LXII. PUDDLEMERE UNITED

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Desde que visitó a esos pequeños pelirrojos, se convirtió en uno de sus lugares favoritos. Le encantaba pasar tiempo con esos diablillos. Parecían tranquilos pero a medida que Lex los fue conociendo eran unos niños inquietos.

Lex conoció a los hermanos mayores de Molly, Fabián y Gideon Prewett. Gemelos divertidos y de una energía tan especial, que con tan solo un comentario divertido te levantaba el ánimo.

Un gran día para Lexie. Iba a presentarse a una prueba para los Puddlemere United. Extrañaba el campo de Quidditch. Extrañaba competir en un partido.

Ella sabía que debía ser cuidadosa, no quería lastimar a su pequeño. Buscó en tantos libros posibles algún hechizo para poder proteger a su bebé. Y con ayuda de Freya, su vientre estaba protegido.

Lexie bajaba las escaleras. Sus dos trenzas caían sobre su hombro, esa escoba tan apreciada la tenía junto a ella.

-¿Lista para irnos? -preguntó James con una sonrisa al verla bajar tan entusiasmada.

Lexie asintió. Tomó ese bolso, jamás se separaron de él, contenía algo especial para esa rubia.

Ambos salieron al patio y se subieron a sus escobas.

Volaban a la par.

-No puedo creer que hayas pedido el día para acompañarme.

-Es un día importante para ti. No quería dejarte sola.

-Entonces no te molestará una carrera. -elevó una ceja desafiante.

-Me encanta competir. -sonrió ladino. -Pero...

-Debemos apostar. -completó. -No seriamos nosotros si no hay una apuesta de por medio.

-El perdedor invita la cena.

-Es un trato.

Ambos iniciaron una carrera. Iba muy peleada, estaban a la par. James no paraba de ver de reojo a esa rubia, se estaba divirtiendo.

Esa carrera se convirtió en un empate.

—Creo que es un empate. —habló James tratando de recuperar su aliento.

—Un empate. En algún momento debemos desempatar.

—Coincido.

—¿Ambos invitamos la cena?

—Ambos invitamos la cena.

—¿Restaurante o una cena en casa? Leah no estará. Creo que dejará la casa. —comenzó a caminar para ingresar al lugar.

—¿Por qué lo dices?

—Es un presentimiento. Pero no quiere decírmelo, teme que me enfade con ella.

—Habla con ella.

—Lo haré.

Ambos ingresaron. La estaban esperando.

—Lexie Baker. —Jocelind la recibió.

—Es Lexie Miller. —corrigió la rubia.

—¿Te casaste? —habló algo sorprendida.

—No lo hice, el apellido Miller es por alguien a quien ame mucho y no hemos podido llegar a ser un matrimonio.

—Lo siento tanto. —se compadeció.

Lexie solo sonrió. —Por cierto él es James Potter.

—Hola. —James estrechó su mano.

—Es un gusto, James. —sonrió Jocelind.

—Espero que no haya sido un problema que lo haya traído.

—Por supuesto que no. Además hay alguien más que vino a verte.

—¿En serio?

—Sí, acomapañenme.

Ellos siguieron a la mujer y al entrar a una especie de vestuario se encontró con esa bruja que tanto cariño le tiene.

—Minnie. —susurró Lex.

—Lexie, James. —sonrió al ver a los amigos.

—Minnie. —ambos se acercaron para abrazarla.

—La extrañamos. —confesó Lexie.

—Al igual que yo. Ya no tengo a quien castigar.

James rió. —Debe prepararse porque dentro de unos años recibirá al pequeño Lux.

—Oh por Godric, Lexie. Felicidades. —sonrió Minnie. —Me imagino que James es el padre.

Ambos chicos abrieron grande sus ojos y negaron rápidamente.

—¿Por qué todos se imaginan que James y yo somos pareja? —preguntó retórica.

—Siempre creí que ustedes dos terminarían juntos. —confesó Minnie.

—Solo somos mejores amigos, Minnie, y quedará así para siempre. —contestó Lex. —¿Verdad, James?

—Sí. —contestó cabizbajo. Minerva lo notó pero no hizo ningún comentario al respecto.

—Luego de la prueba quiero hablar sobre un asunto con usted. —dijo Lex.

—Por supuesto, Lex. Estaré aquí.

Lexie sonrió. Jocelind ingresó nuevamente para poder llevarse a Lex al campo.

—Es hora. —dijo emocionada. —Deseenme suerte.

James se acercó a la rubia, tomó sus manos y juntaron sus frentes.

—Eres la mejor buscadora de este mundo. —susurró. —Lo harás increíble, siempre te luces en el campo y hoy no será la excepción. —Lexie sonrió. —Ten cuidado y recuerda siempre te estaré esperando al final del pasillo.

Minerva veía con tanta ternura, extrañaba verlos juntos en los pasillos del colegio.

—Debo irme. Los veo en las gradas. —se despidió Lexie y salió al campo.

—Usted nunca cambia, señor Potter.

James miró confundido. —¿A qué se refiere?

—Siempre te guardas tus sentimientos o problemas para que los demás no carguen con ello.

James entendió. —Tuve la oportunidad de decirle a Lex pero fue demasiado tarde, ya estaba con Stefan. Esos días fueron incómodos entre los dos. Pero pude confesarme.

—Sus anteojos necesitaban más aumento. —soltó burlona Minnie.

—¡Minnie! —dijo ofendido.

—Ustedes siempre han sido mis favoritos y cada vez que los veía juntos, podía apreciar esos ojos de enamorada de Lex al verlo a usted. Las ganas de lanzarle un crucio para que se diera cuenta de los sentimientos de esa muchacha.

—Es tarde, Minnie. Prefiero quedar como amigos antes de perderla.

—Puedes enamorarla, James. Ya lo hiciste una vez sin darte cuenta y puedes hacerlo una última vez.

James asintió. Podía hacerlo. Sabía que podía.

La prueba dió inicio. La Snitch en el aire y una rubia tratando a alcanzarla.

Los entrenadores estaban tan asombrados por la rapidez de esa chica que en menos de dos minutos esa chica ya tenía esa pelotita dorada en sus manos.

—¿Cómo lo hice? —habló agitada.

Las sonrisas dibujadas en los entrenadores hizo sonreír a Lexie. Sabía que significaba algo bueno.

—Lexie Baker. —habló el entrenador principal.

—Miller. Es Miller. —corrigió una vez más Lex.

—Señorita Miller, bienvenida a los Puddlemere United.

—¡Oh por Merlín! —saltó de alegría.

—Hemos notado demasiado potencial apesar de su estado.

—¿Mi estado?

—Está embarazada. Pudimos notarlo.

—¿Es algo malo?

—Por supuesto que no. Pero...

Ese "Pero" no iba a nada bueno.

—Quedará como suplente hasta que de a Luz.

—Buscaremos un reemplazo para usted, tenemos varios. —explicó otro.

—En el momento que regrese será la titular del puesto de Buscador.

—Muchas gracias. Gracias por darme esta oportunidad.

—No debemos desaprovechar tanto talento. —sonrió Jocelind.

—Ahora vaya a celebrar con su familia.

Lexie se acercó y estrechó su mano con cada entrenador.

—Cuando regrese seré la más rápida. No se arrepentirán de haberme elegido.

—De eso no tenemos duda. —sonrieron.

Lexie se despidió y fue a unirse a James y Minnie.

—¡Entre! —saltó a los brazos de James.

—Lo sabía. —sonrió James.

—Estaré como suplente hasta que de a luz al pequeño Lux.

—Felicitaciones, Lexie. —sonrió Minnie.

—Muchas gracias, Minnie. —Lex la abrazó. —Gracias por haber venido a verme.

—No podía perderme esta oportunidad de mi favorita.

—¿Escuchaste eso James? —James la miró confundido. —Escuchaste tu ego caer luego de que Minnie haya dicho que soy su favorita.

—A mí minutos atrás me confesó que yo también soy su favorito.

Una pequeña pelea divertida se generó entre ellos.

—Ambos son mis favoritos. —rió Minnie. —Pero Lexie tiene el puesto número uno.

Lex le sacó la lengua a James. —En tu perfecto y lindo rostro, miope.

—¿Fue halago u ofensa? —elevó una ceja.

—Ambas. —rió Lex.

—Debo regresar al castillo, las clases ya han comenzado. —comentó Minnie.

—Aún no le digo lo que quiero pedirle.

—Te escucho, Lex.

—Quiero pedirle que sea la madrina de mi bebé.

Minnie estaba asombrada por esas palabras y sonrió dulcemente.

—Claro, si usted acepta.

—Por supuesto que acepto. —dijo alegre.

—Gracias, Minnie. —Lexie la abrazó una vez más. —Mi pequeño tendrá una de las mejores madrinas que alguien pudo tener.

—Es hora de irme. —se despidió. —Recuerde de lo que hablamos, señor Potter.

James asintió.

Minnie salió del lugar.

—¿De qué hablaron? —preguntó curiosa.

—Sobre unas cosas sin importancia. —mintió.

Lex entrecerró sus ojos. —En cualquier momento haré que hables. —rió.

—Vamos. —rió James. —Alimentemos al pequeño monstruito.

—No lo llames así. —Lex se cruzó de brazos.

—¿Cómo quieres que lo llame?

—No lo sé. Solo busca otro apodo.

—Ahora que lo recuerdo no has ido a ningún chequeo.

—Lo sé. Es muy irresponsable de mi parte. Pero Leah me pidió que vaya durante esta semana.

—Te acompañaré.

—Por supuesto que sí. Ahora vamos que este calzado y mi brazier me incomoda.

James se sonrojó al escucharla.

—No te pongas nervioso, somos síntomas comunes. Los senos se me ponen sensibles y duelen.

James se cubrió sus oídos. Lexie rió.

—Ya no sigas, ya no sigas.

—Es natural, James.

—Lo sé.

—Senos. —dijo lentamente. Quería molestarlo.

James logró ponerse nervioso. —Vamos. —tomó la mano de Lexie para salir con sus escobas. No quería seguir oyendo a Lexie hablar sobre senos.

[...]

Al llegar Lexie se lanzó al sofá.

—Estoy tan cansada que no quiero agacharme para quitarme los tenis.

James sin emitir una respuesta se agachó y desató los cordones, Lexie no podía evitar mirar lo que hacía. El azabache levantó su mirada mientras continuaba con lo que se propuso a hacer desde que Lex se quejó. Ambos conectaron sus miradas, en James se podía notar el brillo y sus pupilas dilatadas y en Lexie apenas se notaba.

James continuó hasta poder sacar por completo el par de tenis y comenzó a realizarse masajes en los pies de la rubia.

El corazón de Lexie latió rápidamente. Se sentía relajada pero con esa débil sensación que se perdió hace años.

Estuvieron así por varios minutos. James no apartaba su vista de la rubia ni sus manos. Quería hacerla sentir tan relajada y lo lograba.

Poco a poco ese azabache enamorará una última vez a esa rubia.













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Hola, hola!!!

Yo también quiero un masaje de James 🤭🤭

Espero que les haya gustado y no olviden si quieren hacer edits sobre esta historia, háganlo me encantaría verlos, me haría mucha ilusión, pueden etiquetarme @prongs.girl_ o usar el propio hashtag de la historia #enchantedwattpad.

Opiniones y teorías...

With love, Sofy 💕 🦋

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