Capítulo 2: Guardia Real.

La Muerte es mi Sombra y Yo Soy su Amo.

La sala de reuniones de los capitanes era un lugar donde la tensión y la camaradería solían coexistir, pero en ese momento, el ambiente estaba cargado de confusión y asombro. La noticia se había difundido como un fuego incontrolable: el rey mago Julius había tomado a un misterioso mago como su guardaespaldas. Al escuchar esto, cada uno de los capitanes reaccionó de manera única, reflejando sus personalidades tan diversas como sus respectivos escuadrones.

Yami Sukehiro, con su habitual desdén por la formalidad, cruzó los brazos y dejó escapar una risa burlona.

Yami: ¿Un guardaespaldas? ¿Qué es esto, una broma? El Rey Mago puede enfrentarse a cualquier cosa que se le presente. ¿Por qué necesitaría un escudero?

Su tono era ligero, pero había un destello de preocupación en sus ojos; la seguridad de su rey significaba mucho para él, aunque no lo admitiera abiertamente.

Jack el Cortador, en su estilo característico, se inclinó hacia adelante, sus ojos brillando con una mezcla de curiosidad y desconfianza.

Jack: ¡Esto es interesante! ¿Quién es ese mago? ¿Es lo suficientemente fuerte como para pelear conmigo?

Su entusiasmo por los duelos era palpable, pero la inseguridad subyacente sobre la elección de Julius lo inquietaba.

Charlotte Roselei, con su aire de dignidad, frunció el ceño.

Charlotte: Esto no es un juego, Yami. Si el rey mago ha decidido rodearse de un desconocido, debemos cuestionar sus motivos. La seguridad del reino está en juego.

Su voz era firme, pero también había un rastro de preocupación por la reputación de la Orden de los Caballeros Mágicos.

Fuego León, con su característico fervor, se puso de pie, su cabello ardía con intensidad.

Fuego León: ¡Esto es inaceptable! Necesitamos saber quién es este mago. No podemos permitir que alguien sin nombre se mueva libremente cerca de nuestro rey.

Su pasión por proteger a su gente era inquebrantable, y su instinto de protector estaba en alerta máxima.

Kaiser Granvorg, siempre calculador, estaba más concentrado en las implicaciones políticas de la decisión de Julius.

Kaiser: Este mago debe ser más que un simple guardaespaldas. Tal vez Julius está buscando una forma de fortalecer nuestras alianzas. Debemos investigar su pasado y sus habilidades.

Su mente estratégica ya estaba maquinando planes, pero no podía ignorar la inquietud que esta repentina elección despertaba en su interior.

Rill Boismortier, el artista de la magia, se mostró sorprendido, pero su expresión era más de fascinación que de desconfianza.

Rill: ¡Qué intrigante! Un guardaespaldas misterioso, esto podría ser una historia épica para mis pinturas. Pero también, ¿quién es realmente?

Su mente creativa se llenaba de ideas, aunque no podía evitar preguntarse sobre la seguridad de su rey.

Nozel Silva, con su habitual orgullo, miró a sus compañeros con desdén.

Nozel: No entiendo por qué esto es un problema. Si el rey mago decidió tomar un guardaespaldas, debe haber una razón. Tal vez deberían dejar de preocuparse por lo que no entienden.

Sin embargo, en su interior, una duda comenzaba a crecer; la incertidumbre sobre el nuevo mago podría tener repercusiones en su escuadrón.

Dorothy Unsworth, siempre soñadora, parecía perdida en sus pensamientos.

Dorothy: ¿Y si este mago es un sueño? Tal vez es alguien de otro mundo, un héroe que viene a salvarnos. O tal vez es solo un mago que se siente un poco perdido.

Mientras hablaba, su mirada se perdía en un universo de posibilidades, completamente ajena a la preocupación que dominaba a los demás.

Finalmente, William Vangeance, con su seriedad habitual, miró a todos sus compañeros.

William: Este es un asunto que requiere nuestra atención. No podemos permitir que la incerteza nuble nuestro juicio. Debemos reunir información sobre este mago antes de que los exámenes del día siguiente nos distraigan.

Su voz era un ancla de sensatez en medio de la tormenta de reacciones.

La sala se sumió en un silencio tenso, cada capitán reflexionando sobre la noticia. La incertidumbre sobre el nuevo guardaespaldas del rey mago Julius resonaba en sus mentes, pero todos sabían que el día siguiente traería consigo la llegada de nuevos novatos, y con ellos, nuevos desafíos. La combinación de la inminente prueba y la inquietante noticia prometía un giro inesperado en la historia de la Orden de los Caballeros Mágicos. ¿Quién era este misterioso mago y qué significaría su presencia para el futuro de Clover?

El agua tibia caía sobre Tn como un suave manto, envolviéndolo en una sensación de tranquilidad momentánea. Era un lujo que se permitía, un breve respiro en medio del caos que había desatado su llegada a la corte del rey mago Julius. Mientras el vapor llenaba el baño, su mente se alejaba de la realidad, dejándose llevar por la calidez. Sin embargo, cada vez que cerraba los ojos, el pasado lo atrapaba con garras afiladas.

Las risas burlonas del demonio que había arrasado su reino resonaban en su mente, como ecos malditos que se negaban a desvanecerse. Era una risa que no podía olvidar, un sonido que había marcado su vida para siempre. Tn se sumergía en el agua, pero no podía escapar de las memorias. Las imágenes de su mundo en llamas, de su hogar reducido a escombros, se proyectaban en su mente como una película desgarradora.

Los gritos de sus amigos, sus súplicas desesperadas por ayuda, resonaban en sus oídos, mezclándose con la risa del demonio. Cada súplica era una herida abierta en su corazón, cada rostro conocido que se desvanecía ante sus ojos, una carga que llevaba consigo. Se apretó los ojos con fuerza, tratando de ahogar esos recuerdos, pero era inútil. Cuanto más intentaba ignorarlos, más vívidos se volvían.

Tn: ¿Por qué no pude hacer nada?

Se preguntó en voz baja, dejando que la desesperanza se filtrara en sus palabras. La sensación de impotencia lo abrumaba, como si el agua tibia se convirtiera en un peso que lo hundía. Era un ciclo de culpa y trauma, un tormento que lo perseguía incluso en los momentos en que intentaba relajarse.

Finalmente, decidió salir de la regadera, el agua corriendo por su piel, llevándose consigo un poco del peso que llevaba en su interior. Se envolvió en una bata suave, pero la comodidad de la tela no podía eliminar la incomodidad que sentía en su corazón. Se miró en el espejo, viendo un reflejo que apenas reconocía.

Tn: ¿Qué es lo que estoy haciendo?

Se preguntó, la voz resonando en su mente como un eco distante. Había tomado el papel de guardaespaldas del rey mago, una decisión que lo colocaba en el centro de una nueva lucha, pero la sombra de su pasado lo seguía como un espectro.

En ese momento, se sintió perdido. ¿Era un protector o simplemente un recordatorio de lo que había fallado? La pregunta lo atormentaba, y mientras se secaba el cabello con una toalla, la risa burlona del demonio seguía resonando en su mente, un recordatorio constante de que el pasado nunca se aleja del todo.

Tn se esforzó por despejar esos pensamientos, tratando de enfocarse en el presente. Sabía que estaba aquí por una razón, que el rey Julius había visto algo en él que merecía la pena. Pero en el fondo, el trauma seguía latente, una herida que aún no había sanado, y la pregunta seguía sin respuesta: ¿podría realmente ser el guardián que Clover necesitaba, o estaba destinado a ser siempre un recordatorio del fracaso?

El eco de los pasos de Julius resonaba en los pasillos del castillo, cada uno de ellos impregnado de la historia y la magia del lugar. La luz del sol se filtraba a través de los altos ventanales, creando patrones de luz y sombra que danzaban a su alrededor. Mientras caminaba, una sonrisa amable se dibujaba en su rostro, reflejando la calidez que siempre había mostrado hacia sus aliados y amigos. Pero esa sonrisa se desvaneció al ver a Yami Sukehiro esperando en el pasillo, con su habitual expresión de seriedad.

Julius: ¡Ah, Yami!

Exclamó, alzando la mano en un saludo amistoso.

Julius: ¿Qué te trae por aquí?

Yami, con los brazos cruzados y una ceja levantada, lo miró con desconfianza.

Yami: No me digas que estás tramando algo. Desde que regresaste del reino extinto Kegare y trajiste a ese mago que ni siquiera has presentado, has estado más reservado que de costumbre. ¿Qué es lo que realmente está ocurriendo?

Su voz, aunque firme, mostraba un trasfondo de preocupación.

Julius se detuvo, mirando a su amigo con una mezcla de sorpresa y diversión.

Julius: ¿Te preocupa que me haya vuelto loco o algo por el estilo?

Preguntó, un brillo travieso en sus ojos.

Yami: Te lo pregunto a ti, ya que eres el que ha estado actuando de manera extraña. Te respeto, no cuestiono lo que haces, pero me preocupa que haya algo que todos deberíamos saber.

Con un suspiro ligero, Julius asintió.

Julius: Tienes razón, acompáñame. Hay algo que debo contarte.

Dijo, comenzando a caminar de nuevo y señalando a Yami para que lo siguiera. Mientras avanzaban por los pasillos adornados, Julius comenzó a relatar lo sucedido en Kegare.

Julius: El reino de Kegare fue completamente aniquilado. Nadie tomó en serio su solicitud de ayuda. Cuando finalmente decidí ir a ofrecerles asistencia, fue demasiado tarde. El reino ya estaba hecho cenizas.

Su voz se volvió más seria, reflejando la gravedad de la situación.

Yami se quedó en silencio, procesando la información. Su expresión se tornó entre la incredulidad y el interés.

Yami: ¿Así que Kegare acaba de desaparecer oficialmente?

Preguntó, asimilando el impacto de las palabras de Julius.

Julius: Sí.

Confirmó Julius, su mirada distante, como si recordara la devastación que había presenciado.

Julius: El único sobreviviente fue el chico que traje conmigo. Quiero darle una oportunidad de empezar de nuevo. Puede que suene hipócrita o incluso terrible por no haber ido a ayudar antes, cuando se nos solicitó ayuda a múltiples naciones, pero a pesar de todo eso, planeo sacar a ese chico del abismo en el que ha vivido.

Explicó, su voz llena de determinación.

Yami lo observó con una mezcla de admiración y preocupación.

Yami: Así que estás asumiendo la responsabilidad de un sobreviviente de un reino que nadie ayudó. ¿No temes que esto pueda salir mal?

Julius se detuvo y se volvió hacia Yami, su expresión se tornó más seria.

Julius: No puedo ignorar a alguien que ha pasado por tanto sufrimiento. El dolor que siente, la pérdida que ha sufrido, merece ser escuchada. Todos merecen una segunda oportunidad, Yami, incluso aquellos que han sido olvidados por el mundo.

Su voz era firme, pero reflejaba la empatía que siempre había caracterizado al rey mago.

Yami: Espero que estés en lo correcto, Julius. Porque en este mundo, no todos tienen la suerte de encontrar un nuevo camino.

Mientras continuaban caminando, Julius reflexionó sobre lo que había perdido y lo que estaba dispuesto a arriesgar. Sabía que la decisión de dar la oportunidad a Tn no solo era un acto de compasión, sino una manera de redimir la falta de acción de otras naciones. A veces, el verdadero liderazgo significaba enfrentar las sombras del pasado y ofrecer luz a quienes más la necesitaban.

CONTINUARÁ.

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