CAPÍTULO 50: CHILDREN OF THEIR MOTHER (PART I)

—— CHILDREN OF THEIR MOTHER ——

—¿Son necesarios estos trajes?— Preguntó Klaus mostrando que no estaba nada cómodo llevando aquella ropa.

—La imagen infunde respeto, Niklaus.— Le informó su hermano, mostrando el motivo por el que él llevaba uno. —Madre estará más dispuesta a revelar sus intenciones.— Añadió creyendo que si les veía elegantes podrían sonsacar mayor información a su madre.

—Dudo que baje la guardia porque vaya vestido de abogado.— Comentó Klaus haciendo reír a Astrid por la insinuación.

—Necesitamos toda ventaja posible.— Añadió la híbrida dando a entender que si de esa forma conseguían más información eso que sacarían de ventaja.

—Vosotros siempre habéis sido diplomáticos, pero sí intenta algo dejaré su nuevo cuerpo hecho pedazos.— Les garantizó Klaus, haciendo que Elijah y Astrid se mirasen sabiendo que iban a tener que hacer que él se comportará, cosa que creían bastante improbable.

—No habéis cambiado ni un ápice.— Comentó un hombre de tez morena, llamando la atención de los tres Originales. —Los trajes caros no disimulan vuestro poco amor propio.— Prosiguió mirando a los dos hermanos, para luego centrar su mirada en el propio Klaus. —Y tú, apesar de tu arrogancia sigues siendo el mismo niño paranoico, lleno de odio y miedo.— Terminó de decir, haciendo que Astrid se diera cuenta de quien era, algo evidente y patético al mismo tiempo.

—Y tú el hecho de poseer a un brujo, no te hace ver mejor persona, de hecho te hace ver muy patético.— Intervino Astrid, haciendo que Finn sonriera al ver que ella había sido la primera en reconocerlo, tal y como Esther y él habían supuesto. —¿Verdad, Finn?— Inquirió mientras se cruzaba de brazos y le miraba con seriedad.

—Sabía que serias la primera en darte cuenta, Astrid. Siempre fuiste la más inteligente de todos.— La alago, mostrando que estaban preparados para cualquier contratiempo, a excepción del detalle que ni Esther ni Finn sabían que ella hacía magia, detalle que habían optado por mantener en secreto. —Y una vez hechas las presentaciones a cenar.— Sentenció Finn mientras los cuatro se sentaban alrededor de la mesa, quedando Klaus en el centro de la mesa, Astrid a su lado derecho, Elijah en el izquierdo y al lado del noble el mayor de los Mikaelson. —Un burdeos muy aromático.— Puntualizó el mayor mientras olía el vino que le habían servido en su copa.

—Fue un reto encontrar un buen maridaje, ¿que vino le va bien a la traición?— Quiso saber Klaus mostrando su poca simpatía por la presencia del mayor de los hermanos.

—No te enfades, hermano. Hoy es una ocasión especial.— Le tranquilizó mientras les dedicaba una sonrisa.

—¿Qué celebramos exactamente?— Quiso saber Elijah mientras se mantenía en alerta por si había cualquier contratiempo.

—Mi regreso, por supuesto.— Respondió Finn con obviedad. —Os recuerdo que pase novecientos años en un ataúd con una daga clavada.— Les recordó, mostrando que seguía estando molesto y que les guardaba rencor. —Estoy disfrutando de este nuevo cuerpo, de pasear por esta hermosa ciudad, que ahora es vuestro hogar...— Empezó a decir mientras dejaba la copa de vino sobre la mesa. —Pero decirme, ¿que me he perdido? Contarme, ¿que habéis aportado a la sociedad?— Preguntó con burla. —¿Medicina, filosofía, arte o simplemente habéis tenido un camino de destrucción en este tiempo?— Preguntó mientras los tres vampiros intercambiaban una mirada, haciendo que Elijah viera el gran deseo que Astrid y Klaus tenían por matarlo.

—La última vez te ofreciste a Esther como si fueras un cerdo para el matadero, no seamos tan hipócritas.— Intervino Astrid mostrando que no era el más indicado para recriminar cosas, menos aún para decir que estaba disfrutando de una vida que ellos le habían privado de tener, cuando era evidente que en el primer momento que fue libre se ofreció como sacrificio.

—¿Esperamos a alguien más?— Preguntó Elijah viendo que ponían dos platos más, uno en la otra cabecera de la mesa y el otro al lado de Astrid.

—Madre presidirá la mesa.— Les indicó Finn, haciéndoles ver que Esther haría acto de presencia. —Y el asiento que está frente a mi y al lado de Astrid, es para otro del clan. ¿Alguna suposición?— Preguntó esperando alguna respuesta por alguno de los tres. —¿Alguna sospecha paranoica?— Preguntó mirándo a Klaus, sabiendo perfectamente que los tres sabían a quien estaba haciendo referencia.

—Dudo que Kol escuchara nada que no fuera su ego.— Comentó Elijah creyendo que era imposible que su hermano pequeño hubiera sido capaz de aceptar aquella propuesta.

—Aún así, nuestra madre ha sido tan convincente que incluso él, el más salvaje de los Mikaelson, ha visto que estaba equivocado y a aceptado su nueva forma con vigor. El cambio, hermanos, es inevitable.— Garantizó Finn mientras los tres vampiros, volvían a mirarse sabiendo que Esther se estaba trayendo algo entre manos, sobretodo con el tema de poseer cuerpos.

—Nos plantaras cara como a un mortal.— Le recordó Klaus esperando que su hermano mayor fuera consciente de que estaba cometiendo un error, aunque ya le había cometido al resucitar de entre los muertos. —Lo único inevitable es tu muerte.— Añadió justamente cuando le lanzaba un cuchillo que se clavo en la silla que, en teoría, ocuparía Esther.

—Supongo que el honor de trinchar le corresponde al mayor.— Se burló mientras quitaba el cuchillo de la silla y les volvía a mirar. —Tenemos mucho de que hablar.— Garantizó divertido por la situación que se estaba fraguando.

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—Estoy disfrutando la velada.— Aseguró Finn mirando a los cuatro.

—¿Puedes ir al grano sino te importa?— Le pidió Klaus mostrando que quería que aquello terminará de forma inmediata.

—En novecientos años aprendes a esperar, ¿verdad, Astrid?— Alegó el mayor, mirando a la rubia, la cual le dedico una mirada en donde podía verse que no le tenía, precisamente, mucha simpatía. —Aunque me pregunto por qué me mantuvisteis tanto tiempo en el ataúd.— Quiso saber mirando a Klaus, ya que era él quien decidida quien iba y quien no al ataúd.

—Acabaste así por ser un necio adulador servil.— Respondió con obviedad. —¿Madre te ha devuelto a la vida para que seas su lacayo?— Preguntó con burla, ya que aquello demostraba que su hermano era incapaz de tomar decisiones por su propia cuenta.

—¡Lo hizo por qué se me trato de forma injusta!— Exclamó Finn mostrando lo muy enfadado que estaba con el hecho de haber pasado nueve siglos encerrado. —Se me privó de todo, excepto de una mínima porción de vida.— Añadió con frustración. —Elijah, Astrid, entiendo tal crueldad por su parte. Pero siempre pensé que vosotros erais los compasivos.— Alegó mirando a ambos, haciendo que los dos aludidos intercambiarán una mirada. —¿Qué hice para merecerme que me dierais la espalda? ¿Teníais miedo de Niklaus? ¿Aún lo teneis?— Preguntó creyendo que todo se basaba en el miedo, pero las cosas eran mucho más complejas. —¿O quizá me metiste en el ataúd solo por celos? Si ansiabas asumir el papel de hermano mayor has tenido casi un milenio para arreglar los roces de esta familia, y en cambio has dejado nueve siglos de fracaso.— Terminó de decir, mirando esta vez a Elijah, creyendo que él junto a Klaus eran los únicos responsables de su desgracia.

—Podrás residir como un parásito, debo añadir, en otro cuerpo. Pero te aseguro que tras novecientos años tus tediosos sentimientos no han cambiado.— Comentó Elijah, haciendo sonreír a los dos híbridos por su comentario. —Tu, Finn, al igual que padre has despreciado nuestra forma sobrenatural, claro que padre mató y machaco toda su vida, mientras que tú eres pretencioso y soso como esta comida.— Le informó mostrando que aquello era una pérdida de tiempo, opinión que compartía con Klaus y con Astrid. —No lo volveré a preguntar, ¿dónde está madre?— Exigió saber queriendo que aquello terminará lo antes posible.

—Oh, mi querido hijo, yo también te he extrañado.— Intervino en ese momento Esther. Al verla aparecer, Finn rápidamente se puso de pies, mostrando la obsesión que tenía por complacer a su madre, mientras los tres Originales se quedaban en sus respectos asientos sorprendidos de que fuera verdad.

—Di lo que tengas que decir y pongamos fin a esta noche.— Sentenció Klaus con frialdad.

—Me parte el alma que tu, Elijah y Astrid me miréis con tango desdén.— Comentó la mujer, mientras se sentaba en la otra cabecera de la mesa. —Ojalá entendierais que todo lo que hice fue para protegeros.— Añadió decepcionada de que todavía no hubieran sido conscientes de que todo lo había hecho desde el corazón.

—¿De verdad crees eso?— Preguntó Klaus sorprendido. —Sabía que mentias, pero ahora veo que estás delirando.— Añadio sorprendido de que Esther siguiera con el viejo truco de que todo lo hacía por ellos.

—Olvida el odio al que te estás aferrándo, y recuerda las veces que te aliviado y curado.— Le respondió mirando fijamente al hiendo. —Elijah, ¿recuerdas el día que Niklaus reto a vuestro padre a un duelo? ¿Deje que tu hermano muriera solo? ¿Qué te dije cuando viniste a pedirme ayuda?— Le preguntó al noble, esperando una respuesta por su parte, mientras todos recordaban aquel suceso con demasiada claridad.

—Que preferías morir antes que ver a tus hijos sufrir.— Respondió Elijah con algo de frialdad, ya que aquello no había sido así. Todos habían sufrido a su manera y la única responsable de ello había sido Esther.

—El colgante...— Murmuró Klaus al darse cuenta de un detalle del que nunca había llegado a ser consciente hasta aquel momento. —No le hechizaste para protegerme, me debilitaba.— Alegó sorprendido de que su madre, a su manera, hubiera hecho un hechizo para anular, de alguna forma, sus instintos como hombre lobo cuando era humano.

—Intentaba protegerte, de ti mismo. Si hubieras matado a tu padre en el duelo o a otra persona a lo largo de tu vida se hubiera activado la maldición.— Le recordó la mujer, mostrando que lo había hecho para evitar que su secreto llegara a salir a la luz, pero para su desgracia sí llego a verla. —Para mis desgracia nunca llegué a ser tan poderosa como Carina, la cual no necesito hechizar ningún objeto para reprimir una naturaleza de hombre lobo.— Añadió para después centrar su mirada en Astrid, la cual se la devolvió cargada de odio y de desprecio.

—Deja a mi madre fuera de la conversación.— La advirtió, mostrando que ella no sería tan paciente como lo estaban siendo Elijah y Klaus, y si ella decidía atacarla ni Finn ni Esther tendrían el suficiente poder como para detenerla, pero Astrid debía de esperar a que Lenore hiciera el hechizo, después ya podrían ver que hacían.

—Me hundiste la vida, me dejaste sufrir en manos de un padre que solo valoraba la fuerza.— La acusó Klaus comenzando a enfadarse.

—Evite que fueras una bestia todo el tiempo que pude.— Se defendió Esther con tranquilidad.

—¡Me mentiste, madre!— Gritó Klaus levantándose de la silla de forma violenta. —¡Solo para ocultar tus pecados, por qué tenías miedo!— Añadió mostrando que todo lo había hecho por ella, que muy en el fondo ella era egoísta. —¡Toda mi vida búsque la aprobación que me negó el hombre al que creía mi padre, me convertiste en el débil que él odiaba!— Prosiguió haciendo que Esther le apartará la mirada mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. —¡Mirame!— La ordenó, haciendo que esta obedeciera a su orden. —Pones el grito en el cielo por qué me he convertido en un monstruo, pero tu madre, eres culpable de todo lo que soy.— Aseguró, justamente cuando Esther caía inconsciente en la silla, alertando a los cuatro, haciendo que Elijah se acercara a ella.

—Se ha ido.— Murmuró Elijah confundido, justamente cuando Finn atacaba a Elijah, dejándole inconsciente.

—¿Dónde está?— Preguntó Klaus, justamente antes de que Finn chasqueara los dedos, dejando al híbrido, también, inconsciente.

—No quiero hacerte daño, Astrid, pero lo haré.— La amenazó Finn al ver que está estaba en su sitio, aunque se había levantado y le miraba con una expresión de pocos amigos.

—¿Enserio quieres luchar contra mi, Finn?— Preguntó incrédula de que se siguiera creyendo superior a todos, únicamente porque era el preferido de Esther.

—Yo que tu me preocuparía más por tu hermana.— La advirtió, haciendo que la expresión de Astrid cambiará al escuchar lo que había dicho.

—Eliana esta muerta.— Dijo entre dientes mientras apoyaba las manos en la mesa, cerrando los puños, mientras sus ojos se inyectaban en sangre y se volvían de color dorado, en señal de amenaza, la cual intimido a Finn, ya que  Klaus era predecible cuando se enfadaba o cuando iba a clavarle la daga a alguno de sus hermanos o incluso cuando mataba a alguien, pero ¿Astrid? Ella era completamente impredecible, una bomba de relojería que era capaz de controlar sus más profundos instintos asesinos que por ser mujer lobo tenía.

—No esa hermana, tu otra hermana.— Respondió Finn haciéndola ver que sabían de la existencia de Taylor y eso, únicamente, la preocupaba.

—Como la pase algo os matare, y me encargaré de que no volváis a la vida.— Le amenazó mientras sus ojos volvían a su color normal, para luego desparecer a velocidad vampirica, guiándose por el olor de su hermana pequeña, y sabiendo que las cosas estaban apunto de complicarse. Eso era más que evidente.

★★★

No es una verdadera reunión Mikaelson sino hay una amenaza de muerte, ¿verdad?

No os voy a negar que este capítulo contiene una de las escenas que más me gustan de la serie. Y es la escena. Ese momento en el que Klaus le reprocha las verdades a Esther y esta es consciente de sus errores... Maravilloso. Y muy buen trabajo por parte de los actores.

Aunque he de decir, que Finn en esta temporada se merecía más que morir. Chico no tenía el más mínimo sentimiento de afecto por ninguno de sus hermanos, era peor que Mikael y eso ya es decir mucho.

Con respecto al capítulo, bueno me hace gracia que a Klaus no le guste usar traje cuando su primera aparecion en The Vampire Diares como tal fue con uno pero bueno.

Por otra parte la entrada de Finn... no fue tan glamurosa como la de sus hermanos. Aunque se percibe la envidia que les tiene a ellos y a Elijah.

Como secreto os diré que en mi idea original pensé hacer que Finn estuviera enamorado de Astrid, pero como ella correspondió a Klaus su odio creciera. Lo descarte porque era un drama que no quería reflejar, no quería crear una historia de amor de dos hermanos por una chica, creo que el mundo de Crónicas Vampiricas tiene demasiado con ello.

Con respecto la escena del final, os diré dos cosas. La primera es que me imagino a Astrid siendo la típica que vería la cena desde un segundo plano sin comer, pero sí bebiendo vino. De alguna forma habrá que soportar a la familia de locos.

Y con respecto al final..., bueno todos sabemos como es Astrid con sus hermanos. Así que lo de la amenaza... aunque no os niego que todos la temen más que a Klaus, porque ya no solo ella es peligrosa sino que en su poder tiene los medios para hacer que Klaus sea peor todavía. A fin se cuentas le tiene en la palma de su mano.

Maratón 4/7

¿Qué os ha parecido el capítulo?

Os leo ♥️

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