❝CUANDO DOS ALMAS ESTÁNDESTINADAS A ENCONTRARSE, SE ENCONTRARAN NO IMPORTA EL TIEMPO QUE PASE❞

CAPITULO CERO

OJOS DE ENSUEÑO

EL ÚLTIMO AÑO DE UNIVERSIDAD DE SU CARRERA COMO ARQUEÓLOGA NO ERA FÁCIL, LA VIDA DE ASTORIA APENAS COMENZABA ESA MISMA NOCHE EN LA QUE TODOS SUS COMPAÑEROS INCLUIDA ELLA, HABÍAN DECIDIDO SALIR A FESTEJAR SUS ÚLTIMOS DÍAS ANTES DE GRADUARSE Y COMENZAR SU NUEVA VIDA DE ADULTOS EN EL MUNDO LABORAL. Pese a que apenas la noche iba empezando el ambiente se notaba demasiado fuera del local en donde las personas que pasaban se daban podían escuchar la música proveniente de la fiesta. Una joven de cabello oscuro se encontraba sentada en la barra del bar esperando desdé un buen rato los tragos para ella y sus amigas, sin percatarse que del otro lado, un hombre de cabellos oscuros había mantenido su mirada en ella desde el momento en que entró al bar.

Para ambos, no era la primera vez en que se encontraban en el mismo lugar, el dios Hypos siempre la veía cada vez que esta dormía para llegar hasta el reino de los sueños, quedando encantado desde la primera vez por su belleza. A lo largo del tiempo, él había desarrollado un afecto profundo por ella cada vez que la ayudaba en el momento en que sus pesadillas se hacían presentes por la muerte de sus padres y de su querido hermano, Hypos dejaba sus deberes para salir de las sombras y poder calmarla con unas suaves palabras, pero lo que más le ayudaba a la castaña era esa mirada de ensueño que él tenía llegando a pensar que le era imposible que algo como eso ella pudiera imaginarlo, sin hablar de la extraña conexión que sentían desde hace un tiempo.

Mientras seguía esperando a ser atendida, sentía la sensación de que era observada por alguien que le resultaba muy familiar, observó por todo el lugar hasta que se detuvo a ver ese par de ojos que eran familiares. Miro que el hombre se levantó de su asiento en dirección hacia ella, los nervios no tardaron en hacerse presente por todo su cuerpo.

—Disculpa, te me haces muy familiar ¿Nos hemos visto en algún lugar? —preguntó con una voz ronca. Él chico de cabello negro frente a ella la observaba con sumo interés, era más alto que ella y sin duda alguna, era atractivo.

—Lo dudo mucho —Astoria negó con la cabeza manteniendo una pequeña sonrisa en sus labios. — Me acordaría de alguien tan atractivo como tu.

Él mencionado sonrió, antes de responder. — ¿Puedo invitarte un trago?

—Lo siento, vengo con unas amigas —dijo la chica mientras volvía a ver si podría ser atendida. — Además, es una pena que no sea una chica tan fácil.

—Eso es algo bueno —comentó el hombre, mientras sus ojos observaban a la hermosa chica de cabellos castaños frente a él. Esta estaba concentrada en poder ser atendida, aunque de todas formas lo escuchaba, le gustaba que ella le prestara atención. —, pero al menos ¿me podrías decir tu nombre?

Al escuchar que le habló nuevamente, sonrió.— Astoria, ese es mi nombre —dijo la chica mientras volvía a colocar sus ojos esmeraldas en busca del cantinero, intentando buscarlo. Escuchó una risa, lo que provocó que rodara los ojos.

—Es un lindo nombre——Intentó ser coqueto, pero no sabía si funcionaría.

—¿Cuál es el tuyo?—Preguntó con cierta curiosidad mirando al chico.

—Hypnos —respondió, al chico dios le encantaba su manera de ser con él.

—Es un extraño nombre, debo admitir —Astoria alzó una ceja sorprendida, llevó algunos de sus mechones atrás de su oreja en un intento de coqueteó.

—Si, así es. —sonrió el dios, al ver cómo la joven se acomoda su cabello.—

—Porque presiento, que esto solo es el inicio de nuestra charla —le dedicó una sonrisa divertida mientras tomaba asiento en un taburete de la barra. —, de esta noche...

Durante toda la vela siguieron hablando sintiendo como su conexión crecía un poco más, el caso es que ambos terminaron en el departamento de la castaña para tener un poco de tiempo a solas en la que el alcohol ayudó demasiado para que pudiera ocurrir aquel momento especial que fue para Astoria e Hypnos.