❝ CHAPTER SIX ❞
───── ❝ CHAPTER SIX ❞ ─────
Tras la gran e inesperada crecida de los gemelos en solo días, el par mantenía a Nicole agotada. Tommy y Billy la tenían de un lado a otro. La morena se pasaba la mayor parte en la vivienda Maximoff y, prácticamente, se había vuelto la niñera no oficial de los dos niños.
El problema estaba en el hecho de que tanto Tommy como Billy eran muy cariñosos por lo que se la pasaban encima de ella, dándole abrazos, y como Nicole no estaba acostumbrada al contacto físico o el cariño excesivo (amaba culpar a su madre por eso), terminaban incomodándola y con ella teniendo que fingir que nada estaba mal.
— ¿Escuchas eso, Nikkie? — la voz de Billy la hizo salir de sus pensamientos haciéndola volver a la realidad.
— ¿Sucede algo, niños? — un poco despistada, miró a los dos pequeños sonrientes que corrieron hacia un arbusto.
La morena frunció el ceño y siguió al par.
— ¡Nikkie! Mira, es un perrito — dijo Tommy emocionado, con el pequeño can sucio en sus brazos.
—Tommy, está sucio, suéltalo. Ahora — la bruja hizo una mueca.
—Pero queremos llevarlo a casa — respondieron ambos al unísono, haciendo un puchero.
La joven suspiró mientras se masajeaba el puente de la nariz.
—De acuerdo, pero si los regañan o castigan, no me haré responsable.
—No creo que le guste el agua — observó Billy al animal en el fregadero de la cocina, inundado de agua y jabón.
—Puede ser — Nikkie hizo una mueca de disgusto, apoyada en la encimera mientras comía una manzana —, pero deben bañarlo, está todo sucio.
— ¡Chicos! — la voz de Wanda sonó hasta la cocina, los dos niños se miraron asustados
— ¡Oh, no! ¡Mamá viene!
La morena vio como ambos niños se secaban rápidamente las manos antes de voltearse y formar un muro, en un intento de ocultar al cachorro.
—Sabes que no extraño el llanto, pero Dios, ¿tuvieron que aprender a caminar? Ustedes dos nunca se quedan quietos. A menos que estén formando inocentemente una pared humana frente al fregadero de la cocina — dijo Wanda, mirando entre los dos niños mientras se acercaba a ellos —. ¿Qué están haciendo ustedes dos?
Ninguno de los niños sabía qué decir, y ninguno de ellos tuvo la oportunidad de decir nada porque hubo un pequeño estornudo.
—Salud — Wanda dijo.
—Gracias — los niños dijeron al unísono antes de que se escuchara un ladrido.
—Ahora dime, ¿cuál de ustedes acaba de ladrar? — preguntó Wanda, inclinando la cabeza hacia los dos, quienes se miraron angustiados —. Háganse a un lado — Wanda suspiró, haciendo que los niños se alejaran del fregadero.
Una vez que los niños se movieran, se reveló el perro pequeño estaba sentado en el fregadero de la cocina.
—Cielos, ¿qué hace este canino en el fregadero de mi cocina? — preguntó Wanda, volviéndose hacia los niños.
— ¿Nadar estilo perrito? — Billy sugirió inocentemente, Nicole lo miró divertido en silencio.
— ¿Podemos quedarnos con él, mamá? — preguntó Tommy, dándole a Wanda sus mejores ojos de cachorro —. ¿Por favor, mami?
—Bueno, estoy segura de que sus dueños lo extrañan mucho — dijo Wanda, tratando de razonar con los niños mientras sacaba al perro del fregadero —. No tiene collar — se fijó la mujer, acariciando al can entre las orejas.
— ¿Entonces es un si?
—Estaba afuera. Llorando, solo — exageró Billy.
—Son muy buenos chantajeando, Wanda — dijo Nikkie.
—Niños, cuidar de un ser vivo es una gran responsabilidad — les dijo Wanda —. Los perros necesitan comida, ejercicio y entrenamiento... Y caricias en la barriga, y mimos. Y besos entre sus orejitas — Wanda arrulló, abrazando al perro con fuerza.
— ¡Hola, esposa! ¡Buenos días, niños, Nikkie! — Vision exclamó, entrando a la cocina disfrazado antes de detenerse en seco —. Buenos días, animal húmedo desconocido. ¿Quién es?
—No estamos seguros todavía — dijo Tommy —. ¡Podría ser nuestro!
— ¡Hola, niños! — "Agnes" sonrió, sosteniendo una perrera en sus brazos —. ¡La ventana de mi cocina me dijo que alguien tiene un nuevo perro! — la mujer arrulló, poniendo la casa para perros en el mostrador —. ¿Ya lo nombraste?
— ¿Qué hay de Sniffy? — sugirió Tommy, mirando al perrito olfateando la cocina, llegó hasta un enchufe de luz y entonces el perro sacó chispas.
— ¿Qué tal Sparky? — Nicole bromeó.
— Bueno, ¿deberíamos hacerlo oficial? — Wanda sonrió antes de hacer aparecer un collar en sus manos para sorpresa de su esposo. Agnes tomó el collar y se lo puso al cachorro, que era acariciado por Nicole, mientras ambas mujeres fingían no escuchar la discusión entre Wanda y Visión.
—Entonces, ¿Sparky es nuestro perro, papá? — Billy preguntó, interrumpiendo la conversación de los esposos.
Los dos adultos tuvieron una conversación silenciosa que terminó con Wanda dejando escapar un suspiro.
—Niños, nosotros no creemos que estén listos para cuidar adecuadamente a un animal hasta que tengan al menos...
—Diez. Diez — Vision tosió.
—Diez años de edad — terminó Wanda. Los dos niños parecieron tristes por un momento antes de compartir una larga mirada silenciosa y sonreír.
—Espera, no, no, no.
—Ni siquiera piensen en lo que están pensando.
Sin embargo, en cuestión de segundos, los niños comenzaron a crecer y de repente se hicieron mayores.
—Esperemos que este perro tenga el mismo tamaño — Agnes bromeó y Nicole tuvo que contenerse para no rodar los ojos.
—Necesito una cerveza — Nikkie suspiró.
— ¿Podemos tomar cerveza también, mamá? — Billy y Tommy preguntaron juntos.
— ¡No! — los dos padres exclamaron con los ojos muy abiertos.
— ¡No puedes matarlo!
Exclamó Nicole con enojo mientras trataba de tomar al cachorro de los brazos de su madre.
La situación había comenzando cuando ambas brujas escucharon algunos ladridos, encontrándose con el perrito escondido entre los arbustos.
—Ay, por favor, nunca te has puesto así cuando hago lo mismo con personas — Agatha se quejó mirando a su hija con fastidio.
—No me importan las personas — Nicole dijo —. ¡Y no, no puedes matar al perro!
—Piénsalo bien, cariño. Podríamos utilizarlo para saber el alcance de la magia de Wanda — explicó la mujer con obviedad. Sin embargo, los ojos enojados de Nicole no se suavizaron —. Puede que hasta reviva a los muertos. ¿Te imaginas?
—Bueno, usemos a un humano, no al perro — la morena se quejó, volviendo a intentar arrebatarle al canino.
—No será lo mismo. Esta bola de pelos le importa a los niños, y a Wanda le importa los niños.
Nicole suspiró, resignada.
—De acuerdo, pero si este plan tuyo no funciona, el siguiente en morir será el conejo — amenazó a la mayor.
Agatha la miró con los ojos abiertos, antes de entrecerrarlos.
—No metas en esto al Señor Scratchy.
De repente las manos de Agatha brillaron y comenzó a absorber la energía del pequeño animal, y finalmente su vida.
— ¡Sparky! ¡Sparky!
Ambas mujeres escucharon los llamados infantiles, indicando que se encontraban cerca.
—Ahí vienen esconde al perro — ordenó Nicole, a lo que la mujer se apresuró a esconderse detrás de los arbustos.
Los niños llegaron al final de la calle cuando los arbustos comenzaron a susurrar. Los niños soltaron jadeos emocionados al pensar que era 'Sparky' antes de que Agnes se pusiera de pie, sosteniendo un pequeño bulto con una cara arrepentida.
Tommy dejó escapar un grito ahogado cuando la cara de Wanda cayó.
—No quería que lo vieran hasta que lo hubiera envuelto — dijo Agnes, mirando a los tres con tristeza.
— ¿Qué le sucedió? — Wanda exigió, acercándose a su amiga.
—Lo encontré en mis arbustos de azalea. No sé cuántas hojas se comió. No lo encontré hasta que fue demasiado tarde. Oh, Tommy, Billy, lo siento mucho — Agnes se disculpó.
Los niños se miraron entre sí con los ojos llorosos antes de asentir.
—Espera. No. No lo hagas — Wanda dijo, captando su plan.
—¿No qué? — exigió Tommy.
—No envejezcan — les dijo Wanda a los dos mientras se inclinaba frente a ellos —. La necesidad de huir de este sentimiento es poderosa, lo sé.
—Es demasiado triste — Billy negó con la cabeza.
—Puedes arreglar cualquier cosa, mamá. Arregla a los muertos — dijo Tommy.
—Por favor, mamá. Por favor, arregla esto. Trae a Sparky de vuelta — Billy rogó.
—No. Estoy tratando de decirles que hay reglas en la vida, ¿de acuerdo? — dijo Wanda mientras se arrodillaba en el suelo —. No podemos acelerar el envejecimiento solo porque es conveniente. Y no podemos revertir la muerte. No importa cuán triste nos ponga, ¿de acuerdo? Algunas cosas son para siempre — Wanda les dijo.
—Dijiste que la familia es para siempre — Billy le recordó —. Él es familia.
—Tráelo de vuelta, mamá, por favor — rogó Tommy.
— ¿Traer de vuelta a quién?
Los tres se giraron ante el sonido de la voz de Vision para verlo parado detrás de ellos.
—Oh, niños — él suspiró, mirando el bulto en los brazos de Agnes —. Vengan aquí — dijo y abrazó a ambos niños.
Cuando llegaron a casa, los niños corrieron directamente a sus habitaciones, negándose incluso a cenar. La única que pudo convencerlos de abrir la puerta fue Nikkie, quien les aseguró a Wanda y a Visión que podían salir a caminar mientras ella se encargaba de cuidar a los niños. La pareja, aunque reacia, terminó aceptando.
Los tres habían jugado juegos de mesas, visto películas mientras comían cotufas, hasta que llegó la hora de mandarlos a dormir.
Los gemelos habían comenzado a desarrollar habilidades especiales sin que nadie lo supiera, ni siquiera sus padres. Posiblemente debido a su crecimiento avanzado, habían aparecido prematuramente. Las de Billy eran diferentes que las de su hermano. Él escuchaba voces en su cabeza y las pesadillas lo atormentaban sin dejarlo dormir. Cuando se rindió, se levantó de la cama y bajó las escaleras y vio a Nikkie sentada en el sofá, leyendo. Supuso que sus padres aún no habían llegado de su cita.
La morena se volvió sorprendida, cuando lo vio despierto. — ¿Billy? ¿Qué haces despierto?
El niño tomó aliento y miró al suelo —. Yo-yo no podía dormir. H-he tenido una pesadilla.
Nikkie se mostró preocupada e hizo un gesto para que se sentara con ella. Billy agachó la mirada y se sentó en el sofá mientras su niñera lo rodeaba tentativamente con el brazo para consolarlo. La presencia de Nikkie siempre le parecía cómoda, familiar. Como si estos recientes poderes reconocieran su presencia y determinaran que era digna de confianza.
—No tienes nada que temer, cariño. Tus pesadillas no son reales. Hoy ha sido un día largo para todos.
—Yo-yo no sé cómo sentirme. Las emociones me resultan complicadas, y eso me provoca ataques de pánico o ansiedad — él le confesó, a lo que ella apretó su mano en su hombro.
—Yo tampoco sé cómo sentirme algunas veces — ella admitió, soltando un suspiro.
— ¿Nikkie?
— ¿Si?
— ¿Le tienes miedo al pueblo?
La pregunta hizo que la morena tragara saliva con fuerza. Sabía que el niño tenía poderes particulares, posiblemente otorgados inconscientemente por Wanda.
—Billy, ¿hay algo que quieras contarme?
—Mamá lo controla todo. Ella cambia a papá cada vez que él la cuestiona. Y todos parecen tan asustados cuando los veo.
Nicole chistó suavemente, para que se callara y respirara profundamente.
—Tranquilo, Billy. Tu madre te ama, nunca te lastimaría, ni a ti o a tu hermano. Además, yo voy a estar a tu lado, cuidándote.
Los dos se volvieron hacia donde venían los ruidos para ver a Tommy con una expresión preocupada, que rápidamente cambió a molesta cuando se dio cuenta de que lo estaban mirando.
Nikkie sonrió. —Déjame adivinar, ¿tú también tuviste pesadillas?
Tommy se cruzó de brazos, tratando de actuar más rudo de lo que en verdad era. Algo que tuvo que admitir que era bastante adorable para ella.
—No. Billy habla dormido y eso me despertó.
La chica rió en voz baja antes de pedirle que se uniera a ellos. El niño se acercó al lado opuesto de ella. Lo acunó con su brazo libre, de la misma forma que con Billy.
—Eres la mejor, Nikkie — habló Tommy, no mostraba mucha emoción en su rostro aparte del cansancio, pero la morena sabía el significado de esas palabras.
—Lo sé. Ustedes tampoco están tan mal — sonrió con aprecio.
Los niños le devolvieron la sonrisa, acurrucándose contra ella mientras ambos volvían a dormirse.
Y, mientras ambos dormían, Nicole se cuestionó si podría llegar a mantenerlos alejados de los planes de su madre. Tal vez no le importaba que sólo fueran parte de la realidad perfecta de Wanda.
Eso también le recordó que tenía que deshacerse de un conejo.
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