➳ EPILOGUE

Felicity escuchó la puerta de la habitación abrirse seguido de unos pasos, pero realmente no le tomó importancia, pues sabía que era Dylan y no pensaba interrumpir su relajación para recibirlo, seguía enojada con él.

La puerta del baño se abrió lentamente y el rostro de Dylan se asomó, sonriendo al encontrar a su novia sumergida en la bañera, con un moño desordenado en lo alto de su cabeza y su celular en las manos mientras veía una serie.

— Hola, bebé —saludó el castaño, esperando obtener una respuesta de parte de su novia.

— Sal de aquí, extraño —fue lo único que contestó Felicity, sin despegar la vista de su celular.

— ¿Ahora que hice? —preguntó él castaño, sabiendo muy bien por que la chica estaba enojada con él.

— Vete.

— Vamos, amor, ya dije que lo siento —Felicity ni se inmutó—. Traje tus gomitas favoritas, y pasé a tu restaurante de sushi favorito —canturreo mientras se iba adentrando en el baño.

— Genial, ¿por qué no te vas con tu comida a la...

— No es necesaria la violencia —la cortó.

Felicity lo miró mal.

Dylan se acercó más hasta que estuvo al lado de la tina, se arrodilló frente a esta y apoyó su cabeza sobre el borde de esta, sin despegar la mirada de su novia, haciendo que esta se sonrojara, lo cual le causó mucha ternura al actor.

Felicity bufó. Odiaba que él hiciera eso, y odiaba que se viera tan tierno mientras lo hacía.
Trató de ignorarlo y se estiró para dejar su celular sobre el piso.

— Fuera de aquí, acosador —masculló, sin poder evitar cuando una pequeña sonrisa escapó de sus labios.

— Estoy tratando de darte amor —Dylan rodó los ojos.

— Ahora mismo no quiero tu amor —mintió.

Ella quería que le diera amor y mimos más que nada, pero su orgullo era más grande.
Aunque, realmente su enojo había pasado en el momento en que él se asomó por la puerta.

— Ve a darle amor a tu nueva película de la que no me dijiste nada y por la cual me vas a dejar —refunfuñó.

Ella no debía enojarse por eso. Y no lo estaba. Realmente estaba muy emocionada y felíz por su novio, a pesar de que tuviera que irse para grabar.

Dylan sonrió, sabía que ella ya no estaba enojada y sólo se hacia del rogar. Su novia era toda una reina del drama cuando se lo proponía.

— Ya te dije que lo siento.

Él castaño se levantó y comenzó a retirar su camiseta, seguido de sus zapatos y luego sus pantalones.

— ¿Qué haces?

— Voy a darte amor, aunque no quieras —dicho esto, entró a la tina una vez que estuvo en ropa interior.

Una vez dentro, se las arregló para atraer a Felicity cerca de él y besarla, ella cediendo al final.
Dylan sonrió en medio del beso y comenzó a dejar besos por todo su rostro, haciendo reír a la castaña.

— Tengo algo que decirte —le dijo entre besos.

Se separó y la miró serio.

— ¿Dejaste que Scott comiera pizza otra vez? —Felicity preguntó incrédula.

Dylan rió y negó.

— Espera.

Se alejó y estiró su mano fuera de la tina para alcanzar sus pantalones y sacar una cajita negra del bolsillo de uno de estos.
En cuanto Felicity la vio, sus ojos se abrieron como platos.

— Hace dos años en nuestro viaje a México, te pedí matrimonio por primera vez, aunque estaba jugando, tú dijiste algún día y yo me prometí a mi mismo que haría lo que fuera para llegar a ese día —los ojos de Felicity se aguaron—. Ahora, dos años después, no podría sentirme más listo para pasar el resto de mi vida contigo —tomó una fuerte bocanada de aire antes de abrir la cajita, revelando un hermoso anillo—. Así que, Felicity Mónica Ackerman, ¿me ayudarías a cumplir la promesa y aceptarías ser mi esposa?

Felicity soltó todo el aire que no sabía que había estado conteniendo y asintió frenéticamente, antes de lanzarse a besar dulcemente a su novio, casi tirando el anillo al agua.
Se separaron y Dylan tomó su mano algo mojada, para colocar el anillo en su dedo corazón.

— Sí, quiero cumplir la promesa —murmuró sonriendo.

Se miraron a los ojos y sonrieron como nunca. Se besaron hasta que su piel estaba arrugada como una pasa y tuvieron que salir.

Y una vez afuera, se dedicaron a amarse. De todas las maneras que les fue posible.

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