➹ Cap. 10
Klaus había estado toda la noche y la mañana siguiente buscando a Elena después de que se fuera de la casa, incluso puso a buscar a Rebekah a pesar de que la original se había negado al principio.
Para frustración de Klaus no había encontrado nada más que unos cuerpos de humanos muertos en algunos puntos del barrio francés sin embargo no dio con Elena a pesar de seguir su rastro.
Klaus estaba realmente desesperado por toda esa situación ya que aunque no lo admitiera le importaba su hijo, y Elena era la mujer que lo llevaba dentro de ella por lo cuál no quería que le pasará algo malo.
Después de revivir al despertar de la quebradura de cuello, Klaus volvió a maldecir en todos los idiomas a Katherine por haber matado a Jeremy.
Al entrar a la casa Klaus fue directo hacía su hermana para averiguar si sabía algo de Elena.
─ No está por ningún lado, la maldita doppelperra no está en el barrio francés ─ gruñó la rubia.
─ ¡Maldita sea! ─ maldijo Klaus ─ ya me fijé en cada rincón y no la encontré.
─ ¿Y si se fue de Nueva Orleans? ─ preguntó Rebekah.
─ No lo hizo, si lo hiciera Sophie estaría muerta al igual que Elena y mí hijo ─ aclaró Klaus.
Él había averiguado eso por lo cuál estaba tranquilo por esa parte aunque no sabía por cuánto tiempo más Elena podría seguir en Nueva Orleans y eso le preocupaba.
Klaus imaginó que al estar sin humanidad a Elena no le importaría nada, en especial el bebé.
─ Habla con Marcel, sus hombres nos pueden ayudar a encontrarla o tal vez la hayan visto ─ le dijo Rebekah.
Ella no estaba preocupada por Elena, hacía todo eso por Elijah porque a él le importaba ese bebé que Elena llevaba en su vientre ya que creía que podría ser la redención de Klaus.
─ Eso haré, tú quédate aquí, tal vez Elena vuelva sola ─ dijo Klaus.
Rebekah asintió de mala gana ya que quería seguir buscando a Elijah.
[. . .]
Klaus entró a la mansión que antes era de su familia y de él pero que ahora le pertenecía a Marcel.
─ Klaus, no me dijiste que vendrías ─ Marcel sonrió hacía él.
─ Si, no tenía previsto venir pero resulta que busco a Elena, desapareció desde ayer y apagó su humanidad, ¿Tus hombres por casualidad la vieron? ─ le preguntó el original.
Marcel lo miró en silencio ya que él había estado con Elena desde la noche hasta la mañana teniendo sexo salvaje como dos animales en celo.
─ Mis hombres la vieron anoche, mató a unos cuantos humanos, hablé un poco con ella y me contó de su hermano muerto, quise llamarte pero no quiso que te dijera nada ─ contó el moreno.
Klaus gruñó molesto pasando sus manos por su cara.
Él había querido que las brujas lo ayudarán a localizarla pero se negaron al estar prohibido hacer magia ya que no querían morir.
Lo único que Klaus sabía era que ella aún estaba en Nueva Orleans gracias al vínculo con Sophie.
─ ¿Te dijo a dónde se iba? ─ Klaus lo miró esperando una respuesta.
Klaus agradecía enormemente que Sophie hubiera quitado los latidos del bebé para que los demás no escucharán nada ya que eso lo hubiera metido más en problemas, sobre todo a Elena.
─ No tengo idea pero se veía muy feliz con el ataúd de Elijah ─ dijo Marcel con tranquilidad.
La cara de Klaus fue todo un poema al escuchar las palabras de Marcel.
─ ¿Qué? ─ preguntó Klaus.
Él estaba en shock e incrédulo de pensar que Elena tenía con ella a Elijah.
Klaus había intentado recuperar a su hermano pero no había encontrado la manera de lograrlo al igual que Rebekah, y escuchar a Marcel decir que Elena tenía a Elijah lo dejó muy sorprendido.
─ Se lo di porque me pidió su ataúd amablemente, Elena sabe cómo convencer ─ murmuró el vampiro moreno.
A Klaus se le oscureció la mirada por un momento al escucharlo y al imaginar lo que eso significaba.
─ ¿Qué carajo pasó entre ustedes? ─ Klaus se acercó de forma amenazante a Marcel.
Marcel sonrió un poco.
─ No creo que quieras saber todo lo que pasó entre nosotros, pero puedo decir que Elena es realmente exquisita pero eso tú ya lo sabes, ¿Verdad?, ya probaste lo que tiene para ofrecer ─ le dijo Marcel.
Klaus apretó sus puños evitando perder el control ya que si hacía eso su plan de ganarse la confianza de Marcel para derrocarlo después se iría a la basura.
[. . .]
Elena tomó una de las bolsas de sangre que le dio Marcel para que se alimentará en vez de matar a los humanos.
Ella tiró la bolsa vacía al suelo y luego caminó hasta donde estaba el ataúd de Elijah.
Pasó su mano por encima del ataúd antes de abrirlo, ahí estaba Elijah disecado con la daga puesta en su corazón.
─ Qué lástima, tan lindo y privado de su libertad ─ dijo Elena con un puchero en sus labios mientras veía al original.
Elena acarició la cara de Elijah por un momento hasta que quitó su mano de él y cerró de nuevo el ataúd.
─ Ni modo, así vas a seguir ─ murmuró Elena dándose la vuelta para volver a sentarse donde anteriormente había estado.
Tomó otra bolsa de sangre mientras pensaba en lo siguiente que haría, Marcel la había dejado quedarse ahí por el tiempo que quisiera por lo cual no tenía problemas con eso, además Klaus no sabía de la existencia de esa residencia de Marcel.
A pesar de poder quedarse ahí y estar tranquila de que Klaus no la encontraría, Elena se negaba a estar encerrada, suficiente había tenido con que Klaus la hubiera tenido encerrada en la mansión desde que las brujas la soltaron.
«Una vuelta por el barrio francés no me afectará». Pensó Elena
[. . .]
Elena miró a los originales, cuando salió al barrio francés Klaus la había encontrado para su desgracia y la llevó a la fuerza a la mansión donde ellos estaban.
─ Bien Elena, ya Marcel me contó un poco de lo que pasó entre ustedes ─ dijo Klaus con seriedad.
Rebekah frunció el entrecejo confundida sobre eso ya que no sabía.
─ ¿De qué? ─ la rubia no pudo evitar preguntar.
Klaus la miró, iba a evitar la pregunta de su hermana pero Elena se le adelantó.
─ Me acosté con él, Marcel es muy bueno teniendo sexo, ahora entiendo porque querías que Klaus lo aceptará como tú novio, yo también hubiera querido lo mismo ─ le dijo Elena a Rebekah.
Klaus quedó en silencio tratando de borrar todas las imágenes que aparecieron en su cabeza de Elena con Marcel mientras que Rebekah miró a Elena en silencio aunque en realidad quería arrancarle la cabeza en ese momento.
─ ¿Dónde dejaste a Elijah?, Marcel dijo que te lo dio a ti ─ mencionó Klaus tratando de cambiar la conversación.
─ Oh, si, me lo dio después de hacerme el amor, fui muy buena convenciendo a Marcel, debiste verme, le pedí a Elijah y me lo dio en seguida ─ sonrió a los dos originales ─ ¿Contigo no pasó lo mismo, cierto? ─ Elena miró a Rebekah.
Rebekah respiró profundo tratando de controlar sus ganas de matarla ahí mismo.
─ ¿Dónde está mí hermano? ─ gruñó Rebekah impaciente y muy molesta ya que Elena le estaba tocando una vena sensible.
Elena se quedó en silencio como pensando por unos segundos antes de volver a hablar.
─ La última vez que lo vi estaba en el río Misisipi ahogándose una y otra vez ─ respondió con tranquilidad Elena.
Al escucharla Rebekah se le fue encima pero Klaus la detuvo.
─ ¡Rebekah tranquilizate, ella está embarazada! ─ recordó Klaus sosteniéndola.
─ ¡Me importa una mierda! ─ gritó la rubia forcejeando con Klaus mientras miraba furiosa a Elena ─ voy a matarte cuando ponga mis manos encima de ti.
Elena se sentó con tranquilidad en el primer asiento que vio mientras los veía.
─ Deberías ponerle una daga para que se tranquilice ─ recomendó Elena a Klaus.
Rebekah volvió a gruñirle al escucharla.
─ ¡Basta las dos! ─ Klaus se puso más furioso ─ ¿Elena dónde está mí hermano realmente? ─ preguntó ya que no creía posible que ella lo metiera en el río.
Elena rodó sus ojos al escucharlo.
─ Ya te lo dije, ¿Estás sordo o qué? ─ dijo el doppelganger.
Está vez fue turno de Klaus de gruñir molesto con ella al darle tantos problemas.
─ Ve a tu habitación y no salgas de ahí ─ ordenó Klaus aún sosteniendo a Rebekah.
Elena se levantó de mala gana y se fue caminando con tranquilidad por las escaleras pero antes de irse completamente de la sala miró a Rebekah.
─ Me olvidaba de algo, Rebekah hazme algo de comer porque tengo hambre, luego tráeme una bolsa de sangre y que sea rápido todo, no te voy a esperar toda mí vida inmortal ─ dijo Elena antes de irse.
─ ¡Yo la mato! ─ gruñó Rebekah golpeando a Klaus en su entrepierna para que la soltará.
Para suerte de Rebekah se liberó de él y corrió hasta Elena pero Klaus le rompió el cuello antes de que la tocará.
─ Deberías ponerle una daga, está siendo muy rebelde últimamente ─ murmuró Elena mirándolo.
Klaus suspiró soltando un gruñido no solo por los problemas que le estaba dando Elena sino también por el golpe que le dio Rebekah en su entrepierna.
¡CAPÍTULO 10!
ELENA TIENE EL ATAÚD DE ELIJAH.
Al paso que va, Klaus va a morirse intentando detener a Rebekah para que no maté a Elena.
¿Qué les pareció?
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