XLIII. WHERE ARE LEXIE AND JAMES?

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Fines de Mayo, 1977

La noticia del escape de algunos prisionero de Azkaban aún seguía rodando por la cabeza de Lexie.

La rubia estaba alerta en todo momento.

Último fin de semana, Slytherin contra Gryffindor. Reggie contra Lexie.

Los dos amigos iban a competir por primera vez.

El juego ya estaba tomando lugar. Lexie y Regulus buscaban la Snitch. La rubia decidió no usar su oído sensible.

Regulus la localizo primero y fue lo más rápido posible para poder agarrarla, Lexie se quedo en su lugar.

–¡Baker, ¿Qué haces?! ¡Busca la Snitch! –gritó uno de los jugadores.

–Espera y verás. Conocía el método de la pelotita dorada.

La Snitch logró escaparse de Regulus.

–¡Black, ¿Qué fue eso?! –el capitán de Slytherin le llamó la atención.

–¡No es mi culpa que sea rápida! –contraatacó el ojigris.

–Ves. –guiño Lexie.

El Gryffindor sonrió.

Lexie logró localizarla pero fue lentamente para poder agarrarla. La tenía frente a ella y sólo tuvo que levantar su mano para agarrarla.

El silbato se escuchó. –¡FIN DEL PARTIDO! ¡GRYFFINDOR GANA!

La casa de los leones festejaron eufóricos.

–Fue sencillo. –sonrió orgullosa.

Todos se acercaron para felicitar a Lexie, en especial Regulus.

–Tienes que enseñarme tus trucos. Buen partido, Lexie. –dieron un apretón de manos.

–Solo es cuestión de esperar el momento adecuado. –sonrió. –Fue un honor jugar contra ti, Reggie.

–Siempre es un honor jugar contra mí. –dijo orgulloso.

–Ay, cállate. –rodó sus ojos divertida.

Todos fueron a las duchas. El grupo de Lexie iban a festejar en Hogsmeade. Los chicos los verían ahí.

Una vez que James y Lexie terminaban de arreglarse se encaminaron al pueblo.

Tenían que ir a las Tres Escobas.

–¿Lista para irnos?

–Lista, quiero tomar una cerveza de mantequilla.

Los Gryffindor fueron hasta los carruajes para poder llegar al pequeño pueblo.

Una vez allí ambos caminaron hasta su destino.

–Lexie, ese no es el camino.

–Solo sigue caminando.

James miró extrañado a la ojiverde pero la siguió. Lexie iba callada pero decidida en llegar a un cierto lado.

Doblaron por uno de los callejones.

–Es aquí.

–Lexie, no hay anda aquí.

La Banshee dio unos paso más al igual que el animago y se encontraron con el cuerpo de una mujer sin vida.

–Merlín. –Lexie se llevó ambas manos a su rostro. Estaba aterrada.

–Por Godric. –James estaba igual.

En un momento a otro, Lexie sintió que se trataba de una trampa. Se concentró en todos los los ruidos posibles para saber por dónde atacarán.

–James, saca tu varita. –ordenó Lexie.

–¿Qué sucede? –James sacó su varita.

–No bajes la guardia.

James miraba por todos lados, tenía una buena posición de combate, no tenía miedo.

Unas sombras negras revoloteaban alrededor de ambos chicos.

–¡James!

–¡Lexie!

No podían ver nada hasta que cuatro cuerpos los rodearon.

Lexie no iba a usar sus dones.

Destellos se veían en ese callejón. Los Gryffindor contra los cuatro mortifagos.

Crucio. –gritó uno.

Un quejido se escucho. Era James. Lexie vió al azabache en el suelo retorciéndose del dolor.

–¡James!

Habían dado en su punto débil.

Esto no se iba a quedar así. Lexie gritó empujando sus ondas contra dos de ellos provocando que se golpeaban contra las paredes. Los había matado. Sólo quedaban dos. Pero estos huyeron o eso creía Lexie.

Rápidamente la ojiverde se acercó al azabache y tomó su rostro.

–Hey, Hey. James, por favor despierta.

El azabache abrió sus ojos lentamente.

–Es-estoy bien. Solo fueron unas picaduras. –trato de reír. Lexie tomó su varita y recitó unos hechizos de curación. Al instante el azabache puedo ponerse de pie.

–Debemos salir de aquí. –pasó el brazo de James sobre sus hombros para ayudarlo a caminar.

Pero fue demasiado tarde más sombras negras aparecieron.

–James, corre.

–No, Lexie. No me iré a tu lado.

–James, por favor. –las manos de Lexie se iluminaban.

James tomó nuevamente su varita y se posicionó para batallar.

–Si que eres terco.

Se generó una batalla, eran seis contra dos hasta el momento James lograba contraatacar al igual que Lexie. Pero no contaron que un séptimo individuo se encontraba entre ellos. Lexie no lo habia sentido. Primero desmayo a James y luego Lexie.

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Los chicos estaban preocupados por James y Lexie.

–¿Dónde estarán? –pregunto Peter.

–No lo sé, Pet. No lo sé. –Sirius movía su pierna con nerviosismo.

–Debemos regresar. –propusó Stefan.

Todos asintieron y regresaron al Hogwarts.

Remus logró visualizar a Minnie.

–Ahí esta Minnie, debemos preguntarle.

Todos se acercaron hasta la animaga.

–Minnie, ¿ha visto a Lexie y James? –Leah fue quien habló.

–La última vez que los he visto estaban subiéndose a unos de los carruajes para dirigirse a Hogsmeade.

Se miraron entre sí, el nerviosismo u el miedo los invadieron.

–¿Sucedió algo? –preguntó McGonagall al analizar el rostro de los menores.

–No llegaron a las Tres Escobas. –contestó Stefan.

–Era nuestro punto de encuentro. –dijo Regulus.

–Estuvimos esperando casi una hora. –explicó Lily.

Minerva miró con horror. –Debemos dar aviso al director y llamar a los aurores.

Y eso fue lo que hizo.

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Lexie abría los ojos, su cabeza dolía. Hasta que logró cobrar sus sentidos.

–¡James!

–¡Estoy aquí, Lexie! –gritó del otro lado.

Lexie logró ver al ojimiel y suspiró aliviada.

–¿Dónde estamos?

–No lo sé. Y no intentes romper las cuerdas, se ajustarán más.

–Gracias por la advertencia.

James parecía tranquilo o eso quería transmitir para no alarmar a Lexie.

Unos pasos se escucharon, ambos Gryffindor miraron en la dirección donde provenían. Se veía una sola persona pero luego se transformó en tres.

–La gran Lexie Baker esta en mi gran mansión. –una voz macabra habló.

–Si tienes huevos sal para que te veamos. –dijo agresiva.

Y eso hizo, salió a la luz.

–Voldemort. –dijo entre dientes Lexie.

El nombrado se acercó a Lexie y acarició su mejilla.

–¡No la toques! –gritó James. –¡No vuelvas a ponerle un dedo encima!

Riddle se acercó al azabache. –Pero miren, su defensor.

James le escupió. –No vuelvas a tocarla o te mataré.

Voldemort rió sadicamente. –Tú, ¿matarme? Suerte con eso.

–Créeme que si puedo.

–Me encanta este muchacho. Lo necesito en mis tropas.

–Antes muerto que unirme a su estúpida secta.

–Si eso quieres. –Voldemort lo apunto con su varita. –Avad...

–¡NO! –gritó Lexie.

Riddle volvió su atención a la ojiverde.

–¿Qué es lo que quieres?

–Tu grito.

–¿Mi grito?

–Sí, sangre sucia. Necesito tu grito para poder persuadir a todos los seres sobrenaturales de mi lado. Eres una Banshee y el gritó los puede atraer.

–Creo que tus informantes te pasaron mal el dato. No soy una Banshee.

–¿Me estas llamando mentiroso? –Lexie reconoció esa voz al instante. Su cuerpo comenzó a temblar. –La familia Black y yo no somos ningunos mentirosos.

–Green. –dijo temblorosa.

–Hola, pequeña zorra. –sonrió sadicamente.

–Green, no te acerques a Lexie. –James luchaba para soltarse pero esas cuerdas intesificaban más provocando un quejido por parte de él.

–James. –Lexie miró temblorosa al azabache.

–Espero que me hayas extrañado. –pasó su mano por la mejilla de Lexie, no podía moverse.

–¡No la toques! –no sabe como lo hizo pero las cuerdas se soltaron y se lanzó al pelirrojo. Lo golpeó una y otra vez en su rostro. Green solo reía ante cada golpe.

Crucio. –la tercera voz habló. Se trataba de una mujer.

James se retorcía del dolor.

Crucio. –repitió una vez más.

El Boggart de Lexie se estaba volviendo realidad. Ver a James siendo torturado.

–¡Basta! –gritó Lexie, las lágrimas rodaban por su rostro. –¡Basta! Ya no le hagan daño. –sollozó.

La mujer se detuvo por órdenes de Voldemort.

–¿Me darás tu grito?

–No entiendo de lo que hablas. –volvió a repetir Lexie.

–Te encargo a ambos. –miró a la mujer. –Consigan que dé ese grito y con el muchacho pueden hacer lo que quieran.

Voldemort abandonó la habitación, dejando a Lexie y James con Green y la mujer.

El pelirrojo se acercó a la rubia.

–¿Qué te parece si terminamos lo que iniciamos? –le susurró en el oído a Lexie. La rubia se tenso.

–Aléjate de ella. –James trataba de levantarse

Crucio. –el azabache volvió a caer.

–Déjalo. Si quieres lastimar a alguien, lastimame a mí. –la rubia estaba decidida a sus palabras.

–No, Lex. Puedo aguantarlo.

–No puedes. En cambio yo si puedo.

–Bien, entonces tú eres la elegida.

La mujer apuntó a Lexie y recitó el maleficio. Lexie apenas lo sentía. Fueron cuatro veces que ese hechizo impactaba en el cuerpo de la ojiverde. James veía como la torturaban, estaba viviendo su Boggart.

–Ya sé quien eres. –masculló. –Eres familiar de Sirius y Reggie.

–No me hables de esos traidores. –la mujer se acercó.

–Bellatrix Lestrange. –sonrió Lexie.

–No vuelvas a nombrarme, estúpida sangre sucia.

–Bellatrix, no te tengo miedo.

–Lexie, deja de provocarla.

–Es que mira, James. Es como Sirius nos ha contado. Esta loca y siempre lo estará. –trató de acercar su rostro a Bellatrix. –Solo quiere sentirse importante. –susurró cerca de la Lestrange.

James ocultó una risa.

–Vamos, sigue con tus torturas o ¿ya te cansaste? –rió Lexie. –¿O no eres lo suficientemente poderosa para hacerlo?

Bellatrix mordió el interior de su mejilla. –Avada...

–¿Qué haces? –interrumpió Green. –Necesitamos su gritó, si la matas, él te matará.

–Ay, ¿la pequeña Bellatrix le tiene miedo a Voldemort?

–Cállate. –la pelinegra la abofeteo.

Lexie rió. A James le sorprendía esa actitud de Lexie, nunca la vio comportarse se esa manera.

–Yo la haré gritar pero será de placer. –Green se acercó a la rubia.

James se acercó a Lexie para protegerla.

–Apártate. –ordenó Green.

–James, puedo manejarlo. –le guiñó. En ese momento el azabache sabía que tenía un plan. Es por eso que se hizo a un costado. –Debes desatarme o no podremos disfrutar. –sonrió maliciosa.

Green la desató. Bellatrix rodó sus ojos pero aún así no bajo su guardia.

Lexie se acercó coqueta al pelirrojo. James observaba todo.

–¿Quieres hacerlo aquí o prefieres un lugar apartado? –le susurró en el oído con tono seductor.

–Prefiero que sea en privado. –susurró.

–No tienes idea de cuanto nos divertiremos. –acarició el torso del pelirrojo. –Será una maravilla. –Lexie mordió su labio inferior.

El pelirrojo estaba tan obsesionado de la forma de hablar de Lexie que bajo su guardia.

Lexie lo notó. Se giró y le guiñó a James. Bellatrix estaba confundida, no entendía lo que estaba sucediendo.

Lexie golpeó las partes bajas del pelirrojo y James se acercó rápidamente para quitarle la varita a Bellatrix.

Las manos de Lexie se iluminaron primero atacó a la pelinegra dejándola inconsciente. Pero en ese pequeño monto de descuido Green tenía a James como rehén.

–Suéltalo. –ordenó Lexie.

–Lo veras morir, pequeña zorra.

Lexie miró a James y él asintió. El azabache le dió un cabezaso y un codazo a sus costillas provocando que lo soltara. La varita de Green cayó al suelo.

–No vuelvas a amenzarme. –Lexie lo levantó con sus manos de lejos. –Y espero que nunca vuelvas a tocar a ninguna chica en tu miserable y estúpida vida. –lo lanzó a uno de los pilares, se escuchó un crujido proveniente del cuerpo del pelirrojo al impactar contra el pilar. Cayó en seco al suelo con los ojos abiertos. Lexie había matado a Aiden Green.

En ese momento, Lexie se dió cuenta lo que había hecho. Algo en ella lo sentía satisfactorio. Se sentía libre, había matado a su atacador. Podía cerrar ese tormento. Tomó venganza por ella y por las chicas o futuras chicas que fueron o iban a ser aprovechadas por ese malnacido.

–James, lo mate. –Lexie miró al azabache con lágrimas. –Lo mate.

–Tranquila, Lexie. No volverá a hacerte daño, ni a ti ni a otras chicas. –se acercó. –No te sientas culpable.

–Me siento libre. –sonrió. –Ahora escapemos.

–Lestrange o Green deben tener nuestras varitas. –señaló a ambos cuerpos en el suelo. –Tú busca en la ropa de Lestrange y yo buscaré en la de Green. –propusó James, Lexie asintió.

Ambos buscaron sus varitas. Lexie tuvo suerte, había encontrado ambas.

–Ten, James. –le lanzó su varita.

Ambos corrieron para salir de esa mansión. Llegaron a un gran salón y lograron visualizar la puerta de salida. Su único obstáculo eran los mortifagos que deambulaban.

–Guarda mi varita. –ordenó Lexie extendiendole su varita.

–¿Cómo te defenderas?

–Freya.

James asintió y guardó la varita de Lexie.

–A la cuenta de tres.

–Uno...

–Dos...

–Tres. –susurraron al unísono.

Los Gryffindor salieron y se defendieron. Tanto Lexie como James mataron a algunos de los mortífagos.

Llegaron a la puerta. Y Voldemort volvió a aparecer veía como contraatacaban los adolescentes, una sonrisa sádica se le formó en el rostro.

James abrió la puerta y ambos salieron. Corrieron lo más rápido posible.

–¡Alto! –ordenó Riddle. Todos bajaron sus varitas.

–Pero Señor, escaparon.

Voldemort lo apunto y una luz verde salió impactando en el cuerpo del hombre.

–¿Alguien más tiene algo para decir? –Todos estaban callados. –Necesito a esos dos como aliados en especial a la chica. –murmuró. Hará lo que sea necesario para tener a Lexie de su lado, no le importará meterse con sus seres queridos para hacerla cambiar de opinión.

[...]

James y Lexie se detuvieron. No tenían idea de donde se encontraban.

–Espero que las clases de Aparición den sus frutos. –murmuró Lexie tratando de recuperar su aliento.

–¿Lista, bear?

–Lista, deer.

Se tomaron de las manos y desaparecieron.

[...]

Los chicos buscaban a Lexie y James por todo el pueblo, no había rastros de ellos.

Un auror corrió hasta su jefe y le murmuró unas palabras.

Rápidamente se dirigieron al lugar de los hechos.

Los chicos se miraron y decidieron seguirlos.

Se encontraron con tres cuerpos.  Una mujer y dos hombres.

–Por favor que no sea Lexie. –murmuró Stefan.

Sirius y Leah rogaban que no se traten de James y Lexie.

Stefan logró visualizar el collar de Lexie.

–E-ese es el collar de Lexie. –tartamudeo Stefan.

Los chicos miraron a donde señalaba el castaño y todos tragaron saliva.

–No son ellos. –habló uno de los aurores.

Suspiraron aliviados. Pero ¿por qué estaba el collar de Lexie allí?

En un abrir y cerrar de ojos, Lexie y James aparecieron frente a sus amigos.

–¡Lexie! –Stefan se acercó a la rubia para corroborar que no esté herida. La ropa estaba toda manchada con polvo. Y tenía sangre pero no era de ella sino de alguno de los mortífagos. –Cariño, ¿Dónde estabas? –acarició la mejilla de la rubia. –¿Estás bien?

–Lo estoy pero James no lo está. Tiene lastimadas sus muñecas y estoy segura que alguna otra parte de su cuerpo.

–Estoy bien, Lexie. –sonrió James. –Debieron vernos.

–Éramos un equipo, luchando contra mortífagos. Lado a lado. –le regalo una sonrisa a James.

–Debieron ver a Lexie. Estuvo sensacional.

–Al igual que tú. –ambos rieron.

–¿De qué se ríen? –habló Leah. –Estuvimos preocupados por ustedes.

–Tranquila, Leah. Estamos bien. –Lexie se acercó. –Estoy aquí completa y libre. –Leah la abrazó.

Sirius se acercó callado al azabache y lo atrajo para darle un abrazo.

–Ya, Sirius. Estoy aquí. No me iré a ningun lado.

Los aurores escoltaron a todos en especial a Lexie y James. Ambos declararon ante el Ministro de Magia. No hubo ninguna infracción para Lexie por usar magia fuera del colegio, ya que aún no tenía la edad adecuada, en cambio James ya la tenía.

Los chicos escucharon atentos cada palabra del azabache y la rubia. Le contaron todo hasta lo de Green.

James y Lexie eran un equipo y siempre lo serán. Donde vaya Lexie, James irá. Son Bear & Deer y eso nadie lo cambiará.


















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Hola, hola!!!

Lexie y James >>>>>

Espero que les haya gustado y no olviden si quieren hacer edits sobre esta historia, háganlo me encantaría verlos, me haría mucha ilusión, pueden etiquetarme, la historia tiene su propio hashtag #enchantedwattpad.

Opiniones y teorías...

With love, Sofy. ❤️

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