Capítulo X


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Considero que el mundo por lo que es, Un escenario: / Un escenario donde debes recitar un papel,/ y el mío es un papel triste.

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— ¿Tatuaje? ¿Yo? —Mi voz salió aguda, desesperada. — Por supuesto que no. ¿Esto es... henna?

Papá puso una cara más seria, poniendo la mano en la cadera mientras la otra sostenía una botella de cerveza. Estaba usando la misma cara de policía rudo que usaba para regañar a los alborotadores de la ciudad.

— Vamos a lavar eso entonces, si es henna— Arquea las cejas para mí, haciendo una expresión de quien había ganado la discusión. — No nací ayer, Ada.

Deje que mis hombros cayeran, suspirando. Desearía que fuera de henna, pero la excusa no se pegaría con mi padre. Él mismo tenía un tatuaje - bien escondido, en la pantorrilla derecha, estaba el blasón de la Red Hot Chilli Peppers, uno de sus recuerdos de la adolescencia - y sabía reconocer una cuando veía.

— ¡Fue idea de padrino, entonces, si vas a pelear con alguien, pelea con él! — Levanté las manos, desistiendo de la idea de hacerme la desentendida. Mejor me quito de en medio.

— ¿Y él te obligó, Ada? que yo sepa, no se hace un tatuaje sin querer.

Si lo supiera... recordabala voz de Sam diciéndome que me sentara. El comando del alfa, explicó más tarde cuando fuimos a entrenar mi transformación y control. El Alfa tenía ese poder para mantener a la manada en orden. Nosotros, pobres miembros de la manada, no podíamos desobedecer y si intentábamos ir en contra, causaba un malestar descomunal.

—Yo no quería, lo juro!

Charlie respira hondo, con la mano libre en la cara.

—Bella y Tú me van a dar un infarto—Me miró seriamente. — Estás castigada. Tres semanas sin poder ir a tu cuartito de arte.

¿Qué? ¡Por el amor de Dios! ¡Quitame el riñon, pero no me quites mi arte!

— Pero papá! —Traté de protestar, pero la mirada que Charlie me dio me hizo marchitar como un globo vacío.

— Pero nada. Voy a tener una conversación seria con Billy más tarde— Y salió para la sala, murmurando.

Subí las escaleras pisando duro. Quería patear a Sam justo en el trasero, hacerlo volar a Marte con el culo desollado! Que se joda! Me fui a la ducha, tirando la ropa de todos modos en la canasta mientras discutía con un Sam invisible, insultándolo de todo cuanto es nombre.

Después de un baño frío, me puse un chándal y una camiseta de tela fina - esta vez quejándome de haber perdido un conjunto de pijama muy cómodo antes, mientras que me convertí.

Maldita sea!

Mi cuerpo temblaba e intenté controlar la respiración aún en el baño, no queriendo transformarme a causa de la rabia. Sam también me lo había explicado. En los primeros meses de transformación, nuestras emociones estaban a flor de piel y era muy fácil perder el control.

Con la ira controlada, me peiné y bajé las escaleras, viendo a papá esperándome para ir al mercado. Todavía estaba un poco nervioso por el tatuaje, así que decidí no decir nada en el camino.

Charlie tenía una lista de compras a mano - hecha por Bella -, y la seguimos, dividiéndonos entre los corredores para terminar más rápido e ir a casa más rápido.

Después de llenar un carrito de compras, papá pagó en la caja y yo lo ayudé a cargar las bolsas para el coche. Tomé discretamente las bolsas más pesadas para que no se sobrecargue con el peso cuando, para mí, no era tanto.

Al llegar a casa, guardé las compras mientras papá hablaba por teléfono con padrino. Intenté ignorar la conversación, pero pude oír a Charlie peleando con Billy y diciendo que yo sólo tenía 16 años, no era edad para hacerme un tatuaje.

Billy le calló la boca al decir que el tatuaje que Charlie tenía, se lo hizo a los 16. Sonríe discretamente abriendo el armario para poner un paquete de harina de trigo.

Pedimos dos pizzas y cuando llegaron comimos frente a la TV viendo el partido de béisbol. Después de comer una pizza entera y haber bebido casi un litro de gaseosa, le di las buenas noches a papá y subí al baño, lavándome los dientes y luego yendo a acostarme.

No tardé mucho y me quedé dormida, exhausta por el día... increíble que tuve.

Mi celular vibraba bajo la almohada, pero lo ignoré. El sueño estaba bien, yo no sentía frío y la cama parecía querer tragarme y yo lo dejaría de buena gana. Pero, el móvil continuó vibrando. Parando de tocar y luego recomenzando. Gruñí, buscando el aparato entre la funda de la almohada, deseando una muerte dolorosa para la persona que me llamaba a esa hora de la madrugada.

Cuando finalmente encontré el celular, vi el nombre de Sam brillar en la pantalla. ¡Peor que eso, fue mirar las horas y ver que no eran ni las cuatro de la mañana todavía! Gemí, aún con sueño y queriendo morir, pero atendí el llamado de Sam. Él era mi alfa, después de todo, y si me llamaba a esa hora debía tener un motivo.

— Sam, si nadie está muriendo para que me llames, eres tú el que va a morir— Hablo bajo, tirando del edredón y enrollándome como un capullo, atendiendo con los ojos cerrados.

"¡No hay nadie muriendo, pero ya hubiera muerto, Ada! ¡Te llamé seis veces! - Parecía enojado al otro lado de la línea."

—¿Qué esperabas? ¡Son las 4:00 de la mañana! ¡No me despierto a esta hora, pero no me importa!

"Te estoy esperando fuera de tu casa. Necesitas entrenar, y este es el mejor horario. Vístete y baja pronto."

Y me colgó. ¿Entrenar? A las cuatro de la mañana! ¿Qué tiene ese hombre en la cabeza? Gruñi, golpeando mis pies en la cama mientras hago una rabieta. ¡Sólo quería dormir un poco más! Bajo la escalera de la litera con cuidado, para no despertar a Charlie a esa hora de la madrugada.

Mi teléfono vibra una vez más, rápidamentelo desbloqueo, viendo un mensaje de Sam.

''Trae una mochilla''

¿Para cortarte en pedacitos y meterte en la mochila?

Me pongo unas zapatillas y tomo mi mochila escolar, y tiro mis cosas al suelo. Salgo por el pasillo caminando de puntillas, y bajo hasta la cocina saliendo por la puerta lateral de la casa, atenta a todos los sonidos que venían del cuarto de Charlie, pero lo único que oigo es su ronquido. Voy hacia los árboles, mi vista se adapta rápidamente a la oscuridad y luego veo a Sam en el borde del bosque.

— Tienes que ser más puntual— Es lo primero que dice cuando me paro frente a él. bostezo, volteo los ojos.

— Y tienes que respetar el sueño de los demás— Murmuré, con mi humor allá en el suelo. Pésimo.

Sam no me respondió, sólo me miró y se encogió de hombros y se volvió hacia el bosque. Lo seguí con pasos arrastrados y cuando salimos del camino, me pide que me transforme.

Voy detrás de un montón de piedras y empiezo a quitarme la ropa, agradeciendo a los genes lobos por no sentir frío, sino estaría congelando. Me pongo la ropa en la mochila, a regañadientes dándole las gracias a Sam por recordar la mochila. Después de desnudarme en medio del bosque, cierro los ojos y remuevo todo el cuerpo, tratando de relajarme. Recuerdo la sensación de ser lobo, el olor de las cosas y el viento golpeando mi cara mientras corro. Y, una vez más, estoy en forma de lobo.

Abro los ojos y, con la boca, tomo la mochila por la correa, saliendo de detrás de las piedras. Sam ya estaba allí, esperándome.

Has tardado menos en transformarte esta vez. Lo estás haciendo bien, Ada.

Gracias. Se ha vuelto más fácil ahora, creo que es porque ya me estoy acostumbrando. Hablo en el pensamiento, y él asiente. Comenzamos a correr por el bosque, con él dándome instrucciones sobre cómo no perderme en el bosque y cómo dejar que el instinto del lobo me proteja.

El lobo vive dentro de nosotros, y podemos escucharlo muchas veces. Cuando no le gusta algo, o cuando está satisfecho. No es como una segunda voz presente en tu cabeza, es más una sensación dentro de ti. ¿Has sentido algo así desde que te transformaste? Él pregunta, cuando por fin paramos en un claro ya en el bosque de la reserva.

Tiro la mochila que estaba en mi boca, viendo la baba de lobo dejar el cuero negro brillante.  tendría que lavarla después.

Sí. Cuando... no puedo decir las palabras o pensar en ellas. Recordé la sensación, ese gruñido cuando Paul me sostuvo después de que me imprimi en Jacob.

Eso fue tu loba negándose a aceptar el toque de otro que no sea su compañero. Sam dice, presente en mi cabeza y viendo cuando la memoria giró en mi mente.

Estuve en la reserva hasta unas seis horas, entrenando con Jared y Sam. Mientras Sam supervisaba, Jared me atacaba para entrenar mis reflejos. Perdí la cuenta de cuántas veces fui presionada en el suelo, pero al final conseguí sacar sangre de Jared al morder su cuello. Luego me fui, negando el desayuno que Emily me ofreció. Logré tomar el camino por el bosque sola, guiándome por las pistas de Sam y, después de minutos corriendo entre los árboles, finalmente conseguí ver mi casa a lo lejos.

Me escondí detrás de un árbol y me concentré en ser humana, sintiendo pronto mi cuerpo transmutar. Cuando me vi con dos piernas y brazos, me puse mi ropa y fui hacia la puerta lateral, entrando por la cocina.

Papá ya estaba despierto, tomando café y me miró con las cejas arqueadas.

— Fui a caminar—Dije, antes de que él preguntara. — La mochila es por qué llevé algunas cosas para comer— Inventé, haciendo una cara de inocencia. — Quiero adelgazar pero el hambre es mayor que yo.

— No necesitas adelgazar, Ada. Estás bien y estoy seguro de que Paul está de acuerdo conmigo— Charlie pone café en la taza, mirándome burlándose.

— Ay papá, no te molestes. Paul es sólo un amigo— Bufé, tiré la mochila en la silla y volteé los ojos. Fui hasta la nevera, buscando algo de comer. Cuando no encuentro nada rápido, simplemente soplo y dejo para preparar un desayuno reforzado después del baño.

Parece que, desde que me transformé, el hambre había aumentado en proporciones astronómicas. Me moría de hambre todo el tiempo.

Me siento en la silla, apoyando el codo en la mesa. Papá se sienta frente a mí, bebiendo de su café.

— Lo sé. Vi que fue él quien te trajo ayer, no es de ahora que ese chico está enamorado de ti. Igual que Jacob está de tu hermana. Deberían darle una oportunidad a los "amigos". Nada me haría más feliz que tener a esos buenos chicos como yernos.

Intenté ignorar la punzada que sentí en el pecho, pero fue demasiado fuerte. Igual que Jacob está de tu hermana. Gracias por recordármelo, papá.

— Soy una solterona convencida, papá. y si Bella se casa con alguien, esa persona va a ser ese blanquito con cara de mierda.

Charlie se ríe, se atraganta con el café, y yo me río de la escena. Era bueno tener momentos así con él. Después de tanto tiempo lejos de casa, la nostalgia hacía cada pequeño momento más importante.

— He echado de menos tu sentido del humor, cariño— Se levanta y sacude mi cabello. —Tengo que ir a la estación, tengo algunos problemas que arreglar.

—Y yo necesito un baño—Me levanto, dando un abrazo rápido a papá. — Que tengas un buen día de trabajo, papá.

Y asiente, agradeciendo y sale. Tomo mi mochila y subo las escaleras corriendo, yendo para el cuarto y buscando un cambio de ropa más fresco. Después de un baño rápido, me pongo una camiseta sin mangas gris y unos pantalones cortos deportivos, y voy a la cocina, poniendo unos nuggets de pollo para freír, junto con tiras de tocino y huevos revueltos.

Cuando apago el fuego y pongo los huevos en el plato, oigo un ruido afuera. Frunzo la ceja, me concentro para oír mejor. Pasos, de dos personas, y un único latido del corazón.

Y voces un poco alteradas.

— Bella, quédate aquí. no creo que sea seguro...

— ¿Quién está en mi casa, Edward?

—Huele a lobo, pero no puedo leer ningún pensamiento. quédate aquí mientras miro quién está ahí, y veré si es seguro.

Volteo los ojos con el tono controlador de Edward y dejo la sartén en el fregadero, yendo hacia la puerta de entrada y abriéndome con todo. Bella está frente al garaje con Edward y él para lo que iba a hablar cuando me ve.

— No hay peligro aquí, sanguijuela— Mi voz sale agresiva y gruñe al final de la frase, la loba sintiendo el olor nauseabundo de vampiro y preparándose para la pelea.

Bella se gira, asustada, y me mira con los ojos abiertos.

— Bella, creo que es mejor que pases unas semanas en mi casa—Edward habla con calma, los ojos pegados a los míos mientras habla.

Bella no puede decir nada mientras me mira. Sus ojos corren desde el tatuaje en mi brazo hasta mi cara.

— No veo por qué— Levanto la ceja para Edward, cruzando los brazos en una manera de intentar parar de temblar.

Finalmente, Bella logra formular una frase, mientras da dos pasos en mi dirección. La miro, viendo su rostro ansioso.

—¿Cuándo?

—Ayer.

—¿Charlie estaba cuando paso? ¿está bien?

— Qué manera tan dulce de preguntar si maté a nuestro padre, Bella— Sonrío sarcásticamente. — Me convertí en el bosque. Billy y Sam vinieron a ayudarme y papá se había ido a la comisaría.

Ella suspira, pasando la mano en la cara y subiendo, tirando el pelo hacia atrás.

— Está bien, Edward. Puedes irte ahora, hablamos más tarde— Bella dice, mirando a Edward mientras pone las manos en sus hombros.

Él la mira, contrariado, y puedo ver sus ojos moviéndose de mí hacia ella a una velocidad impresionante.

Al final, se da cuenta de que no hay nada que hacer y se gira hacia el Volvo gris estacionado frente a su casa.

Recordando una cosa, di un paso adelante.

— No te quedes rodeando la casa. Voy a sentir tu hedor desde lejos.

—Lo mismo digo de ti— Él dice entre dientes, entrando en el coche y saliendo cantando neumático.

Cuando me volteo hacia Bella, siento rabia. Y al entrar en la casa, espero que me siga para que finalmente pueda gritarle en la cara lo estúpida e inconsecuente que era.

80 votos para el siguiente capitulo, gracias por leer!

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