XXXII. PLEASE

°•°•☆°•°•

⚠️Contiene intento de abuso⚠️

Último fin de semana de noviembre, a los chicos les quedaba unos días para terminar de ser los elfos domésticos de las chicas.

Ese sábado, Gryffindor vs Hufflepuff, el partido se daría por la tarde. Todos los jugadores se encontraban repasando las tácticas del juego. James las explicaba las veces que sea necesario. Era el primer partido de James como capitán y el primer partido de Lexie como buscadora. Cada sábado de por medio entrenaban pero el azabache y la rubia entrenaban, también, fuera de su horario asignado.

–¿Entendieron cuáles serían las tácticas? –preguntó James.

–Sí, capitán. –respondieron al unísono todo el equipo.

–Marlene, ¿Crees que ganemos? –susurró Lex.

–Tenemos a la mejor buscadora. –sonrió Lene.

–Eso espero. –suspiró frustrada.

–Tranquila, Lex. –tomó los hombros de la rubia. –Lo harás increíble. Te preparaste para esto. –la sacudió suavemente. –Todos confiamos en ti.

–Gracias, Lene. –soltó un largo suspiro. –Cuento con ustedes, para que anoten la mayor cantidad de puntos.

–De eso no te preocupes. –sonrió Marlene con orgullo.

Todos los jugadores tomaron sus escobas, estaban listos para salir al campo.

Bear. –llamó el azabache.

La rubia se detuvo y giró para ver a James. –¿Qué sucede, deer?

–Estás nerviosa. –James con sólo mirarla sabía lo que le sucedía.

–Cómo...

–Te conozco a la perfección.

–Odio eso. –-se cruzó de brazos.

James rió. –Eso no es cierto. –se acercó para tenerla frente a frente. –Saldrá todo bien. –la tomó por los hombros. –No importa si no logras atraparla, es tu primer juego. –sonrió levemente. –Solo diviértete. –recorrió sus brazos para llegar a las manos de la rubia provocando un escalofrío a Lexie. –Y no te caigas de la escoba. –James tenía ese  destello en sus ojos cada vez que miraba a la chica Baker.

Lexie rió, estaba sonrojada. –No me caeré. –miró fijamente a James. –Debemos ganar, quiero probar que quede en el equipo por mi esfuerzo y no por esos rumores que generó Green. –murmuró. –Aunque también haríamos trampa por mi oído sensible.

–Eso no es trampa, no puedes evitarlo aunque lo quisieras. –sonrió de lado.

–Lo sé. –agachó su cabeza. –Gracias, James por tener tanta confianza en mí.

–Siempre la tendré. –tomó el mentón para levantar la cabeza de Lexie y poder mirar esos hermosos ojos una vez más. –Siempre confiaré en ti, de eso no lo dudes. –unió su frente con la de la ojiverde y se quedaron así por unos segundos.

–Debemos ir a la entrada del campo, los chicos nos deben estar esperando. –murmuró Lexie con los ojos cerrados.

–Solo unos segundos más. –susurró James, sintiendo ese aroma característico de Lexie.

Al separarse, el azabache beso la mejilla de la rubia y ambos se dirigieron para reunirse con los demás jugadores.

–¿Por qué tardaron tanto? –susurró Marlene.

–Estábamos hablando. –intensificó el agarre hacia su escoba escuchándose un crujido. –Mierda. –dismuyo su fuerza.

–Solo hablaron. –sonrió picara. Lexie la miró de mala manera. –Bien, mejor me calló. –Lexie rió por lo bajo.

Todo el equipo montaron sus escobas y salieron al campo. Dieron unas vueltas y toda la casa Gryffindor festejaba al igual que unos intrusos, dos Ravenclaw, dos Slytherin y una Hufflepuff. Era obvio que Sarah iba a apoyar a su hermana en su primer partido.

El partido dió inicio. Lexie se encontraba buscando la pequeña pelotita dorada. Miraba de un lado a otro pero no había rastros de ella.

–¡Otro punto para Gryffindor! –festejó el alumno quien relataba el partido.

A este punto estaban 100–90, la casa de los leones tenían una ventaja de 10 puntos.

James estaba dejando todo en el campo al igual que el resto de los jugadores. Lexie seguía sin poder localizar la Snitch. Hasta que...

–La Snitch. –murmuró la rubia. La pequeña pelotita dorada se encontraba detrás de uno de los aros del equipo contrario. Rápidamente se dirigió hacia allí. El buscador de Hufflepuff también había localizado.

Había una lucha entre un Hufflepuff y una Gryffindor para llegar a lo que llevará la victoria a uno de los equipos. Se empujaban y estiraban la mano pero nuevamente la Snitch se movió. Ambos buscadores no se iban a dar por vencidos y la siguieron. Lexie lo rebasó pero no por mucho ya que el Hufflepuff ya estaba junto a ella de nuevo. Los dos eran muy buenos en sus puestos pero solo uno debía ganar.

Una quafflle se interpuso entre el Hufflepuff otorgándole ventaja a la rubia, ella no dudo ni un segundo en aprovecharla, la perdió de vista pero se mantuvo en el aire y cerró sus ojos para concentrarse en los sonidos. Escucho el zumbido de la Snitch y se dirigió hacia donde provenía. Cuando la vió estiró su mano y logró atraparla.

El profesor Dublin tocó su silbato para poner fin el partido. –¡GRYFFINDOR GANA! –gritó.

Lexie aterrizó y levantó la mano con la pequeña pelotita dorada, la casa de los leones festejaron y el equipo se acercó rápidamente a la ojiverde para poder levantarla. El partido terminó con 300–140 a favor de Gryffindor.

–¡ESO, LEXIE! –gritó Stefan. Lexie lo había escuchado y lo buscó con la mirada en las gradas. Al encontrarlo, le sonrió y le lanzó un beso. Aún no tenían una relación, pero lo que sí tenían era una atracción.

Al bajarla, James la tomó por la cintura y la hizo girar.

Lexie rió. –Deer.

–Sabía que podías. –sonrió. –Bear, eres increíble.

–Lo sé. –dijo con orgullo. –Tienes a la mejor buscadora. –rió.

–De eso no tengo duda. –beso su mejilla. –Ahora a las duchas y luego a festejar. –tomó la mano de la rubia.

–Espera debo ir a ver a alguien. –Lexie se detuvo.

–¿A quién? –preguntó confundido.

–A Stefan. –sonrió ampliamente.

James cambió su expresión. –¡¿Al señor perfecto?! ¿Para qué?

–No lo llames así. –Lexie se cruzó de brazos. –Hoy tenemos rondas juntos y pensaba invitarlo al festejo.

–Lexie, el festejo es solo para Gryffindor. –James estaba celoso. No quería ver a Stefan.

–Si es solo para Gryffindor, ¿por qué Sarah y Regulus están invitados? Mi hermana es una Hufflepuff, la casa a la que le ganamos, y Reggie es de Slytherin.

–A Sarah la invitamos porque se trata de tu hermana, además es mi Thompson favorita. E invitamos a Regulus porque es el hermano de Sirius y además tú con Camille me obligaron.

–¿Sarah es tu Thompson favorita? –dijo indignada.

–Sí, y tú eres mi Baker favorita. –el azabache se sonrojó.

Lexie beso su mejilla. –Somos tus chicas favoritas. –sonrió. –Prometo verte luego de que todos se duchen. –dijo al ver a cierto castaño.

–Tú eres mi chica favorita. –murmuró para sí mismo mientras se dirigía a las duchas.

–¡STEFAN! –gritó Lex.

El castaño se acercó rápidamente.

–Creí que te vería en la cena y luego para nuestras rondas. –sonrió. –Felicidades por haber atrapado esa Snitch y ganar el partido.

–Gracias, Stef. –beso su mejilla.

El castaño se sonrojó. –¿A qué se debe la llamada de esta hermosa chica?

–Vengo a cobrar mi premio. –sonrió de lado. –Ya sabes, nuestra pequeña apuesta.

–Oh, esa apuesta. –se rascó su nuca. –Hoy en la Torre de Astronomía luego de nuestra ronda de prefectos.

–Y luego de eso iremos a una fiesta que se dará en la sala común de Gryffindor, ¿Qué te parece?

–Me parece un plan perfecto. –sonrió. –¿Irás a cenar?

–No creo, ¿Por qué? –ladeó su cabeza.

–Porqué quería acompañarte al Gran Comedor, cenar juntos y ya sabes hablar. –Stefan se mordió el labio.

–Lo siento, Stef, pero cenaré en la Sala Común con los chicos antes de las rondas y de la fiesta.

–No te preocupes. Sé que pasaremos tiempo juntos más tarde. –dijo coqueto mientras se acercaba aún más a la Gryffindor. Quería besarla, no le importaba que estuviera toda desarreglada, a él le gustaba tal y como era. Se lo había mencionado una y otra vez a Paige.

–Debo ir a ducharme. –tartamudeo. –Te veo luego. –Lexie estaba nerviosa y se fue corriendo a las duchas.

–Algún día podré darte ese beso que tanto anhelo. –murmuró.

°•°•☆°•°•

El grupo de Gryffindor estaban cenando, entre risas y charla.

–¡Lexie, no hables con la boca llena! –era la quinta vez que Leah la regañaba.

–Lo siento. –rió Lexie.

–Sirius, atrapa esto. –James le lanzó una galleta al pelinegro. –Así se hace. Buen perrito.

–Me siento super ofendido. –se cruzó de brazos. –Mi Moony, dile algo. –se acercó al castaño para darle un cálido beso en la mejilla.

–James, no le digas de esa manera a Sirius. –el pelinegro le sacó la lengua. –Solo yo puedo llamarlo así. –todos los presentes rieron.

–¡Remus! –dijo indignado.

–Hey, ya también puedo llamarlo así. –dijo Lexie.

–Solo Lexie y yo podemos llamarlo así. –Lexie y Remus chocaron los cinco.

–El perrito de los prefectos. –se burló Leah.

–Castaña, es mejor que no hables. –miró a Leah. Sirius sabía algo que ni Lexie y los demás no sabían.

La castaña se pusó nerviosa y prefirió no seguir hablando.

Lexie frunció el ceño, algo estaba sucediendo pero prefirió no entrometerse.

–Bien, debo irme. –se levantó de su asiento.

–Ten cuidado, Lex. –dijo Lily.

–Y no llegues tarde. –intervino Marlene. –Debemos prepararte para la fiesta de esta noche.

–Prometo no tardarme.

–Oh y no hagan algo que yo no haría. –dijo picaramente Camille.

James rodó sus ojos y suspiró molesto, entendía a lo que se refería.

–No haremos nada con Stefan. –rió Lexie. –Solo supervisaremos los pasillos.

–Mjm. –Leah sonrió divertida. –Entonces no se pierdan en los pasillos.

–Cállate. –Lexie tomó un cojín y se lo lanzó. –Llegaré antes que comience la fiesta.

Leah reía al igual que el resto de los chicos a excepcion de James que solo fruncia su ceño y bufaba molesto.

–James está celoso. –susurró Sirius a Remus.

–Lo sé. –río por lo bajo.

°•°•☆°•°•

Lexie estaba caminando por los pasillos el punto de encuentro con Stefan era el Gran Comedor. Hasta el momento no había nadie merodeando por ahí.

La ojiverde logró percibir unos pasos que venían detrás de ella, su varita estaba en el bolsillo de su túnica. Al girarse, la persona fue más rápida y logró que Lexie callera en seco al frío suelo.

Pasó media hora y Lexie lentamente abría sus ojos.

–Por fin despiertas. –habló una voz quien se escondía en la sombra.

–¿Dón...? –Lexie no reconocía el lugar, al tratar de mover sus manos se dio cuenta que las tenía amarradas. –¿Quién eres? ¿Por qué estoy aquí? –la ojiverde trataba de romper las cuerdas con su fuerza pero cada intento que hacía el agarre se intensificaba.

–Si fuera tú no lo haría. –el chico salió de su escondite.

–Green. –frunció su ceño molesta. –Déjame ir. Tengo cosas que hacer, no estoy para uno de tus juegos.

Aiden se acercó a la rubia. –No, no, no. –negó una y otra vez. –No saldrás de aquí.

–¿Qué es lo que quieres?

–Oh, Lexie no debiste hacer eso.

–¿A qué te refieres?

–¿A qué me refiero? –rió sarcásticamente. –A lo que hiciste en el Lago Negro frente a todos. –se acercó peligrosamente. –Me humillaste y a mí nadie me humilla ni siquiera una chica.

Lexie rió. –Y a mí nadie me trata por zorra. Te merecías eso por difundir rumores que no son ciertos.

–Créeme que lo que digo tiene mucha lógica, tú y Potter se acuestan, solo por eso conseguiste ese puesto.

–Ay, ¿Estás dolido por no haber entrado al equipo? –dijo burlona.

–¡Cállate! –la abofeteo fuertemente.

Lexie paso su lengua por sus labios y logró sentir ese sabor metálico.

–¡No vuelvas a golpearme! –advirtió.

–¿O que harás? No puedes moverte. –su tono era burlón.

–Cuando logre desatarme, desearas no haber nacido. –le escupió.

Green limpió su rostro. –No lo vuelvas a hacer. –con una mano apretó las mejillas de la ojiverde. –O sufrirás las consecuencias. –su otra mano la estaba poniendo debajo de la túnica de Lexie.

–¿Qué...qué haces? –tragó en seco.

–Quiero comprobar por qué esos dos babean tanto por ti. –lentamente fue levantando la falda de Lexie.

Su respiración estaba errática. –¡No me toques! –lo golpeó en su entrepierna. Aiden retrocedió.

–¡Maldita zorra! –dijo furioso. –¡Incarcerous! –de la varita del pelirrojo salieron una cuerdas y se envolvieron en las piernas de Lexie. –¡Ahora sí no podrás moverte!

Lexie estaba asustada. –¡No lo hagas! –los ojos de Lexie estaban cristalizandose.

–¿La pequeña zorra tiene miedo? –dijo burlón.

Lexie asintió una y otra vez.

Green rió tenebrosamente. –Por lo que escuche, tú no le temes a nada.

–Por favor, no lo hagas. –lágrimas rodaban. –Si...si quieres el puesto te lo dejaré. –Lexie estaba dispuesta a rendirse, tenía demasiado miedo a lo que Green estaba dispuesto a hacer. No le importaba dejar su puesto como buscadora, solo quería salir de ahí.

–Ya no lo quiero, ahora te quiero a ti. –mojó sus labios al recorrer con su mirada el cuerpo de la chica. –Creo que esa túnica esta de más, no me deja apreciar tu cuerpo. –se acercó para quitarle la prenda. Lexie movía su cuerpo no quería que la tocara. –Quédate quieta, que esto solo tomará unos segundos. –Green logró desprender la túnica, esta cayó al suelo. –Wow, ahora si puedo entender a ese par de idiotas. –Lexie no entendía porque seguía refiriéndose a dos personas, ¿Acaso había alguien más interesada en ella, además de Stefan? La rubia sacudió su cabeza no era el momento de pensar en eso. –Mm... ¿Ahora que te quitaré? ¿La sexi camisa blanca o tu hermosa falda? –fingió analizarlo.

–Por favor, déjame ir y no diré nada. Lo prometo. –sollozó. –No me hagas nada.

–Linda, esto te enseñará a no meterte conmigo. –acarició la mejilla. –Lexie, Lexie, Lexie, la pubertad hizo un muy buen trabajo. –desprendió los botones de la camisa. Lexie cerraba sus ojos. –Esto me está gustando cada vez más. –sonrió sádico.

–¡Ayuda! –gritó.

–Linda, nadie te oirá. Hace unos minutos comenzó la fiesta en la sala común. No debe haber ningún prefecto fuera. Estamos lejos de la sala común de Slytherin, Ravenclaw y Hufflepuff. Y los profesores deben estar durmiendo.

–Déjame ir, por favor. –suplicó entre sollozos. –Te daré lo que quieras.

–Por supuesto que me darás lo que quiera. –abrió la camisa dejando al descubierto el busto de la chica. –Qué lindo brasier. –silbó trazando con sus temas el contorno de la tela y sintiendo la suave piel de la chica. –Ahora veamos la parte de abajo.

–No, por favor. –cerró fuertemente sus ojos.

–Deberías de dejar de decir eso, sabes que no me detendré. –acarició las piernas y subió lentamente hasta estar debajo de la falda apretando unl de los muslos de la rubia. Lexie temblaba. –Y no grites, nadie te oirá.

Gritar. Lexie abrió los ojos. Sabía que su grito podía llegar a cualquier ser sobrenatural, un hombre lobo en específico. –Por favor, Remus. Escúchame. –suplicó mentalmente.

Aiden estaba levantando la falda hasta que un chillido hizo que retrocediera torpemente golpeándose contra la pared.

°•°•☆°•°•

Apenas se lograba mantener una conversación en la sala común gracias a la música.

–Aún no llega Lexie. –James estaba sentado en los sillones, no podía disfrutar del festejo sin su Lex.

–Tampoco está Stefan. –sonrió de lado Leah.

–Moreau, no sigas. –James se cruzó de brazos.

Los chicos comenzaron a reír.

–Tranquilo, James, seguramente se encontraron con algún... –Remus no pudo terminar de hablar, un chillido llegó a sus oídos, provocando que callera de rodillas.

–¡Cariño! –Sirius se acercó rápidamente al castaño. –¿Qué sucedió? –estaba preocupado.

–Es... es Lexie. –se tapó sus oídos.

–¿Le sucedió algo a Lexie? –James se levantó rápidamente.

–No lo sé. –cerró sus ojos.

–¿Dónde está? –James estaba alterado.

–No lo sé. –dijo Remus aún en el suelo.

–Remus, piensa.

–James, ya te dijo que no lo sabe. –Sirius apartó bruscamente al azabache. –No lo atosigues.

–¿Dónde está el mapa? –James busco desesperado por todo su cuerpo.

–Está en la habitación. –dijo Peter. –Iré a buscarlo.

–¿Qué sucede? –las chicas se acercaban. –¿Por qué Peter se fue corriendo? –preguntó Leah.

–Algo le sucede a Lexie. –dijo Remus mientras se levantaba con ayuda de Sirius. –Gracias, cariño. –sonrió levemente.

–¿Ella está en peligro? –habló Camille.

–¿Le sucede algo a mi hermana? –preguntó Sarah.

–No, peque. –dijo James en tono suave. No quería preocupar a la Thompson. –Ella está bien.

–¿Y por qué no ha llegado?

–Ya sabes, las rondas de los prefectos a veces son largas. –dijo Lily.

–Aquí esta. –Peter bajo rápidamente las escaleras.

Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas. –susurró James y el mapa comenzó a mostrar unas palabras, James lo abrio rápidamente y buscó a Lexie. –No veo a Lexie.

–Ahí esta Stefan. –señaló Lily. –Se suponía que ellos dos llegarían juntos.

–Tenían algo que hacer además de las rondas. –continuo Leah. –Miller tenía algo preparado para Lexie. –James la miró, ¿algo preparado?

–Ese hijo de perra le hizo algo. –James cerró del mapa y salió furioso de la sala común. Remus, Sirius, Peter y Regulus fueron detrás de él.

–¿Dónde va James? –preguntó Sarah.

–Va a buscar a Lexie. –dijo Camille.

–Tú quédate aquí con Heather y no salgan. –ordenó Leah.

–No nos tardamos. –dijo Marlene.

–Y no tomen de ningun vaso desconocido y si quieren recostarse ya conocen la habitación de Lexie o la mía. –dijo Lily. Las cuatro Gryffindor corrieron para poder alcanzar a los chicos.

°•°•☆°•°•

Green se acercó nuevamente a Lexie. –¿Qué fue lo que hiciste, estúpida? –apretó bruscamente las mejillas de la ojiverde.

Lexie gritó una vez más, Green retrocedió pero esta vez impactó fuertemente contra unos de los muebles dejándolo inconsciente. Las cuerdas se soltaron de los brazos y las piernas de Lex provocando quebcaiga fuertemente al suelo. Sus muñecas estaban rojas pero sabía que iban a desparecer en cuestión de tiempo, sus piernas temblaban quería levantarse, pero caía constantemente al suelo así que solo se arrastró para lograr salir.

Una vez afuera se dió cuenta que seguía en el Castillo. Se ayudaba con las paredes para caminar, su camisa aún estaba desabrochada, eso no le importaba quería estar lejos de ese lugar. Una silueta se veía a lo lejos, la rubia la reconoció al instante.

–¡Minnie! –gritó fuertemente para que la bruja la escuchara.

Minerva, al escuchar su nombre se giró y vió a Lexie en un terrible estado, acercándose rápidamente.

–¡Por Merlín, mi niña! –dijo horrorizada. –¿Que te sucedió? –ayudó a ponerse de pie. –¿Quién te hizo esto? –vió las marcas de la muñeca, el labio partido y su ropa desarreglada.

–Fue Green, Aiden Green. Yo...yo... –tragó en seco. –Supliqué... No... por favor. –solo decía palabras sin sentido.

–Tranquila, querida, ya estás a salvo. –rodeó el hombro de la Baker para ayudarla a caminar. –Iremos a hablar con Dumbledore.

–Green se despertara en cualquier momento y se dará cuenta que huí. –dijo asustada.

–No te preocupes no irá a ningún lado. –sonrió dulcemente para tranquilizarla.

°•°•☆°•°•

–¡Miller! –James se acercó peligrosamente. –¡¿Qué le hiciste a Lexie?! –golpeó al castaño.

Stefan paso un dedo por su labio y vio sangre. –¡¿Qué te sucede, estúpido?! –golpeó al azabache.

Se generó una pelea entre ellos y Remus y Sirius trataban de detenerlos.

–¡Basta, James! –gruñó Sirius tomándolo por los brazos.

–¡Dejen de pelear! –gritó Remus. –Así no sabremos que le sucedió a Lexie.

Las chicas llegaron unos segundos después y vieron a James y Stefan con algunos golpes en sus rostros.

–¿Qué fue lo que sucedió? –preguntó Leah.

–Este imbecil, –James señaló a Stefan. –le hizo algo a Lexie.

–No he visto a Lexie. La última vez que la vi fue luego del partido. –se limpió la sangre con su manga. –Nunca lastimaria a Lex. –se defendió.

–Entonces, ¿Dónde está? –James apretó sus puños.

–Supuse que estaba en la fiesta y se había olvidado de nuestro encuentro en la Torre de Astronomía. Me estaba por dirigir a su sala común para la fiesta.

–¿Cómo sabremos que dices la verdad? –dijo James.

–James. –Leah tocó el hombro del azabache. –Él nunca le haría daño a Lexie. Él la quiere. –le susurró en el oído, James abrió sus ojos y miró a la castaña.

–¿A qué te refieres con que la quiere? –un nudo se formaba en su garganta.

–Él está interesado en Lexie desde que la conoció. –susurró Leah. –Nunca le haría daño.

James no podía articular ni una palabra, algo dentro de él quería creer que no era cierto.

–Ahí esta Lexie. –dijo Regulus. –Y con McGonagall.

Los chicos se acercaron rápidamente a excepcion de James, quien se quedó inmóvil luego de escuchar esa confesión.

–¡Lexie! –Stefan fue el primero en acercarse, analizó detalladamente a la rubia, estaba desarreglada, su camisa estaba casi abotonada.

–¡Stefan! –Lexie sollozó y se lanzó a los brazos del castaño.

–¿Quién te hizo esto? –la separó delicadamente.

Lexie negaba una y otra vez, sus lágrimas caían nuevamente.

–Lexie, quédate con ellos. –McGonagall tocó el hombro de la rubia. –Iré a hablar con el director y avisaremos a tu madre.

–¡No! –McGonagall la miró confundida. –No le diga nada a mi madre.

–Lexie, debemos...

–Por favor. No se lo diga. –suplicó. –No quiero que se entere.

–Linda, lo que te sucedió fue algo traumante debemos advertirle.

–Minnie, por lo que más quiera no se lo diga. Prometo decírselo luego.

Minerva no sabía que decir.

–Por favor, Minnie.

–Está bien, no se lo diremos, pero prométeme que cuando tengas la oportunidad se lo harás saber a tu madre.

–Lo prometo, Minnie. –trato de sonreír. –Gracias. ¿Profesora McGonagall?

–¿Qué sucede, Lexie? ¿Necesitas algo?

–Quiero dejar mi puesto de prefecta, espero que entienda por qué ya no lo quiero.

Minnie abrió su boca, entendía por qué ya no lo quería.

–Lily puede tomar mi lugar. –la nombrada miró a Lexie.

–Lex, ¿Qué haces? –preguntó sorprendida Lily. –¿Por qué quieres dejar tu puesto de prefecta?

–Es algo personal, Lily. –no quería que sepa lo que le sucedió.

–¿Tiene algo que ver con lo que te sucedió recién? –Lexie asintió.

–¿Profesora McGonagall?

–Si la señorita Evans esta de acuerdo yo no tengo ningún inconveniente con ello.

–¿Lily? –la pelirroja miró a Lexie y a Minnie. –Acéptalo, por favor.

–Está bien. Lo acepto.

–Gracias, Lils.

–Señorita Evans, es la nueva prefecta de Gryffindor.

–Gracias, profesora.

McGonagall les regalo una última sonrisa antes de dirigirse al despacho del director y hacerle saber lo que el señor Green trató de hacer con Lexie.

–Lexie, ¿Qué te sucedió? –preguntó nuevamente Stefan sacándose su chaqueta para cubrirla.

–Él trato... trato de... –su cuerpo comenzó a temblar y el castaño se dió cuenta.

–Tranquila, no me lo digas si no puedes. –la abrazó por los hombros.

Una vez que James reaccionó se acercó torpemente, moviendo a los chicos que estaban frente a Lexie.

–¡Bear!

–¡Deer!

Lexie se separó de Stefan y se acercó rápidamente a James. Él la recibió con los brazos abiertos y la rodeó. La ojiverde rompió en llanto.

–Tranquila, ya estas conmigo. –susurró. –¿Me dirás que sucedió?

–Green intentó abusar de mí. –dijo con un nudo en la garganta. –Pero logré escapar. –sollozó.

James apartó delicadamente a Lexie.

–Leah, cuídala. –dijo James.

–James, ¿A dónde vas? –preguntó asustada Lexie.

–A matar a ese hijo de perra.

–No, James. –Lexie se acercó rápidamente y detuvo al azabache. –No lo hagas.

–Lexie, prometí defenderte y eso haré. –tomó el rostro de la rubia. –Y últimamente estoy fallando a esa promesa. –lágrimas amenazaban en salir. –Debí acompañarte, debí sospechar desde el momento que no llegabas a la Sala Común, debí estar para ti como tu estas para mí. –comenzó a formarse un nudo en su garganta.

–James. –dijo en un susurró. –Me haz protegido demasiadas veces. –lo miró fijamente.
–No es tu culpa, sino la mía. –agachó su mirada. –Debo de dejar de ser tan impulsiva. No te culpes por esto.

–Lexie, tú no tienes la culpa de todo esto. –tomó el mentón de la rubia. –Así eres tú, así es tu personalidad y eso me gusta. –sonrió dulcemente.

–Gracias, James. –sonrió. –Te quiero, deer. –era la primera vez que Lexie le decía que lo quería, James estaba sorprendido por las palabras de la ojiverde.

–Te quiero, bear. Te quiero demasiado. ––James y Lexie estaban sonrojado. –Ahora si me disculpas tengo un asunto que arreglar con Green. –esquivo a la rubia.

Los demás no entendían lo que le sucedió a la chica Baker.

–James, no lo hagas. Por favor, no lo hagas.

–Lexie, trato de abusar de ti. Esto no se quedará así.

Los chicos escucharon lo que James había confesado.

–¿Quién trato de abusar de ti, rubia? –Sirius se acercó rápidamente al igual que el resto de los chicos.

Lexie suspiró, no quería hablar sobre ese tema. –No quiero hablar sobre eso. –se sentía avergonzada.

–Lexie, cariño, dinos quien fue. –Marlene habló suavemente.

–No quiero hablar sobre ello. –mordió el interior de su mejilla. –Es vergonzoso. Fue mi culpa.

–No es vergonzoso. –habló Leah.

–Y no fue tu culpa. –dijo Camille.

–Sí lo fue. Por tratar de darle una lección por esparcir rumores no hubiera sucedido nada de esto.

–Green. –murmuró Stefan.

–Miller, ¿que fue lo que dijiste? –preguntó Sirius.

–Green. –repitió. –Él había esparcido rumores que Lexie se había acostado con Potter para conseguir su puesto de buscadora y Lexie lo humilló frente a algunos alumnos.

–Ahora entienden porqué quiero ir a matarlo. –James se cruzó de brazos.

–Iremos todos. –dijo Regulus.

–No irán a ninguna parte. –Leah los detuvo.

–Eso no resolverá las cosas. –dijo Camille.

–Eso no hará que Lexie se sienta mejor. –habló Remus. –Ahora debemos estar con ella y apoyarla en lo que necesite.

–Gracias, Rems. –sonrió Lex.

–Sabes que estoy contigo. –abrazo a la rubia.

–Lo sé y lo agradezco tanto. –susurró. –Perdón por esos gritos pero era la única forma que sepan que estaba en peligro.

–Tranquila, Lex. –frotó la espalda.

–Chicos. –Leah los llamó.

Ahora la prioridad era Lexie y eso lo sabían. Dejaron de lado ese pensamiento de tomar venganza y se acercaron a los dos amigos que aún mantenían un cálido abrazo y se unieron. A ello.

Al separarse, Stefan se acercó y le acomodó su chaqueta y le seco sus lágrimas. La miró fijamente, se había creado un pequeño momento entre ellos dos. James solo miraba la escena, recordando lo que Leah le había dicho.

–Todo estará bien. –dijo Stefan. –Estaré para ti en todo momento. Seré una piedra en tu zapato. –Lexie rió. –Esa hermosa risa es la que quería escuchar.

–Gracias, Stef.

–No agradezcas. –acarició la mejilla. Lexie solo miraba a esos profundos ojos verdes. El castaño se acercaba lentamente a los labios de la rubia. James se le formó un nudo en su estómago, su corazón iba romperse si ellos dos se besaban. Pero unos ruidos detuvo al castaño y el azabache suspiró aliviado.

–¡No pueden hacerme esto! –eran gritos. –¡Yo no hice nada!

Los chicos se acercaron a donde provenían esos gritos. Era Green, quien estaba siendo escoltado por unos aurores. Ya tenía la mayoría de edad y podía ser juzgado y mandado a Azkaban.

Aiden logró ver a Lexie. –Diles Baker, que yo no te hice nada.

Lexie retrocedió, su cuerpo temblaba una vez más al escuchar su nombre salir de esa boca.

–No le dirijas la palabra. –James se acercó y lo golpeó. –Espero que te podrás en esa agujero.

Aiden escupió sangre y rió. –Él sabrá sobre ti, pequeña zorra. Tus amigos y familiares estarán en peligro. –advirtió.

–Cállate. –está vez fue Stefan quién lo golpeó.

–Basta de golpes. –ordenó McGonagall.

–Pero faltamos nosotros, Minnie. –habló Sirius.

–Señor Black, he dicho basta.

–Le quita lo divertido a las cosas. –murmuró ganándose un golpe de Remus.

–¡Estás advertida, Lexie Baker! –fue lo último que gritó antes de desaparecer.

Lexie sabía perfectamente a lo que se refería Aiden.

–Lexie, ¿Estás bien? –Stefan tomó la mano de la rubia.

–Sí, solo quiero tomar una ducha. –trato de sonreír.

–Te acompaño, te esperare afuera y luego te llevaré a tu Sala Común. –propusó Stefan.

–Yo también te acompañaré. –intervino James.

–Y nosotros. –Sirius señaló a Remus, Peter y Regulus.

–Creo que con ellos dos Lexie estará segura. –dijo Camille.

–Nosotros vayamos a poner fin a la fiesta y a limpiar la sala común. –habló Marlene.

–Lexie esta en buenas manos. –sonrió Lily.

–Debo ir a buscar algo de ropa.

–Iré yo, soy pequeño y rápido. –dijo Peter.

–Te acompaño. –habló Leah. –Te pasaré el pijama de Lexie.

–Entonces ayudaré a limpiar su Sala Común. –dijo Regulus poniendo sus manos en su bolsillo.

–Sí, ayudaras a limpiar. –Camille beso su mejilla.

–Andando. Ya tenemos nuestras tareas asignadas. –dijo Remus. –Lex, grita si necesitas ayuda, sabes que te escucharé aunque estemos lejos.

–Gracias, Rems. –sonrió. Lexie comenzó a caminar con dirección al baño de prefectos. Stefan y James iban atrás de ella.

El castaño se adelantó para estar junto a Lexie dejando a James atrás. El ojiverde rodeó los hombros de la rubia para acercarla y ella apoyo si cabeza en su pecho. El ojimiel estaba celoso.

Una vez que llegaron al baño de prefectos, Stefan susurró la contraseña para que Lexie entre.

–Estaremos afuera. –sonrió James.

–Lo sé.

–Cuando Pettigrew traiga tu ropa tocaremos la puerta para que la recibas.

–Gracias, Stefan. Prometo no tardarme.

Lexie entro al baño y abrió cada canilla de la inmensa tina. Comenzó a sacarse su ropa, se sentía sucia, aún podía sentir las manos de su atacador por debajo de su falda. Se estremeció al recordar todo. Podía sentir su aroma, su voz, sus manos, la cuerdas con la que estaba amarrada. Quería deshacerse de su ropa, quemarla. En ese momento tuvo una sensación, alguien iba a morir pero no estaba en condiciones como para averiguar de quien se trataría y decidió ignorarlo para concentrarse en ella.

Una vez que se deshizo de su ropa se metió a lentamente a la tina y comenzó a frotarse todo el cuerpo quería que esa sensación se fuera, su piel empezó a tornarse rojiza. El agua seguía corriendo. Las últimas palabras de Green rodaban por su mente: "Él sabrá sobre ti, pequeña zorra. Tus amigo y familiares estarán en peligro." Lo último que quería Lexie era poner en peligro a los que ella más ama. Y si solo ella desapareciera, nadie estaría en peligro.

–Y si solo... –susurró.

Lo meditó unos segundos, se sumergió y soltó todo el aire que sus pulmones contenían.

La que iba a morir era ella.


















°•°•☆°•°•

Hola, hola!!!

Perdón por haber desaparecido, pero este Cap me fue muy difícil en escribir. Trataba de prolongarlo porque no quería escribirlo pero así nunca terminaría la historia y me arme de valor para hacerlo.

Si alguien paso por esto quiero decirles que estoy con ustedes, si necesitan hablar con alguien pueden  hablarme ya sea por wattpad o por Tiktok estaré para apoyarlxs, son unxs sobrevivientes.

Es largo lo sé, pero es trabajo honesto.

Mi Lex 💔🥺 quiero darle un abrazo.

Ojalá a Green le den el beso del dementor.

Dudas y teorías...

With love, Sofy.

Pd: ¿Les gusta la nueva portada?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top