XVII. LITTLE JOKE

°•°•☆°•°•

Lexie estaba junto a Leah esperando a Camille que se encontraba en el campo de Quidditch viendo a Reggie entrenar.

–Camille y Regulus, estoy segura que tienen algo. -murmuró Leah.

–Yo solo espero que los padres de Reggie no se enteren. –tomó el brazo de la castaña. –No quiero que lo lastimen. ¿Y tu familia?

–Está igual de loca que la de los Black. –suspiró. –Están arreglando el matrimonio de mi hermano.

–¿Ellos también arreglaran tu matrimonio?

–Eso creo. -suspiró bajando la mirada. –Pero creo que será más adelante.

–¿Ellos se enteraron que Camille y yo somos tus amigas?

–No lo saben pero temo a que lo descubran. Para visitarlas, mi hermano me cubría.

–Él es un buen hermano. Yo espero ser una buena hermana para Sarah.

–Lo eres, Lex. –sonrió. –Él arriesga todo por mí, nuestra generación está pasando por una guerra y estoy segura que él se unirá a los mortífagos para que yo no lo haga. –se secó rápidamente sus lágrimas, odiaba que la vieran llorar.

–Leah, debe haber otra opción.

–No la hay, Lex. Aunque mi hermano sacrifique todo por mí sé que no servirá para nada, mis padres no se conformarán con que uno sea mortífago. Ellos son muy fieles seguidores del Señor Tenebroso.

–Pero tú no tienes los mismos ideales. Eres Leah Moreau, tú creas tus propios ideales, eres diferente a tus padres. –acarició el brazo de la castaña. –Regulus, Sirius y tú crecieron en una familia muy estricta y ustedes no se merecen eso. –Leah a este punto le caía las lágrimas.

–Gracias, Lex. –abrazó a la rubia. –Eres lo mejor que me paso en este colegio al igual que Camille.

–Conocerlas fue uno de mis mayores logros. –sonrió.

–¿Cómo te está yendo con Dumbledore? En tus entrenamientos.

–Las voces dismuyeron al igual que las pesadillas, y los gritos logro direccionarlos al objetivo. Estoy avanzando. –sonrió. –Él último entrenamiento, el Director me habló sobre una Orden, para combatir contra Voldemort.

–Lex, no debemos nombrarlo.

–No le tengo miedo. –elevó sus hombros. –Estoy pensando en unirme a esa Orden, no ahora sino más adelante, cuando tenga más conocimiento sobre los diferentes hechizos que existe.

–A mí también me gustaría unirme a esa Orden.

–¿De qué Orden hablan? -Camille se estaba acercando.

–La Orden del Fénix, el Director Dumbledore la creó para combatir a Vol... –miró a Leah. –al que no debe ser nombrado.

–Yo también me quiero unir, por mi abuela, ella está sola en mi casa y tengo miedo a que le suceda algo.

–Por ahora los ataques hacia los muggles son leves. -dijo Leah.

–Yo tengo la suerte de que mi mamá pasa el tiempo con Euphemia y Fleamont. –se mordió el labio. –Sé qué ellos la cuidarán y mi padre tiene a Evelyn, ella lo cuidará.

–A mí no me preocupa mi familia, el único que vale la pena es mi hermano. –dijo con indiferencia Leah.

–Tu hermano encontrará otra solución, para que tú y él no se unan al sin nariz. -Camille y Leah rieron.

–Sin nariz. –dijo entre carcajadas Leah.

–¿Qué? Si es...

–¡Lex! –James se acercaba corriendo.

–Merlín, ahora qué hicieron. –se golpeó suavemente la frente con su mano.

–¿Cómo que "qué hicieron"? –Leah imitó a Lex. –Si tu le diste la idea.

Lexie rió nerviosa. –Tienes razón.

–Lex, Minnie nos descubrió. –James trataba de recuperar el aliento. –Ayúdame a esconderme.

–Escóndete detrás de ese árbol. –señaló. –Espera, ¿Dónde están los otros chicos? –James se pusó nervioso.

–Ellos... ellos... –no sabía que decirle. –Ellos escaparon. –rascó su nuca, eso indicaba que estaba mintiendo, Lex lo conocía muy bien.

Lexie entrecerró sus ojos. –Ve a esconderte yo la distraere.

–Gracias, Lex. –beso la mejilla de la rubia y se escondió detrás de un enorme árbol.

–"Gracias, Lex". –se burló Camille.

–Cállense. –Lexie se sonrojó.

McGonagall se acercaba a paso apresurado hacia las tres Gryffindor. –Señorita Mar...Baker, ¿Ha visto al señor Potter?

–Hola, Minnie. –sonrió inocente. –¿Potter? –fingió no conocerlo.

–Si, Lexie. –se cruzó de brazos.

–No lo conozco.

–Señorita Baker, sé que me esta mintiendo. –McGonagall la conocía perfectamente. –James Potter su mejor amigo, siempre le da ideas para sus bromas.

–Oh, ese Potter. –aplaudió. –No lo he visto. –sonrió. –¿Qué hizo esta vez? –llevó sus manos a la cadera. Leah y Camille trataban de no reír.

–Él tiró unas bombas de colores en la entrada de la Sala Común de Slytherin.

–¿Y algunos alumnos cayeron en esa broma?

–Claro que si.

–Mi idea funcionó. –murmuró y su sonrisa fue muy amplia. McGonagall negó con la cabeza. –Digo, que chico tan irresponsable. –fingió estar decepcionada.

–Si lo ve dile que lo espero en mi despacho. –se giró para regresar al castillo.

–Espere, profesora. –se acercó.

–¿Sucede algo, señorita Baker?

–¿James lo hizo solo? –empezaba a desconfiar.

–Si, el señor Black, Lupin y Pettigrew no se encontraban con él.

–Oh, muchas gracias, profesora. –trataba de sonreír, regreso hacia donde estaban las dos Gryffindor. –James, ya se fue. Puedes salir.

James salio de su escondite. –Gracias, bear. Te debo una.

–Si, si. –dijo con indiferencia.

–¿Qué sucede, Lex? –James notó que algo estaba sucediendo con la rubia.

–Me men...

–Lexie, ese chico te está llamando. –dio un pequeño giro y visualizo a un Gryffindor, lo conocía era un año más grande que ella. –Ve a ver que quiere. –Camille empujo suavemente a Lexie para que camine hacia él.

–Ya voy, ya voy. –camino hacia un chico rubio.

–¿Quién es él? –James se cruzó de brazos.

–No lo sé. –contestó Leah. –Pero es guapo. –el azabache miró a Leah y luego al chico he hizo una cara de disgusto.

–Lexie Martin, la chica más hermosa de todo Gryffindor. –Lex se sonrojó. –Soy Cameron Fisher. –tomó la mano de Lex y la beso.

Lexie soltó una risita. –Ho-hola. –estaba nerviosa. –¿Necesitas algo?

–Sí, sabes siempre te he observado y quiero invitarte a una cita. –sonrió coqueto. –¿Qué dices? Sería mañana.

–Amm... claro. –sonrió.

–Excelente, te veo mañana en la entrada de Hogsmeade. Espero que no te arrepientas. –se acercó un poco más a Lex.

A James no le gustó que se acercara e iba a intervenir pero Leah y Camille se lo impidieron.

–Te veo mañana, Cameron. –tartamudeo.

–Lo pasaremos de maravilla. –rió y beso la mejilla de la rubia. –Adiós, Lexie.

Lex quedo inmóvil, iba a tener su primera cita con una chico. Lentamente se giró y se acercó corriendo a donde estaba antes.

–¿Y bien? ¿Qué quería? –Camille rió. ¿Cómo se llama?

–Si, Lexie, dinos que quería. –James apretó sus puños.

–Se llama Cameron Fisher y él me... me invito a salir. –tartamudeo.

–¡Lexie, tú primera cita! –Camille dió un pequeño salto.

–Mi primera cita. –murmuró. –No tengo que ponerme. –abrió sus ojos.

–Puedo prestarte algo. –sugirió Leah.

–Nosotras te ayudamos. –sonrió Camille. –También le pediremos ayuda a Marlene.

–No vayas. –soltó James, ganándose la atención de las chicas.

–¿Por qué no debería ir? –Lexie se cruzó de brazos.

–Porque seguramente es una broma. –estaba celoso. –Te invitó a salir porque sabe que te juntas con nosotros.

–Eso no es cierto. –Lexie se estaba molestando.

–Si, lo es, ahora lo recuerdo a él le hicimos una broma. –frunció su ceño molesto. –Seguramente es una venganza.

–No todo trata sobre ti, James. –soltó furiosa. –¿Acaso te molesta que un chico se haya fijado en mí?

James se quedó callado quería decir que "Sí" pero no lo hizo.

–Eso creí. –se giró y se fue molesta a la sala común.

–Bien, hecho Potter. –dijo Leah para luego seguir a Lexie.

–James, sea o no sea una broma, Lexie se la veía feliz porque por fin alguien la notó y no le hablan por ser amiga de los dos chicos lindos de Gryffindor. –James bajo su mirada. –Tendrías que apoyarla en todo. –dicho esto Camille fue tras las dos chicas.

–Solo trato de protegerla. –murmuró. –Pero creo que esta vez lo arruine.

°•°•☆°•°•

El día de la cita, Lexie estaba sumamente nerviosa.

–¿Cómo me veo? –Lexie salía del baño. Vestía una camisa blanca, un par de jeans negros, un tapado negro que le llegaba hasta las rodillas, unas botas negras, su cabello lo llevaba suelto con unas ondas y un . Marlene la vistió. Leah la maquillo un poco y Camille le prestó una de sus hebillas plateadas.

–Estás hermosa. –aplaudió Camille.

–Mi ropa te queda perfecta. –Marlene sonrió.

–Soy muy buena maquillando. –sonrió orgullosa Leah.

–No me reconozco. –se miraba al espejo. –Gracias, chicas.

–No llores o arruinarás mi obra. –Leah cruzó sus brazos.

–No voy a llorar. –rió Lex.

–Debes irte, se te hará tarde. –dijo Marlene.

–Luego nos cuentas como te fue. –sonrió Camille.

–Prometo contarles todo. –beso la mejilla a cada chica y salió de la habitación.

[...]

James se encontraba recostado en uno de los sillones de la sala común. Sirius jugaba con Peter a descubrir el sabor de cada gragea y Remus, como siempre, leía un libro.

Sirius levantó la mirada al escuchar unos pasos.

–Wow, rubia. –sonrió de lado. –Estás... Wow.

–Gracias, Sirius. –Lex se sonrojó.

James al escuchar la voz de Lexie se levantó rápidamente del sillón para verla. Quedó completamente en trance por la belleza de la chica, solo la miraba.

–¿Quién es el afortunado? –preguntó Peter.

–Camero Fisher. –contestó.

–Wow, a nuestra Lexie le gustan los chicos más grande. –James lo miró.

–No la molestes, Sirius. –Remus lo golpeó con su libro.

–Auch, Remus. –se quejó y Lexie rió. –James, ¿no le vas a decir algo? –susurró.

–Debo irme o llegaré tarde.

–Suerte, Lex. –dijo Remus.

–Gracias, Rems. –sonrió y camino a la salida de la Sala Común.

–¿Por qué no le dijiste algo? –preguntó Sirius.

–Se veía muy hermosa y no se lo dijiste. –habló Remus.

–Está enojada conmigo.

–¿Y? Seguramente esperaba a que le dijeras algo pero no lo hiciste. –dijo Sirius.

–Ahora regreso. –James se levantó y salió corriendo de la sala común.

[...]

–¡Lexie, espera!

–No tengo tiempo para tus cosas, James. –seguía caminado.

–¡Lex, sol... –se tropezó.

Lexie escuchó golpe y giró. –¡Mierda, James! –se acercó al azabache. –¿Estás bien? –lo ayudó a levantarse.

–Sí. –arregló sus anteojos. –Estoy bien. –sonrió.

–Okey, debo irme. –giró nuevamente para seguir caminando.

–Espera, Lexie. –se acercó hasta estar junto a la rubia.

–James, si vienes a reprocharme o decirme algo sobre Cameron, te pido que te lo ahorres.

–No es eso. –tomó del brazo de la chica Baker para detenerla. –Quiero disculparme. –Lexie abrió los ojos. –Estuve mal en decirte eso. –suspiró. –Solo quería protegerte, él nunca se ha acercado para hablarte y ahora de un día para el otro te invita a salir, eso me pareció raro.

–Adiós, James. –no quería seguir escuchándolo.

–No, Lex. Espera. –tomó la mano de la chica y la ojiverde lo miró. –Estás hermosa, a él le encantará como te ves. –sonrió, Lexie se sonrojó. –Es afortunado en salir con una chica tan hermosa y divertida. –dijo dulcemente.

–Gracias, James. –estaba nerviosa.

El azabache no soltó la mano de la chica y la acercó a él. –Espero que te diviertas. –arregló un mechón de la rubia. –Suerte. –beso su mejilla y la soltó. Se giró, dejando sola a Lex en el pasillo.

Lexie comenzó a dudar en ir a la cita mientras miraba como desaparecía el azabache.

[...]

Al final la ojiverde fue a Hogsmeade, se quedó esperando en la entrada del pueblito. Estaba impaciente, ella llegó antes que el chico.

Pasaron diez minutos y el chico no llegaba. Esos diez minutos se convirtieron en treinta. Lexie buscaba con la mirada a Cameron pero no había rastros de él.

Paso una hora, la rubia sacudió su cabeza. Fue una broma. Jugaron con sus sentimientos. Estaba decepcionada.

–James tenía razón. –murmuró mientras se dirigía nuevamente a las carrozas.

[...]

El azabache merodeaba el castillo. No quería regresar a la sala común, la imagen de Lexie saliendo con un chico no desaparecía. Estaba celoso.

Al girar por un pasillo vio a Cameron con una chica y esa chica no era Lexie. Se acercó rápidamente.

–Fisher, deberías estar con Lexie. –dijo fríamente James.

–¿Yo con Martin? –Cameron rió.

–Si, la invitaste a salir. –dijo molesto.

–Potter, estoy saliendo con ella. –sonrió. –Nunca saldría con la chica Martin. –hizo una mueca de disgusto. –Siendo sinceros ella no está a la altura para salir conmigo. –James apretó sus puños. –En cambio, ella si lo está. –la chica sonrió. –Solo fue una pequeña broma.

Esa fue la gota que derramó el vaso, en un abrir y cerrar de ojos James golpeó en el rostro a Cameron dejándolo en el piso.

–No vuelvas a acercarte a ella. –le advirtió. –O te volveré a golpear y no será un solo golpe sino varios. –pateó al rubio.

–Nunca me acercaría de nuevo a ella. –se cubría la nariz. –Es una chica horrible.

–¡¿Qué fue lo que dijiste?!

–Me oíste, Potter. –Lexie estaba detrás de James y el rubio la vió. –Ella es una chica horrible. –los ojos de Lexie se cristalizaron. –Acaso creíste que me fijaría en ti, Martin. –James se giró y vio a Lexie llorando.

–Lexie... –susurró pero la ojiverde se fue corriendo a la sala común quería ir a su habitación. –¡Espera, Lex! –gritó. –Esto no se queda así, Fisher. –Cameron ya estaba de pie pero cayó nuevamente por el golpe que le dió James en el estómago. –Que te sirva como advertencia. –retrocedió para dirigirse a la sala común.

[...]

En la Sala Común se escuchaban risas por parte del grupo de amigos, incluyendo a Lily.

Lexie entro rápidamente, subió las escaleras y se dirigió a su habitación, al entrar con un portazo cerró la puerta.

Los Gryffindor se asustaron por el fuerte golpe, Leah, Camille y Marlene se miraron entre sí, algo había salido mal en esa cita.

A los pocos minutos entro un alterado James.

–¿Dónde está Lexie? –preguntó.

–¿Qué hiciste, Potter? –Leah se cruzó de brazos.

–Le arruinaste su cita. –habló Marlene.

–Yo no hice nada. –contestó el Potter. –¿Esta en su habitación?

–Sí, pero no se te ocurra ir. –dijo Camille. –Iremos nosotras. –estaban por dar un paso pero se detuvieron al escuchar un estruendo.

–¡Lexie! –James subió las escaleras.

Las chicas iban a hacer lo mismo pero Remus las detuvo.

–Dejen que se encargue James. –dijo Remus. –Él lo hará bien.

Lily veía como todos se preocupaban por Lexie, en especial James.

[...]

Bear, abre. –tocó la puerta. –Soy James.

–Vete, James. –gritó.

–No me iré hasta que me abras la puerta. –Lexie abrió la puerta y James entró. Vio todas las cosas tiradas.

–Ya no puedo más, James. –sus lágrimas caían. –Me estoy exigiendo con los entrenamientos, finjo estar bien pero no lo estoy, todas las noches tengo pesadillas sobre lo que sucedió aquella noche. –James se acercó. –Y ahora esto, tenías razón, y odio cuando la tienes, creí que por fin alguien me había notado. –sollozó. –Creí que sería el indicado. Pero todo fue una broma.

–Lex... –limpió las lágrimas de la ojiverde. –El indicado puede estar más cerca de lo que crees. –abrazó y le acarició el pelo. –Tranquila, ya estoy aquí, mi bear. Lo que dijo Fisher no es cierto y yo te lo deje muy en claro antes. –Lexie seguía llorando. –Además ya le di su merecido.

–Sí, lo he visto. –rió mientras se separaban. –Gracias, mi deer.

–No me gusta verte llorar. –arregló un mechón. –Porque las princesas no lloran. –Lexie levantó su mirada para conectar con los ojos de James. –Eres fuerte, sé que puedes con todo esto, yo estaré contigo en cada paso que des. –tomó las mejillas de la rubia. –Te daré algo para que te sientas mejor.

Lexie estaba confundida pero no dejaba de ver esos hermosos ojos color miel.

James se acercó lentamente hasta sentir la respiración de Lex. –Nuestro dedal. –unió sus labios con los de la chica. Fue un beso lento y tierno.

–James. –el azabache sacudió su cabeza. –Gracias por esas palabras.

Al parecer todo fue producto de su imaginación. James no había besado a Lexie.

–De nada, Lex. –estaba nervioso, se imagino besar a Lexie, ¿eso que significaba? Esos sentimientos volvieron a aparecer pero nuevamente decidió ignorarlos.

–¿Me ayudas a arreglar este desastre?

–Claro, Lexie.

Todas las cosas que estaban tiradas por todo el suelo ya se encontraban en su respectivo lugar.

–James, hay algo que me están ocultando. –miró al azabache.

–No te estoy entendiendo.

–Desde mi fiesta de cumpleaños, los cuatro han estado actuando más raro de lo normal. Susurran entre ustedes o cuando entraba a su habitación ustedes se callaban.

–Lexie, no es lo que crees.

–Creí que no había secretos entre nosotros. –se cruzó de brazos.

–Y no los hay.

–Sigues mintiendo, James. Ayer me dijiste que los chicos te ayudaron en la broma pero la profesora McGonagall me dijo que solo te vio a ti, ¿Dónde estaban los chicos?

–Lexie... –ya no podía ocultarle lo que sucedía. –Estamos intentando convertirnos en animagos para ayudar a Remus en las lunas llenas. –Lexie abrió los ojos. –Y yo les pedí a los chicos que no te involucraran porque no quiero ponerte más en peligro, ya tienes lo tuyo, eres una Banshee y no quiero que seas algo más, no quiero que por ser una animaga, bruja, Banshee y lo otro que aún no sabemos se entere Voldemort, serás muy poderosa y él querrá que estés de su lado.

–James, no me lo tendrían que haber ocultado, no quiero ser animaga, con ser una Banshee podre ayudar a Remus, pero les hubiera ayudado a conseguir las hojas de Mandragora. –James la miró. –No eres él único que ha estado investigando, hasta he encontrado una poción matalobos para Remus.

–Eres demasiado inteligente, nunca me cansaré de decirlo.

–Y nunca me uniré a Voldemort, prefiero unirme a alguien que tenga nariz. –James rió. –Ya no debería haber secretos entre nosotros.

–No habrá más secretos.

James y Lexie se unieron en un largo y tierno abrazo.

–Deberíamos "accidentalmente tirar" a Cameron por las escaleras. –susurró Lex.

–Lexie, nos meteremos en problemas.

–Es eso o un Crucio pero nos expulsaran. –rió. –Además desde cuando a ti te molesta meterte en problemas.

–Tienes un punto. –James rió.

Ese día James se quedó a dormir con Lexie, a Leah y Camille no les molesto, sabían que Lexie necesitaba a James.

















°•°•☆°•°•

Hola, hola!!!

Fila para tirar a Cameron por las escaleras o para lanzarle un Crucio.

Esa imaginación James. 🤭

Dudas y teorías...

With love, Sofy.

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