⠀⠀𝟬𝟳. ❛ MEET ME IN THE SHADOWS ❜


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𝙴𝚇𝙿𝙴𝙳𝙸𝚃𝙴. ❜
𑁍ࠬ¸𓍢 ━━ ❪ 𝚃𝙷𝙴 𝙵𝙻𝙰𝚂𝙷 ❫ ˖ ୧ 。
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◟ ✦ 𝗠𝗘𝗘𝗧 𝗠𝗘 𝗜𝗡 𝗧𝗛𝗘 𝗦𝗛𝗔𝗗𝗢𝗪𝗦.

capítulo núm. 007!


SOY GAY POR IRIS WEST —Ésas fueron las cinco primeras palabras que Piper Lita oyó declarar con seguridad a Erin Osborn a través del teléfono en cuanto descolgó. La pelirroja abrió la boca para responder, pero la cerró rápidamente, haciendo todo lo posible por no reírse—. ¿Hola? ¿Tierra-Uno a Piper? ¿Me has oído? He encontrado oficialmente a mi futura esposa.

Sacudiendo la cabeza, Piper suspiró dramáticamente.

—Erin, ella es hetero.

¡Eso no lo sabes! Por lo que sabes, podría habérmela encontrado en Jitters, fingir que la reconocí por su impresionante blog, pedirle su número y ahora estar enviándole mensajes —exclamó Erin, y al otro lado se oyeron unos ruidos.

—Espera, ¿lo hiciste? —preguntó Piper, repentinamente intrigada.

Se hizo el silencio por un momento antes de que Erin resoplara.

No. Ojalá, pero la vi en Jitters. Pensaba acercarme a ella y charlar o lo que fuera, pero me acojoné.

—¡Piper! Estamos informando a todo el mundo sobre el plan —anunció Caitlin, entrando en el salón de los Laboratorios S.T.A.R., y sus ojos se posaron en la velocista, que estaba sentada en el sofá con un móvil pegado a la oreja.

Piper asintió.

—Erin, tengo que irme. Te veré cuando llegue a casa —Colgó el teléfono y se levantó del sofá, dirigiéndose hacia la castaña.

Las dos mujeres se encaminaron por el pasillo hacia el Cortex.

—Así que —comenzó Caitlin, mirando a la pelirroja—. ¿Cómo obtuviste tus poderes?

Ante la pregunta, Piper aguzó las orejas.

—El siete de enero de 2010, una explosión en los Laboratorios Brenner arrasó siete manzanas. Muchas casas y negocios quedaron destruidos. Cientos de personas sufrieron accidentes peculiares en el momento de la explosión y se vieron afectadas por la materia oscura procedente del laboratorio. Yo fui una de esas personas. Me alcanzó un rayo cuando intentaba ayudar a un hombre cuyo coche se había averiado en la carretera. Estaba manipulando unos cables cuando se produjo la explosión. Emitió un rayo púrpura por toda la ciudad y me alcanzó. Estuve seis meses en coma y, cuando desperté, mi ciudad había sido tomada por los metahumanos, y se convirtió en mi objetivo recuperar la ciudad. Para salvar y ayudar a la gente.

—¿Siempre has querido ayudar a la gente? —preguntó la doctora.

Piper se encogió de hombros.

—Sí, supongo.

La conversación terminó cuando las dos mujeres entraron en el Cortex, uniéndose a todos los demás.

Piper se abrió paso alrededor del círculo de ordenadores y se situó junto a Joe, sonriéndole. El detective le devolvió el gesto justo cuando alguien se aclaró la garganta.

—¿Podemos empezar? —preguntó Harry, frotándose la frente mientras se sujetaba las gafas con la mano.

La sala se quedó en silencio un momento antes de que Caitlin empezara a hablar, decidiendo tomar la iniciativa para informar a todos.

—Wells y yo terminamos el suero limitador de velocidad, y Cisco encontró una brecha que se encuentra en algún lugar aislado y donde la gente no estará cerca.

—Esta noche, la Doctora Luz y Flash irán al muelle y representarán el falso ataque y muerte de nuestro velocista favorito a las ocho en punto —continuó Cisco, y la pelirroja echó un vistazo a Linda, sentada en una silla y con unas esposas antipoderes en las muñecas. Barry estaba con su traje puesto y los brazos cruzados sobre el pecho cuando dirigió la mirada hacia Piper. Los dos cruzaron sus miradas durante una fracción de segundo antes de que la mujer se obligara a apartar la vista, sabiendo que no escucharía a nadie si continuaba mirándolo.

—Joe, tú y el doctor Wells se colocarán en los puntos más altos del muelle. Ambos tendréis armas que dispararán el suero limitador de velocidad a Zoom cuando atraviese la brecha —declaró Barry, y los dos hombres asintieron—. Piper, tú te quedarás aquí con Caitlin y Cisco.

Piper alzó considerablemente las cejas, y un ceño fruncido se grabó en su rostro.

—No, ni hablar. Voy contigo.

El velocista escarlata negó con la cabeza, apretando los labios con fuerza.

—No, no vas a ir. Eres nuestra mayor arma y ventaja. Zoom no puede saber que existes ni verte.

La pelirroja entrecerró los ojos y exhaló un suspiro silencioso, conteniendo la frustración que bullía en su interior.

No voy a quedarme al margen, Flash. Soy más rápida que tú y que Zoom y tengo poderes que pueden ser útiles. De ninguna manera me voy a quedar aquí.

Se hizo el silencio mientras todos miraban a la mujer, algunos ligeramente sorprendidos por el tono serio en su voz.

—Muy bien, así que Piper va —declaró Cisco, aclarándose la garganta.

Barry frunció el ceño profundamente, un pequeño suspiro escapó de sus labios en señal de derrota, sabiendo que por mucho que él no quisiera que ella fuera, ella iba a ir de todas formas.

—Entonces, Linda —habló Caitlin—. Cisco escribió unos diálogos para que tú y Flash los recitarais en los muelles —La doctora se acercó y le entregó unos trozos de papel a la doctora Luz, y luego le entregó otros a Barry.

—Perfecto. Un guión —Linda refunfuñó, con sus ojos escudriñando los folios.

Harry se giró hacia el velocista y volvió a ponerse las gafas.

—Tendrás que dejar que Luz te golpee con los rayos en los muelles. Tenemos que hacerlo lo más realista posible para atrapar a Zoom.

Barry asintió.

—Capturemos a Zoom.


ESTO ERA UNA MALA IDEA.
Este era un mal plan. Todo sobre esto era simplemente malo.

Nadie más parecía sentir lo mismo que Piper. Y mucho menos pensar lo mismo, que algo no iba bien. La velocista púrpura podía sentirlo en sus huesos, en cada fibra de su ser. Algo no estaba bien.

—He venido a matar a Flash. ¡Y nadie podrá pararme! —gritó la Doctora Luz, mientras las sombras de las farolas del muelle se reflejaban en ella. Se acercó al auricular y agachó la cabeza—. ¿Qué tal? —susurró por el comunicador.

Piper estaba de pie junto a Barry en la oscuridad, observando a la chica.

Ah, un pelín exagerado. Y, no te toques el auricular —habló Cisco a través de los comunicadores, y el velocista escarlata puso los ojos en blanco.

No conviene que se te suelte —añadió Caitlin.

Linda asintió y miró una de las cámaras de seguridad que había instalado el equipo, apretando los puños.

La pelirroja dio un codazo al hombre que estaba a su lado y éste se fue, deteniéndose una vez que estuvo frente a la doppelgänger de su ex novia.

—De acuerdo, Doctora Luz, aquí estoy —Barry echó a caminar en círculos y Linda siguió su ejemplo—. Pero vamos a saltarnos la parte en la que dices que vas a matarme y pasemos a la parte en la que yo no te dejo.

Piper se encogió.

—He venido a matarte, Flash —respondió Linda automáticamente—. Espera, ¿qué haces? ¿Nos saltamos eso? —siseó ella, confusa.

—Sí —le susurró Barry.

La pelirroja presionó la palma de su mano contra su frente, suspirando. Esta era una de las situaciones más penosas e incómodas que jamás había presenciado.

—Yo soy leal a Zoom, así que prepárate para que te fría —Los dos dejaron de caminar, quedando uno frente al otro.

La próxima vez, pienso escribir un diálogo mejor —murmuró Cisco, y Piper frunció las cejas.

¿La próxima vez? —preguntaron tanto ella como Caitlin. El chico de pelo largo se quedó callado.

La Doctora Luz empujó una de sus manos hacia delante, disparando un rayo de luz, pero Flash lo esquivó instintivamente.

—Barry, tienes que dejar que te dé con las ráfagas —murmuró Piper por el auricular, y le vio asentir.

Corriendo hacia delante, el velocista escarlata dejó que Linda lo golpeara con sus ráfagas, provocándole un dolor punzante en todo el cuerpo. Gimió y cayó al suelo, tumbado boca arriba, y la Doctora Light se dirigió hacia él con una sonrisa triunfante en la cara.

Permaneciendo en las sombras, la velocista recorrió el muelle con la mirada, buscando alguna señal de movimiento. Echó un vistazo a los dos que estaban en el centro del muelle antes de salir a toda velocidad, peinando cada centímetro del lugar para ver si había alguien al acecho.

No había nadie.

Volvió a su sitio y se dio cuenta de que nada había cambiado, y nadie se había movido. Suspiró, se puso de brazos cruzados y vio cómo Linda se agachaba y arrancaba el emblema del pecho de Barry.

—Aquí lo tienes, Zoom. Ya he hecho lo que querías. Llévame a casa —la Doctora Luz tiró el emblema a la brecha y vio cómo desaparecía. Piper se inclinó hacia delante con curiosidad y vio cómo la brecha se volvía azul claro, burbujeando en silencio.

Todos miraban y esperaban a que pasara algo, pero no pasó nada.

Piper mantuvo su cuerpo en vibración durante la siguiente hora, asegurándose de ser totalmente invisible mientras esperaban a que apareciera Zoom. Barry movió la pierna, manteniendo los ojos cerrados.

—Eh, deja de moverte —siseó Linda, girándose hacia él.

—Perdona, pero ha pasado una hora. Me he caído en una postura ridícula, y se me ha dormido el pie —murmuró.

Una pequeña sonrisa se dibujó en los labios de Piper antes de recorrer el muelle con la mirada por última vez. Nada estaba fuera de lugar. No había nadie excepto Joe, Harry, y ellos. El equipo le había dado a Zoom todo lo que quería, así que ¿por qué no estaba allí? Algo no iba bien, y Piper podía sentirlo. Ella había sabido todo el tiempo que algo no estaba bien, pero ahora era aún más evidente para ella.

Estará esperando a ver si estás muerto de verdad. En cualquier momento, atacará —dijo Cisco con esperanza, pero Piper sacudió la cabeza en desacuerdo.

—No. No va a venir —contestó la pelirroja y dejó de moverse, saliendo de entre las sombras. Flash se levantó, y la Doctora Luz se quejó, caminando hacia él.

—Te dije que era un plan ridículo —refunfuñó Linda, y el velocista le dirigió una expresión de fastidio.

Un ruidoso grupo de latas fue empujado de una pila de palets de madera mientras Harry se marchaba furioso.

—Uh, vaya. Wells no se lo ha tomado bien* —observó Joe, y Piper sonrió complacida por el pequeño juego de palabras que había hecho el detective. ( *bien = well )

—¿Y tú? —preguntó ella a Barry, mientras los dos velocistas caminaban detrás de los demás.

—Es que, sienta mal, sabes —suspiró, mirándola—. Oye, tenías razón, con lo que dijiste antes, en que esto no es sólo por Zoom. También es por el Reverso de Flash, pero no por lo que tú crees, no porque yo no le matase. Es que... Wells... me dijo algo en ese vídeo que me dejó. Supongo que sabes de qué te hablo —Barry se detuvo, mirando a la velocista púrpura. Ella asintió—. Me dijo algo antes de confesar el asesinato de mi madre. Dijo que aunque estuviera muerto, él habría ganado porque yo no era feliz, y que nunca sería feliz.

Arqueando las cejas, Piper frunció el ceño.

—¿Cómo sabía eso?

—Me conocía. Conoce a mi yo del futuro.

—¿Y qué? —declaró ella, cruzándose de brazos—. ¿Y qué si conoce a tu yo del futuro? Bieeen, démosle una medalla de plata —El hombre frente a ella frunció el ceño—. Barry, él te conoce en el futuro. No te conoce ahora. Tus amigos y tu familia saben quién eres. Tú sabes quién eres. ¡Que le den al futuro! Es ridículo preocuparse por algo que está a años luz cuando estás viviendo y respirando en el presente. Wells dijo lo que dijo para meterse contigo. No hay forma de probar que lo que dijo es real. E incluso si lo es, ¿y qué? Tú eres el único a cargo de tu felicidad, Barry. Nadie más. Si quieres ser feliz, haz lo que sea necesario para serlo.

El velocista escarlata clavó la mirada en la chica que tenía delante y su corazón latió más deprisa a medida que las palabras de la pelirroja iban calando.

—Das muy buenos consejos —exhaló, y ella se echó a reír.

—Gracias. Ahora, volvamos a Laboratorios S.T.A.R..


—YA ESTÁ. PERO NO CREAS QUE ESTAS COSAS CAEN DEL CIELO —replicó Cisco Ramon, después de colocar un nuevo emblema de rayo en el infame traje rojo escarlata, con una expresión de fastidio nublándole la cara. Piper resopló.

Una sonrisilla apareció en la cara de Barry.

—Y el último lo tiramos para nada —comentó el con sorna, y su mejor amigo frunció el ceño y le soltó un "chsst", levantando el dedo índice.

—Ha repasado las imágenes docenas de veces —habló Caitlin, acercándose por detrás de Harry, que miraba impotente la pantalla del ordenador—. Todo salió exactamente según el plan.

Harry golpeó la mesa con el puño y todos dieron un ligero respingo.

—Cálmate, Óscar el Gruñón —murmuró Cisco, acercándose al círculo de ordenadores donde estaba Piper de pie.

—Si fuera así, Snow, Zoom habría aparecido —espetó el doble del Reverso de Flash.

Poniendo los ojos en blanco, Piper miró al velocista, que ya la estaba mirando. Los dos hicieron contacto visual brevemente antes de apartar la mirada.

—A lo mejor Linda se equivocaba. Y Zoom no ve a través de las brechas —teorizó Piper, encogiéndose de hombros.

De repente, un rayo azul inundó la sala y las luces se apagaron. En cuestión de milisegundos, Piper volvió a ponerse el traje y agarró a Caitlin, Harry, Cisco y Barry y los colocó en una de las salas laterales conectadas al Cortex. Un rayo púrpura fluía de ella sin esfuerzo, como el agua que corre bajo un puente.

—¿Qué está pasando? —preguntó Caitlin, pero antes de que alguien pudiera responder, empezaron a sonar sirenas y a parpadear luces rojas en las paredes.

Acercándose a toda velocidad, Piper miró la pantalla de un ordenador.

—Es la Doctora Luz. Se ha ido —gritó por encima del pitido, dándose cuenta de que los detectores de movimiento que no sabía que existían en el tejado del edificio se habían activado. Al ver las imágenes de seguridad, sus ojos se posaron en una figura prominente, negra, con un rayo azul que fluía a su alrededor, similar al de ella.

—Zoom está aquí. Tiene a Linda en la azotea.

Antes de que pudiera hacer algo, Barry había agarrado su traje y le había puesto un juego de esposas antipoderes en las muñecas, saliendo a toda velocidad de la habitación y subiendo a la azotea.

Cisco corrió hacia Piper y apagó rápidamente el sistema de alarma, mostrando las imágenes de la azotea en todos los monitores. Para su horror, la pelirroja vio a los dos velocistas enfrentados, uno de ellos colgando a la Doctora Luz por un lado del edificio.

Suéltala —habló Barry, acercándose lentamente a esta última.

¿Te gusta pescar con un cebo? —El sonido de la voz de Zoom era oscuro, amenazador, y frío. Parecía sacada de una película de terror. Harry miró con el ceño fruncido a las pantallas mientras que Caitlin y Cisco permanecían con los ojos muy abiertos, dejando a Piper llena de preocupación—. Pues a mí también —Todos vieron cómo Zoom dejaba caer a Linda. Barry se lanzó tras ella y el velocista negro lo siguió.

Cisco conectó la cámara del exterior de los Laboratorios S.T.A.R., se sentó en una de las sillas y Caitlin le imitó. La sala quedó sumida en el silencio mientras los cuatro esperaban ansiosos a que ocurriera algo. Ambos velocistas se quedaron quietos.

—Zoom no puede ser humano —dijo Caitlin, con una expresión de horror en la cara mientras miraba al monstruo que llenaba las pantallas.

—Lo es... o lo era —respondió Harry.

—¿Cómo va Barry a vencer a eso? —preguntó Cisco con incredulidad.

—No solo —habló Piper, la atención de todos se desvió hacia ella—. Dejadme salir de estas malditas esposas.

Harry fue el primero en responder, negando rápidamente con la cabeza.

—No. Todavía no. Allen hizo bien en ponértelas. Eres nuestra arma secreta. Zoom aún no puede saber de ti.

Piper se quedó con la boca abierta.

—¡¿Me estás vacilando?! No has hecho más que hablar de lo poderoso y peligroso que es Zoom, ¡¿y ahora no me dejas a mí, que tengo más posibilidades de enfrentarme a él, salir y ayudar a Barry?!

Caitlin frunció el ceño.

—El doctor Wells tiene razón. No podemos poner en peligro tu seguridad o tu vida. Te necesitamos.

—¿Por qué está huyendo? —preguntó Harry de repente.

Todos desviaron su atención hacia las pantallas para ver a Barry corriendo en círculos alrededor del edificio.

—No lo hace. No tiene miedo. ¡Uuh, lo sé, va a rayarle! —chilló Cisco.

—¿Qué?

—Jay le enseñó a lanzar rayos —Caitlin sonrió con satisfacción, levantando la vista del ordenador.

Piper se quedó helada, y palideció, sintiendo como si alguien la hubiera apuñalado en el pecho. Si Jay fue quien enseñó a Barry a lanzar rayos, eso quería decir que también sabía atraparlos. Barry iba a ser alcanzado otra vez por un rayo.

—¡Dejadme salir de esto! —gritó, con pánico evidente en su voz—. ¡Va a darle a Barry con el rayo! Tenéis que soltarme las esposas ya.

Harry entrecerró los ojos con suspicacia, dando un paso adelante.

—¿Cómo sabes que eso es lo que está planeando?

Tenía que pensar rápido. Aún no podían conocer la identidad de Zoom, no estaba segura de ello, y si se equivocaba, podían pasar cosas malas. 

—¿No estás viendo a Zoom? Está perfectamente quieto, simplemente observando. Sabe lo que está haciendo Barry. Sabe lo que hay que hacer —señaló Piper, señalando las pantallas con las dos manos. Antes de que nadie pudiera comentar nada, oyeron a Barry quejarse cuando se oyó algo que impactó contra él.

Girando la cabeza hacia los monitores, Piper vio cómo el velocista escarlata era arrojado por los aires contra un panel del poste de la luz. El impacto de su cuerpo contra el poste dejó una gran marca y cayó al suelo.

¿Habéis visto eso? —gruñó Barry por el comunicador.

—¿Verle atrapar un rayo con sus garras demoniacas? Sí, lo he visto —respondió Cisco, con líneas de preocupación marcadas en la frente.

Caitlin se mordió el labio.

—Piper tenía razón. No puede hacerlo solo —admitió mientras Harry se enfundaba una de sus pistolas.

—No está solo —dijo él y salió de la habitación. Piper cerró los ojos con fuerza.

—El limitador de velocidad está en la bazuca. Estará bien —la tranquilizó Cisco, pero la velocista púrpura ignoró sus palabras.

—Huye, Barry —suplicó Caitlin.

No. Voy a ver si funciona el limitador de velocidad —dijo Flash, poniéndose de pie—. ¿Qué quieres de mí?

Todo.

¿Quieres ser como yo? ¿Es eso? ¿Quieres ser un héroe?

Zoom se rió.

Los héroes mueren.

Escalofrios recorrieron la espina dorsal de Piper y tragó saliva, con recuerdos de un incidente similar ocurrido en su Tierra pasando por su mente.

Sólo si puedes atraparlos —Las palabras que salieron de la boca de Barry la hicieron gruñir, enterrando la cabeza entre sus manos. Barry, por favor, deja de hablar. Si esto continuaba por más tiempo, al final iba a acabar gravemente herido.

Un rayo amarillo salió disparado, seguido de otro azul. 

—¿Cómo igualará la velocidad de Zoom? —preguntó Caitlin mientras los tres veían a los velocistas perseguirse por la azotea.

—Es un genio. No va a igualarla. Va a hacerla desaparecer —respondió Cisco, inclinándose lejos del ordenador.

—¿De qué hablas? —preguntó Caitlin y los ojos de Piper se abrieron de par en par, captando lo que insinuaba el hombre que tenía delante.

—Velocidad terminal. La máxima velocidad de un objeto en caída —Piper jadeó, girando sobre sus talones mientras Cisco se dirigía hacia donde estaba sentada la castaña—. Van a tener una pelea en caída libre. Su fuerza es igual a la fuerza de la gravedad, y la fuerza neta es cero, haciendo que tengan velocidades iguales.

—Sí, es un genio —exhaló Caitlin, sonriéndoles a los dos.

Un repentino "boom" se oyó a través del sistema de sonido, haciendo que Piper se girara para ver a Zoom inmovilizando a Barry en el suelo, con la mano envuelta alrededor de su garganta. Sus ojos marrón chocolate se abrieron de par en par y se acercó a las pantallas. Un zumbido negro y azul golpeó al velocista escarlata, rompiéndole la nariz y provocando un charco de sangre que chorreaba por la cara de Barry.

Zoom se incorporó, levantando a Barry con él y propinándole un puñetazo en la cara, otro en el estómago, otro en la cara otra vez, y otro en el estómago. Barry se tambaleó hacia atrás, con los ojos morados y azules y la sangre arrastrándose por su traje. Aprovechando este momento de oportunidad y vulnerabilidad, Zoom le golpeó en la espalda, lo que provocó que se oyeran múltiples huesos rotos a través de las comunicaciones.

Piper tragó saliva, con la cara fantasmagóricamente pálida mientras observaba cómo el hombre al que había estado siguiendo desde que llegó, y con el que se había vuelto muy protectora, era arrastrado lentamente hasta su lecho de muerte.

Caitlin guardó silencio mientras Cisco se pasaba las manos por la cara, con las líneas de preocupación cada vez más profundas.

El sonido de Barry gimiendo de dolor resonó en la sala y vieron cómo caía desplomado al suelo, incapaz de moverse. De pie sobre él, el velocista negro se preparó para asestarle otro puñetazo. Entonces, Harry disparó su arma, un vial del suero limitador de velocidad salió disparado hacia el villano.

Piper observó horrorizada cómo Zoom atrapaba la flecha, girando la cabeza para mirar al doctor Wells.

Nunca lo olvides, yo soy el hombre más rápido del mundo —Tomando el suero con ambas manos, lo apuñaló en el pecho de Barry, haciendo que se inclinara hacia adelante.

Uno de los ordenadores emitió rápidos pitidos y Caitlin jadeó.

—¡Le está matando!

La velocista púrpura se giró y sus ojos brillaron con un color púrpura claro mientras sus venas se inundaban de ira.

Tú eres el siguiente —habló Zoom y secuestró a Barry, echando a correr.

—Abrid las esposas. ¡Ya! —ordenó Piper.

Cisco levantó la vista hacia la furiosa velocista con ojos vidriosos, sacudiendo la cabeza.

—Lo siento, Pipes.

Como agua hirviendo en una olla, la ira que poseía hervía deprisa, lista para desbordarse en cualquier momento. Un hombre igual de enfadado irrumpió en la sala y se dirigió a ambos científicos.

—¿Veis algo? —Caitlin sacudió la cabeza—. ¿Le tienes? —le preguntó a Cisco.

—No.

Gruñendo, Harry sacó una llave y marchó hacia la enfurecida velocista púrpura, abriendo las esposas.

—Encuéntralo —le ordenó simplemente, y ella asintió, pero un rayo azul llenó la habitación antes de que pudiera salir corriendo.

Instintivamente, Piper corrió y colocó a todos detrás de los ordenadores, colocándose delante de ellos de forma protectora.

Allí, en medio del Cortex, estaba el mismísimo Diablo. Sostenía a un Barry Allen apenas consciente, con el cuerpo arrastrándose por el suelo. Un rayo azul fluía a su alrededor mientras miraba fijamente a las cuatro personas que tenía ante él.

—¡Barry! —gritó Caitlin, tapándose la boca mientras se le llenaban los ojos de lágrimas al ver a su amigo.

—Harrison Wells —gruñó Zoom—. ¿Tú creías que podrías vencerme con esto? —Levantó más alto al velocista escarlata, arrancándole la máscara.

Piper dio un paso adelante con cautela, con los ojos fijos en el monstruo muy humano.

—Cometí un error —exhaló Harry, con la cara enfermizamente pálida.

Zoom ladeó la cabeza, haciendo su presencia aún más intimidante.

—Sí, y te va a costar caro —Haciendo vibrar su mano, la llevó al pecho de Barry.

¡No! —gritó Piper, chasqueando los dedos dos veces y lanzando cuatro brillantes bolas de rayo púrpura. Los cuatro orbes se juntaron y golpearon a Zoom, enviándolo volando hacia atrás mientras Barry caía al suelo. Todo lo que se cruzó en el camino del cuerpo de Zoom fue destruido hasta que éste se estrelló contra la pared, desplomándose en el suelo.

—Otra velocista —dijo, levantándose lentamente—. Después iré a por ti —Una flecha pasó cerca de Piper e impactó en la figura con rayos azules, haciéndole gritar y caer al suelo. Durante una fracción de segundo, permaneció tumbado antes de levantarse y salir a toda velocidad de la habitación.

—No. ¡No! —Harry gimió, corriendo fuera del Cortex.

Piper se arrodilló y apartó algunos cabellos de la cara de Barry, con los ojos brillantes. Caitlin le puso las manos en el pecho y empezó a hacerle compresiones mientras Cisco enterraba la cabeza entre sus manos.

—Aguanta. Aguanta, Barry —murmuró Caitlin mientras Piper se agarraba a una de sus manos, entrelazando sus dedos.

Por favor, ponte bien. Por favor, ponte bien. Tienes que estar bien.


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