pero luego se dio cuenta de lo que dijo, por lo que soltó una pequeña risa a modo de disculpas.
Bakugo observó a su compañera enarcando una ceja y soltó un bufido, no añadiendo más al asunto.
Ni mucho menos aceptando para sus adentros que aquella chica tenía una linda risa.
Claro que no.
Como si esas cosas pasaran.
Ya a sus dieciocho años, se podría decir que ambos jóvenes se llevaban un poco mejor que antes, sobre todo Katsuki.
Si bien en un principio no le agradaba mucho la idea de hacer trabajos con ella —porque le había ganado el puesto en la banda musical y porque era ciega—, debía admitir que no todo fue tan malo como creía en un principio, incluso hasta logró comprenderla un poco a pesar de su personalidad tan hostil y desinteresada para con los demás.
—Entonces... ¿Qué es lo que quieres saber? —preguntó aquella chica con calma, mirando hacia un costado, en donde creía que estaba Bakugo.
—Estoy aquí, tonta —dijo con burla y altanería, poniendo una de sus grandes manos encima de su cabeza para voltearla a su dirección.
Se sonrojó un poco al saber eso, pero de todas maneras, insistió con lo de antes.
—Dime, sé que quieres saber algo —decía, y antes de que el contrario pudiese refutar, prosiguió—. Lo sé por el estado de tu Ōra*.
—No sé a qué mierda te refieres con eso —evadió.
La de ojos verdosos le sonrió cálidamente y puso un semblante comprensivo, sabiendo lo que en realidad él quería decirle con esas palabras.
—Pues... Es un poco complicado de explicar, ya que tú y yo no poseemos los mismos conceptos —carraspeó un poco, acomodándose enfrente suyo—. Como puedes notar, yo no veo como tú lo haces. No tengo idea de como luzco, ni mucho menos sé cuál es tu apariencia, Bakugo-kun.
Sonrió un poco triste, queriendo saber en verdad como lucía su... ¿Amigo?
Cuando la gente le describía cosas, era algo complicado para ella saber cuáles eran las apariencias físicas de ellas. Por más que intentase asociar algún color o forma a algo, no entendía a lo que se referían con eso.
—Supongo que, gracias a mi particularidad, puedo ver algunos colores... Pero la verdad no tengo idea de cuál es cuál —se rió un poco apenada, queriendo comunicarse con alguien pero no lográndolo—. La apariencia física en sí, es un conjunto de características con que una persona o una cosa se presenta a la vista o al entendimiento humano. Para que lo entiendas mejor, yo las entiendo mediante Ōras, gracias a mi quirk.
—Es irónico que poseas dicha particularidad —fue lo que le dijo, acertando en ese punto—. Supongo que la perra de Sol lo quiso así —dijo por lo bajo.
—¿Quién? —inquirió con duda, no escuchando aquello último.
No le dijo nada, por lo que ella volvió a hablar sobre su condición.
—En realidad, los doctores no tienen mucha idea de qué es lo que vemos en realidad. Pero mis padres siempre me han dicho que, a lo mejor, lo que veo es el color negro —dudó un poco—. Los Ōra que veo, son algo así como... manchas, creo, no tienen una forma en concreto, es por eso que los llamo así.
La joven activó su particularidad y giró su cabeza para mirar el Ōra de Katsuki, el cual era de un bonito color entre anaranjado y amarillo, el cual resplandecía como si fuese una gran luz en medio de toda esa oscuridad.
Llevó con cuidado una de sus manos para tocar aquella llama y se topó con el pecho trabajado de Bakugo, más precisamente en la parte donde debería estar su corazón.
Katsuki sintió su mano por sobre la tela de su uniforme y, por primera vez en mucho tiempo, sintió sus nervios e incomodidad salir a flote cuando comenzó a subir su toques hacia su rostro.
Sus dedos exploraban con cautela el rostro del contrario, como si estuviese pidiendo permiso para hacer eso. Temía que la explotara con una de sus explosiones pero él no se alejó en ningún momento, por lo que siguió tocando las facciones de su rostro.
—Tu nariz... Es rara —comentó con una leve risa al sentirla tan recta, por lo que Bakugo frunció el ceño en desacuerdo.
—¡Mi nariz está bien! —exclamó con enojo y un leve sonrojo en sus mejillas, tomando la mano de la chica para apartarla de él.
Suficiente tacto por hoy.
Más aun así, ella abrió un poco más los ojos como acto de reflejo, demostrando su sorpresa al sentir lo que veía.
—B-bakugo-kun... —hizo una pausa, mirando el lugar de su corazón fijamente— Tu Ōra... Parece que se está alterando —dijo con sorpresa, notando cómo aquella llama había comenzado a adquirir un movimiento más frenético y desbordado, preguntándose el motivo del porqué había ocurrido eso.
—Aggh, ¡¡ya cállate, maldición!! —Bakugo no pudo más y gritó aquello llamando la atención de varias personas, sintiendo más su rostro arder ante sus palabras.
Tiempo después.
—Oye... nii-san —llamó la chica hacia su hermano mayor, el cual la miró inquietante.
—¿Qué sucede?
—Mmm, verás... —dudó un poco en decir aquello que tenía en mente, no sabiendo cómo su hermano podría reaccionar— ¿Q-qué es... un beso?
Sus mejillas tomaron cierto calor, sin saber muy bien el porqué de aquello.
El mayor abrió los ojos con sorpresa y detuvo su andar junto a su hermana, tomándola de los hombros y exclamando lo siguiente:
—¿¡U-un beso!? —El rubio casi se cae de la impresión, no sabiendo porqué ella le preguntaba algo así— Nunca creí que llegaría este día... —fingió emoción a la vez que decía aquello con un tono de voz dramático.
—Ya, Mirio... —No entendía muy bien porqué actuaba así, esa era una pregunta normal, ¿o no?
—Wow, es que no sé, aún estás muy pequeña para saber ese tipo de cosas —le dijo revolviendo su cabello con ternura—. Pero si tanto quieres saber, un beso generalmente es... Es el contacto de los labios de una persona con otra —comenzó a explicar, con una mano en el mentón— En donde demuestras tu cariño y afecto.
—Creo que entiendo —asintió levemente—. Entonces, ¿nosotros podemos besarnos?
El Togata mayor se sonrojó ante lo dicho y se rascó la nuca con nerviosismo, si bien estaba un poco acostumbrado a explicarle algunas definiciones a su hermana menor, aquella pregunta lo hizo reír ante lo tierna que se veía.
—No, no, no —negó pasando un brazo por sus hombros—. Un beso de boca a boca, solo se da con una persona que quieras mucho, con aquella que quieras que esté a tu lado por siempre —intentó decirle—. Un beso entre hermanos, se da en la mejilla, así —Mirio le dio un sonoro beso cariñoso en su mejilla derecha, sonrojando a su hermana violentamente.
—Si tú lo dices... —dijo pensativa.
Ambos hermanos siguieron su andar hacia lo que antiguamente había sido la academia de Mirio, la prestigiosa U.A.
Hace ya varias semanas atrás, ______ pudo notar que aquel chico malhumorado del cual se había hecho amiga, había comenzado a faltar a algunas de sus clases en la academia de arte. Al principio iba algunas veces a la semana pero con el tiempo dejó de asistir a dicho lugar, siendo ya tres semanas su ausencia.
Él nunca le dijo algo al respecto y respetó su decisión, más aun así, admitía estar preocupada por él a pesar de todo. Como ella no podía ver, no tenía manera alguna de contactarlo por teléfono celular, prácticamente, su único medio de encuentro eran las clases de música, por lo que no supo qué hacer.
La de orbes verdosos lo extrañaba en sus clases y un extraño vacío se formuló en su pecho al no verle más. Si bien sabía que no debía aferrarse a alguien, sentía que ese chico era especial para ella. Le gustaba oír sus historias en su vida de aspirante a héroe y claramente llevaba una vida más emocionante que la suya. Sentía su emoción cuando Bakugo le contaba acerca de sus logros personales y eso, extrañamente, también la ponía feliz a ella.
Se había acostumbrado a su Ōra tan cálida y resplandeciente que ahora era difícil no tenerla a su lado, sintiéndose triste y un poco vacía.
Sin querer, se había encariñado con ese chico malhablado. A pesar de no saber cómo era físicamente, ella se había encariñado con su interior.
Es por esa razón que le había pedido ayuda a su hermano mayor para que la llevase a la U.A., quería volver a encontrarse con Katsuki nuevamente y saber porqué se había ido tan de repente. Además, también tenía que contarle algo que a lo mejor le interesaría.
—Aquí es —dijo por fin Mirio con una linda sonrisa, ayudando a su hermana a subir aquellos escalones en la entrada—. Ya hablé con anterioridad con Aizawa-sensei, no lo consideraron ningún problema.
—Sí... Está bien —La expresión de ______ era un poco idea en ese momento, dudando muchísimo sobre si debía entrar o no.
Su corazón se aceleró de sobremanera al saber que se encontraba en aquella academia, al principio le pareció buena idea ir a ver a Bakugo pero, ahora que se daba cuenta, era una idea totalmente imprudente invadir su privacidad de esa manera.
Jugó con sus dedos con nerviosismo y rápidamente desistió de hacer aquello, por lo que estuvo a punto de comunicárselo a su hermano.
Pero una voz la detuvo.
—¿Uhm? ¡Oh, Mirio-senpai! —gritó un chico con emoción mientras escuchaba el abrir de una puerta, por lo que activó su quirk para saber dónde estaba.
La forma de su Ōra era un tanto extraña para la fémina, esta era un poco parecida a la de Bakugo, sin embargo, no era tan... fuerte como la suya.
—¡Qué hay, Midoriya! —correspondió el saludo el mayor, tomando a su hermana por detrás para presentársela— Ella es mi pequeña hermana, ______. ______, él es Izuku Midoriya.
—No sabía que tenías una hermana... ¡Es un placer conocerte! —sonrió el de cabellos verdosos en su dirección, extendiendo la mano en forma de saludo.
Ella extendió la suya con ciertos nervios de estar allí pero su hermano la ayudó a hacer aquel contacto, dejando extrañado al casi héroe.
—Perdona, es que yo no puedo verte, o al menos no puedo ver como tú lo haces —sonrió levemente.
—Bueno, creo que es mejor que le digamos a qué venimos —las palabras de Mirio interrumpieron aquel momento incómodo para su hermana, la cual se lo agradeció en silencio—. ______ quiso pasar por aquí para ver a alguien... Es tu novio, ¿no?
—¡M-Mirio! —se puso nerviosa al oír aquello, causando la risa de su hermano— Él es solo un amigo, uhm —su mirada se posó sobre el Ōra de aquel pecoso—. Yo... Eh... Quería saber si Bakugo Katsuki se encontraba aquí.
—¿Kacchan? —dudó Izuku con un leve asombro, pareciéndole extraño ya que ella lo había llamado amigo—. Sí, él está en la sala junto a los demás.
—¡Perfecto! —Mirio alzó la voz con alegría, poniendo una de sus manos sobre el hombro de su hermana para brindarle apoyo— ¿Crees que podríamos verlo, Midoriya? Aizawa-sensei nos dio permiso para entrar.
—¡Claro, pueden pasar! —Los invitó abriéndoles la puerta, asegurándose en el camino que nada estorbase a la chica no vidente.
Varios de los alumnos de la clase 3-A se encontraban en ese preciso instante en la sala de estar de aquel edificio en el que vivían, realizando diversas actividades entre ellos, o bien, descansando al ser fin de semana.
Varios de ellos se sorprendieron un poco al ver al ex-héroe Lemillion por ahí, junto a una chica totalmente desconocida para ellos.
Salvo para un rubio ceniza, el cual estaba extrañado y sorprendido de ver a ______ ahí.
La joven se sintió incómoda al saber que habían varias personas allí, siendo que algunos de ellos la atropellaban con preguntas al ver que venía junto al rubio de ojos azules.
—¿Es su novia, Togata-senpai? —preguntó Ashido con picardía, a lo que el mencionado negó rápidamente.
—¡No, no, no! —se rió a carcajada limpia— Ella es ______, y es mi hermana menor.
—Un gusto conocerlos —saludó haciendo una leve reverencia y dando una tímida sonrisa. Apretó su agarre en su bastón blanco y, con ayuda de su quirk, buscó el Ōra de esa persona a la que había ido a buscar, encontrándolo sentado en uno de los sofás más apartado—. Yo quería hablar contigo, Bakugo-kun —le hizo saber cuando se acercó hacia él con lentitud, sorprendiendo a los demás.
—¿¡Eh!? ¿¡Con Bakugo!?
El de ojos rojizos chasqueó la lengua por lo ruidosos que eran sus compañeros y su característico humor junto a gritos estaban a punto de salir a flote, pero se contuvo.
—Yo solo quiero saber, de donde la conoces, bro —se metió el del quirk eléctrico, observado a aquella chica con curiosidad—. Es muy bonita como para que se junte contigo —se rió.
A la mierda el autocontrol.
—¿¡Qué mierda has dicho, bastardo!? —se enojó soltando pequeñas explosiones hacia Denki, quien se escondió detrás de Kirishima.
—Nos conocemos de la academia de arte, el Pretty Land —aclaró, interrumpiendo aquella posible discusión.
—¿Hablas de esa academia tan conocida a nivel nacional? —se emocionó Yaoyorozu, sacándole un poco de plática a la fémina— ¡Es extraordinaria!
—Sí que lo es —se rió apenada al no saber muy bien qué decir—. La verdad es que las clases musicales más el canto me han ayudado bastante con mi discapacidad visual —les comentó, desactivando su quirk ya que se sentía más cómoda así—. Ahí conocí a Bakugo-kun.
—¿Apoco tú sabes cantar? —se burló Kaminari mirando a Bakugo, jugándole al vergas al ver la mirada matadora de su amigo.
«Este bastardo está comprando todos los números para que le dé una paliza», pensó enojado.
—¡¡CLARO QUE SÉ!! ¿¡POR QUIÉN ME TOMAS!?
—¡Ohhhhh! ¡Cántanos algo! —se acopló Ashido ante ese afán de molestar a Katsuki, ganándose una mirada fulminante de ese.
Lo estaban haciendo apropósito. Lo sabía.
Maldecía haberles contado que...
—Agradecería que me dejasen a solas con él, por favor —los interrumpió nuevamente la de cabellos oscuros, sintiéndose un poco mal por haber causado el enojo de su amigo.
—Es mejor respetar su privacidad —acotó el presidente de la clase, el cual les hizo señas a los demás para que pudiesen hablar tranquilos—. Un gusto conocerla.
A regañadientes, los integrantes del Bakusquad se fueron retirando poco a poco junto a los demás, queriendo saber más sobre esa chica.
—Mirio, tú también —dijo con diversión, sabiendo que su hermano aún seguía allí—. Puedes esperarme afuera, no tardaré.
—Oh, sí, sí, claro —se rió apenado, levantándose de uno de los sillones para ir afuera—. Estaré afuera por si me necesitas —le mandó una mirada de advertencia mezclada con diversión al cenizo, quien bufó.
—¿Y bien? —Bakugo rompió aquel silencio, queriendo saber a qué había ido hasta allí.
La miró sentada a su lado en aquel sofá y pudo notar perfectamente que se hallaba nerviosa, pues aquel jugueteo entre sus dedos era algo característico de ella cuando se encontraba así.
—Quería saber porqué te fuiste —comenzó a decir, queriendo que la tierra la tragase ahí mismo por haber sido tan imprudente en ir hasta allá—. También, quería darte esto...
Le tendió uno de sus cuadernos de música y, cuando Bakugo lo tomó entre sus manos y se enteró de su contenido, no pudo evitar demostrar sorpresa en sus facciones, siendo que se había olvidado completamente de aquello.
—La academia volverá a abrir una convocatoria para los que se quieran unir a la banda musical —le informó la fémina con una leve sonrisa, sabiendo que entrar ahí era una de sus aspiraciones cuando lo conoció—. Es en una semana, por si te interesa...
Dejó el tema ahí haciendo una pausa, esperando una respuesta.
Más no se esperaba una negativa por su parte.
—Ya no tengo tiempo para perderlo en estas cosas —le dijo con un semblante serio, llamando su atención—. En estos últimos meses nuestros entrenamientos han ido en aumento y debo concentrarme en ser el mejor —aseguró.
La chica sintió cómo una parte de ella se descolocó ante aquello pero de todas maneras le sonrió mientras asentía, comprendiendo que el ser un héroe, lo era todo para él.
—Sé que lo harás, tú nunca te rindes —afirmó girando su rostro en su dirección—. Entonces... ya no irás más a la academia de arte.
—No.
Silencio.
—Comprendo —dijo triste y con un nudo creciendo en su pecho, sabiendo que no lo volvería a encontrar nunca más.
Su corazón comenzó a palpitar descolocado y sus ojos se pusieron tristes y un poco cristalinos. Nunca antes se había encariñado tanto con alguien como lo había hecho con él, a pesar de que al principio le parecía un chico distante, logró entrar en sus memorias y se había acostumbrado a él a pesar de no saber cómo se veía físicamente, logrando gustarle aquel chico sin que se diese cuenta.
Ella nunca antes le dio importancia a la apariencia física de una persona, pues había nacido sin visión y estaba acostumbrada a aquello. Sin embargo, por primera vez en su vida, hubiese deseado poder ver como todos los demás lo hacían, para no perder contacto con Bakugo y su cálida compañía.
El rubio, por su parte, también se sentía un poco raro por aquella repentina separación vivida. Se había ido poco a poco sin decirle nada y, aunque no lo quisiese admitir, la había extrañado un poco, a ella y a todo su mundo totalmente desconocido para él.
—En verdad, espero que puedas convertirte en ese héroe que tanto anhelas ser —le dijo con sinceridad, incorporándose para poder irse a su casa—. Espero pronto poder escuchar su nombre de héroe por la televisión.
Se dio la vuelta para darle una sonrisa que, para él, era una de las más bonitas que había visto en su jodida vida. Aquel simple gesto por su parte, hizo que su corazón diera un vuelco en señal de culpabilidad, vio que se aguantaba las ganas de llorar pero ahí se mantenía, fuerte, siendo la persona más fuerte que había conocido.
Incluso más fuerte y valiente que él.
______ le dijo un leve adiós intentando no titubear frente a él y se dispuso a salir de aquella edificación, bajo la atenta mirada analítica de Bakugo.
Un amargo sabor se instaló en su pecho y maldijo cuando se dio cuenta de que ella le dejó su cuaderno cuando se fue de allí, pensando en si devolvérselo o no.
Desganado, abrió el cuaderno y se encontró con unas escrituras escritas en Braille, las cuales parecían ser de una canción.
¿Cuándo pasó?
¿Cuándo me quedé perdida en tu voz?
Y yo que tanto le advertí al corazón
que huyera porque eres perfecto y pasó.
Caí directo en tu sentir y ya no...
No hay vuelta atrás cuando se trata de amor
Dime si sientes lo mismo que yo...
Dime, ¿cuándo pasó?
Pudo descifrar y ahí fue cuando Bakugo lo recordó.
El rubio ceniza se incorporó lo más ágil que pudo y, tomando dicho cuaderno, se apresuró para correr detrás de ______. Habían pasado unos cuantos minutos intentando leer aquella canción pero, por suerte suya, aquel par de hermano no estaba tan lejos de donde él se encontraba, por lo que apresuró sus pisadas para ir hacia ella.
—¡OE, ENANA! —alzó la voz para que pudiese escucharlo. Corrió un poco agitado a su lado cuando se detuvo y le extendió su cuaderno entre sus manos, asegurándose de que lo tomase— Trabajaste mucho en terminar esa canción, no creo que quieras perderla y echar tu trabajo a la basura —fue lo único que dijo, mirando hacia otro lado para que no sintiera su corazón latir con fuerza..
______ no hizo más que asentir y tomó aquel cuaderno con fuerza entre sus brazos, comenzando a lagrimear un poco por lo triste que se sentía al tener que separarse de él.
Mirio observó a su hermana con comprensión y le dolió verla en ese estado, él la conocía bien y se había dado cuenta de que ese chico significaba alguien importante para ella.
Una vez que se despidieron definitivamente del rubio cenizo, el mayor abrazó a su hermana por los hombros, intentando aminorar su dolor con un abrazo.
—No te preocupes, hermanita, estoy seguro de que las cosas se acomodarán tarde que temprano —dijo con cierto ánimo en su tono de voz, viendo atentamente un papel que, extrañamente, Bakugo le había dado.
El cual contenía su número de teléfono.
Ōra » Aura en japonés.
:D soy un fracaso andante, super F por mí.
HAHAHA, LO SIENTO MUCHO :( la verdad no he tenido mucho tiempo de escribir estos días porque tenía varias cosas por hacer, sin mencionar que muero sin querer por algunas horas ya que no tengo buena siesta y alimentación xd
Intenté hacer este One-Shot corto pero, nuevamente, este ser humano se ha inspirado más de la cuenta, llegando a casi 5000 palabras B|
Sé que me he tardado bastante en seguir los días de esta Explodo Week, pero la verdad es que no estoy triste, al contrario xdddd estoy super feliz porque no había escrito nada desde hace como un año :D
Extrañaba un chingo poder escribir algo y dejar salir mis ideas a flote (sean buenas o malas), por lo que me tendrán aquí chingando con mis escritos y edits atrasados xD
Agradezco mucho que otras personas sí se lo hayan tomado más enserio y le hayan puesto compromiso a sus trabajos <3 la verdad me alegra mucho ver que esta actividad les ha gustado, y pensar que la encontré de casualidad HAHAHHAHA.
En fin, gracias por leer este escrito no tan bueno, y de ante mano me disculpo por si hay información errónea o alguna incoherencia xd es que lo he escrito estando en el móvil y PC, porque mi celular acaba de pasar al otro mundo :')
Besos <3
Bч: ᥒoᥣxᥒgᥱrhᥙmᥲᥒ 🌺
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