XXIV. ESCAPE
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Finales de Julio, 1976
Lexie se estaba quedando esta última semana en casa de los Potter ya que Violet estaba de viaje por su trabajo y su padre, Logan, fue a visitar a la familia de Evelyn. Logan le ofreció ir con ellos pero Lexie no aceptó, no quería que se vuelva incómodo conocer la familia de Evelyn.
James aprovecho esa semana para acercase a Lexie pero aun así no resultó, la rubia pasaba la mayoría del tiempo en su habitación. A Euphemia y Violet les pareció raro el comportamiento que había entre ellos pero no quisieron entrometerse.
La cena había llegado a su fin. La ojiverde ayudó a Euphemia a limpiar el comedor y lavar los platos. Cuando terminó se dirigió nuevamente a su habitación. James hizo lo mismo.
Toda la casa quedó en silencio ya que todos estaban descansando pero un ruido alerto a todos los presentes.
Tanto los mayores como los menores bajaron lentamente las escaleras y con su varita en mano.
Al llegar a la sala se encontraron con un Sirius destrozado y llorando. Los Gryffindor se acercaron rápidamente.
–Sirius, ¿Qué sucedió? –preguntó Lexie al ver sangre reciente en su ropa.
–Ellos se enteraron de mi relación con Remus. –tartamudeo. –También que Regulus esta con Camille. –sollozó.
–¿Dónde está Regulus? –preguntó preocupada, al ver que el pelinegro no contestaba volvió a preguntar. –Sirius, ¿Dónde está Regulus?
–Él se quedó ahí no pude salvarlo. –tartamudeo.
–¿Cómo pudiste dejarlo? –Lexie estaba molesta.
–Lo siento, lo siento. –negaba una y otra vez. –No quise hacerlo.
–Cariño, ven así puedo curarte. –habló dulcemente Euphemia y el pelinegro se acercó y dejó ver las heridas, no fue por la Maldición Cruciatus, él se había retorcido tanto del dolor que con las astillas que sobresalía del suelo se lastimaba.
–Merlín, dejaste a Regulus solo. –suspiró molesta.
–Podemos ir a buscarlo mañana. –sugirió James.
–Si, si. Iré a mi habitación. –subió corriendo las escaleras.
–¿Crees que irá a buscarlo? –murmuró Sirius.
–Es Lexie. Es obvio que irá a buscarlo. –James se levantó para revisar la habitación de Lexie.
Al llegar, entró sin tocar, su ventana estaba abierta, no había rastros de la rubia. Fue a su habitación para ver si su escoba estaba allí pero al entrar tampoco había rastros de esta. Lexie se la había llevado. James bajo lo más rápido que pudo para alertar a sus padres.
–Lexie no está. –dijo mientras recuperaba el aliento.
Euphemia y Fleamont se levantaron rápidamente y se dirigieron a la chimenea.
–No podrán entrar por ahí, mis padres bloquearon la chimenea.
–Utilicemos el método de aparición. –sugirió Fleamont y Euphemia asintió.
–Yo también quiero ir. –los mayores negaron. –Se trata de Lexie. No dejaré sola a la chica que me gusta, no soportaría si algo le pasa. –los mayores miraron a James, lo había admitido por segunda vez. –No lo soportaría. –susurró.
–Fleamont, ve por las escobas. –Monty asintió y se dirigió a buscar su medio de transporte.
–Lexie se llevó la mía. –dijo James.
–No importa, cariño, la compartirás con tu padre. –Sirius, cariño, quédate aquí por si Lex regresa antes que nosotros.
El pelinegro asintió y se recostó en el sofá, estaba muy cansado.
Una vez que Fleamont bajo con las Escobas se encaminaron a la casa de los Black.
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Lexie estaba en la entrada, iba a ingresar. Abrió la puerta lentamente para no llamar la atención e ingreso. Escuchaba gritos de dolor e inmediatamente se dió cuanta que provenían de Regulus.
–¡Crucio! –gritó Walburga. El pequeño Black se retorcía de dolor. –¿Dónde está tu hermano?
–No lo sé. –tartamudeo Reg.
–¡Crucio! –gritó nuevamente una luz roja salió de la varita de la Black pero esta no llegó a Regulus alguien se interpuso.
–¿Lexie? –sollozó Regulus.
–Hola, Reggie. –los ojos de Lexie cambiaron de color. Las luces de la casa comenzaron a titilar.
–¡Una sangre sucia en mi casa! –gritó Walburga al ver a Lexie frente a Regulus. –¡Crucio! –apuntó a Lexie.
–¡Lexie!
A Lexie le parecía raro ya que no le dolía. Ahí se dio cuenta, estaba activando su lado Freya. La rubia se dio vuelta y comenzó a caminar para llegar a Walburga. Con sus manos controlaba la luz, hizo que algunas bombillas explotarán.
–¡Regulus, cuando te diga tapate los oídos! –advirtió al pelinegro. –¡Ahora!
El ojigris se tapó los oídos y Lexie gritó proyectando ondas y con ayuda de sus manos las direccionó para Walburga. La mujer fue lanzada bruscamente hasta chocar con la pared. Orion al ver a su esposa se acercó y sacó su varita.
–¡Cru... –fue interrumpido.
–Oh, no lo harás. –negó con su cabeza y de sus manos se creó una bola de poder blanco, se la lanzó al Black mayor y este se golpeó contra uno de los muebles. Ambos mayores quedaron inconscientes.
–Lexie. –Regulus con las pocas fuerzas que tenía se levantó y abrazó a la rubia.
–Hey, lindo. –recibió el abrazo. –¿Estás bien? –susurró en el oído del Black.
–Si. –sollozó. –Gracias, a ti. –miró a la rubia.
–¿Puede caminar? –el pelinegro negó. –Entonces te tendré que alzar. –rió.
–No podrás levantarme.
–¿Quiere apostar? –sonrió Lexie y en un abrir y cerrar de ojos ya tenía al Black en sus brazos. –Mi lado Freya se ha activado, ahora tengo super fuerza. Todo gracias a ti. Tú fuiste el detonante. –Lexie salió de la casa para buscar la escoba de James.
Bajo al Black y tomó la escoba pero justo los Potter habían llegado.
–¡Lexie! –James se bajó torpemente de la escoba. Tomó las mejillas de la rubia. –¿Estás bien?
–Hola, deer. –James sonrió al escuchar esas palabras salir de la boca de Lexie. –Estoy bien pero estoy sin energía. –se desvaneció en los brazos del azabache.
–Su lado Freya se ha activado. –dijo Regulus. –Por defenderme.
–James, trata de llevar a Lexie en tu escoba. Tu padre se encargará de Regulus.
–No quiero molestarlos. –Regulus agachó su cabeza.
–No es ninguna molestia, cariño. Eres bienvenido a nuestra casa. –sonrió Euphemia.
Todos subieron a sus escobas y James pudo llevar a Lexie.
Al llegar a casa, vieron a un segundo individuo dentro y se trataba de Leah al parecer los Black no fueron los únicos que escaparon de casa. La castaña sabía que Lexie se estaba quedando en casa de los Potter y su primera opción fue ir allí.
–¿Qué le pasó? –Leah se acercó, tenía lágrimas en sus ojos.
–Hola, cariño. –sonrió Euphemia.
–Lo siento por llegar así pero me hecharon de mi casa, se enteraron que Camille y Lexie son mis amigas y que me escapaba de casa para poder visitarlas. Mi hermano no logró escapar. –agachó su mirada.
–Eres bienvenida. –dijo Fleamont con Regulus en brazos.
–¡Regulus! –Sirius se levantó y se acercó a su hermano. –Perdóname, no debí huir y dejarte solo. Tenía miedo.
–No te preocupes, no te culpes. –sonrió. –Lexie me salvó.
–Prometo no dejarte solo de nuevo. –sollozó.
–¿Un abrazo? –sugirió Regulus, Fleamont bajó al Black, y los dos hermanos se unieron en un largo y reconfortante abrazo. –Todo esta bien entre nosotros. –Sirius sonrió.
–Leah, cariño, ¿Quieres comer? –preguntó Euphemia.
–Por favor. Muero de hambre. –sonrió levemente.
–Nosotros también tenemos hambre. –intervino Sirius.
–Vamos, a la cocina. –dijo Fleamont.
–Yo llevaré a Lexie a su habitación para que descanse. –aun la tenia en sus brazos.
James subió con cuidado las escaleras, al llegar a la habitación de la rubia se acercó a la cama dejándola suavemente sobre el cómodo colchón. La acurrucó y dejó un pequeño beso en la cabeza de la ojiverde.
Cuando estaba por salir, Lexie se había despertado.
–¿James? –se tallo los ojos.
El azabache se acercó rápidamente. –Hey, no te levantes. –acostó a la rubia de nuevo.
–¿Regulus esta bien?
–Sí, bear. Él está bien.
–Gracias. –sonrió.
–Lexie. –llamó el azabache y la ojiverde lo miró. –Quiero disculparme por los que sucedió. –tomó ambas manos de la rubia. –No debí compararte con Adam. –los ojos de ambos comenzaron a cristalizarse. –Estoy muy arrepentido. Te extraño, extraño hablar contigo, extraño tu risa y sobretodo extraño tus abrazos y cariños sobre mi alborotado cabello. –miró fijamente a Lexie. –Tú no eres como él, tú eres Lexie Baker, la chica quien se preocupa por todos y defiende a toda costa a los que no pueden hacerlo. Me comporte como un idiota porque me defendiste de Lily y yo debí estar agradecido y no haberte reclamado por golpearla.
–Te comportaste como un gran idiota. –rió Lex.
–Sí. –río. –¿Me perdonas? –a este punto las lágrimas caían.
–Por supuesto que te perdono. –sonrió levemente Lexie. –Necesitaba escuchar esas palabras. Además yo también te extrañaba. –sé lanzó para abrazar al azabache. James a sentir de nuevo a Lexie, cerró sus ojos y disfruto el pequeño momento que se hizo.
Ese día ambos amigos hicieron las pases. Leah, Sirius y Regulus se quedaron en casa de los Potter. Walburga y Orion tenían una muy buena información para el Señor Tenebroso.
James iba a esperar al cumpleaños de Lexie para confesarle sus sentimientos. Iba a tener todo organizado para el gran día. Nada iba a salir mal, ¿o sí?
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Hola, hola!!!
Mis Black y mi Moreau 🥺
Lexie es como su madre, una guerrera. 🤧
Me hice adicta en crear mis propios gif jajaja si lo ven en otras historias por favor avísenme.
Con este Cap damos fin al segundo acto.
Dudas y teorías...
With love, Sofy.
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