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Diciembre, 1977
Las vacaciones de Navidad habían iniciado, todos regresaron a sus casas. Y como estaba planteado, Lexie y Leah trabajaban todos los días en una pequeña cafetería, lugar de uno de los amigos de Violet.
Fue difícil para la castaña tratar de utilizar todos esos elementos muggles pero con ayuda de Lexie logró entenderlo y manipularlos a la perfección.
Tenían medio turno. Solo trabajaban por las tardes y raras veces hasta la noche.
Ambas muchachas se encontraban en el comedor disfrutando su almuerzo antes de ingresar a su trabajo.
-Hoy nos toca el turno de la tarde y de la noche. -Lexie habló con la boca llena.
-Lex. -Leah la reprimió.
La rubia terminó de tragar lo que saboreaba. -Lo siento. -soltó una risita. -Ya deberías acostumbrarte a eso.
-Ya lo hice pero me encanta regañarte.
Lexie abrió la boca para hablar pero solo sonrió.
-No debemos llegar tarde. -habló Leah antes de meter un poco de puré a su boca.
-Lo sé, luego de ese incidente con el molesto de Sirius.
El pelinegro visitó a sus amigas trabajadoras. Toda la tarde se la pasó molestando a las Gryffindor. Hubo un momento que Lexie sacó a escondidas su varita e hizo que la bebida explotara en la cara del pelinegro. Sirius le lanzó una mirada fulminante al ver como sus amigas fingían preocupación y lo ayudaban a limpiarse con una sonrisa burlona.
El timbre resonó. Leah se limpió su boca con una servilleta y fue a abrir.
Leah recibió la sorpresa de Marlene. Tenía una bolsas. Quería hacer galletas de Navidad con su novia.
-Hola, cariño. -saludo Marlene dejando un casto beso sobre los labios de Leah.
-Qué gran sorpresa. -sonrió Leah. -¿Qué haces aquí? Me dijiste que vendrías el sábado.
-Bueno... -levantó las bolsas. -Quería preparar galletas contigo.
-Cariño, debo trabajar toda la tarde y por la noche.
La sonrisa de Marlene se desvanecía y bajo los brazos lentamente. -Oh, no tenía idea.
Lexie se levantó y se acercó a las chicas. -Leah, quédate, yo mentiré en el trabajo. -sonrió leve. -Les diré que te enfermaste. Yo te cubriré.
-¿En serio?
-Sí, disfruta de tu tarde con Lene. -le sonrió a Marlene. -Solo déjenme probar esas galletas que prepararán.
-Es un trato. -dijo Marlene. -Te haré las galletas que quieras.
-Bien, iré a preparame. -dijo Lexie. -Ya recogí los platos, los deje en el lavabo.
-Los lavare luego. -contestó Leah.
Lexie guiñó y se dirigió a su habitación para poder vestir su uniforme de trabajo.
[...]
La tarde en la cafetería pasaba lentamente. No hubo muchos clientes. Lexie hizo amigos con facilidad.
-¿Crees que no harán cerrar temprano y cancelen el turno de noche? -preguntó Nancy.
-Eso espero. -contestó Lexie apoyada sobre el mostrador.
-Mira, Lex, esta nevando. -señaló Nancy con su dedo al gran ventanal que daba a la calle.
Lexie levantó su mirada para poder observar los hermosos copos de nieve caer tan delicadamente del cielo.
La campanilla que se encontraba en la puerta alertó a ambas camareras. Un nuevo cliente ingresó a la cafetería, no se podía divisar su rostro.
Nancy y Lexie se acomodaron el nudo de su mandil antes de acercarse.
-¿Piedra, papel o tijera? -propuso con una mueca Nancy.
Lexie rió por lo bajo. -Iré yo. No te preocupes.
Lexie rodeó la barra y se acercó con su libreta y pluma hasta el nuevo cliente.
-Buenas tardes, ¿Qué le gustaría ordenar? -sonrió Lex.
El cliente se quitó su sombrero y miró a la ojiverde. -Me gustaría ordenar a mi mejor amiga.
-¡James!
-El uniforme se te ve increíble. -habló coqueto.
Lexie lo empujó leve en su hombro y rió. -¿Qué haces aquí? Espero que no vengas a molestar como lo hizo Sirius hace unos días.
-Tranquila. -rió. -Estoy aquí porque esta nevando y siempre cuando nieva, tú y yo, armamos nuestros muñecos de nieve.
-James, tengo que quedarme hasta las 21. Creo que hoy no podremos hacer nuestros muñecos. -habló cabizbaja.
-Puedo esperar.
-¿Estás seguro?
-Sí, Lex. -sonrió leve. -"Siempre te esperaré" -pensó. -Solo tráeme un chocolate caliente y una de esas cosas dulces redondas.
Lexie sonrió. -Te refiere a las rosquillas.
-Sí, esas.
-En un momento te las traigo.
James asintió y Lex regresó al mostrador para preparar el pedido de su amigo.
-¿Quién es ese chico tan lindo? -habló Nancy mientras enrollada uno de sus mechones en uno de sus dedos. -Supongo que lo conoces ya que parecían hablar muy cómodamente. -prosiguió sin quitar su vista del azabache.
-Bueno, él es James. -contestó Lexie mientras preparaba la bebida del ojiavellana. -Es mi mejor amigo.
-¿Tiene novia?
-No que yo sepa. -elevó sus hombros.
Nancy sonrió leve de lado.
Lexie tenía la bandeja lista para llevarla a James.
-¿Puedo llevársela yo?
Lexie sonrió, entendía las intenciones de esa azabache. -Claro.
Nancy tomó la bandeja y se acercó coquetamente tratando de no tirar el chocolate y la rosquilla.
-Aquí tienes tu chocolate caliente y tu deliciosa rosquilla. -habló coqueta.
Lexie limpiaba el mostrador.
-Oh, gracias. -agradeció amable con una sonrisa. -¿Qué sucedió con Lexie? Creí que ella me traería mi pedido. -la busco con la mirada.
-Bueno, ella tenía que ocuparse de otras cosas. -sonrió de lado analizándolo de arriba a abajo. -¿Ustedes son amigos?
James se sentía incómodo ante la mirada de la azabache.
-Mejores amigos. -corrigió. -La conozco desde los siete.
-Wow, desde muy pequeños. -fingió sorpresa. -Soy Nancy.
James soltó una risa incomoda. -James. -el azabache buscaba la ayuda de Lexie.
-Mi turno termina a las 21 por si te interesa hacer algo luego. -mordió su labio inferior.
-Tengo planes. -contestó James amable. -Con ella. -señaló a Lex que aun seguía arreglando el mostrador.
Nancy miró a Lexie. -Oh, ya veo. Si necesitas algo ya sabes donde estaré. -guiñó y regresó a su lugar de trabajo.
James sacudió su cabeza con una ceja enarcada y comenzó a disfrutar el chocolate caliente que le preparó Lex.
Nancy se apoyó en la pared con los brazos cruzados. -Te es fiel. -miró a Lex.
-¿De qué hablas? -ladeó su cabeza.
-James. Ese chico te es fiel.
-Trabajar y estudiar al mismo tiempo te afecto la cabeza. -Lexie soltó una risita.
-Ese chico quiere estar contigo.
-Eso no es cierto. Además tengo novio y ya lo conoces siempre me pasa a buscar luego de mis turnos. James es solo un amigo.
-Lo que tú digas. -levantó sus manos. -Cuando sea el momento te diré "te lo dije".
Lexie le lanzó un paño. -Ponte a trabajar. -rió.
Las horas pasaron rápidamente. James aún seguía esperando a Lexie. Intento leer una de esas revistas muggle o entretenerse con alguna otra cosa.
No hubo muchos clientes, el azabache aprovechó para acercarse a Lexie.
-Lex, estoy aburrido. -se quejó.
-En treinta minutos termina mi turno. -contestó Lex mirando el reloj de pared.
Se escuchó una canción lenta que provenía de la rocola.
James estiró su mano en dirección a Lex quien le daba la espalda.
-¿Bailamos, señorita? -preguntó James con una sonrisa.
Lexie se dió la vuelta. -James, estoy trabajando. -susurró.
El azabache miró a todos lados. -Solo estamos los dos. ¿Qué dices? -se acercó más.
Lexie sonrió y aceptó la mano de James.
Bailaban lentamente. Lex escondía su rostro en el cuello de James. Sólo eran ellos, una cafetería y una rocola.
Los treinta minutos se pasaron con ellos dos bailando lentamente al compás de todas las canciones que se reproducía. Cada tanto intercambiaban miradas.
Cuando termino esa última canción, se separaron unos centímetros. Sus rostros estaban cerca. Las mariposas en el estómago de James revoloteaban rápidamente al igual que su corazón, en cambio Lexie esas mariposas que dejaron de estar presente por James volvían a resurgir pero muy débilmente. Cuando se dió cuenta se alejó, no podía regresar a sentir algo por James.
Lexie se sacudió su mandil. -Debo terminar de arreglar algunas cosas. -se acomodó un mechón. -No me tardó.
Lexie le dió la espalda a James y negó leve. Por otro lado el azabache no poseía ninguna expresión en su rostro solo observaba como esa rubia se alejaba de él.
Las luces se apagaron y se aseguró el local.
Ambos Gryffindor caminaban por la senda. Lexie tenía un tapado baige, una bufanda blanca, de Stefan, alrededor de su cuello y un gorrito gris con un pompón. James vestía su tapado negro que le cubría su cuello y un sombrero.
Se dirigían al parque más cercano para poder realizar sus muñecos de nieve. La noche perfecta.
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25 de Diciembre, 1977
La cena de Navidad fue sencilla. Todos se reunieron en casa de Lexie, la familia de Stefan también asistió.
En un momento Lexie y Leah desaparecieron. Se encaminaba al cementerio.
Lentamente se acercaron a esa lápida. Tenían unos Lirios en sus manos.
Se agacharon frente al nombre de "Violet Baker".
-Hola, mamá. -susurró Lex con una leve sonrisa.
-Hola, ma. -murmuró Leah.
-Feliz Navidad. -hablaron al unísono.
-Nuestra primera Navidad sin ti. -Lexie sorbo su nariz.
-Nos escapamos de nuestros invitados. -Leah soltó una leve sonrisa.
-Queríamos visitarte y hablar contigo.
-Marlene y yo estamos planeando vivir juntas luego de terminar nuestros estudios. -comenzó Leah. -Ella quiere dedicarse a ser aurora y yo quiero ser Medimaga. -el labio le temblaba. -Aunque no tengo mucha paciencia pero es lo que me gusta. -rió levemente. -Te extraño, mamá. -limpió la lágrima que se asomó. -Si tan solo hubiéramos tenido más tiempo. -mordió el interior de su mejilla. -Te amo. -dejó los Lirios y se puso de pie. Retrocedió un poco para darle algo de privacidad a Lexie.
-Hola, Mami. -trataba de sonreír. -Te extraño cada día. La casa ya no es lo mismo sin ti. Sin tus chistes, tus comidas, tus consejos, abrazos, besos antes de irnos a dormir y al levantarnos. Extraño muchas cosas que si las enumero no terminaría nunca. -soltó una apagada risa. -Tengo la posibilidad de entrar a una de las Ligas de Quidditch al salir de Hogwarts. Aun no he hablado con papá sobre ello pero te aseguro que es lo que más anhelo. Mi relación con Stefan es perfecta, tuvimos una charla, sobre lo que nos espera el futuro. -se limpió las lágrimas. -James aún sigue a mi lado al igual que el resto de los chicos. Ellos también te extrañan, en especial papá.
》Tu amigo Rick nos dió trabajo a Leah y a mí. Por ahora trabajamos en las vacaciones pero te aseguramos que no nos quedaremos allí por mucho tiempo, ya que debemos cumplir nuestros sueños. Te amo, Mami. Prometo regresar a visitarte pero vendré con Stefan o James, te alegrará escucharlos. -sonrió dejando los Lirios.
Lex se puso de pie y retrocedió junto a Leah. Ambas se compartieron una sonrisa melancólica. Se acercaron, besaron su mano y la apoyaron sobre la fría lápida.
-Hasta pronto, ma. -dijeron antes de partir a su hogar nuevamente.
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Hola, hola!!!
Solo quiero aclarar que no habrá infidelidad. 💕🦋
Espero que les haya gustado y no olviden si quieren hacer edits sobre esta historia, háganlo me encantaría verlos, me haría mucha ilusión, pueden etiquetarme, la historia tiene su propio hashtag #enchantedwattpad.
Opiniones y teorías...
With love, Sofy. ❤️
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