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CAPÍTULO CUATRO
• SEGUNDA INTERACCIÓN •

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Habían pasado exactamente cuatro días desde que Remus encontró el dibujo de Lynette, cuatro días en que intentó armarse de valor incontables veces cada vez que la veía pero que aún no le entrega, siempre lleva consigo, guardado en su libro favorito como si fuera oro. De hecho ya hasta no quiere darle y prefiere guardarlo como recuerdo, además el dibujo que tiene le gusta mucho, pero no puede hacerlo, en parte porque si desea hablarle y por otra parte sus amigos le han estado fastidiando a más no poder, especialmente Sirius que lo provoca a propósito diciéndole lo cobarde que es.

— Ahora mismo está en la biblioteca — le informó James observando el mapa.

Ha cometido un gran error en decirles que hoy finalmente ya le dará, solo lo dijo para que lo dejen en paz luego de verlo embobado por ella en clases. Sin embargo, ahí está, dándose ánimos a sí mismo para ponerle fin a esto.

— Vamos ya — habló Sirius agarrando el brazo de Remus llevándolo prácticamente obligado.

— ¿Es necesario que vayan los tres? — preguntó haciendo una mueca en desacuerdo.

— Obvio, no puedo perderme por nada en el mundo esto — respondió James.

— Y yo debo ver con mis propios ojos como te avergüenzas frente a ella — bromeó el pelinegro.

— Gracias por los ánimos — rodó los ojos dándole un leve empujón ganándose una risa de su parte.

— Oh vamos, relájate Remusin, lo único malo que podría pasar es que te pongas todo rojo y tartamudees quedando como un tonto frente a ella.

— Mejor cállate — dijo de mal humor caminando más rápido.

— Justo se acerca la luna llena y tú lo molestas — habló Peter.

— Lo sé, y justamente por eso lo hago, es divertido ver como explota a cada rato por lo más mínimo — sonrió de lado viéndole al castaño que ya está un poco lejos de ellos.

James corrió hasta detenerse al lado de Remus, él parece incluso más emocionado que el otro, es como un fanático a punto de verle a su shipp interactuar por primera vez, y obvio, el de gafas ya se proclamó el fan número uno de esa relación que ni empieza aún.

— Ignora a Sirius, ya sabes como le gusta molestarte a veces.

— Lo sé pero sus comentarios no ayudan en nada con los nervios que siento — resopló frustrado pasando las manos por su rostro.

— Lo harás bien, solo es hablar con una chica, lo haz hecho varias veces.

— No es lo mismo, las otras no me causan nada.

James se quedó mirándolo fijamente pensando en una forma de tranquilizarlo, él más que nadie entiende lo que se siente eso, la diferencia es que Remus es más cerrado a la hora de expresarse, todo lo contrario a él que no le importa gritar a los cuatro vientos su amor por Lily, por ende, sus consejos no valdrán casi nada, porque si fuera él hace rato ya le hubiera dado el dibujo, hablado e incluso pedido una cita.

— A ver, mejor despejemos tu mente, así que cuéntame como te sientes respecto a la luna llena que solo falta tres días.

La luna llena, ese día del mes que más odia Remus, odia tener que convertirse a lo que él denomina un "monstruo", odia ver luego las cicatrices en su cuerpo y también odia los días previos en que su humor es un caos, le duele cada parte de su cuerpo, arde de fiebre, todo le aturde y a veces ni siquiera puede pararse de la cama. En resumidas palabras, odia la situación y se odia a sí mismo más que nunca en esos días, tanto que a veces hasta verse en el espejo le da asco.

— Ya sabes, lo normal. De momento solo mi humor es un desastre y me duele la cabeza.

— ¿Te duele ahora? Si quieres mejor vamos primero a la enfermería para que tomes una poción — habló preocupado.

— ¿Te sientes mal? — se metió Sirius quien llegó justo para escuchar lo último.

— Estoy bien, ahora mismo no me duele nada — dijo tranquilo mirándolos brevemente.

— ¿Seguro? Porque tu salud es más importante que una chica.

— Hablo en serio Sirius, estoy bien, te lo prometo.

Este asintió no tan seguro de ello ya que no le alcanzarían los dedos de las manos para contar las veces que su amigo mintió acerca de como se siente, y todo por no querer preocuparlos, o según él, molestarlos.

Peter quien se mantenía callado como de costumbre comenzó a rebuscarse en su mochila hasta que encontró un cupcake de chocolate que tenía guardado para comer más tarde pero que ahora claramente ya no lo hará ya que le pasó a Remus sabiendo que a este le gusta.

— Ten, esto te ayudará a sentirte mejor y también a calmar tus nervios.

El castaño ante la acción dio su primera sonrisa real durante todo el día y agarró el cupcake mirando con hambre.

— Gracias Peter, luego busco otro y te lo regreso — quitó la envoltura rápidamente y le dio un mordisco.

— No es necesario que lo hagas — sonrió un poco.

— Pero lo haré igual — dijo apenas.

— No se habla con la boca llena — le recriminó al instante James.

— Habló la mamá del grupo — se burló Sirius riendo ganándose un empujón por parte de James.

Y con eso ambos empezaron a empujarse en juego mientras James decía una y otra vez que no es la mamá a lo que Sirius lo negaba riendo y nombrando las veces en que se comportó como una. Por otro lado, Remus solo se encargó de disfrutar más que nada del sabor a chocolate sintiéndose mucho más tranquilo que hace rato, y Peter se dedicó a verle divertido a sus amigos "peleando".

Cuando llegaron a la biblioteca Madame Pince de inmediato les regañó a los cuatro por generar ruidos, aunque ciertamente solo lo hicieron James y Sirius.

— Lo sentimos, ya no haremos ruido — se disculpó Remus y le agarró del brazo a ambos arrastrándole lejos de ahí.

— Auch, me lastimas lunático, me romperás mi pobre bracito — exageró el pelinegro.

Él solo ignoró y nada más cuando estuvieron entre los estantes de libros les soltó haciendo que ambos suspiren de alivio, a decir verdad si les estaba apretando demás sin darse cuenta, otra cosa que no mide cercano a la luna llena, su fuerza.

— Dame el mapa — le pidió a James impaciente.

— ¿No que estabas nervioso por darle? Al final eres tú quien se apura.

Ignoró su sonrisa burlona y le quitó su mochila hurgando e ignorando sus quejas en broma de irrumpir su privacidad. Cuando lo encontró lo sacó abriendo y buscándola.

— Es más fácil solo buscarla por aquí — opinó Peter.

— ¿Y tener que recorrer toda la biblioteca? No, gracias.

Entre los cuatro se juntaron para mirar el mapa notando que está muy cerca de ellos y como si estuvieran sincronizados levantaron la cabeza al mismo tiempo mirando hacia enfrente ya que ahí marca pero solo se toparon con un gran estante de libros siendo un obstáculo.

— Bueno, ya sabes donde está, ve por ella lunático — animó Sirius dándole una palmada en su espalda.

— No andén de chismosos — dijo cerrando el mapa y guardando en la mochila de su amigo nuevamente.

— Pides algo difícil teniéndole aquí a James y Sirius, alias los más chismosos de Hogwarts entero.

— ¡No somos chismosos! — dijeron al mismo tiempo y luego se miraron — ¡No digas lo mismo que yo!

— Ya cálmese siameses — bromeó Remus.

— ¿Qué es un siameses? — preguntó Peter confundido.

Y mientras los dos se encargan de explicarle Remus abrió su mochila y quitó el libro abriendo y observando el dibujo intacto, sin ningún desperfecto. Respiró hondo tomando fuerza y agarró el dibujo dejando sus cosas y sin avisar comenzó a caminar hacia Lynette, aunque los chicos no tardaron en darse cuenta y apenas él se alejó perdiéndose entre los estantes corrieron detrás suyo, según ellos en silencio, pero eso está lejos de la realidad.

El castaño disminuyó sus pasos al verla sentada en el suelo y apoyada en el librero leyendo algo que él supo al instante cual es por su portada, y por un momento dudó nuevamente, pero antes de que la inseguridad le gane le obligó a sus propias piernas a acercarse a ella lentamente hasta posarse frente suyo.

— Hola.

Lynette alzó la cabeza para ver si le hablaron a ella y efectivamente lo es ya que la está mirando fijamente.

— Hola — dijo igualmente.

Y ahí fue cuando Remus se quedó completamente en blanco y de tan solo escucharla saludarle se le olvidó hasta la razón por la cual se acercó, por tanto, se quedó muy quieto y callado mirándola fijamente. Por otra parte Lynette levantó una ceja esperando que hable en lugar de solo verla.

— ¿Viniste solo a saludarme o dirás algo más? Por si no viste estoy muy ocupada leyendo justo la mejor parte.

Con eso cayó en cuenta de la situación y sintió todo su rostro arderle por la vergüenza de haberse quedado así.

— Oh..em..sí, sí..vine a traerte algo — habló atropelladamente rascándose el cuello de los nervios.

Eso le causó curiosidad y marcó su libro cerrando para prestarle atención en lugar de echarle de forma cortante como suele hacer con la mayoría.

— ¿Y qué cosa me trajiste?

Dejó el libro encima de su mochila y se paró para estar más a la altura del chico, pero ni estando parada logra alcanzarlo debido a su gran altura.

— Esto — le pasó el dibujo — Hace cuatro días atrás estaba también cerca del lago y cuando te fuiste se te cayó tu dibujo y fui a recogerlo para entregarte luego.

Lynette agarró el dibujo observando y notando que es uno a color del hipogrifo en el bosque que vio hace semanas atrás, sigue igual a cuando lo hizo, la única diferencia es que en una esquina ahora dice R. J. Lupin, justo arriba de la firma que pone en cada uno de sus dibujos y pinturas.

— ¿Y por qué me lo entregas recién? — levantó la cabeza para verlo.

— Um..supongo no encontré el momento adecuado — respondió dudoso a lo que ella asintió.

— ¿Te gusta el dibujo?

— Bastante, es decir, dibujas demasiado bien, tanto que no he visto tus otros dibujos pero ya puedo asegurar que son dignos de estar en un museo de arte — dijo sin pensar.

La castaña sonrió de boca cerrada conmovida por sus palabras aunque no lo demuestre tanto, el que le digan eso es un gran logro ya que su mayor sueño es que sus pinturas sean vistos en un museo.
Remus se sintió feliz de ver que causó una sonrisa en ella, uno leve pero algo es algo, al menos fue a causa de sus palabras.

— Gracias Lupin — le pasó nuevamente el dibujo y él agarró confundido — Te lo regalo.

— No es necesario, es tuyo y..

— Tengo muchos dibujos — interrumpió antes de que siga — Además tú ya te apropiaste de este — señaló su nombre escrito.

— Lo siento — dijo avergonzado — fue sin querer, estaba aburrido y escribí sin darme cuenta que era tu dibujo.

La castaña se encogió de hombros restándole importancia y se agachó agarrando su mochila y libro.

— Está bien, no tienes porqué darme explicación. Nos vemos por ahí.

Sin más comenzó a caminar dejándole a Remus ahí parado y sonriendo embobado, sonrisa que borró rápido para disimular debido a que volteó a verlo nuevamente.

— Dile a tus amigos que la próxima vez que quieran espiar sean más disimulados.

— ¿Qué?

Lynette apartó varios libros del estante haciendo un hueco topándose de lleno con el rostro de Peter quien se asustó al verla y retrocedió rápidamente chocando con Sirius.

— Me refiero a esto — rodó los ojos cuando el rostro de un James sonriente se hizo visible en el hueco.

— ¡Hola Dufour! — saludó efusivo.

Colocó de inmediato los libros para no tener que verlo y luego de eso si ya se marchó ignorando el llamado constante por parte James. Sin embargo, este no se rindió y corrió hasta alcanzarla y ponerse frente suyo caminando de espaldas.

— ¿Qué quieres Potter?

— Invitarte a la fiesta que habrá en gryffindor dentro de ocho días, el 09 de marzo para ser específicos, es por el cumpleaños de Remus que es al día siguiente. Puedes llevarle a quien tú quieras — explicó rápidamente.

— No iré — le esquivó y comenzó a caminar más rápido escuchando como este le sigue — Ya déjame en paz.

— Solo si me dices que te irás.

— Iré — mintió— ahora piérdete de mi vista.

— ¡Genial! Te esperamos ahí.

Dio la vuelta con una sonrisa y se chocó de lleno contra una gran pila de libros e hizo malabares tratando de no caer pero al final terminó haciéndolo soltando varios quejidos en el proceso ya que unos cuantos libros cayeron encima suyo. Lynette tuvo que aguantarse lo máximo posible para no carcajearse divertida ante la situación, y peor fue cuando escuchó la graciosa risa proveniente de Sirius, así que prácticamente corrió de ahí y solo cuando estuvo lejos de la biblioteca comenzó a reír ganándose miradas extrañadas de algunos.

— ¡Ya deja de reírte y ayúdame! — reclamó un adolorido James.

— No..No..pu-puedo..— se encorvó abrazando su abdomen mientras continúa riendo a carcajadas.

Los dos faltantes llegaron junto a ellos confundidos al oír la risa del pelinegro y quejas de James, pero cuando lo vieron tirado en el piso con varios libros encima supusieron que pasó e inevitablemente soltaron una risita divertidos.

— Lunático ayúdame que esto es tu culpa.

— ¿Y yo qué culpa tengo? — preguntó indignado pero aún así avanzó a él para ayudarle.

— Por querer andar invitándole a Dufour en la fiesta para que esté contigo me pasó esto.

— Yo no te pedí eso — se agachó y comenzó a quitar de a poco los libros.

— Y encima tienes la osadía de ser mal agradecido, que falta de respeto, y yo aquí dando todo de mí como buen amigo que soy — dramatizó estando muy quieto a propósito.

— Sí, lo que sea, y ya deja de hacerte el paralítico — le dio un zape ganándose un fuerte quejido — Eso te pasa por dejar que haga todo yo el trabajo en lugar de ayudar a quitarte los libros.

— Pero no había necesidad de ser tan agresivo.

— Cuidado Remus, que te puede demandar por maltrato animal — bromeó Sirius sonriendo.

James agarró un libro tirándole pero Black esquivó justo a tiempo haciendo que el libro choque contra un extraño que iba por ahí, eso hizo que el castaño le dé otro zape más a su amigo.

— ¡Auch! ¿Y ahora por qué fue?

— Porque los libros son sagrados y no se tiran ni maltratan.

Antes de poder siquiera decir algo Madame Pince se paró frente a ellos mirándolos con el ceño fruncido de molestia a lo que los cuatro la miraron con los ojos abiertos en grande.

— Fuera de aquí ahora mismo.

— Pero..— intentó justificarse Remus siendo interrumpido de inmediato.

— No quiero escuchar ni un pero, ya aguanté suficiente de ustedes cuatro, de ahora en más tienen negado la entrada a la biblioteca durante un mes entero.

A ninguno le importó tanto ya que casi ni pasan tiempo ahí, excepto Remus, el escuchar eso fue el castigo más horrible que le pudieron dar en sus siete años en Hogwarts. La biblioteca es su santuario, suele pasar horas dentro leyendo varios libros, haciendo tareas o simplemente pasando el rato por gusto.

— Por favor no me hagas esto, ponme cualquier otro castigo pero no el negarme la entrada.

Se paró rápidamente mirándola lo más suplicante posible pero ni por un segundo le ablandó a la mujer.

— No, ahora largo de aquí antes de que le llame a su jefa de casa para que le dé más castigos.

— Se lo ruego — juntó sus manos sin dejar de verla suplicante — Te juro que nunca más haré ruido.

— No y punto final.

Sirius y James agarraron cada uno un brazo de Remus y prácticamente lo llevaron a rastras mientras este seguía rogándole a Madame Pince.

— Ya Remus, no hay vuelta atrás — habló el de gafas sintiéndose culpable.

— Tal vez cambie de parecer pronto — opinó Peter.

— Que va a cambiar de parecer esa bru..— se calló inmediatamente al recibir una mirada recriminatoria de James — Cierto, quizás cambie y pronto ya podrás regresar, aunque ciertamente no veo tu gusto al estar ahí, es el lugar más aburrido de todo el castillo.

El castaño solo se deshizo del agarre de ambos y caminó en silencio sintiéndose entre molesto y triste por la situación. Para algunos quizás les parezca exagerado pero para alguien que ama tanto la lectura y estar rodeado de libros como él no lo es.

— Lo siento, es mi culpa, yo armé un desastre solo por ser dramático.

— Está bien— se limitó a decir.

— En verdad lo lamento, buscaré personas que te quiten los libros que deseas por este mes — volvió a hablar sintiéndose realmente culpable.

Pero pese a sus intentos de disculpa Remus no dijo nada más y solo siguió caminando con la cabeza agachada y un poco encorvado sin muchos ánimos para escucharlos ahora.

— Mira el lado bueno de todo esto, hablaste por fin después de años con Lynette e incluso irá a tu fiesta de cumpleaños en donde podrás hablarle nuevamente — intentó animarle Sirius.

Por inercia apretó contra su pecho el libro que contiene el dibujo pensando en lo que pasó antes de todo, y sí, tiene razón, al menos pudo lograr eso, ahora solo espera poder volver a hablar con ella.

— Sí..

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