XX. ANIMAGI

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Septiembre, 1975.

El viaje con los Thompson había llegado a su fin. En la última carta que Lexie le envió a James mencionaba que directamente se verían en la estación del tren ya que llegaría unas horas antes de partir a Hogwarts.

–Merlín, Lexie aún no ha llegado. –el azabache estaba preocupado.

–Tranquilo, James. Ella llegará en cualquier momento. –Sirius tranquilizó al azabache. –Seguramente está esperando a hacer su entrada. –rió Sirius abrazando por los hombros a Remus.

–Hay caras nuevas. –mencionó Peter.

–Niños, entrando a su primer año. –dijo Leah.

–¿Esa es la rubia? –señaló Sirius. –Junto a ella hay una niña.

–Wow, Lexie ha cambiado completamente. –dijo Camille.

–Las vacaciones con los Thompson le sentó bien. –habló Regulus.

–Está diferente. –murmuró James analizando de pies a cabeza a la ojiverde. –Ya no es una niña. Es una diosa. –sonrió ampliamente al ver como Lexie se acercaba. –Está hermosa. –susurró mirando picaramente a Lex.

–Hola, chicos. –saludo con la mano Lexie.

–Lexie Baker, estas hermosa. –elogió Sirius. –Cambiaste bastante.

–Los genes Thompson y Baker han hecho su trabajo. –rió Marlene.

–Sirius, tiene razón. –hablo Remus, el pelinegro beso la mejilla del castaño y este se sonrojó.

–Gracias, Rems. Pero todos ustedes también cambiaron durante las vacaciones. –rió Lex. –Hola, deer. –miró al azabache.

James se acercó y alzó a Lexie e hicieron un giro. La había extrañado.

–Hola, mi bear. –le susurró en el oído, a Lexie se le erizó la piel. –Te extrañé.

–Yo también te extrañé. –se separaron del abrazó.

–Nosotros también te extrañamos, Lexie. –intervino Sirius.

–Sirius, cállate. –Remus golpeó suavemente al pelinegro.

–Lex, ¿Quién es la niña? –preguntó Peter.

Sarah se escondió detrás de la rubia.

–Ella es Sarah, mi hermana. –contestó Lexie haciéndose a un costado para que sus amigos la vean. –Saluda, peque.

–Hola. –dijo tímidamente.

–Ellos son mis amigos. El castaño con la hermosa sonrisa es Remus.

–Hola, Sarah. –saludó Rems. La niña saludó con la mano.

–El pelinegro que se cree el más guapo es Sirius. –Sirius miró ofendido a Lexie. –Lo siento, Siri. –rió Lexie. –El ojiazul con mirada tierna es Peter. –Pet saludó con la mano. –La rubia que parece tranquila es Camille.

–Hola, Sarah, por fin te conozco. –abrazó a la castaña.

–La otra rubia que no es tan tranquila es Marlene.

–Hola, Sarah. –saludó con la mano.

–La castaña que se cree intimidante pero no lo es se llama Leah.

–Oye, si soy intimidante. –resopló Leah. –Hola, Sarah. –la niña rió y saludó.

–El chico que está junto a Camille y se viste elegante es Regulus.

–Hola, pequeña. –sonrió Regulus.

–Y bueno ya conoces a James, el chico torpe y despistado. –rió Lexie.

–¡James! -Sarah se acercó corriendo para abrazar al azabache.

–Hola, peque. –la alzó para subirla a sus espaldas y llevarla de caballito. –¿Qué tal el viaje?

–Fue muy divertido. –rió Sarah. –Lexie es una diosa.

–Si lo es. –susurró James. –Y ella lo sabe.

–No me refiero a eso. –susurró Sarah. –Ella es una diosa.

–Sarah tiene razón. –sonrió Lexie. –Soy descendiente de Freya la diosa del amor y fertilidad pero se los contaré todo en el tren. No quiero que otros se enteren.

Lexie no se dio cuenta que un pelinegro pasaba justo por ahí y escucho una parte de la conversación.

–Entonces al tren. –dijo Sirius.

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Lexie les contó todo acerca de su nuevo descubrimiento gracias a su abuelo. James se preocupo aún más, si alguien más se entera Lexie estará en peligro.

Los chicos se asombraron bastante con lo que Lexie les contaba.

El tren llegó a Hogsmeade y subieron a las carrozas para poder llegar al Castillo de Hogwarts.

Una vez en el Castillo Lexie se despidió de Sarah, la castaña se unió a los de primer año. La Selección de las casas fue rápida. La hermana de Lex quedó en Hufflepuff, la rubia no podía estar más orgullosa de su hermana.

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Octubre 1975

Los chicos ya se encontraban en quinto año
Había pasado un desde la última luna llena. Los 3 chicos tenían la hoja de Mandrágora bajo su palar, la tuvieron por un mes entero y ese día se enteraran si lograron convertirse en animagos. Justo esa noche había una tormenta eléctrica, la tormenta es crucial para convertirse en animagos.

–¿Listos? –preguntó Lexie. –Remus ya se encuentra en la Casa de los Gritos.

–Ahora solo nos queda averiguar si logramos nuestro objetivo. –dijo James.

–Esperemos que si. –murmuró Sirius. –No quiero dejar otra luna llena solo a Remus.

–James, la capa. –ordenó Lexie. El azabache se la extendió. –Ahora todos debajo de ella para poder salir de la Sala Común.

Los cuatro estaban bajo la capa de invisibilidad y pasaron de desapercibidos.

Llegaron cerca del sauce boxeador pero antes de entrar  tenían que tomar la poción de animagos que Lexie les había preparado.

–Espero que funcione. –murmuró Lexie. –¿Quién va primero?

–Yo. –dijo Sirius. El pelinegro bebió la poción y al cabo de unos segundos logró convertirse en un perro negro enorme.

–Sirius es un perro. –rió Lexie. –Siempre quise tener un perrito y ahora ya tengo uno.

Sirius volvió a su forma humana.

–Funcionó. –sonrió Sirius.

–Y-yo sigo. –dijo tímidamente Peter. Y sin más bebió la poción y como sucedió con Sirius, Peter logró convertirse en una pequeña rata.

–Eso no me lo esperaba. –tomó el brazo del azabache.

–¿Le temes a las ratas? –preguntó burlón James.

–Solo un poco. –rió nerviosa.

Peter volvió a su forma original. –Soy muy pequeño.

–Si, Pet. –sonrió Lex. –Es tu turno, deer.

James bebió hasta la última gota de la poción y al cabo de unos momentos se transformó en un ciervo. Lexie miró sorprendida, James se transformó en el animal que a ella le encanta.

El azabache volvió a su forma humana. –Soy un ciervo. –se sonrojó al ver a la rubia. Sirius y Peter sonrieron divertido. –Es hora de ir con Remus. –dijo James. –Peter conviértete para inmovilizar el Sauce Boxeador y así logremos entrar. –ordenó el azabache y Peter lo hizo. –Lexie, tú quédate aquí no quiero que te pongas en peligro.

–Pero yo puedo ayudar. –recordó las palabras de su padre. –Puedo sacar a Remus de su transformación. –hizo un puchero.

–No, Lexie. –tomó por los hombros a la rubia. –Solo por esta vez hazme caso. –miró fijamente  a la ojiverde.

–Bien. –dijo rendida. –Me quedaré aquí. –se sentó en el frío césped.

–Gracias, Lex. –besó la mejilla de la chica Baker.

–¿Listo, James?

–Listo, Sirius.

Ambos entraron al Sauce Boxeador para dirigirse a la Casa de los Gritos y encontrarse con Remus.

La luna llena se hizo eterna para Lexie. Ella quería ir pero fue fiel a la orden de James.

Al día siguiente los cuatro chicos salieron cansados del Sauce. Lexie dormía en el suelo. James la levantó delicadamente para llevarla a su habitación.

Cuando Lex se despertó tenía los brazos del azabache alrededor de ella, él estaba dormido. Miró para todos lados y los otros chicos estaban rendidos en sus camas. Era sábado así que ella siguió durmiendo. No quería molestar a James.













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Hola, hola!!!

Los chicos ya están en quinto y creo que la mayoría de ustedes saben lo que significa.

Me imagino la cara de Lex cuando vió a James convertirse en un ciervo.

Dudas y teorías...

With love, Sofy.










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