XLIV. MOM

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Junio 1977

Lexie caminaba rápidamente por los pasillos, detrás de ella se encontraban Stefan, Leah, James y Sirius.

–Rubia, ¿A dónde quieres ir? –preguntó el animago.

–Al despacho de Dumbledore. –contestó sin perder el ritmo de sus pasos.

–¿Por qué? –seguía interrogando el pelinegro.

–No les he pedido que me sigan. –evadió la pregunta.

–Sirius, cállate. –ordenó el azabache.

–Pero quiero saber por qué va con esa prisa.

–No nos quiso decir. –Stefan se unió a la conversación.

–Estábamos sentados en la biblioteca y de repente Lexie se levantó sin decir ni una palabra. –explicó Leah.

–Nunca había visto a Lexie tan alterada. –habló James. –Debo hablar con ella.

–Suerte con eso. –dijo el ojigris. –Camina demasiado rápido. No creo que puedas alcanzarla.

James corrió para alcanzar a esa rubia. Cuando llegó a su lado, vio lágrimas rodando por sus mejillas.

–Hey, Lex. –llamó con suavidad. –¿Qué sucede?

Lexie no contestaba. James miró atrás e hizo unas señas a Stefan. El castaño se acercó y al notar las lágrimas en el rostro de Lexie, miró al azabache en busca de alguna respuesta pero se encogió de hombros.

–Lexie, cariño. –tomó la mano de su amada sin perder el ritmo de la caminata. –Detente, así podemos hablar. –Lexie apretó la mano del ojiverde. –No me gusta verte llorar.

La rubia se secó las lágrimas con su manga y se detuvo frente a una Gárgola.

–¿El despacho del director? –Sirius ladeo su cabeza.

–¿Por qué quieres ver al director, Lex? –preguntó Leah.

–Lex, me estas asustando. –habló James.

–Cariño, necesito saber qué está sucediendo.

La Banshee no contestó a ninguno de sus seguidores, susurró la contraseña y se dejo ver la escalera de caracol. Subió las escaleras rápidamente, al estar frente a la gran puerta, la abrió bruscamente haciendo que un ruido molesto retumbe en el lugar.

–Señorita Baker, ¿Qué es esa forma de entrar al despacho del director? –McGonagall le llamó la atención.

Lexie no se dio cuenta que estaban todos los profesores en una reunión.

–Director necesito regresar a mi casa. –demandó la rubia.

Los Gryffindor y el Ravenclaw miraron con confusión a esa ojiverde.

–Lex. –James se acercó.

Lexie ignoró el llamado del azabache.

–Señorita Baker, no puedo otorgarle ese permiso. –contestó Dumbledore.

–Necesito regresar a mi casa. –repitió Lexie.

–Lexie, –Dumbledore junto sus manos. –no puedo permitir que abandones el establecimiento. –miró a la Gryffindor.

–¡Es importante! –golpeó el escritorio. –Sino no estaría aquí interrumpiendo esta reunión.

Los presentes se asustaron por el golpe.

–¡Lexie Baker! –McGonagall la regañó.

Stefan se acercó. –Lexie, tranquilízate.

–No puedo tranquilizarme, Stefan. –miró al castaño. –Quiero regresar a casa. Quiero ver a mi mamá.

James al ver que la ojiverde temblaba, tomó su mano, ese tacto hizo que la Baker se tranquilizara.

Lexie se cansó de esperar una respuesta positiva por parte del director.

–Escúcheme bien, si a mi madre le llega a suceder algo será su culpa. –señaló a Dumbledore. –Se me olvidará que usted es un directivo y no le gustará lo que soy capaz de hacer por mi familia. –espetó cruzándose de brazos. –Ahora, ¿me dejará volver?

En ese momento Leah, Stefan, James y Sirius entendieron la actitud de Lexie. Entendieron que quería evitar algo, entendieron que algo le iba a suceder a Violet Baker.

Dumbledore no le prestó atención a las advertencias de la menor. –Lo siento, pero no puedo permitirlo. –seguía firme con sus palabras.

–Bien, espero que haya disfrutado sus últimos días de tranquilidad porqué si mi madre muere será su culpa por no dejarme impedirlo, seré una de sus peores pesadillas. Seré su sombra. No descansaré hasta hacer su vida una miseria. –espetó su advertencia mirando fijamente al director. –Espero que tengan lindo día. –sonrió a cada profesor para así salir con elegancia de ese despacho dejando a los mayores boquiabiertos y a los Gryffindor y al Ravenclaw con una sonrisa orgullosa plasmada en sus rostros.

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Violet últimamente tenía esa sensación de que alguien la estaba observando. Esta inquietud fue notificada rápidamente a los señores Potter y a los señores Thompson. Evelyn entendía perfectamente lo que últimamente estaba sucediendo en el Mundo Mágico, cuidaba a su esposo e indirectamente a Violet.

Euphemia al escuchar el malestar de Violet le ofreció quedarse en su casa a lo que la Baker se negó rotundamente poniendo la excusa de no ser una carga.

Esa misma mañana, Hedwing entró por la ventana de la casa dejando dos cartas para Violet eran de Lexie y Leah.

–Hola, hermosa. –acarició al animal. –¿Tienes hambre? –el animal blanco ladeo su cabeza.

Violet fue hasta la cocina y buscó alguna galleta para Hedwing.

–Ten hermosa.

Violet fue a la sala para poder leer tranquilamente la carta de Lexie y Leah.

En ambas relataba como les estaba yendo estoy últimos días en Hogwarts. Primto las iba a volver a ver. Tanto Leah como Lexie lograron aprobar cada signatura.

En la carta de Leah había algo más. Le contaba sobre alguien especial, alguien que le gustaría presentarle.

–Mis niñas. –sonrió llevándose ambas cartas al pecho. –Les daré un regalo a ambas.

Busco su abrigo y se dirigió a la casa de los Potter. Una vez allí tocó delicadamente la puerta. Fleamont la recibió.

–Hola, Vi. ¿Esto todo bien? ¿Hay algo que te inquieta? –Monty se preocupaba por Violet desde que supo de sus incomodidades.

Violet rió. –Estoy bien. Busco a Euphe. –Monty le dio el paso. –Quiero que me acompañe a ese pueblo mágico, quiero regalarles algo a mis niñas.

–Qué lindo detalle. –sonrió. –Mia está en la cocina.

–Gracias, Monty.

Violet se dirigió a la cocina y se encontró con Euphemia limpiando los trastes.

–Hola, Euphe.

–Hola, Vi. –saludo alegre. –¿Qué te trae por aquí?

–Bueno, venía a invitarte a una salida. Quiero darles una sorpresa a mi pequeñas. ¿Quieres acompañarme?

–Por supuesto, aprovecharé a compara algo para mis muchachos. Me arreglo y salimos.

–Te esperare en la sala.

Violet y Monty conversaban sobre escobas. La rubia quería regalarle una buena escoba de vuelo a Lexie y un gato a Leah, sabía que le encantaba los felinos.

Euphemia baja las escaleras.

–Mia, estas hermosa. –elogió Violet.

–Gracias, Vi. –sonrió. –¿Lista para irnos?

–Sí.

–Toma mi brazo.

Violet tomó el brazo de Euphemia y ambas desaparecieron.

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Lexie caminaba de un lado a otro por toda la Sala Común. Stefan, James, Sirius y Leah la miraban impaciente. Lexie los ponía nerviosos.

–¿Y si mandas una carta? –sugirió Sirius.

–Hedwing aún no ha regresado.

–Puedes usar la mía. –propusieron Stefan y James.

–Es muy lindo de su parte pero nos tardaremos. Hasta que escriba la carta y vayamos a la Lechuceria perderemos tiempo.

–Nos podemos aparecer allí. Aprobamos el curso. –dijo Leah.

–Es una buena idea. –señaló Lexie.

–Pero debemos saber donde esta Violet.

A Lexie se le ocurrió una idea.

–Necesito que se queden en silencio, creo que puedo saber dónde esta mi mamá.

–¿Cómo?

–Creo que puedo escucharla, solo debo concentrarme.

Los cuatro se quedaron completamente en silencio.

Lexie ladeaba su cabeza de un lado a otro para poder escuchar a Violet pero no había respuesta.

–No puedo escucharla. No logro escucharla. –cayó de rodillas. Sus lágrimas caían. Stefan se levantó y abrazó a la Gryffindor.

–Mi hermosa Gryffindor, la encontraremos.

–Nos separemos. –habló James. Lexie levantó su miraba. –No sabremos con exactitud dónde está pero vayamos a los posibles lugares donde puede estar pero para eso necesitamos a más.

–Busquemos a los chicos. Si mal no recuerdo todos tomamos clases de Aparición a excepcion de Regulus.

–Bien, ¿Saben donde están? –preguntó Stefan.

–Moony esta con Lily, creo que en el invernadero. –dijo Sirius.

–Marlene esta con Peter en las cocinas. –habló Leah.

–Y Camille y Regulus en el campo de Quidditch.

–Sirius, busca a Remus y Lily. –ordenó Lexie. –Leah y James a Camille y Regulus. Y Stefan y yo iremos por Marlene y Peter.

Todos salieron en busca de el resto de los chicos.

[...]

Violet y Euphemia caminaban por el Callejón Diagon para dirigirse a la Tienda de Artículos de Calidad para Quidditch.

Violet compró una hermosa escoba para Lexie y alguno que otros accesorios. Euphemia le compró tanto a Regulus como a James un kit completo del uniforme.

La siguiente parada era la Tienda de Animales Mágicos para poder conseguir un gato para Leah.

Unos ruidos detuvo a ambas mujeres. Eran gritos.

Euphemia sacó su varita. –Violet, ponte detrás de mí.

–¿Qué sucede, Euphemia? –preguntó asustada.

–Están atacando las tiendas.

Un grupo de carroñeros se acercaron a las mujeres. Euphemia lograba esquivar cada hechizo y a la vez protegía a Violet.

–Violet, a mi señal corre y no mires atrás.

–No puedo dejarte sola.

–Estaré bien. Ahora corre.

Violet corrió rápidamente, aún tenía la escoba en sus manos y con su mano libre tomó su collar.

–Lexie. Leah. –murmuró.

[...]

Todos estaban reunidos en la Torre del Reloj.

–Ya saben donde ir. –dijo Lexie. –Leah y Marlene a Hogsmeade. –la castaña asintió. –Sirius al trabajo de mi mamá. Remus y Lily al Callejón Diagon. Stefan y Camille a casa de mi padre. Y James y yo iremos a mi casa. ¿Entendieron?

Todos asintieron.

–Hora de... –Lexie se quedó sin aire. Su pecho se contrajo. Cayó de rodillas. Y gritó el nombre de Violet. Gritó por Violet.

La Banshee, la mujer que lamenta, acaba de gritar por un alma en pena. Por el alma de Violet Baker.

Todos se asustaron. Lexie miró a Leah.

–El-ella murió. –dijo Lexie.

Leah cayó de rodillas. Y negaba una y otra vez. –No, no, no. –Marlene se acercó a la castaña para abrazarla.

Ambas chicas sufrían.

–Ella murió, Stefan. Murió mi mamá. –Stefan abrazó fuertemente a Lexie.

James se acercó. Stefan asintió y soltó a la rubia.

–Lexie... –James también lloraba, Violet era como su madre.

–Ya no está. Ya no la veré. –Lexie escondió su rostro en el pecho de James.

–Tranquila, Lexie. –acariciaba la espalda de la Gryffindor. –Todo estará bien.

Y ahí se quedaron James y Stefan consolando a Lexie. Marlene y Camille consolando a Leah.

Ambas chicas perdieron a su madre. Ambas quedaron solas.

Ese día Lexie iba a cumplir con su amenaza. Si no hubiera sido por Dumbledore y la hubiera dejado regresar, Violet aún estaría con vida.

Violet Baker falleció un 14 de junio de 1977 a manos de los carroñeros. Dejando a dos niñas sin una madre. Una mujer y un hombre sin su mejor amiga. A tres niños sin su madre de corazón. Y a un ex amor sin su otra mitad.



















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Hola, hola!!!

Varitas arriba por Violet Baker 🪄

Espero que les haya gustado y no olviden si quieren hacer edits sobre esta historia, háganlo me encantaría verlos, me haría mucha ilusión, pueden etiquetarme, la historia tiene su propio hashtag #enchantedwattpad.

Opiniones y teorías...

With love, Sofy. ❤️


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