20 || toothbrush

— Vuelve a la cama —escuché la voz ronca de Dylan decir.

Sonreí y me volví para verlo.
Estaba boca abajo, con su espalda llena de lunares descubierta y aparentemente tenía los ojos cerrados.

— Iba a... Preparar el desayuno —mentí.

— Mentirosa —canturreo—. Ibas a irte.

Giró sobre su cuerpo, quedando boca arriba y abrió los ojos lentamente antes de sentarse en la cama.

— ¿Por qué siempre te vas? ¿Sabes lo mal que me siento al despertar y no verte? —dramatizó.

Me dejé caer frente a él—. Estás sonando como la chica en esta relación —me mofé.

— No me cambies de tema, Mónica —me miró divertido y golpeé su hombro.

— No me llames Mónica.

— No te vayas en las mañanas.

— Simplemente se siente raro —me encogí de hombros—. Además, me veo horrible en las mañanas y ni siquiera puedo cepillarme los dientes o bañarme o no sé.

— Es la excusa más estúpida que he escuchado  —rió—. Primero, te ves hermosa en las mañanas, de hecho, así es como más me gustas. Con mi camiseta que te queda enorme, tu ropa interior debajo y el cabello hecho un desastre.

Sentí el rubor subir a mis mejillas y cubrí mi rostro con ambas de mis manos.

— Y segundo, puedes dejar tu cepillo de dientes aquí siempre que quieras, es más, puedes dejar aquí todas tus cosas —quite las manos de mi rostro y me incorporé para quedar sentada frente a él.

— ¿Qué?

— Estaba pensando que tal vez podrías volver a mudarte aquí —se encogió de hombros—. Ya sabes, vivir juntos de nuevo, aunque claro, ahora sería diferente.

No sabía si sonreír o hacer una mueca de horror.

— ¿Crees qué sea buena idea? Digo, mis últimos recuerdos aquí no fueron del todo buenos —me mordí el labio, pensando si era buena idea o era muy pronto.

— Me mudaría a tu departamento pero es más pequeño —acarició mi mejilla con una de sus manos—. Tal vez sea algo rápido, pero hemos vivido juntos toda nuestra vida, Licy. Y lo que más quiero es que estés aquí cuando despierte.

Estaba muriendo de la ternura.

Sonreí de oreja a oreja y asentí.

Después de todo, ya había tomado el riesgo de darle una oportunidad a esta relación, ¿por qué no tomar este riesgo también?

— Me encanta la idea.

Dyl sonrió y tomó mi rostro ahora con ambas manos para acercarme a él y besar mis labios.

— Te amo.

— Yo también te amo, Licy —froto su naríz contra la mía—. Ahora, ¿podrías cerrar la puerta y volver a dormir conmigo?

Sonreí y me levanté para cerrar la puerta de la habitación y después meterme a la cama con Dylan.

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