Capítulo XXII


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Sonríe y miente sobre su dolor y al notar que sonríes todo el mundo asumirá que eres feliz.

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Creo que lo peor del peligro es saber que está al acecho y esperar el ataque. Un ataque que no sabes de dónde vendrá, qué tan fuerte será o cuándo sucederá. Lo único que puedes hacer es mantener la guardia alta y esperar lo peor de todos los lados.

Como si ya no fuera suficiente tener vampiros detrás de mi hermana, el dolor en el pecho por un amor no correspondido, los entrenamientos agotadores con Sam y Leah y las rondas de madrugada, yo también estaba enfrentando problemas en la escuela.

Me encogí al oír el sonido fuerte de la señal. Parecía como si el diablo estuviera tocando la corneta en mi oído y, para empeorar las cosas, el enjambre de alumnos tropezando conmigo solo me estresaba cada vez más. Respiré hondo, sintiendo el olor de adolescentes en masa, y conté hasta cincuenta para intentar mantener la calma.

De repente, otro olor se superpone, más nauseabundo, y volteo los ojos al ver a Edward pararse al lado de mi casillero.

— Vete de aquí, chupacabras— Gruño entre dientes, apoyando la cabeza en mi casillero. —No estoy en un buen momento.

— Hace unos días que no estás en un buen momento— Se encoge de hombros, mirando a todos aquellos alumnos que seguían su vida como si no estuvieran en constante peligro, con la Familia Addams en la ciudad. — ¿Debería atribuirle eso a Jacob?

— ¿Desde cuándo somos amigos, Nosferatu?

— ¿Cuál es tu problema con los apodos? Debo admitir que tienes un gran conocimiento de los vampiros. Cada día un nuevo apodo— Se ríe de costado, apoyándose en el armario. —¿Y qué es un chupacabras?

No puedo contener la risa y termino riendo, recordando a Estefany, mi compañera de cuarto en la escuela de arte. Ella era brasileña, y me contó esa leyenda sobre una criatura que le chupaba el culo a la gente.

— No querrás saberlo.

Se detiene por un momento, riendo demasiado bajo.

— No creo que esa leyenda brasileña se aplique a mi especie—Edward se queda quieto por un momento, las cejas fruncidas en confusión. — Ada, hay algo de ti que no entiendo.

— Lees la mente, idiota. Si no puedes entenderme incluso leyendo mi mente, eres más tonto de lo que pensaba— Doy vuelta los ojos, aprovechando que la carrera en el pasillo había terminado y desgrugé mi cabeza del armario, mirándolo con la ceja arqueada. — Qué es?

— Es justamene sobre leer tu mente— Él se Desencosta del casillero, poniéndose de lado, frente a frente conmigo. — Hay momentos en los que simplemente no puedo ver lo que estás pensando. No es como Bella, tu mente simplemente está fuera de mi radar. La suya, puedo sentirla. Pero, cuando intento oír algo, parece que hay un paredón que me impide— Él dice rápido y bajo, gesticulando con las manos. — Todo depende de tu estado emocional, por lo que entiendo.

Ahora, cuando estás más tranquila, puedo oír con claridad tus pensamientos. Pero cuando tienes sentimientos conflictivos, todo está protegido por el paredón.

Frunzo el ceño, confundida. ¿Edward no podía leer mi mente? Quiero decir, a veces sí, pero a veces no. ¿Era eso posible?

— ¿Con los otros lobos también es así?

— No. Sólo contigo. Es algo mental, sólo tuyo.

— ¿Le pasa algo a mi mente? —Abro los ojos mirándolo con atención.

Se ríe, negando con la cabeza.

— Tal vez es como yo leo mentes, o como Alice ve el futuro. Un don.

Don. ¿Yo tenía un don? Bella también, al parecer, ya que era inmune a los poderes de los vampiros. Me muerdo el labio y asiento, me despido de él y salgo de la escuela. Paso por el estacionamiento como si todo fuera un borrón y, ya dentro del coche, decido dejarlo para mí por un tiempo. Enciendo el coche, mirando por los espejos para ver si había alguien atrás y salgo del estacionamiento, conduciendo hacia la comisaría.

En el camino, me detengo en la cafetería que papá y yo siempre comíamos los viernes y pido dos especiales de la casa, pidiendo para llevar. Después de pagar, voy a la comisaría.

Salgo del coche y recojo las bolsas en el asiento del pasajero, luego bajando el seguro de la puerta y entrando en la comisaría. Saludo a todos, pero evito pararme a conversar. Además de estar muriendo de hambre, no estaba de humor para conversar con nadie más que con mi padre.

Golpeo dos veces la puerta de la oficina del jefe y luego escucho su voz diciéndome entrar. Giro la perilla y, cuando me ve, papá parece sorprendido.

—¿Olvidaste nuestro almuerzo? — Arqueo la ceja, burlándome de él.

Charlie suspira fuerte, sacando algunos papeles de la mesa y desocupando para que yo ponga las bolsas.

— Estoy un poco ocupado con algunas cosas de la comisaría. desapariciones por los alrededores, el caos en Seattle parece estar afectando por aquí. Pero olvídalo, vamos a comer.

Afirmo, empiezo a sacar las cosas de la bolsa cuando veo un folleto en la mesa. Abro los ojos, reconociendo el rostro estampado en blanco y negro y tomo la hoja en mano, leyendo lo que estaba escrito. Folleto de desaparecido. Riley Biers. última vez visto a las cuatro y quince de la tarde del 21. mierda, era el vampiro que estuvo en casa.

—¿Puedo quedarme con esto?

Papá me mira confundido, pero asiente. Doblo el papel, poniéndolo en el bolsillo de mi chaqueta.

—Tengo que irme, papá, dale mi almuerzo a John, tengo algo que hacer.

No espero su respuesta, solo salgo de la habitación y voy corriendo hasta mi coche. Cuando llego a la casa de los Cullen, poco más de diez minutos después, todos los vampiros de la casa me están esperando en la sala. No espero una invitación, voy a entrar.

Bella está aquí, sentada al lado de Edward y me mira curiosa.

— ¿Qué pasó, Ada? ¿papá está bien?

Saco el papel de mi bolsillo y se lo doy a Edward.

— Ese es el tipo que estaba en casa ese día— Apunto a la cara en el folleto. — El vampiro.

Edward mira con atención el folleto, lo lee rápidamente y luego se lo da a su padre que pronto está a su lado.

— Si la última vez que fue visto fue el año pasado, todavía es un neofito. — La voz de Carlisle es confusa. — No habría dejado a Charlie con vida.

— Tiene un objetivo. Está controlado— Digo, en serio. — Nadie en mi calle fue atacado, él entró y salió. Sin víctimas, sin nada.

—¿Sin nada? ¿Tomó algo, Ada? ¿Una prenda, un objeto? — Edward exige.

Frunzo el ceño, obligándome a recordar ese día. La forma en que corría y parecía burlarse de mí por ser más rápido que yo, y por huir con facilidad. Paso la escena varias veces en mi mente y, por fin, noto el paño naranja en la mano de Riley.

— Una chaqueta, la chaqueta naranja de Bella.

— Eso puede tener una conexión con Seattle—Quien habla esta vez es Jasper, llamando nuestra atención.

— ¿El asesino en serie? ¿Crees que podría ser él?

— Se necesita más de uno de nuestra raza para hacer todo ese daño. Incluso siendo recién creado— Jasper dice, levantándose, los ojos serios y pareciendo pesar toda la situación. —Son mucho más que solo Riley Biers. Son indisciplinados e indiscretos. Neofitos.

— Un montón de vampiros nuevos, eso es lo que necesitábamos— Hablo irónicamente, gruñendo.— Tenemos que lidiar con la situación antes de que llegue a Forks.

— Podemos ir a Seattle y acabar con la amenaza— El vampiro enorme, Emmett, dice, pareciendo animado. — ¡No veo la hora de encontrarlos!

— Sólo somos siete, Emmett, no seas idiota— dice Edward, regañándo a su hermano.

— Esos neofitos no fueron entrenados, pero eso no es aleatorio— Jasper habla nuevamente, callando a Emmett.

— Alguien está creando un ejército de vampiros—Rosalie es quien dice, mórbida.

— Y fueron creados para acabar con alguien.

—Somos el único clan cerca de Seattle.

— Eso no importa. Si no ponemos fin a esto, los Volturi lo harán—Dice Carlisle, el rostro parece asumir su verdadera edad. — No sé cómo dejaron que pasara.

— Tengo que ir a avisar a la manada— Llamo su atención. — Eso es una amenaza directa, si vienen a atacarlos, van a atacar nuestra ciudad. No sé quiénes son los Vulturis, pero Bella necesita seguridad, igual que mi gente. Vayan a Seattle, maten a los nuevos o mueran intentándolo, pero no dejen que salpiquen en Forks.

Les doy la espalda, no espero una respuesta. Cuando entro en el auto, acelero lo más que puedo hasta la reserva, maldiciendo a los malditos vampiros por existir.

+300 votos siguiente capitulo, gracias por leer :)

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