06

CAPÍTULO SEIS
• CUMPLEAÑOS •

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Hoy es un día no tan feliz para Remus pese a que aún no cumple años; no le molesta el concepto en sí de eso, tal como una fiesta en su nombre la cual justamente se encuentra ahora, sino el cumplir un año más de vida, quizás suene estúpido para muchos pero él tiene una razón.

— ¡Hey! ¡¿Por qué estás aquí sentado?! — alzó la voz por la música un ya ebrio Sirius sentándose a su lado.

El castaño solo negó viéndolo un momento y es que no vale la pena decirle en su estado, lo más probable es que se le olvide todo, además cómo decirle que de la nada se sintió fuera de lugar, cosa que suele pasar a veces cuando se encuentra en una fiesta y por un momento se detiene a analizar todo a su alrededor cayendo en cuenta de lo vacío que es la idea de lo que abarca ello y que realmente no es un sitio donde él se siente a gusto, que solo finge tan bien por unas pocas horas que es parte de ese lugar que se lo termina creyendo cuando la realidad es que preferiría estar a solas haciendo algo que ama. Sin embargo, su amigo no lo entendería, él es absolutamente todo lo contrario a lo que su persona implica, capaz solo lo escuche divagar sobre cómo se siente con el tema pero no lograría comprender del todo al punto de incluso empatizar.

— ¡Puedes contarme lo que quieras lunático!

Pero antes de siquiera poder hablar una de las tantas chicas con las cuales se mete su amigo hizo acto de presencia sentándose en el regazo de él diciéndole algo al oído a lo que este soltó una risita, esa fue su perfecta señal para alejarse de ahí porque sinceramente no tiene ganas de presenciar lo que pronto estaría por pasar, así que se levantó y ya sin ganas de estar ahí huyó de su propia fiesta de cumpleaños antes de que sea las doce siquiera.

Caminar por el castillo de noche siempre ha sido uno de sus pasatiempos que le gusta mucho, antes cuando había ingresado recién al colegio le generaba cierto temor pero luego el vagar con sus amigos para hacer travesuras le fue quitando el miedo para formar parte de una de las cosas que le encanta hacer, y vaya que lo ha hecho mucho dado que es prefecto, algo que aprovecha al máximo porque de esa forma no pueden decirle nada.

La torre de astronomía era su destino y cuando llegó no esperó encontrarse con la única chica que esperó que vaya a su fiesta pero que nunca fue, Lynette Dufour. Al parecer se encuentra muy concentrada mirando el cielo estrellado mientras toma algo de una taza e inevitablemente se la quedó viendo fijamente perdiéndose por completo en ella.

— Últimamente nos encontramos mucho Lupin.

Se asustó un poco cuando volteó a verlo y sus mejillas ardieron de la vergüenza de ser pillado seguro viéndola como tonto enamorado.

— Em..lo siento, ya me voy — habló torpemente girando y casi tropezando en el proceso.

— No hace falta, puedes quedarte.

— ¿En serio? — murmuró sorprendido — ¿Estás segura?

— No me hagas volver a repetirlo.

Asintió y se acercó bastante nervioso con el corazón acelerado mientras se repite mentalmente que debe comportarse normal y sin titubear tanto.
Lynette le señaló a su lado para que se siente en la manta posado en el suelo y él accedió sin dudarlo sentándose cerca suyo rozando su brazo a lo que se alejó rápidamente como si fuera a quemarle, no solo por pensar que puede incomodarla, sino más que nada porque si está tan cerca capaz no pueda concentrarse bien, además no ayuda el hecho de que hace un tiempo atrás fumó hierba, pero para su gran suerte el efecto ya no es tanto.

— No fuiste — habló mirándola.

— No tenía ganas de ir a una fiesta, además mi presencia era irrelevante.

Para mí no. Pensó absteniéndose a decir que la estuvo esperando y que se sintió decepcionado cuando no apareció con el pasar de las horas.

— Aquí la gran pregunta es qué haces tú aquí en lugar de estar allá.

— Es que ya me sentía agobiado y fuera de lugar — respondió con sinceridad.

— ¿Por qué? — preguntó curiosa observándolo finalmente.

— No sé, nunca te ha pasado que en cierto momento formas tranquilamente parte de la masa y te dejas llevar por la música, las sustancias, el baile, la euforia y más pero luego llega un punto como que te despiertas y desactivas tu modo automático para darte cuenta de la situación que te rodea, de como las personas buscan placebos para llenar ese pequeño vacío que tienen y que tú minutos antes formabas parte de ello pero la verdad es que no te gusta realmente todo eso, en ese preciso momento en el que despiertas uno ya siente que desencaja del resto y ya nada es divertido, ya solo ves la situación por lo que es.

Lynette no respondió de inmediato, sino que se puso a analizar cada palabra suya dejándole a él esperando ansioso por su respuesta esperando que no crea que es raro.

— En realidad me pasó una vez algo parecido y te comprendo, pero también pienso que si estás en una fiesta con la persona correcta te vas a divertir tanto y se van a meter como en una burbuja de felicidad que no te permita pensar nada más y solo enfocarte en el momento y en cómo te sientes. Creo que lo que me dices en parte es fruto de la soledad, porque estabas solo ¿no?

— Algo así, estaba bailando con una chica que no conozco.

— Ahí está, por lo que veo no conectas con facilidad con las personas y pese a estar bailando con ella aún así te sentías solo, esta chica no te hizo encajar.

— Puede ser...¿crees que eso es raro?

— Para nada.

Le dio un sorbo al café estando muy tranquila, tanto que por primera vez no intenta huir de la compañía de otra persona, aunque el hecho de que él sea alguien tranquilo influye mucho porque si era alguien que venía a arruinar su paz huiría lo más rápido posible, es más, esta noche siente que puede compartir con personas parecidas a ella, tal como parece ser Remus Lupin.

— ¿Consumiste alcohol u otra cosa?

— Mm solo tomé agua y fumé marihuana — respondió algo avergonzado esperando que no sea de las que se escandaliza por ello.

— Bueno, en ese caso te voy a convidar mi café con leche, ¿quieres?

Remus sonrió de inmediato al ver que siguió normal sin reaccionar de forma negativa y asintió observando la única taza que tiene en manos.

— Sí me gustaría pero solo hay una taza, no quisiera quitarte.

— ¿Y quién dice que te lo daré? La tapa de mi termo es de esos que se puede usar como vaso.

Bajó la taza al suelo y agarró el termo destapando y mostrándole para luego servirle el café caliente extendiéndole a lo que él agarró agradeciendo y tomando un poco.

— Está delicioso.

— Pues claro, yo lo preparé — dijo engreídamente.

— Oh discúlpame señorita cafetera que prepara el mejor café del mundo — bromeó sonriendo.

— Obvio que soy la mejor cafetera, le gano a cualquiera por lejos y tienes el gran privilegio de tomar lo que hice — le siguió el juego.

— Pero que afortunado soy entonces de probar este café tan único y exclusivo.

Ambos se miraron y soltaron una risita negando y tomando a la par quedando en silencio nuevamente por unos largos segundos hasta que Lynette observó su reloj notando que ya son las doce y nueve.

— Adivina qué hora es.

— No me digas — hizo una mueca ya suponiendo.

— Pasado las doce — le dijo ignorando su expresión de disgusto — Feliz cumpleaños Remus Lupin.

— Gracias Lynette Dufour, eres la primera en felicitarme mi no tan deseando cumpleaños.

— ¿Cómo que no tan deseado? Es lindo cumplir años.

— A mí no me gusta saber que sigo cumpliendo más años.

— Así que eres de esos que no quiere envejecer eh.

— En realidad no es eso, lo digo porque literal ya no quiero cumplir más años nunca y no estar para presenciar.

Le hizo un gesto esperando que entienda y por supuesto que finalmente cayó en cuenta a lo que se refiere exactamente con ello e hizo una mueca de inmediato.

— No quieres seguir viviendo — susurró.

— No — respondió con sinceridad.

— ¿Por qué no?

— Yo..mm..no es algo del que me guste hablar.

Por más que quisiera decirle no puede ya que eso implica contar su licantropía que es un factor importante en la situación, y de todas formas no la conoce tanto como para confiarle tanta información.

— Lo comprendo, no insistiré. Ahora cierra los ojos.

— ¿Para qué?

— Solo hazlo y no preguntes.

— Está bien — suspiró y cerró los ojos intrigado.

Al asegurarse que los tiene cerrado agarró su varita e hizo un hechizo creando una bonita rosa, lo sujetó bien y acercó a su rostro pidiéndole que los vuelva a abrir y cuando lo hizo se topó de lleno con eso y se quedó viendo desconcertado.

— Tómalo como un regalo de cumpleaños, además de haberte invitado mi café por supuesto.

Remus sonrió y agarró la rosa con cuidado oliendo un poco, y ahí está la razón por la cual conjuró y le regaló eso, para quitarle una sonrisa y que de momento no piense en la muerte porque sabe lo que eso se siente.

— Gracias Lynette, nunca antes me habían regalado una flor.

— Lo supuse, no sé por qué en esta sociedad se cree que solo a las mujeres se les debe regalar, es un gesto lindo que hasta los hombres lo merecen.

No está demás decir que Remus se encuentra completamente encantado por ella, todo lo que va conociendo de a poco sobre su persona le gusta, pero aún más le gusta que parece comprenderlo hablando de acuerdo a las pequeñas interacciones que han tenido, aunque quizás solo tenga la mente abierta para entender cualquier cosa que le digan, sea cual sea solo hace que se interese aún más en la castaña.

— En realidad hay muchos errores en la sociedad — opinó al respecto observando la flor como si fuera lo más preciado solo porque ella le dio — Guardaré la flor siempre.

— Uy, no sabía que te gustaba tanto Lupin — bromeó dándole un leve codazo haciendo que él suelte una risita.

— Oh claro que lo haces — dijo en tono bromista para ocultar la verdad.

— Es que soy muy hermosa y encantadora, no te culpo.

— Y egocéntrica por lo que veo.

— Admite que lo soy.

— Lo eres — respondió sin dudarlo.

Ambos se miraron fijamente con una leve sonrisa en sus rostros por unos largos segundos hasta que ella lo apartó para tomar de su taza y él la imitó observando el cielo tan hermoso como siempre, eso es lo que ama de Hogwarts, él como se alcanza a ver tan bien todas las estrellas.

— Creo que tus amigos estarán buscándote.

— Probablemente, pero están lo suficientemente ebrios como para que se les olvide luego.

— O quizás no y ahora estén de paranoicos buscándote hasta debajo de una roca.

— Descuida, no lo harán.

Si eso pasará seguro verían primero el mapa merodeador antes de recorrer por todos lados y si ven que está con ella ni siquiera pisarán la torre con el fin de dejarlos solos, o eso quiere creer.

— ¿Ya me estás echando acaso Lynette? — preguntó divertido.

— Yo no dije nada, tú solito te estás auto echando.

— Bueno, entonces ya no lo haré y me quedaré contigo acá, si no te molesta claro.

La castaña alzó los hombros con indiferencia y él lo tomó como que no le molesta solo porque quiere seguir con ella a solas en este ambiente tan tranquilo y conociéndola más. No todos los días uno tiene la suerte de interactuar con un crush, más aún que esta parece huir de todos y no todos tienen la posibilidad de hablar con ella.

— ¿Recuerdas cuando hablamos por primera vez en las gradas? — preguntó Remus necesitando saber si aún lo hace.

— Por supuesto que sí chico mudo acosador.

— ¿En serio te creíste que era mudo? — sonrió divertido viéndola.

— En mi defensa solo me mirabas y ni me respondías.

— Es que era divertido verte creyendo que era mudo.

— Idiota.

Le dio un empujón bufando y Remus no pudo evitar reír al ver su expresión molesta pero a la vez aguantando una sonrisa. Deseaba tanto que esto no acabe, pero sabe que en algún momento ambos tendrán que irse y no sabe si hay probabilidad de hablar después, pero mantiene la esperanza, aún así aprovechó al máximo y esa noche hablaron de varias cosas, como también solo disfrutaban del silencio tomando el café que acabaron todo lo que había en el termo. La química entre ambos es bastante notorio y disfrutan de la compañía del otro.

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Al día siguiente Remus se sentía agobiado y de mal humor ante las felicitaciones de las personas y toda la atención en general que recibía, pero el problema más que nada abarca en que no recibe la atención que quiere. Lynette lo ha estado ignorado, solo una vez lo miró y le sonrió apenas acompañado de un asentimiento cuando él tuvo la valentía de saludarla en el comedor, pero luego de eso nada y para su mala suerte se cruzaron en varias ocasiones ese día pero ella ni siquiera lo miraba, es como si no existiera para la chica y eso le frustra, molesta y pone triste a la vez porque creía que después de lo de anoche hablarían más.

— ¿Qué te trae de mal humor? — preguntó James mirándolo curioso.

— Nada — respondió seco.

— No te creo pero no insistiré, lo que sí haré es exigirte ya una respuesta de por qué desapareciste ayer, toda las personas de la fiesta te buscaron para cantarte a las doce pero tú no estabas. Es lo mínimo que puedes decirnos después de abandonarnos lunático.

— Estaba con Lynette en la torre de astronomía— respondió ya cansado de sus insistencias.

James y Peter lo observaron sorprendidos y Sirius que estaba tomando agua se ahogó y empezó a toser con fuerza causando todo un revuelto en donde el de gafas golpea su espalda y él sigue tosiendo llamando la atención de todos a su alrededor.

— ¡¿Qué?! — gritó cuando logró calmarse — Cuéntanos todo ahora mismo.

El castaño soltó un largo suspiro y ya sabiendo que van a insistir hasta el cansancio prefirió contarles y eso hizo, le contó todo e incluyendo la causa de su mal humor en general. Cuando terminó vio las sonrisas enormes causados por la emoción de James y Sirius.

— ¡Eso es genial!

— Ya estás perdonado — le siguió James.

— ¿Por qué te ignora? — preguntó Peter.

— Es lo que yo quisiera saber — resopló restregándose el rostro y luego se acostó en el césped suspirando una vez más — Creí que todo sería diferente.

Los chicos como si estuvieran conectados pensaron en las palabras que dijeron Xander y Genevieve sobre que ella haría lo que sea para alejarle a las personas y que se necesita de una persona terca.

— Remus — le llamó James y él solo hizo un sonido con su garganta — ¿Te consideras una persona terca?

— Por supuesto que lo es, a veces roza de lo insoportable.

— Gracias por eso Sirius — dijo sarcástico rodando los ojos — ¿Y por qué preguntas eso James?

— Solo digo que no deberías rendirte hasta lograr que ella continúe hablando contigo.

— ¿Acaso yo dije que me iba a rendir? — volvió a sentarse mirándolos — Quizás parezca intenso pero ya me cansé de no tener ni siquiera una amistad con ella, así que no, no me rendiré hasta lograr que hablemos diario.

Los tres amigos festejar ante eso felices y ya deseando poder verlos juntos. Por su parte Remus tal como lo dijo ya está cansado, hoy se dio cuenta de ello, después de haber pasado por la experiencia de hablar por horas con ella y conocerla más no cree poder seguir en lo que era antes, ya tuvo suficiente de todo, es hora de tomar valentía y no detenerse hasta lograr que los dos sean algo.

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