𝟎𝟐.
❝*⁰². ᵖʳᵒᵇˡᵉᵐˢ
𝟏𝟕 𝒅𝒆 𝑺𝒆𝒑𝒕𝒊𝒆𝒎𝒃𝒓𝒆, 𝟐𝟎𝟐𝟑
𝑩𝒂𝒓𝒄𝒆𝒍𝒐𝒏𝒂, 𝑬𝒔𝒑𝒂𝒏̃𝒂
ㅤ
𝐏𝐀𝐁𝐋𝐎 𝐆𝐀𝐕𝐈 𝐓𝐄𝐍𝐈́𝐀 𝐔𝐍𝐀 cosa bien clara: absolutamente todo tenía un precio.
Siempre había que dar algo a cambio para todo, y no necesariamente tenía que ser material. De manera fiel, el chico creía que nada en la vida era desinteresado. Las cosas desinteresadas era algo que ya no existía según él, y dudaba si en algún momento llegaron a existir.
El sueño del joven sevillano siempre había sido ser futbolista, desde que tenía memoria. Era un simple renacuajo corriente cuando empezó a dar sus primeras patadas al balón, y realmente, a día de hoy no podría encontrar ningún recuerdo donde el fútbol no formara parte de su vida.
Tuvo la suerte de tener consigo el apoyo constante de sus padres desde un inicio, ya que el chico nunca se había centrado en otra cosa que no fuera el balón, y la gente logró ver desde que era muy pequeño el potente talento que dominaban sus pies. Aquella mezcla de un talento innato con constancia y disciplina pura fue la que lo llevó a donde ahora está. Tras crecer en La Masía —la prestigiosa cantera del FC Barcelona—, el nombre de Pablo Gavi había empezado a tener lugar entre los futbolistas jóvenes más talentosos del mundo actualmente.
Parecía un sueño cumplido. Gavi había llegado al primer equipo del Barça como un verdadero diamante y aquel sentimiento que sentía por el escudo no tardó en enamorar a su afición. Tras años de dedicación, el soñador palaciego había logrado cumplir aquel sueño que la gente siempre había pintado de imposible. Cualquier niño soñaba con ser futbolista, pocos lo conseguían, y él, justo él, había sido uno de esos que habían tenido la verdadera suerte.
Mas no todo era color de rosa. Aquel sueño cumplido venía cogido de la mano de facetas secundarias que él nunca había querido tener dentro de su vida desde nunca. La fama. La fama había irrumpido en la vida del joven de manera estrepitosa. Cumplió su sueño, pero nunca jamás volvió a tener privacidad. Nunca jamás volvió a tener la tranquilidad de que nadie se encontraba observando lo que hacía.
Al inicio fue complicado. Demasiado complicado. No solo para él, también para su familia. Aún así, ya pasados dos años desde que se mostró ante el mundo, había logrado acostumbrarse a todo aquello.
De igual forma, la fama siempre traía problemas de manera muy sencilla, y por eso mismo en aquellos momentos se encontraba sentado en la silla del despacho de Joan Laporta, presidente del FC Barcelona. El hombre de tez morena se encontraba sentado en la silla al otro lado de la mesa, con las manos entrelazadas sobre la superficie de madera oscura y con una sonrisa claramente falsa que intentaba aflojar la tensión del lugar, mas lo que hacía realmente era asustar. Realmente, el presidente parecía que estaba loco y a punto de explotar. Ambas cosas.
—¿Qué has hecho, Gavi?
Aquella pregunta salió de la boca del hombre tras unos incómodos segundos de silencio. No se olvidó de remarcar el nombre de su querido futbolista con rabia, para dejarle claro lo mal que pintaba la situación; por otro lado, el castaño simplemente se hundió en su sudadera tras deslizarse un poco sobre la silla y agachó la cabeza dentro de la capucha de la prenda.
Sí, se sentía avergonzado, pero también muy enfadado.
—No he hecho nada malo. —aseguró con su típico ceño fruncido y su cara de mala hostia, mirando a cualquier cosa menos a Laporta.
—Pues anda que has causado una buena. —bufó con notoria ironía, y eso pareció enfadar más al menor.
No había sido su culpa.
Xavi Hernández, su mister, el cual había permanecido callado durante todo ese tiempo en una esquina de la estancia, se acercó a la mesa del despacho y sobre ella dejó un sobre con lo que parecían fotos dentro de él.
—Ábrelo. —le ordenó el exjugador español tras dedicarle una mirada dura y seria.
Tragó saliva, y con incertidumbre, tomó el sobre de color blanco con las manos algo temblorosas. De allí sacó unas fotos, unas fotos que nunca había visto antes en ninguna red social o artículo de prensa. Y justo ahí, cerrando los ojos fuertemente y queriendo romper cualquier cosa a puñetazos, maldijo aquellos días de fiesta en los que se dejó llevar.
Hacía unas pocas semanas, después de aquella disputa que tuvo con aquella actriz cual nombre poco le interesaba, salió de fiesta con sus amigos a una discoteca de «confianza» a divertirse como joven que era. Vio a una preciosa morena que desde que se vieron empezó a hacerle ojitos, y como hombre con las hormonas de la juventud más revolucionadas que nada, no tardó mucho en empotrarla. En pocas palabras. Realmente, se vio con aquella chica unas pocas de veces nada más: él quería simplemente acostarse con ella, y por lo que pudo ver, la fémina no tuvo problema con eso. Solo eran unos cuantos polvos para desquitarse y ya está. Sin ataduras ni compromisos.
El problema empezó cuando se dio cuenta de que aquella discoteca no era de tanta confianza como él creía.
La gente que los vio besarse en el reservado empezó a hablar sobre el hecho de que Gavi andaba enrollándose con una joven en una discoteca de Barcelona. Pero claro, en un inicio sólo eran rumores que alimentaron a la prensa. Hasta que fotos de él con aquella morena se empezaron a filtrar como espuma en todas las redes sociales. De aquella forma, no solo descubrió el nombre de la muchacha, sino que también descubrió que era una famosa influencer con una reputación desastrosa, y que por lo visto, era más mala que un dolor. En resumidas cuentas, Gavi salió perjudicado por juntarse con aquella persona de tan baja estima y ahora estaba sirviendo de juguete de tortura y de chisme para la prensa.
Pero claro, ¿cómo coño Gavi iba a saber lo que había hecho aquella chavala si solo la había querido para sexo?
En aquellas fotos que Xavi le había brindado se podía ver perfectamente cómo el futbolista le comía la boca a la influencer, y en otras, cómo le besaba el cuello. Esas fotografías no las había visto rondar por ningún sitio, y aunque de cierta forma le alivió, no pudo evitar dirigirle una mirada a su entrenador llena de confusión y cierto temor.
—Estas fotos no las he visto antes. —logró inmutar el castaño, dejándolas sobre la mesa y no queriéndolas ver más.
—Exactamente, porque la prensa ni nadie las tiene. Solo nosotros. Un periodista nos ha chantajeado y hemos tenido que pagarle para que nos dé las fotos —explicó el de Terrassa—. Por Dios, Gavi, ¡que hemos tenido que pagarle a un periodista para que no te jodiera aún más!
El futbolista tragó saliva nuevamente. Sabía que la había cagado, que había tenido que ser más cuidadoso. Pero seguía siendo joven, y como tal, quería vivir y divertirse como uno. Claramente, si hubiera sabido las cosas que tenía aquella chica a las espaldas no se habría ni acercado. Pero realmente, si solo se quiere acostar con alguien, no es que vaya investigar a esa persona para saber que es de fiar al cien por cien.
—Lo siento —es lo primero que se le ocurrió decir—. No sabía que era una influencer que estafaba a sus propios fans a diestra y siniestra. Simplemente, era guapa y...
—Y te apeteció acostarte con ella. —adivinó Laporta, ahora con facciones serias.
—Pues...
—¡Pues no! —le interrumpió el presidente, dejando pasmado tanto a Gavi como a Xavi—. Mal, incorrecto, erróneo, fatal, terrible...
—Joan —cortó el entrenador azulgrana la larga enumeración del hombre—, creo que tampoco es así, eh. El chico tendrá que divertirse. Está en la edad, no le puedes restringir eso.
Laporta soltó un fuerte suspiro mientras cerraba los ojos. Él mismo sabía que estaba perdiendo los papeles, y tenía que relajarse o no sabría llevar en condiciones aquel problema.
—Vale, perdón. Tienes razón —asintió tras unos segundos de reflexión—. Lo que sí tienes que tener es más cuidado, que no te vean. Y también conocerle un poquito, por lo menos saber que no te va a meter en polémica.
—Está bien...
—De todos modos —volvió a intervenir Hernández—, estás en un problema gordo, Gavi. No queremos ser muy duros contigo porque sabemos que no fue tu intención causar esto y no eres ni de lejos como esa chica, pero tienes que ser consciente: eres una figura pública, te guste o no. Ser jugador de un club como el Barça provoca eso, es así. Y sé que el tema de estar a todas horas bajo los ojos del mundo mediático no te gusta, lo comprendo. Eres joven y no puedes permitirte la misma libertad pública que otros, pero es lo que toca. Si quieres tener una plena carrera, hay que intentar tener tu imagen lo más limpia posible, aunque suene mal. Porque te aseguro que estas cosas acaban afectando en el campo, y no queremos eso. Como siempre digo, los problemas se quedan...
—...fuera del campo. —finalizó la frase el sevillano con un tono de cansancio. Ya la había escuchado más de mil veces.
El joven se sentía extremadamente controlado en esos momentos, y eso era algo que no le gustaba para nada. De hecho, le enfadaba aún más. Tenía miles de restricciones porque cualquier cosa podría ya manchar su imagen. Le cansaba el hecho de que la prensa estuviera a todas horas buscando cualquier cosa para joder. Simplemente, joder. Y es por estas mismas cosas las que le hacen reforzar aún más sus hechos: nada viene gratis. Es futbolista de élite, pero cada día tiene que aguantar al ojo mediático criticando cualquier cosa. Sin privacidad y con libertad reducida. Así era su vida, y estaba feliz con ella y súper contento por todo lo que había logrado, pero a veces le desgastaba tanta atención sobre él.
—Tenemos que sumar otro problema —informó Joan tras quedarse unos segundos mirando a la nada—: la discusión con Giorgia Corberó.
Aquello llamó la atención del futbolista. Sus ojos se posaron en el hombre con rapidez y lo miraron con aún más terror. El andaluz se recolocó en su sitio y tragó saliva por tercera vez. Estaba tan centrado en la polémica en la que estaba metido por culpa de aquella influencer que se había olvidado del otro problemita que se disputó en Montjuic delante de todos los culérs.
—Es cierto —presionó Xavi, apuntando a su jugador con su dedo índice mientras fruncía el ceño—. No creas que nos hemos olvidado de eso.
—¡Eso tampoco fue mi culpa! —se excusó el castaño, cruzándose de brazos de manera enfadada.
—¡Venga ya, Gavi! —le llamó la atención el más mayor—. Te dejo pasar la polémica con esa tal Ainara o Naiara, pero no con Corberó. Fue su culpa, pero también la tuya. Ambos provocasteis aquel escándalo.
En el fondo, muy fondo, el deportista sabía que tenía razón, parte de la culpa también había sido suya, pero eso era algo que su potente orgullo no le dejaba admitir.
—No, esa actriz fue una dramática —habló sin dejar de fruncir el ceño—. Solo le di un pelotazo de manera accidental, y sí, me reí un poco de la situación, ¡pero no fue para tanto! Formó la de Dios, y obviamente si me empieza a insultar no voy a dejarme.
Ambos hombres de miraron entre ellos mientras soltaban un suspiro. El joven jugador del Barça tenía un orgullo demasiado grande como para admitir sus errores. Ya lo conocían, y sabían de sobra que no iba a ceder.
—Da igual las culpas, Gavi —su mister ya estaba cansado de las excusas—. Sigues estando metido en el problema. En un mes ya te has metido en dos polémicas y por más culpas que eches sigues estando en el fregado, así que toca solucionar de algún modo las cosas.
La verdad era que Gavi no había estado muy preocupado por la polémica con la rubia. La mayor parte de odio le había caído a la pobre chica, y aunque él también recibía críticas por aquella disputa, no era nada voluminoso o que no se pudiera soportar. De igual forma, tantos problemas acumulados habían hecho una bola de nieve gigante, y ahora mismo el sevillano se encontraba con el estatus más bajo que había tenido hasta la fecha. Sus superiores no lo iban a permitir, estaba claro.
—¿Y qué vamos a hacer para solucionar esto?
La pregunta del castaño hizo carraspear al presidente: —A ver, esto es algo que también afecta a la imagen del club, al fin de todo, y...
Justo en ese instante, la puerta se abrió de golpe, dejando a los tres presentes realmente aturdidos. El palaciego dirigió su mirada hacia la nueva aparición y tembló en su lugar al ver que era su representante. Darío Blas había sido su hombre de confianza desde su primer contrato con el Barcelona. Había sido un hombre fiel siempre y lo había ayudado en todo lo que se podía. De igual forma, se ponía muy nervioso y sus ataques de ira eran incluso peores que los del propio Gavi. Por esto mismo, cuando vio a ese hombre, al cual su delgadez lo hacía ver más alto de lo que ya era, entrando al despacho de Joan rojo como un tomate, supo que se venían más problemas y más regaños.
Darío cerró la puerta tras de sí, y con una postura rígida, tomó una agresiva bocanada de aire para después hablar:
—Buenas tardes.
La sala se quedó en silencio. Si se pensaban que nadie podía superar el temperamento de Laporta, estaban equivocados. El representante del futbolista parecía que en cualquier momento explotaría por su propia rabia acumulada.
—Hola, Darío. ¿Qué...
Las palabras de Gavi fueron interrumpidas por el mencionado, que se acercó a él y con una mirada violenta lo miró como si lo quisiera acribillar. El chico solo pudo dedicarle una sonrisa nerviosa, mirándole como si no hubiera roto un plato en su vida.
—Ni se te ocurra preguntarme cómo estoy —lo cortó para después soltar otro de sus fuertes suspiros—. Te lo juro, Gavi, que en los años que llevo trabajando contigo no había visto una cagada tan sumamente grande.
Una mueca de disgusto aparecieron en las facciones del avergonzado joven. Mientras tanto, Xavi y Laporta se limitaban a echarse miradas de forma silenciosa.
—De verdad, lo siento...
—Primero la discusión con Giorgia Corberó, que te dejó la imagen de agresivo y rabioso aún más pegada, y después te enrollas con la influencer más mierda que hay en la actualidad. ¿Qué es lo siguiente? ¿Atropellar a un fan por pedirte una foto porque estabas de mal humor?
La última pregunta dejó aturdido a su cliente. El chico balbuceó cosas incomprensibles mientras parpadeaba sorprendido por la declaración de su representante. Se llevó una mano al pecho ardidamente ofendido y frunció su cara en un gesto de desagrado por su comentario.
—Yo nunca atropellaría a nadie, y menos a un fan.
—¡Ya te veo capaz de todo!
—Oye, Darío —intervino Xavi con cara de circunstancias—, creo que estás exagerando.
El hombre suspiró y se llevó los dedos al puente de la nariz mientras cerraba los ojos. Contó hasta de diez mentalmente e intentó relajarse. Darío era una persona razonable en su mayoría, pero los nervios le entraban cuando había polémicas de por medio, y con los nervios dominando su cuerpo dejaba de ser ese ser razonable.
—Vale, está bien. Ya estoy empezando a exagerar, así que me tengo que relajar —todos los presentes asintieron y el hombre, mientras tomaba una última bocanada de aire, dejó su maletín negro sobre la mesa—. Bueno, la cosa es que se me ha ocurrido una idea que puede salvar a Gavi de su actual mala imagen.
El mencionado, al escuchar eso, se irguió en su asiento, se retiró la capucha de su sudadera de la cabeza y miró a Darío con los ojos bien abiertos.
—¿Cuál? Haré lo que sea. —aseguró el castaño, totalmente decidido.
—Es un tipo de colaboración, más o menos. Dejémoslo así, ¿vale? —farfulló él, mientras le echaba una mirada al entrenador y al presidente—. Pero antes de comentar nada contigo tengo que ver que Xavi y Laporta están de acuerdo.
Y sin más, los tres mayores empezaron a hablar entre susurros en una esquina del despacho para que el deportista no pudiera escuchar nada. La verdad era que eso lo estaba molestando. La intriga lo estaba matando y solo quería solucionar aquel conflicto.
—Vale, me parece buena idea —se escuchó decir a Laporta, ya hablando en un tono normal—. ¿A ti qué te parece, Xavi?
—Algo precipitado... pero podría funcionar. Acepto.
—Perfecto —sonrió de manera nerviosa Darío para dedicarle una mirada fugaz a su cliente—, entonces llamar a la chica.
Gavi al escuchar eso no se pudo aguantar más, se levantó de la silla de un sopetón y se acercó a ellos.
—¿¡Qué!? ¿¡Vais a traer a Naiara!? ¡Es una penosa idea! —declaró, alterado.
—¡Claro que no! Vamos a traer a otra persona. Si es que acepta venir y ayudarte, claro... —le tranquilizó Xavi mientras Joan cogía su teléfono para llamar a aquella persona.
—¿Entonces? ¿A quién vais a traer?
—A Giorgia Corberó.
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
¡Hola! Aquí traigo otro capítulo antes de que venga el capítulo bomba JAJAJAJA. Queda poco para lo que andan esperando jejeje.
Tenía una necesidad increíble de escribir cómo Gavi estaba viviendo toda la polémica desde su perspectiva. No solamente quiero poner cómo va a vivir las cosas Giorgia, sino también quiero plasmar la mentalidad que va a mantener Pablete esta historia.
A lo mejor les parece corto, pero el capítulo tiene casi tres mil palabras JAJAJAJA. Os prometo que me esmeraré lo máximo posible en el próximo.
Por último, quiero agradecer el gran apoyo que está recibiendo la historia en tan poco tiempo. Realmente, no me lo esperaba, así que muchas gracias y espero que os guste esta historia cada vez más🫶🏼
¡Recordar votar!
Besos!!!!!
ᵃᵗᵗᵉ 𝖠𝗋𝗂 𝗅𝖺 𝖺𝗇𝗈́𝗇𝗂𝗆𝖺ᕕ( ᐛ )ᕗ
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top