❝O5. - 𝙀𝙣 𝙘𝙖𝙨𝙖 𝙙𝙚 𝙄𝙯𝙪𝙠𝙪 ❞

𝑯𝒐𝒚 𝒑𝒓𝒆𝒔𝒆𝒏𝒕𝒂𝒎𝒐𝒔
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En casa de Izuku
╰───⌲Cap. 𝐎𝟓. ༣. . ·

Te encontrabas en casa, eran las cinco de la tarde por lo que apenas habían comido. Estabas acostada en la cama de tu habitación, simplemente estabas observando el techo, pensando en todo lo que había sucedido desde la aparición de Izuku.

Querías creer que el universo te lo mandó porque veía que estabas demasiado sola, querías creer que Izuku era un milagro de la vida, querías creerlo, en verdad, querías creer que era verdad, pero, por más que tratabas de convencerte a ti misma, sentías que te estabas mintiendo, sentías que todo era una mentira.

Sobre pensabas demasiado las cosas, a veces tu cerebro te jugaba en tu contra. A veces sentías que desde que Izuku llegó, todo en tu vida se había vuelto un desastre, sentías que desde la llegada de Izuku, todo se había distorsionado para mal. Sentías que él debería de irse cuanto antes; pero cuando lo veías sonreírte de esa manera que tanto amabas, todos tus pensamientos y todas tus preocupaciones se iban. Sentías que podías ir contra el mundo entero, solamente para verlo a él, a tu novio... A Izuku Midoriya.

Izuku Midoriya era tu todo, todo en él era perfecto, todo es perfecto... Él es perfecto. Volteaste a ver la ventana, solamente para notar un arcoíris que se expandía por el cielo. ¿Qué era tan especial acerca de ellos de todos modos? ¿Por qué la gente adora los arcoíris? Escriben canciones sobre ellos, se preguntan qué hay del otro lado, toman fotografías para mantener el recuerdo. Es solo la lluvia y la luz del sol.

Los arcoiris son tontos de todos modos. Solo un truco del ojo. Nada más que lluvia atrapada en el aire con el sol brillando a través de ella. Nada más y nada menos. Solo lluvia y sol. Algo oscuro y algo brillante. ¿Suena familiar, eh?

Izuku era el mismo. Tu sol. Tu calma. Tu sensación de paz.

El sol y la lluvia iban de la mano. Calma después de las tormentasAlegría después de la tristeza. Paz después del dolor. Amor después del odio. Crearon algo juntos, como una disculpa por los cielos enojados, entonces, ¿dónde está tu arcoiris?

Quizás algún día vuelvas a ver los colores. Verás por qué los arcoíris son tan importantes para los demás y aprendas a disfrutar cada segundo de ellos. Tal vez tomes una foto y vivas en la fotografía para que dure para siempre y no se escape cuando menos lo espere.

Quizás.

Cerrando las cortinas, te volviste a acostar mientras mirabas el techo. Estaba en blanco, ni una onza de color que brillara en él. Supongo que tendrías que acostumbrarte a todo de nuevo.

Tus pensamientos se dirigieron nuevamente hacia Abi, sabías que ella estaba bien, pero temías por la vida de la pequeña, la querías como los demás no tenían una idea. Querías estar con ella, abrazándola y besándola en sus cachetes, diciéndolo que todo estaba bien, que la quería mucho, y mucho más.

—___ -entró tu padre a la habitación, sacándote de tus pensamientos- Tu madre te necesita, está en el auto, te llevará a casa de Midoriya, estaremos fuera durante una semana con Leo y sus padres, estaremos buscando a Abi por lo que te quedarás con él -dijo.

—¿Por qué no puedo ir con ustedes? -rápidamente te levantas y te diriges hacia él.

—No estás bien emocionalmente, es mejor que estés con Midoriya y olvides por un momento lo sucedido con Abi -dijo- Rápido, que tu madre ya está abajo esperando

—¿Pero y mi ropa? -preguntaste algo desconcertada.

—Tu madre ya hizo una maleta con todo lo necesario -dijo.

—Ya veo -triste, te levantaste de tu cama para dirigirte a la puerta.

Tu padre y tú bajaron, saliendo de la casa para encontrarte con tu madre en tu auto y en la parte de atrás estaba la maleta con todas tus cosas necesarias. Te subiste en la parte trasera y se dirigieron a la casa de Midoriya.

Al llegar, Izuku estaba afuera de la casa esperando a su llegada. Este se podía notar con un poco de ojeras, y podías adivinar que era porque estuvo investigando en como traer a Abi de regreso a esta dimensión o mundo.

Bajaste del auto sin muchos ánimos, algo que Izuku notó desde un principio. Mientras tu madre bajaba tus cosas del auto, Izuku se acercó a ti y te abrazó en modo de saludo y consuelo a la vez.

Los tres entraron a la casa, dejando tus cosas en la sala. El ambiente se notaba pesado y melancólico a la vez. De verdad, hacía falta la pequeña Abi.

—Bueno, niños, se cuidan -sonríe, tratando de alegrar el ambiente- Regresamos en una semana, no hagan nada malo, se me cuidan, adiós -sale de la casa.

Izuku se acerca a ti y te abraza por la espalda. Sonreíste débilmente, mientras te girabas para abrazarlo.

Escondiste tu rostro en su cuello, oliendo el aroma de su piel. Olía jodidamente exquisito. Sin esperar más, restregaste tu rostro en su camiseta, lo que ocasionó unas pequeñas carcajadas a tu pareja.

Se separaron e Izuku te dio un beso en tus labios, disfrutando el momento, rodeaste su cuello con tus brazos, sonriendo, se separaron.

—De verdad que amo tus besos -te da un beso en la nariz.

—Yo también amo tus besos -le das un beso en la mejilla.

—Quien iba a decir que al ser de mundos distintos terminaríamos juntos -sonríe, y ambos juntan sus frentes. Sentías esa opresión en el pecho, pero es mejor guardarse las cosas para uno mismo.

—¿Sabes algo? Tú siempre fuiste mi personaje favorito -confesaste, el pecoso abrió los ojos como platos ante la confesión.

—¿En serio? -sorprendido.

Asentiste con algo de vergüenza.

—De hecho, cuando me sentía mal, simplemente con ver tu rostro y escuchar tu sonrisa me ponían alegre y me sentía mejor -acaricias su mejilla.

Esto causó un gran sonrojo en él, te abrazó y escondió su rostro en tu cuello.

—¿Nervioso? -sonríes.

Este te abrazó más fuerte, por lo que te reíste y lo abrazaste.

—No te pongas nervioso -sonríes, y lo tomas de las mejillas.

Te roba un beso, y ahora la nerviosa eras tú.

—¿Ahora quién es la que está nerviosa? -ríe.

—¡Izuku!


• • •


Ya era de noche y ambos se encontraban acostados en la cama, cada uno en sus celulares viendo cada uno lo que les gustaba mientras estaban abrazados.

Tú estabas viendo una película, e Izuku estaba viendo Tiktoks con la cuenta que se había creado.

Ambos estaban bastante concentrados en sus cosas, hasta que escucharon sonidos en la cocina. Se escuchaba como las cosas eran claramente movidas por varias personas debido a que se escuchaban varias cosas a la vez. Estabas a punto de levantarte, pero un fuerte agarre en tu brazo te detuvo.

—Espera aquí -se levantó de la cama, se puso sus tenis y salió de la habitación, procurando el no hacer ruido.

Segundos después escuchaste disparos y seguido de eso, nada.

Sin importarte sin siquiera nada, saliste de la habitación y te dirigiste corriendo a la cocina, simplemente para encontrarte a tres tipos inconscientes, y con Izuku algo ensangrentado y herido.

—¡Izuku! -preocupada, te acercaste a él. Lágrimas comenzaron a salir. Sabías que él era capaz de defenderse, pero eso no dejaba de lado el que te preocuparas por él.

—Estoy bien -limpió la sangre que tenía en sus mejillas- Llamemos a la policía -dijo.

Llamaste a la policía y les contaste todo lo sucedido. Minutos después, la policía llegó y arrestaron a los ladrones.

—Muchas gracias por detenerlos joven -agradeció el oficial a Izuku- Hace mucho queríamos atraparlos, pero no pudimos

—No hay nada que agradecer -sonríe.

—Bueno, nosotros los dejamos, hasta luego -se retiraron, llevándose a los ladrones.

Izuku se dirigió a la habitación, contigo a su lado.

Al entrar a la habitación lo abrazaste y lo besaste, sorprendiéndolo en su momento, pero siguió el beso. Colocó sus manos en tu cintura, acercándote a él. Rodeaste su cuello con tus brazos, profundizando el beso. Se separaron por falta de aire.

—Te amo -sonríe.

—Yo igual

Siguió con sus besos desde tus labios hasta tu cuello, dejando besos húmedos en el proceso. El calor aumentó en sus cuerpos y sonreíste.

—No pensé que fueras así -sonríes.

—Hay muchas cosas que no sabe de mí, señorita Midoriya -susurró con voz gruesa.

Te sonrojaste por el apodo, pero eso no detuvo que siguieran con sus besos algo subidos de tono.

Al finalizar, no podías pensar con exactitud por lo que acaba de pasar recientemente. Aunque no hayan pasado de unos besos y ya, sin duda, era algo que no ibas a olvidar así de fácil


• • •


Al día siguiente, se levantaron a las ocho de la mañana. Izuku te despertó con caricias en tu espalda. Te despertaste de muy buen humor. Notaste que no tenía puesta su playera de dormir, algo que hizo que te sonrojaras un poco. Izuku notó esto, pero no quería verte avergonzada por lo que no dijo nada.

—Buenos días -sonríes todavía con un sonrojo visible en las mejillas.

—Buenos días, preciosa -te da un beso rápido en la frente- Debemos levantarnos -dijo.

—¿Por qué? -preguntaste desconcertada

—Es día de limpieza -sonríe.

—¿Y si lo hacemos mañana y hoy nos quedamos abrazados el uno al otro mientras vemos películas? -reíste.

—Me parece tentador esa idea, pero lamentablemente debemos de hacerlo hoy -se sienta en la orilla de la cama.

Lo abrazas por la espalda, y te echas hacia atrás, haciendo que ambos se quedarán acostados en la cama. Izuku encima de ti y tú abajo de él.

—¡___-san! -ríe.

—¿Qué pasó? -preguntaste, poniéndote encima de él.

Izuku puso ambas manos en tu cintura, y se sentó en la cama.

Ambos sonrieron y juntaron sus labios en un hermoso y dulce beso. Ese beso demostraba lo mucho que se amaban, a pesar de ser pocos días los que estaban juntos. Sin duda se querían, y eso nadie lo podía evitar.

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