Capítulo VIII


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Tener una imprimación con alguien es como... cuando ves a la persona y todo cambia.


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aviso: este capítulo serán dos puntos de vista, intercalando entre Ada y Jacob.


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JACOB BLACK

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Me despierto sobresaltado, casi cayéndome del sofá. Alguien había abierto la puerta con todo y el ruido de la puerta chirriando y golpeando la pared, me sacó de una de mis mejores siestas. Miro hacia la entrada de la casa buscando sangre, puto de la vida por haberme despertado, y veo a Embry y Quil riéndose de mi cara.

— Váyanse— Gruñí con rabia, queriendo volver a dormir y enojado por la forma que decidieron usar para despertarme.

— Levanta tu culo gordo de ahí, Black. Sam está llamando— Embry dice, todavía riendo y da una patada en el sofá para llamar mi atención cuando cierro los ojos. — Él y Tu padre salieron corriendo de aquí y no explicaron nada, y ahora Jared dice que Sam quiere a todo el mundo en su casa. Por la cara de Jared parece algo grande.

Bufé, los miraba con aburrimiento. Mierda, yo estaba tomando una buena siesta. La ronda de la madrugada había quedado para mí anoche, y yo estuve. Mi cuerpo pedía un buen descanso, pero por lo que parece no lo conseguiré pronto.

— ¿No puedo ir más tarde? De todos modos, cuando me transforme después sabré todo lo que va a decir—Gruñí, lanzando el brazo sobre mis ojos para tapar la claridad.

—¿Eres sordo? Levántate, Sam le dijo a todo el mundo que fuera! —Ahora fue Quil quien habló, y Embry pateó una vez más el sofá.

—Patea esa mierda otra vez y te meteré el pie en el culo!

Gruñí, pensando si valdría la pena tomar a Embry por el pesebre y tirarlo sobre la mesa de centro de mi padre. No, no valdría. Billy Black sabía cómo quejarse y yo ya estaba oyendo bastante en los últimos días.

"¡Deja de ser un idiota y ve tras Ada!" "¡Díselo! Deja de correr detrás de Bella" y un montón de bla bla bla es lo que he estado escuchando desde ese maldito día.

Me levanto del sofá, poniéndome mis zapatos que estaban cerca de la puerta y salgo de casa junto a Embry y Quil. Sam no vivía lejos, solo unos cinco minutos caminando, pero el camino parecía más largo porque Embry y Quil no cerraban la maldita boca.

Cuando por fin llegamos a la casa de Sam y Emily, veo la camioneta de mi padre aparcada enfrente. Respiro hondo, tratando de averiguar quién estaba en la casa y abro los ojos al oler a Ada mezclada con algo que conocía bien. El olor de la manada.

Corro hacia la puerta, mi lobo contento por finalmente estar cerca de su impronta y todos en la sala se vuelven hacia mí al oírme entrar. Los ojos verdosos de Ada son los primeros que busco, y ahí está ella. Parece asustada, petrificada.

Tiemblo con lo que veo en el fondo de sus ojos, que me miran con la misma adoración que yo la miro. La imprimación actúa entre nosotros y hace que el aire se vuelva más denso.

Mierda. pienso, repitiendo la palabra varias veces mientras siento un vórtice de sentimientos dentro de mí. Mierda, mierda, mierda.

Ada se había transformado.

Y acaba de recibir una imprimación por mí, como yo por ella.


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ADA SWAN

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— Acabo de hablar con Charlie, dije que estabas mejor y que te quedarías en la reserva— Billy habló cuando bajé las escaleras, metiendo la cabeza dentro de una regata gris y vistiéndome. — Él lo negó al principio, pero terminé convenciéndolo. Dijiste que el aire de la reserva te haría bien. ¿Cómo te sientes?

— Hambrienta— Hago una mueca, acercándome a él. — Podría comer un buey de tanta hambre.

Todo el frío ha pasado, incluso si la fiebre persistía. Todavía estaba caliente, pero según Sam, eso es normal entre... la manada. Mierda, me sentía como un maldito fenómeno o algo así. Después de tomar un baño y sacarme todo el sudor de mi cuerpo, me pellizqué y traté de despertar de ese sueño extraño y sin sentido ya que el sueño era en realidad mi vida real.

¡En mi vida real, me convertí en un lobo del tamaño de un caballo y gruñía!

— Seguramente podrías hacerlo ahora, querida, pero creo que los bocadillos de Emily son mucho mejores.

Hago una mueca, tomando la llave de la camioneta que padrino me extendía. Como Sam necesitó irse a casa, yo tendría que conducir el coche hasta la reserva. No tenía ni idea de cómo metería a Billy en el coche.

— Vamos rápido, viejo.—Murmuré, siguiendo a Billy, que empujaba las ruedas de su silla para andar. Cerré la puerta de la casa, guardando la llave en el bolsillo de los jeans. — Te gusta joder a los demás, eh. Mira el tamaño de la camioneta, ¿cómo voy a subirte? ¿Con un gancho?

—Jaja, graciosa. - Billy pone cara de culo para mí. — Ven, ayúdame.

—Graciosita, sisisi— Gruñendo, haciendo berrinches y imitándolo como un niño de cinco años. Voy hasta él y abro la puerta del pasajero de la camioneta.

Pongo el pie en la rueda para que ella no baile mientras intento sacar a Billy de la silla, y lo sostengo debajo de los brazos. Increíblemente, casi no siento su peso. Frunzo mis cejas, mientras que lo coloco en el banco con facilidad.

Padrino hace una cara engreída para mí, mientras se pone el cinturón. Hago muecas para él, cerrando la puerta. Voy hasta el lado del conductor, dando de hombros. Fuerza de lobo, ok. Ya me había dado cuenta que mi visión y mi olfato habían mejorado, pero la fuerza es nueva.

Mierda, siento que para el final del día voy a enloquecer. estoy lidiando demasiado bien con lo que pasó y en algún momento esto va a acabar explotando.

Tomo la silla de ruedas y la doblo para ponerla en la parte trasera de la camioneta.

Me subo al auto, me pongo el cinturón y enciendo el auto. Manejo el coche para salir de la entrada de la casa y entro en la calle, tomando el camino a la reserva. El camino es tranquilo, padrino no parece estar buscando conversación mientras aumenta el volumen de la radio que toca Killer Queen. Suspiro.

Cuando entro en la reserva, en vez de ir a casa de Billy, me dice que vaya a casa de Sam. Estaba cerca, así que no tardé mucho en aparcar enfrente de donde vivía Sam. El lugar era hermoso, todo de madera, con una puerta corredera de vidrio y lleno de macetas en el frente. Obviamente, Emily estaba a cargo de la decoración.

En frente de la casa, Paul, Jared y Seth parecían estar esperándome a mí y a Billy. Apago el auto y bajo de la camioneta, mientras Seth viene a Billy y lo ayuda.

Paul apenas espera a que cierre la puerta y ya me agarra en los brazos, abrazándome con fuerza, sacando mi aire y haciendo que mi espalda chasquee.

—Maldita sea, Paul, déjame respirar! — golpeo su espalda, se ríe y me pone en el suelo.

— Maldita sea, pequeña niña! ahora eres parte de la manada!

— Aparentemente sí, ahora sal para allá, pulgoso. pórtate bien y mamá promete darte un hueso después.

La risa de Jared me llega, y luego son sus brazos los que me rodean.

—Tú también eres una pulgosa ahora, bajita.

Hago muecas desvencilándome del abrazo.

Sam nos llama desde la puerta y entramos, Seth empujando a Billy. Acomodados en la sala de Emily, ella aparece con galletas y una jarra de jugo. Cuando los pone en la mesa, es su turno de venir a abrazarme cariñosamente.

—Bienvenida a la familia, querida.

—Gracias, Emi.

Ella me da dos palmaditas en el hombro y va a saludar a Billy. Me quedo de pie, en medio de la sala, mientras los chicos hablan animadamente. Sam se disculpa por que Leah no esté presente y puedo ver una expresión extraña en su rostro.

Mierda. pensé, recordándome que Leah antes era la prometida de Sam y que rompieron por Emily. Qué historia.

— Te explicaremos todo cuando lleguen los otros, Embry y Quil fueron a buscar a Jacob así que pronto estarán aquí—Sam dijo, sentándose en un sillón y Emily se sentó a su lado, en el brazo del tapizado.

— ¿Cuándo te transformaste?— preguntó Seth, viniendo a mi lado. Estaba emocionado y parecía que en cualquier momento explotaria, balanceándose rápidamente de un lado a otro.

—Um... no más de una hora, creo— Murmuro, frunciendo el ceño.

— Charlie sólo me dijo que Ada tenía fiebre y escalofríos esta mañana. Tuve que ir corriendo con Sam hasta allá— Padrino habló. —Fue suerte. Se habría convertido en el centro de su habitación.

— Realmente suerte—Comenté, riendo bajo. —Habría roto la litera. Bella iba a quedar aplastada.

Hago una mueca al recordar a Bella. Maldición. Tendría que hablar con ella en cuanto llegara.

Interrumpiendo mis pensamientos, la puerta de la casa de Sam se abre con un golpe. Levanto mis ojos hacia el ruido y tan pronto como se encuentran con los orbes oscuros de Jacob, me siento de nuevo sin aire.

Todo pareció girar y salir de foco. La imagen de Jacob por todos los rincones de mi mente, como si yo hubiera perdido toda la razón de mi existencia y de la nada, lo encontré. Él. Él era la razón de toda mi existencia.Mis piernas temblaron y cedieron, haciéndome caer de rodillas en medio de la Sala de Sam.

Era más que pasión. O el amor que he mantenido durante tantos años.

Era el...destino

Como si la gravedad ya no me importara, y lo que me mantuviera en la Tierra ahora fuera él. Fuera Jacob.

65 votos para el siguiente capítulo, gracias por leer!

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